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martes, 29 de julio de 2008

Las Emociones, el Subconsciente y la Dualidad Artificial

Las emociones, mientras están fuertemente conectadas al ego, pertenecen también a lo que hemos querido llamar el subconsciente, pero como están tan entrelazadas con la vida interior, son comunes al ego y al subconsciente.
Las emociones son más que prehistóricas. Ellas son, en algunos aspectos, desarrollos evolutivos, siendo las porciones finales de los sentidos internos transformadas en cierto grado para permitir la manipulación del patrón de camuflaje. Antes de que el ego evolucionara, las emociones servían bien como estímulos necesarios para la acción en el entorno del camuflaje. Estamos tratando de resaltar la idea de que cuando los sentidos internos entran más y más en el campo del ser total en nuestra realidad, toman sus características, mientras retienen dentro de sí sus propias características.
Si las seguimos hacia atrás, las emociones nos conducirán hacia los sentidos internos como tales, mientras al mismo tiempo son la misma cosa.
La que llamamos memoria racial existe como una experiencia de memoria emocional interior. La línea que divide interior y exterior no existe en realidad más allá de la línea que existe entre lo consciente y lo inconsciente. Lo que llamamos el subconsciente, es solamente un lugar de encuentro, mal definido, de las experiencias internas y externas, términos que estamos obligados a utilizar solamente por las concepciones equivocadas sobre dualidad.
Los campos se entremezclan. La información recibida por los sentidos internos es tan intensa y vivida como cualquier otra experiencia psicológica. Como lo hemos expresado, tampoco podemos examinar una experiencia psicológica en el laboratorio. Sin embargo, el peor de los tontos no negaría una experiencia psicológica por esta razón.
El término Experiencia Extra Sensorial es en sí mismo el resultado de esta dualidad artificial, afirmando que todo lo que no sea percibido por los sentidos externos es extra y es añadido. Pero esto va a cambiar en un futuro no lejano. En primer lugar, el más pragmático de los científicos se ve ahora forzado a admitir que los objetos sólidos no son sólidos. La más interesante información marginal de este hecho es que nuestros fieles, probados y reales sentidos externos, son en realidad adorables mentirosos, ya que los ojos ven una silla como sólida, cuando no es sólida en absoluto.
Los sentidos externos son por lo tanto falsificadores de la más deliciosa clase. Que podremos hacer cuando descubramos que todo lo que nuestros sentidos nos dicen es falso, básicamente? Dejaremos entonces de operar en el mundo físico, de los objetos físicos? Seguramente que no.
Por otro lado, nuestros sentidos internos son mucho más confiables. Nuestra información interna es mucho más confiable. Nuestra experiencia psicológica es válida, sin importar que las sillas sean sólidas o no. La información interna, y el ser interior que negamos, son mucho más permanentes.
La dualidad es tan artificial, que es asombroso como nuestros científicos no se han tropezado con la hipótesis falsa que la sustenta. Lo que nos agrada llamar el subconsciente, representa solamente la parte de los sentidos internos, o del ser interior, que ni nosotros ni la sociedad podemos ignorar por más tiempo. Y ésta es apenas la parte superficial. Aquí encontramos el depósito de los recuerdos personales y también los recuerdos de experiencias psicológicas que el ego mismo prefiere olvidar. Si es necesario hablar de estratos o niveles, por nuestra inclinación a las divisiones, digamos que debajo de todo esto tenemos los recuerdos raciales de la especie y toda la información evolutiva contenida interiormente.
El subconsciente es otro enlace o conexión entre los dos campos de los que hemos hablado y cuando entra en nuestra realidad adquiere las características de ella. Es por eso por lo que encontramos los recuerdos personales en la parte más externa, aunque el subconsciente también llega hasta la entidad misma.
De hecho, este ser dual no existe en ninguna otra parte. Más adelante tendremos oportunidad de analizar las razones para esta dualidad. Lo que hemos expresado hasta ahora ha sido importante para demostrar como las realidades, o campos internos y externos, se conectan. Son campos dentro de campos. La vitalidad del universo cambia en las diferentes realidades, mientras al mismo tiempo las forma realmente. De esta manera, el que hemos llamado ser total y la entidad están conectados por muchos patrones diversos, estando los sentidos internos conformados por los mismos elementos de los cuales se compone la entidad misma. Las realidades se juntan de una manera muy real. Básicamente, son parte la una de la otra y, de acuerdo con ciertas leyes, las realidades parecen estar en puntos diferentes, de tal manera que la apariencia en nuestra realidad parece ser a veces una de opuestos.
La personalidad presente no puede viajar hasta la entidad total como consecuencia de estas leyes tan reales, es decir, mientras está bajo la influencia del campo de nuestra realidad, la personalidad no puede viajar hasta la entidad. La personalidad puede y debe estar consciente del ser total del cual hace parte, y esa parte del ser total que el ego ignora, es la parte que puede entrar en el campo de influencia de la entidad, aunque no puede viajar hasta la entidad misma.
Es solamente el sentimiento de dualidad el que hace que la muerte parezca como algo tan terrorífico. Cuando la personalidad se dé cuenta de que la vida en nuestra realidad no está limitada por la información física, y que en la vida física su parte más verdadera es independiente de la materia física, no le temerá a la muerte como un final personal.
La muerte es la liberación de la personalidad de la realidad física, o del campo físico. Para el ego, ésta es una perspectiva futura atemorizante. Para el ego, aun el sueño parece una bofetada. El reconocimiento de la totalidad del ser en la vida física, haría mucho por impedir este temor a la muerte, ya que existen experiencias psicológicas más bien placenteras, que son afines a la experiencia de la muerte y que deben preparar a la personalidad para esta eventualidad.

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