El tercer diagrama puede cruzar los otros sistemas de creencias, por supuesto. En los primeros dos grupos hay muchos márgenes. Puedes tener una, dos o tres características preferidas que se correlacionan con tus ideas, por ejemplo, pero tus conceptos acerca de la edad no te dejan tal libertad; ya que en uno u otro tiempo, “si tienes suerte” en tus términos, te acercarás a la vejez.
Muchos creen que es un tiempo de deterioro espiritual y físico, una era en la que todos aquellos atributos de madurez difíciles de ganar se desvanecen, y las facultades de razonamiento desaparecen como granos de arena sostenidos por mucho tiempo por las manos pensantes de la mente.
Si la vida es vista como buena en este sistema de creencias, la juventud es visualizada como la gloria coronada, desde cuya cúspide no hay ningún otro camino excepto el descenso. Al viejo no se le conceden características de sabiduría, sino las temidas como el mal, lo malo, lo indeseable y lo atemorizante. Para estas personas la senilidad parece un final de la vida natural e inevitable.
Como lo mencionamos antes, muchos de quienes siguen tales creencias tratan de ocultarlas de ellos mismos, intentando desesperadamente ser jóvenes. La juventud y la vejez tienen ambas su lugar, y dentro de la estructura de tu raza cada una juega papeles importantes.
Estás acostumbrado a pensar en términos de herencia. En términos físicos y de una manera diferente a la que imaginas, esto es importante. Ciertas experiencias terrenales sin embargo dependen de la duración en el tiempo, y resultan como una consecuencia de la mente desempeñando su experiencia a través de largas estaciones terrenales.
Hay funciones especificas puestas en operación muy naturalmente, que escasamente son percibidas por tus científicos, y son mucho menos comprendidas. A medida que la mente dentro del cuerpo ve claramente que su tiempo terrenal está llegando a su fin, se presentan aceleraciones mentales y psíquicas. Estas son en muchas formas como experiencias de adolescente en su gran explosión de actividad creativa, con la consiguiente formación de preguntas y la preparación para un tipo completamente nuevo de crecimiento y realización de la personalidad.
Esto seria muy evidente si no fuera por tu sistema de creencias corriente a través del cual el viejo es obligado a interpretar su experiencia. Muchos ejemplos de expansión de la conciencia y de crecimiento mental y psíquico, son interpretados como senilidad. No se han hecho importantes correlaciones entre las experiencias subjetivas del viejo, particularmente en condiciones “seniles”, con aquellas de otras edades involucradas en la expansión de la conciencia, inducidas de manera natural o por las drogas.
Cualquiera de tales sensaciones es reprimida inmediatamente por el viejo por temor a que esa “senilidad” será el diagnóstico. Las experiencias, sin embargo, afectan el hemisferio derecho del cerebro y de tal manera las habilidades son liberadas más o menos de la misma manera como las de los adolescentes.
El individuo, cuando es el tiempo, empieza a ver más allá de la vida temporal, empieza a abrir dimensiones de conocimiento que, en tus términos, no podría permitirse mientras está involucrado en el intenso enfoque físico de la vida adulta normal. Infortunadamente la personalidad no tiene un sistema de creencias para apoyar tal expansión. Las terapias naturales, tanto físicas como mentales, le son negadas. Con frecuencia se utilizan drogas como calmantes, nublando la claridad de lo que parece ser una visión distorsionada. Este es uno de los aspectos más creativos y valiosos de tus vidas. En cambio, al viejo se le ha hecho sentir inútil en tu sociedad. Con frecuencia por supuesto ellos mismos comparten este juicio de valor y sus experiencias dentro de tus comunidades en forma alguna los ha preparado para enfrentar la experiencia subjetiva.
No hay maestros para guiarlos. La vejez es una parte de la vida altamente creativa. Las conexiones entre ella y la niñez con frecuencia se hacen de manera despectiva, pero la personalidad está en un estado creativo igual. Estoy expresándome de manera general ahora, por supuesto, ya que tus condiciones de vida distorsionan así la situación natural.
Incluso los cambios químicos y hormonales que ocurren son aquellos que conducen al crecimiento espiritual y psíquico en ese tiempo. La afirmación jubilosa posible le es negada al viejo por tu sistema de creencias.
En ciertos términos, la “experiencia psicodélica” no puede explicarse dentro de tu limitada estructura de referencia – no porque tales iluminaciones estén mas allá de explicación, sino porque tu actual sistema de creencias es demasiado limitante.
Así a cualquier edad, un episodio revelador es difícil de relacionar con otros. En la vejez, sin embargo, nadie está interesado, y sin embargo es aquí, como en la adolescencia, que puede surgir la mayor creatividad, pero sigue sin reconocerse. Esta época puede ser más ventajosa para el individuo y para la raza que cualquier otro periodo, si ella fuera reconocida por lo que es y fuera comprendida.
Los peculiares cambios químicos que ocurren con frecuencia son precisamente aquellos que conducen a las mayores concepciones y experiencia, pero éstas están libres de ser lo que concibes como una aplicación practica. Hay un activador que se pone en marcha, un impulso en el que la personalidad trata de liberarse a sí misma de la orientación espacio-tiempo liberada de la necesidad usual de participar en términos “adultos”.
La personalidad mira la naturaleza de la experiencia en los términos más puros. En algunas civilizaciones previas esto se hizo dentro de una estructura natural, en la que al viejo se le cuidaba físicamente mientras sus palabras se escuchaban muy cuidadosamente.
Las ideas del “viejo hombre sabio” y leyendas similares aplican aquí, así como los conceptos místicos de la poderosa mujer vieja. En su progresión natural, y si se le deja solo, el viejo comprende sus propias “visiones” bastante bien. El cuerpo y la mente operan hermosamente juntos.
Muchos creen que es un tiempo de deterioro espiritual y físico, una era en la que todos aquellos atributos de madurez difíciles de ganar se desvanecen, y las facultades de razonamiento desaparecen como granos de arena sostenidos por mucho tiempo por las manos pensantes de la mente.
Si la vida es vista como buena en este sistema de creencias, la juventud es visualizada como la gloria coronada, desde cuya cúspide no hay ningún otro camino excepto el descenso. Al viejo no se le conceden características de sabiduría, sino las temidas como el mal, lo malo, lo indeseable y lo atemorizante. Para estas personas la senilidad parece un final de la vida natural e inevitable.
Como lo mencionamos antes, muchos de quienes siguen tales creencias tratan de ocultarlas de ellos mismos, intentando desesperadamente ser jóvenes. La juventud y la vejez tienen ambas su lugar, y dentro de la estructura de tu raza cada una juega papeles importantes.
Estás acostumbrado a pensar en términos de herencia. En términos físicos y de una manera diferente a la que imaginas, esto es importante. Ciertas experiencias terrenales sin embargo dependen de la duración en el tiempo, y resultan como una consecuencia de la mente desempeñando su experiencia a través de largas estaciones terrenales.
Hay funciones especificas puestas en operación muy naturalmente, que escasamente son percibidas por tus científicos, y son mucho menos comprendidas. A medida que la mente dentro del cuerpo ve claramente que su tiempo terrenal está llegando a su fin, se presentan aceleraciones mentales y psíquicas. Estas son en muchas formas como experiencias de adolescente en su gran explosión de actividad creativa, con la consiguiente formación de preguntas y la preparación para un tipo completamente nuevo de crecimiento y realización de la personalidad.
Esto seria muy evidente si no fuera por tu sistema de creencias corriente a través del cual el viejo es obligado a interpretar su experiencia. Muchos ejemplos de expansión de la conciencia y de crecimiento mental y psíquico, son interpretados como senilidad. No se han hecho importantes correlaciones entre las experiencias subjetivas del viejo, particularmente en condiciones “seniles”, con aquellas de otras edades involucradas en la expansión de la conciencia, inducidas de manera natural o por las drogas.
Cualquiera de tales sensaciones es reprimida inmediatamente por el viejo por temor a que esa “senilidad” será el diagnóstico. Las experiencias, sin embargo, afectan el hemisferio derecho del cerebro y de tal manera las habilidades son liberadas más o menos de la misma manera como las de los adolescentes.
El individuo, cuando es el tiempo, empieza a ver más allá de la vida temporal, empieza a abrir dimensiones de conocimiento que, en tus términos, no podría permitirse mientras está involucrado en el intenso enfoque físico de la vida adulta normal. Infortunadamente la personalidad no tiene un sistema de creencias para apoyar tal expansión. Las terapias naturales, tanto físicas como mentales, le son negadas. Con frecuencia se utilizan drogas como calmantes, nublando la claridad de lo que parece ser una visión distorsionada. Este es uno de los aspectos más creativos y valiosos de tus vidas. En cambio, al viejo se le ha hecho sentir inútil en tu sociedad. Con frecuencia por supuesto ellos mismos comparten este juicio de valor y sus experiencias dentro de tus comunidades en forma alguna los ha preparado para enfrentar la experiencia subjetiva.
No hay maestros para guiarlos. La vejez es una parte de la vida altamente creativa. Las conexiones entre ella y la niñez con frecuencia se hacen de manera despectiva, pero la personalidad está en un estado creativo igual. Estoy expresándome de manera general ahora, por supuesto, ya que tus condiciones de vida distorsionan así la situación natural.
Incluso los cambios químicos y hormonales que ocurren son aquellos que conducen al crecimiento espiritual y psíquico en ese tiempo. La afirmación jubilosa posible le es negada al viejo por tu sistema de creencias.
En ciertos términos, la “experiencia psicodélica” no puede explicarse dentro de tu limitada estructura de referencia – no porque tales iluminaciones estén mas allá de explicación, sino porque tu actual sistema de creencias es demasiado limitante.
Así a cualquier edad, un episodio revelador es difícil de relacionar con otros. En la vejez, sin embargo, nadie está interesado, y sin embargo es aquí, como en la adolescencia, que puede surgir la mayor creatividad, pero sigue sin reconocerse. Esta época puede ser más ventajosa para el individuo y para la raza que cualquier otro periodo, si ella fuera reconocida por lo que es y fuera comprendida.
Los peculiares cambios químicos que ocurren con frecuencia son precisamente aquellos que conducen a las mayores concepciones y experiencia, pero éstas están libres de ser lo que concibes como una aplicación practica. Hay un activador que se pone en marcha, un impulso en el que la personalidad trata de liberarse a sí misma de la orientación espacio-tiempo liberada de la necesidad usual de participar en términos “adultos”.
La personalidad mira la naturaleza de la experiencia en los términos más puros. En algunas civilizaciones previas esto se hizo dentro de una estructura natural, en la que al viejo se le cuidaba físicamente mientras sus palabras se escuchaban muy cuidadosamente.
Las ideas del “viejo hombre sabio” y leyendas similares aplican aquí, así como los conceptos místicos de la poderosa mujer vieja. En su progresión natural, y si se le deja solo, el viejo comprende sus propias “visiones” bastante bien. El cuerpo y la mente operan hermosamente juntos.
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