Para tú mismo librarte de restricciones molestas, reprogramas tu pasado desde el presente. Cualesquiera que sean tus circunstancias, utilizas el pasado como una rica fuente, buscando a través de ella tus éxitos, reestructurándolo. Cuando lo examinas buscando lo que está mal, te vuelves ciego a lo que estaba bien, en esos términos, así que el pasado solo refleja los defectos que ahora enfrentas.
Los otros eventos, literalmente, se vuelven invisibles para ti. Puesto que, básicamente, el pasado y el futuro existen a la vez, estás al mismo tiempo construyendo peligrosamente tu futuro en las mismas líneas.
Los individuos pueden ir de psicólogo en psicólogo, de autoterapia a autoterapia, siempre con la misma pregunta: “¿Qué está mal?” La pregunta misma se convierte en un formato a través del cual se ve la experiencia, y en si misma representa una de las principales razones para todas las limitaciones, físicas, psíquicas, o espirituales.
En uno u otro punto, el individuo deja de concentrarse en lo que está bien en ciertas áreas personales y empieza a enfocarse en “carencias” especificas, y a magnificarlas. Con todas las buenas intenciones, se buscan varias soluciones, pero todas basadas en la premisa de que algo está mal.
Si tal práctica se continúa, la concentración en negativas puede gradualmente escurrirse hacia otras áreas de experiencia previamente intachables.
No estás a merced de creencias pasadas, por consiguiente. Por otra parte, entre más pronto empieces a actuar sobre las nuevas creencias, mejor. De otra manera, no estás confiando en ellas en el presente. Si eres pobre y quieres tener más dinero, y tratas de mantener una creencia en la abundancia – mientras todavía enfrentas el hecho de la pobreza presente – debes en tu realidad hacer ciertos movimientos simbólicos que muestren que estás deseoso de aceptar un cambio.
Tan absurdo como pueda sonar, deberías regalar algún dinero, o en cualquier forma que te parezca bien, actuar como si tuvieras más dinero del que físicamente tienes. Debes responder a tus nuevas creencias, de tal manera que neurológicamente el nuevo mensaje logre su objetivo.
Habitualmente procedes de ciertas maneras como resultado de tus creencias. Ahora bien, si voluntariamente cambias algunos de esos hábitos, también estás consiguiendo que los mensajes logren su objetivo. La iniciativa debe venir de ti, y en el presente. En una muy real manera de hablar, esto significa cambiar tu punto de vista, aquella particular perspectiva con la cual visualizas tu pasado y tu presente e imaginas el futuro.
Debes buscar dentro de ti mismo las evidencias de lo que quieres en términos de experiencia positiva. Examina tu pasado con eso en mente. Imagina tu futuro desde el punto de poder del presente. De tal manera, al menos no estás utilizando el pasado para reforzar tus limitaciones, o para proyectarlas hacia el futuro. Es apenas natural confrontar lo que quieres con lo que tienes, y es muy fácil llegar a estar desanimado al hacerlo, pero buscar errores en el pasado no te ayudará. Un período de tiempo de cinco minutos correctamente utilizado puede ser de gran beneficio, sin embargo. En este período, concéntrate sobre el hecho de que el punto de poder es ahora. Siente y vive la certeza de que tus habilidades emocionales, espirituales y psíquicas están enfocadas a través de la carne, y por solo cinco minutos dirige toda tu atención hacia lo que quieres. Utiliza la visualización o el pensamiento verbal – cualquiera que llegue lo más naturalmente a ti; pero por ese periodo no te concentres en ninguna carencia, solamente en tu deseo.
Utiliza toda tu energía y atención. Enseguida olvídate de ello. No compruebes para ver que tan bien está funcionando. Simplemente asegúrate de que en ese periodo tus intenciones son claras. Entonces, de una u otra manera, de acuerdo con tu propia situación individual, haz un gesto o acto que esté de acuerdo con tu creencia o deseo. Compórtate físicamente, al menos una vez al día, de una manera que muestre que tienes fe en lo que estás haciendo. El acto puede ser uno muy simple. Si estás solo y te sientes indeseado, puede solamente involucrar una sonrisa para alguien más. Si eres pobre, puede involucrar algo tan sencillo como comprar un articulo que quieras, que cueste unos centavos más que aquel que usualmente compras – actuando con fe, aun débil, de que los centavos de alguna manera te serán dados, o entrarán en tu experiencia; pero actuando como si tuvieras más de lo que tienes.
En términos de salud, ello involucra comportarte una vez al día como si no estuvieras enfermo, en cualquier manera dada. Sin embargo, la creencia en el presente, reforzada por cinco minutos, más tal acción física, algunas veces traerá, literalmente, resultados impresionantes.
Tales efectos, sin embargo, ocurrirán solamente si dejas de buscar en el pasado “lo que está mal”, y dejas de reforzar tu experiencia negativa. Estos mismos principios pueden ser utilizados en cualquier área de tu vida, y en cada una estás escogiendo de una variedad de eventos probables.
Aquellas personas que creen en la reencarnación, en términos más o menos convencionales, pueden cometer el error de utilizar, o culpar, las vidas “pasadas”, organizándolas por medio de sus creencias corrientes. Es lo suficientemente malo creer que estás a merced de un pasado, pero considerarte indefenso ante innumerables errores previos de otras vidas te coloca en una situación imposible; la voluntad consciente es despojada de su poder para actuar. Tales vidas existen simultáneamente. Ellas son otras expresiones tuyas interactuando, pero con cada ser consciente poseyendo el punto de poder en su propio presente.
Es por esta razón que la “información de vidas pasadas” es utilizada tan a menudo para reforzar situaciones sociales personales corrientes – porque, al igual que el pasado en esta vida, tales recuerdos son construidos a través de las creencias presentes.
Si tal información te es dada por otro, por un psíquico, por ejemplo, ese individuo es muy apto para escoger aquellas “vidas” que tienen sentido para ti, e inconscientemente por supuesto estructurarlas precisamente de acuerdo con tus creencias. Esto puede no parecer obvio. Si un individuo cree que es básicamente indigno recordará, o le serán dadas, aquellas vidas que justifican la idea. Si piensa que debe pagar ahora por sus pecados, esa creencia atraerá la memoria de aquellas vidas que la reforzará; esta será una recordación altamente organizada, dejando por fuera todo lo que no aplica.
Si un individuo cree que se está sacando ventaja de él, y está atrapado en una existencia mundana, y no es apreciado, entonces puede recibir de él mismo, o de otros, información indicando que en otras vidas lo honraron grandemente – reforzando así su creencia de que ahora lo dan por descontado, o peor.
Estas afirmaciones mías son generales, ya que cada individuo tendrá su propia manera de reforzar sus creencias. Si piensas que estás enfermo, es muy probable que la información de vidas pasadas indicará que cometiste crímenes por los cuales ahora estás pagando. En cualquiera que sea la estructura que escojas, siempre encontrarás el refuerzo apropiado para tu creencia.
La verdad, hasta donde se puede exponer, es esta: Tú FORMAS TU REALIDAD AHORA, por la intersección del alma y la carne; y en tus términos, el presente es tu punto de poder.
Los otros eventos, literalmente, se vuelven invisibles para ti. Puesto que, básicamente, el pasado y el futuro existen a la vez, estás al mismo tiempo construyendo peligrosamente tu futuro en las mismas líneas.
Los individuos pueden ir de psicólogo en psicólogo, de autoterapia a autoterapia, siempre con la misma pregunta: “¿Qué está mal?” La pregunta misma se convierte en un formato a través del cual se ve la experiencia, y en si misma representa una de las principales razones para todas las limitaciones, físicas, psíquicas, o espirituales.
En uno u otro punto, el individuo deja de concentrarse en lo que está bien en ciertas áreas personales y empieza a enfocarse en “carencias” especificas, y a magnificarlas. Con todas las buenas intenciones, se buscan varias soluciones, pero todas basadas en la premisa de que algo está mal.
Si tal práctica se continúa, la concentración en negativas puede gradualmente escurrirse hacia otras áreas de experiencia previamente intachables.
No estás a merced de creencias pasadas, por consiguiente. Por otra parte, entre más pronto empieces a actuar sobre las nuevas creencias, mejor. De otra manera, no estás confiando en ellas en el presente. Si eres pobre y quieres tener más dinero, y tratas de mantener una creencia en la abundancia – mientras todavía enfrentas el hecho de la pobreza presente – debes en tu realidad hacer ciertos movimientos simbólicos que muestren que estás deseoso de aceptar un cambio.
Tan absurdo como pueda sonar, deberías regalar algún dinero, o en cualquier forma que te parezca bien, actuar como si tuvieras más dinero del que físicamente tienes. Debes responder a tus nuevas creencias, de tal manera que neurológicamente el nuevo mensaje logre su objetivo.
Habitualmente procedes de ciertas maneras como resultado de tus creencias. Ahora bien, si voluntariamente cambias algunos de esos hábitos, también estás consiguiendo que los mensajes logren su objetivo. La iniciativa debe venir de ti, y en el presente. En una muy real manera de hablar, esto significa cambiar tu punto de vista, aquella particular perspectiva con la cual visualizas tu pasado y tu presente e imaginas el futuro.
Debes buscar dentro de ti mismo las evidencias de lo que quieres en términos de experiencia positiva. Examina tu pasado con eso en mente. Imagina tu futuro desde el punto de poder del presente. De tal manera, al menos no estás utilizando el pasado para reforzar tus limitaciones, o para proyectarlas hacia el futuro. Es apenas natural confrontar lo que quieres con lo que tienes, y es muy fácil llegar a estar desanimado al hacerlo, pero buscar errores en el pasado no te ayudará. Un período de tiempo de cinco minutos correctamente utilizado puede ser de gran beneficio, sin embargo. En este período, concéntrate sobre el hecho de que el punto de poder es ahora. Siente y vive la certeza de que tus habilidades emocionales, espirituales y psíquicas están enfocadas a través de la carne, y por solo cinco minutos dirige toda tu atención hacia lo que quieres. Utiliza la visualización o el pensamiento verbal – cualquiera que llegue lo más naturalmente a ti; pero por ese periodo no te concentres en ninguna carencia, solamente en tu deseo.
Utiliza toda tu energía y atención. Enseguida olvídate de ello. No compruebes para ver que tan bien está funcionando. Simplemente asegúrate de que en ese periodo tus intenciones son claras. Entonces, de una u otra manera, de acuerdo con tu propia situación individual, haz un gesto o acto que esté de acuerdo con tu creencia o deseo. Compórtate físicamente, al menos una vez al día, de una manera que muestre que tienes fe en lo que estás haciendo. El acto puede ser uno muy simple. Si estás solo y te sientes indeseado, puede solamente involucrar una sonrisa para alguien más. Si eres pobre, puede involucrar algo tan sencillo como comprar un articulo que quieras, que cueste unos centavos más que aquel que usualmente compras – actuando con fe, aun débil, de que los centavos de alguna manera te serán dados, o entrarán en tu experiencia; pero actuando como si tuvieras más de lo que tienes.
En términos de salud, ello involucra comportarte una vez al día como si no estuvieras enfermo, en cualquier manera dada. Sin embargo, la creencia en el presente, reforzada por cinco minutos, más tal acción física, algunas veces traerá, literalmente, resultados impresionantes.
Tales efectos, sin embargo, ocurrirán solamente si dejas de buscar en el pasado “lo que está mal”, y dejas de reforzar tu experiencia negativa. Estos mismos principios pueden ser utilizados en cualquier área de tu vida, y en cada una estás escogiendo de una variedad de eventos probables.
Aquellas personas que creen en la reencarnación, en términos más o menos convencionales, pueden cometer el error de utilizar, o culpar, las vidas “pasadas”, organizándolas por medio de sus creencias corrientes. Es lo suficientemente malo creer que estás a merced de un pasado, pero considerarte indefenso ante innumerables errores previos de otras vidas te coloca en una situación imposible; la voluntad consciente es despojada de su poder para actuar. Tales vidas existen simultáneamente. Ellas son otras expresiones tuyas interactuando, pero con cada ser consciente poseyendo el punto de poder en su propio presente.
Es por esta razón que la “información de vidas pasadas” es utilizada tan a menudo para reforzar situaciones sociales personales corrientes – porque, al igual que el pasado en esta vida, tales recuerdos son construidos a través de las creencias presentes.
Si tal información te es dada por otro, por un psíquico, por ejemplo, ese individuo es muy apto para escoger aquellas “vidas” que tienen sentido para ti, e inconscientemente por supuesto estructurarlas precisamente de acuerdo con tus creencias. Esto puede no parecer obvio. Si un individuo cree que es básicamente indigno recordará, o le serán dadas, aquellas vidas que justifican la idea. Si piensa que debe pagar ahora por sus pecados, esa creencia atraerá la memoria de aquellas vidas que la reforzará; esta será una recordación altamente organizada, dejando por fuera todo lo que no aplica.
Si un individuo cree que se está sacando ventaja de él, y está atrapado en una existencia mundana, y no es apreciado, entonces puede recibir de él mismo, o de otros, información indicando que en otras vidas lo honraron grandemente – reforzando así su creencia de que ahora lo dan por descontado, o peor.
Estas afirmaciones mías son generales, ya que cada individuo tendrá su propia manera de reforzar sus creencias. Si piensas que estás enfermo, es muy probable que la información de vidas pasadas indicará que cometiste crímenes por los cuales ahora estás pagando. En cualquiera que sea la estructura que escojas, siempre encontrarás el refuerzo apropiado para tu creencia.
La verdad, hasta donde se puede exponer, es esta: Tú FORMAS TU REALIDAD AHORA, por la intersección del alma y la carne; y en tus términos, el presente es tu punto de poder.
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