He utilizado el caso de Andrea porque muchas creencias típicas occidentales coinciden con su realidad – la idea de que envejecer es desastroso; que las mujeres están relativamente impotentes sin un hombre a su lado; que la vida es, hablando en términos prácticos, sumamente difícil cuando debería ser idealmente simple. Todas estas ideas obtienen su peso de la creencia básica en la impotencia del ser consciente para formar y regular su experiencia.
Afortunadamente, Andrea está funcionando con su propio sistema de creencias. Actualmente, sin embargo, mientras se dice a sí misma que la edad no importa, todavía cree que su atractivo como mujer disminuye con el paso de cada día. Así ella se siente y actúa como si fuera menos atractiva - cuando esa creencia es dominante. Ella es lo suficientemente afortunada para comprobar su experiencia física contra sus creencias, y lo suficientemente astuta para ver áreas en las cuales ella ha hecho grandes avances. Sin embargo, démosle una mirada a algunas de esas creencias y apliquémoslas a otros en líneas generales.
Con frecuencia aquellos que tratan muy fuertemente de ser “buenos” lo hacen porque temen por su valor básico, y aquellos que hablan de tener mentes y cuerpos juveniles lo hacen así porque están aterrorizados por la edad. De la misma manera, muchos que gritan por la independencia están temerosos de estar básicamente indefensos. En muchos casos estas creencias opuestas se mantienen muy conscientemente, pero permanecen aparte las unas de las otras. Por consiguiente, no son reconciliadas.
Puesto que tus sentimientos siguen a tus creencias, varios grupos de ellas parecerán a veces no tener sentido, si no les permites la libre conexión con ideas opuestas que también puedes tener.
Una persona puede parecer muy abierta y responsiva. Alguien podría decir, “Mi problema es que soy demasiado emocional”. Sin embargo, en un auto análisis, casi todos encontrarán áreas en las que las emociones son expresadas solo hasta cierto punto. No se las sigue.
Ningún sentimiento te lleva a un punto muerto. Está en movimiento, y siempre te conduce a otro sentimiento. A medida que fluye, altera la totalidad de tu condición física, y ese intercambio está indicado para ser aceptado conscientemente. Tus emociones siempre te conducirán a la realización de tus creencias, si tú no las impides. Los estados emocionales son siempre impulsos a la acción, indicados para ser expresados físicamente. Cada uno tiene su base en la agresión natural.
Las conexiones entre la creatividad y la agresión nunca han sido comprendidas en tu sociedad. La incomprensión de la verdadera agresión puede conducir al temor a toda emoción, y puede hacer que te aísles de una de las mejores terapias de la naturaleza.
La agresión natural proporciona la carga para toda creatividad. Al leer esto, muchos lectores estarán sorprendidos, ya que creen que el amor es el impulso, y que el amor es el opuesto de la agresión. No hay tal división artificial. La agresión natural es el amoroso impulso creativo hacia adelante, es la manera en la que el amor es activado, el combustible con cuya mediación el amor mismo se propulsa. La agresión, en los términos más básicos, no tiene nada que ver con la violencia física, tal como la concibes, sino con la fuerza por medio de la cual el amor se perpetúa y la creatividad se renueva.
Cuando piensas en otros términos, caes entonces en visiones distorsionadas en las cuales el poder es asignado a elementos negativos – y es visto como amenazante, equivocado, y aun se le dan connotaciones demoníacas. En contraste, el bien es visto como débil, impotente, pasivo, y en gran necesidad de defensa.
Estarás temeroso de cualquier emoción poderosa, por consiguiente; asustado de las dimensiones de tu propia realidad, y en gran medida llevado a escapar de la aceptación del poder y la energía de tu propio ser. Estarás obligado a diluir tu propia experiencia. Tales creencias tienen una fuerte característica de depresión que te puede llevar a suspender sentimientos poderosos, inmediatamente considerándolos negativos.
Automáticamente empezarás a inhibir cualquier estímulo que pueda producir emociones fuertes, y así negarte la necesaria retroalimentación. Estás a merced de tus emociones solamente cuando las temes. Ellas son las que mueven tu ser. Ellas van de la mano con tu intelecto. Pero cuando no estás enterado de los contenidos de tu mente consciente, y no eres justo con tus emociones, entras en dificultades.
Afortunadamente, Andrea está funcionando con su propio sistema de creencias. Actualmente, sin embargo, mientras se dice a sí misma que la edad no importa, todavía cree que su atractivo como mujer disminuye con el paso de cada día. Así ella se siente y actúa como si fuera menos atractiva - cuando esa creencia es dominante. Ella es lo suficientemente afortunada para comprobar su experiencia física contra sus creencias, y lo suficientemente astuta para ver áreas en las cuales ella ha hecho grandes avances. Sin embargo, démosle una mirada a algunas de esas creencias y apliquémoslas a otros en líneas generales.
Con frecuencia aquellos que tratan muy fuertemente de ser “buenos” lo hacen porque temen por su valor básico, y aquellos que hablan de tener mentes y cuerpos juveniles lo hacen así porque están aterrorizados por la edad. De la misma manera, muchos que gritan por la independencia están temerosos de estar básicamente indefensos. En muchos casos estas creencias opuestas se mantienen muy conscientemente, pero permanecen aparte las unas de las otras. Por consiguiente, no son reconciliadas.
Puesto que tus sentimientos siguen a tus creencias, varios grupos de ellas parecerán a veces no tener sentido, si no les permites la libre conexión con ideas opuestas que también puedes tener.
Una persona puede parecer muy abierta y responsiva. Alguien podría decir, “Mi problema es que soy demasiado emocional”. Sin embargo, en un auto análisis, casi todos encontrarán áreas en las que las emociones son expresadas solo hasta cierto punto. No se las sigue.
Ningún sentimiento te lleva a un punto muerto. Está en movimiento, y siempre te conduce a otro sentimiento. A medida que fluye, altera la totalidad de tu condición física, y ese intercambio está indicado para ser aceptado conscientemente. Tus emociones siempre te conducirán a la realización de tus creencias, si tú no las impides. Los estados emocionales son siempre impulsos a la acción, indicados para ser expresados físicamente. Cada uno tiene su base en la agresión natural.
Las conexiones entre la creatividad y la agresión nunca han sido comprendidas en tu sociedad. La incomprensión de la verdadera agresión puede conducir al temor a toda emoción, y puede hacer que te aísles de una de las mejores terapias de la naturaleza.
La agresión natural proporciona la carga para toda creatividad. Al leer esto, muchos lectores estarán sorprendidos, ya que creen que el amor es el impulso, y que el amor es el opuesto de la agresión. No hay tal división artificial. La agresión natural es el amoroso impulso creativo hacia adelante, es la manera en la que el amor es activado, el combustible con cuya mediación el amor mismo se propulsa. La agresión, en los términos más básicos, no tiene nada que ver con la violencia física, tal como la concibes, sino con la fuerza por medio de la cual el amor se perpetúa y la creatividad se renueva.
Cuando piensas en otros términos, caes entonces en visiones distorsionadas en las cuales el poder es asignado a elementos negativos – y es visto como amenazante, equivocado, y aun se le dan connotaciones demoníacas. En contraste, el bien es visto como débil, impotente, pasivo, y en gran necesidad de defensa.
Estarás temeroso de cualquier emoción poderosa, por consiguiente; asustado de las dimensiones de tu propia realidad, y en gran medida llevado a escapar de la aceptación del poder y la energía de tu propio ser. Estarás obligado a diluir tu propia experiencia. Tales creencias tienen una fuerte característica de depresión que te puede llevar a suspender sentimientos poderosos, inmediatamente considerándolos negativos.
Automáticamente empezarás a inhibir cualquier estímulo que pueda producir emociones fuertes, y así negarte la necesaria retroalimentación. Estás a merced de tus emociones solamente cuando las temes. Ellas son las que mueven tu ser. Ellas van de la mano con tu intelecto. Pero cuando no estás enterado de los contenidos de tu mente consciente, y no eres justo con tus emociones, entras en dificultades.
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