Al cerebro se le puede llamar simplemente la contraparte física de la mente. Por medio del cerebro las funciones del alma y del intelecto están conectadas con el cuerpo. A través de las características del cerebro, los eventos que son de origen no físico se convierten en físicamente válidos. Definitivamente hay en funcionamiento efectos de filtro y de enfoque. Hablando en términos prácticos, tú realmente formas la apariencia que toma la realidad por medio de tus creencias conscientes. Esas creencias son utilizadas como agentes de investigación y de dirección, separando ciertos eventos probables no físicos de otros y trayéndolos hacia la realidad tridimensional.
Otros eventos probables bien podrían convertirse también en eventos físicamente experimentados. Aquellas creencias sobre ti mismo forman tu propia auto imagen y definen tus conceptos sobre lo que es posible o no posible para ti. Escogerás de esos eventos probables no físicos solamente aquellos con los que sientes que estás de acuerdo.
Por tu estructura psicológica y psíquica, hay dentro de la rica composición de tu ser una variedad literalmente infinita de lo que puedes llamar seres probables. En una u otra realidad estos serán experimentados. En tu actual existencia, sin embargo, utilizarás solamente aquellas características psicológicas que crees poseer. De esta manera, como puedes ver, la personalidad no puede definirse como siendo tal o cual cosa.
La constitución física del cuerpo sigue tus creencias, y así toda tu información sensorial reflejará fielmente las creencias que dirigen su actividad. En ciertos términos, la hipnosis es simplemente un ejercicio en la alteración de las creencias y muy claramente muestra que la experiencia sensorial sigue las expectativas.
El “tú” que actualmente concibes ser tú mismo, representa el surgimiento dentro de la experiencia física de no más que un estado probable de tu ser, quien entonces dirige la vida y los “marcos” corporales y define toda la información sensorial. Cuando las ideas acerca de ti mismo cambian, así lo hace tu experiencia.
Incluso la íntima experiencia del cuerpo se altera. Puedes decir que tú eres tú, ¿pero cual tú eres tú? En los términos más personales, cada individuo crea su propio mundo. El equipo biológico tuyo como criatura dirige tu experiencia colectiva lo suficiente para lograr un compromiso, pero solo en ciertas líneas generales.
La totalidad de la experiencia privada que percibes forma tu mundo. ¿Pero cuál mundo habitas? Ya que si alteras tus creencias y por lo tanto tus sensaciones personales de la realidad, entonces ese mundo, aparentemente el único, también cambiaría. Vas a través de transformaciones de creencias todo el tiempo y tu percepción del mundo es diferente. Ya no pareces ser la persona que eras. Estás en lo correcto – no eres la persona que eras y tu mundo ha cambiado, y no apenas simbólicamente.
Con frecuencia caes en lapsos en los que realmente refrenas tu conciencia, por así decirlo, y experimentas la vida en una forma menor. En tal estado, no pareces experimentarte a ti mismo directamente y de hecho en medio de lo que concibes como estado de vigilia actúas en la más mecánica de las formas, siguiendo el hábito y estando menos consciente de los estímulos sensuales.
En tales ocasiones tus creencias pierden su filo, las direcciones que le das a tu cuerpo no son claras y el mundo parece borroso. Con frecuencia éste es un tiempo de profunda actividad inconsciente, cuando nuevas características probables latentes están esperando el momento oportuno, por así decirlo, están esperando aparecer.
En tus términos, los eventos probables son traídos a la realidad utilizando la estructura nerviosa del cuerpo, por medio ciertas intensidades de voluntad o de creencia consciente.
Las creencias obviamente tienen otra realidad además de aquella con la que estás familiarizado. Ellas atraen y traen a la existencia ciertos eventos en lugar de otros. Por consiguiente, ellas determinan la entrada de los eventos experimentados provenientes de una infinita variedad de eventos probables. Pareces estar al centro de tu mundo, porque para ti el mundo comienza con aquel punto de intersección en donde el alma y la conciencia física se encuentran.
En términos superficiales, la sensación del “Yo” que posees es el resultado del surgimiento constante de identidades probables, dando continuidad en el tiempo a través del aparato físico del cuerpo con sus intervalos de reacción nerviosa incorporados. Tú solamente recuerdas la parte de tu identidad que es realizada físicamente – aquellas partes que son atraídas hacia patrones corporales.
Este es el resultado del enfoque e incluso del limitado comportamiento del cerebro físico, ya que el comportamiento efectivo de supervivencia en tu realidad depende de las reacciones del tiempo. La actividad de los patrones nerviosos por consiguiente causa la ilusión de un presente en el cual tu conciencia se presenta enfocada y alerta.
En ciertos términos, los eventos “futuros” existen ahora, pero son demasiado rápidos. Saltan sobre las terminales nerviosas demasiado rápido y físicamente no puedes percibirlos o experimentarlos todavía.
Otros eventos probables bien podrían convertirse también en eventos físicamente experimentados. Aquellas creencias sobre ti mismo forman tu propia auto imagen y definen tus conceptos sobre lo que es posible o no posible para ti. Escogerás de esos eventos probables no físicos solamente aquellos con los que sientes que estás de acuerdo.
Por tu estructura psicológica y psíquica, hay dentro de la rica composición de tu ser una variedad literalmente infinita de lo que puedes llamar seres probables. En una u otra realidad estos serán experimentados. En tu actual existencia, sin embargo, utilizarás solamente aquellas características psicológicas que crees poseer. De esta manera, como puedes ver, la personalidad no puede definirse como siendo tal o cual cosa.
La constitución física del cuerpo sigue tus creencias, y así toda tu información sensorial reflejará fielmente las creencias que dirigen su actividad. En ciertos términos, la hipnosis es simplemente un ejercicio en la alteración de las creencias y muy claramente muestra que la experiencia sensorial sigue las expectativas.
El “tú” que actualmente concibes ser tú mismo, representa el surgimiento dentro de la experiencia física de no más que un estado probable de tu ser, quien entonces dirige la vida y los “marcos” corporales y define toda la información sensorial. Cuando las ideas acerca de ti mismo cambian, así lo hace tu experiencia.
Incluso la íntima experiencia del cuerpo se altera. Puedes decir que tú eres tú, ¿pero cual tú eres tú? En los términos más personales, cada individuo crea su propio mundo. El equipo biológico tuyo como criatura dirige tu experiencia colectiva lo suficiente para lograr un compromiso, pero solo en ciertas líneas generales.
La totalidad de la experiencia privada que percibes forma tu mundo. ¿Pero cuál mundo habitas? Ya que si alteras tus creencias y por lo tanto tus sensaciones personales de la realidad, entonces ese mundo, aparentemente el único, también cambiaría. Vas a través de transformaciones de creencias todo el tiempo y tu percepción del mundo es diferente. Ya no pareces ser la persona que eras. Estás en lo correcto – no eres la persona que eras y tu mundo ha cambiado, y no apenas simbólicamente.
Con frecuencia caes en lapsos en los que realmente refrenas tu conciencia, por así decirlo, y experimentas la vida en una forma menor. En tal estado, no pareces experimentarte a ti mismo directamente y de hecho en medio de lo que concibes como estado de vigilia actúas en la más mecánica de las formas, siguiendo el hábito y estando menos consciente de los estímulos sensuales.
En tales ocasiones tus creencias pierden su filo, las direcciones que le das a tu cuerpo no son claras y el mundo parece borroso. Con frecuencia éste es un tiempo de profunda actividad inconsciente, cuando nuevas características probables latentes están esperando el momento oportuno, por así decirlo, están esperando aparecer.
En tus términos, los eventos probables son traídos a la realidad utilizando la estructura nerviosa del cuerpo, por medio ciertas intensidades de voluntad o de creencia consciente.
Las creencias obviamente tienen otra realidad además de aquella con la que estás familiarizado. Ellas atraen y traen a la existencia ciertos eventos en lugar de otros. Por consiguiente, ellas determinan la entrada de los eventos experimentados provenientes de una infinita variedad de eventos probables. Pareces estar al centro de tu mundo, porque para ti el mundo comienza con aquel punto de intersección en donde el alma y la conciencia física se encuentran.
En términos superficiales, la sensación del “Yo” que posees es el resultado del surgimiento constante de identidades probables, dando continuidad en el tiempo a través del aparato físico del cuerpo con sus intervalos de reacción nerviosa incorporados. Tú solamente recuerdas la parte de tu identidad que es realizada físicamente – aquellas partes que son atraídas hacia patrones corporales.
Este es el resultado del enfoque e incluso del limitado comportamiento del cerebro físico, ya que el comportamiento efectivo de supervivencia en tu realidad depende de las reacciones del tiempo. La actividad de los patrones nerviosos por consiguiente causa la ilusión de un presente en el cual tu conciencia se presenta enfocada y alerta.
En ciertos términos, los eventos “futuros” existen ahora, pero son demasiado rápidos. Saltan sobre las terminales nerviosas demasiado rápido y físicamente no puedes percibirlos o experimentarlos todavía.
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