Masculino y Femenino dentro del Ser. El “anima” y el “animus”.
Las experiencias reencarnacionales son parte de la estructura del ser, son una faceta de la realidad multidimensional de la psique viviente. Por consiguiente, estas experiencias se reflejarán no solo en el estado del sueño, sino en otros estratos de actividad.
El tejido del ser actual está entretejido con estos “pasados” reencarnacionales, y de ellos el ser actual hace uso, inconscientemente, de su propio depósito de características y actividades de la personalidad. Con frecuencia surgen recuerdos de vidas pasadas que no son reconocidos como tales, ya que aparecen en forma de fantasía, o son proyectados como creaciones artísticas.
Muchos escritores de piezas históricas, por ejemplo, están escribiendo con base en una experiencia directa con esos tiempos. Tales casos representan una excelente afinidad funcional entre el ser actual y el inconsciente, que trae a la superficie estos recuerdos de tal manera que la vida actual es enriquecida. La mayoría de las veces, la verdadera comprensión de la situación se vuelve casi consciente, y casi conscientemente el individuo conoce la fuente de su material auténtico.
En los sueños, este material reencarnacional es asimismo vaciado en un molde dramático muy frecuentemente. Debajo de todo esto, el anima y el animus funcionan juntos, no como opuestos, sino con características unificadoras. Juntos, por supuesto, representan la fuente de la creatividad, psíquicamente, así como físicamente.
El anima representa la necesaria “interioridad” inicial, las características de crianza, de cuidados, intuitivas, inclinadas al interior, y el enfoque interior del cual proviene la creatividad.
La palabra “pasiva” es pobre para describir las características del anima, en el sentido de que sugiere una falta de movimiento, ya que éste difícilmente es el caso. Es verdad que el anima misma permite que se actúe sobre ella, pero el motivo que sustenta esto es el deseo y la necesidad de sintonizarse con otras fuerzas supremamente poderosas. El deseo de moverse es tan fuerte en el anima como el deseo opuesto de descansar. Las características del anima proporcionan el impulso agresivo que regresa la personalidad a las actividades físicas, teniendo en su poder triunfantemente los productos de la creatividad que las características del anima han asegurado.
El ser total es obviamente la suma de estas características, y mucho más. Después de la encarnación final, la creatividad física, de tipo sexual, simplemente no se necesita más. En otras palabras, no necesitas reproducirte físicamente. En términos simples, el ser total contiene las características masculinas y femeninas admirablemente sintonizadas conjuntamente, mezcladas de tal manera que la verdadera identidad puede surgir, ya que no lo puede hacer cuando un grupo de características debe enfatizarse sobre el otro grupo, como debe ser durante tu existencia física actual.
Hay muchas razones por las cuales se ha adoptado la separación en tu dimensión. Las razones tienen que ver con la manera que la humanidad ha escogido para evolucionar y utilizar sus habilidades. Tendré más que decir sobre este punto más adelante.
La proyección del anima del hombre, o ser femenino oculto, sobre sus relaciones, es bastante natural y le permite no solo comprenderlas mejor, sino también comprender y simpatizar con las otras existencias femeninas propias. Lo mismo es cierto para las proyecciones del animus de la mujer sobre los parientes y amigos masculinos. La realidad del anima y del animus es mucho más profunda de lo que Jung supuso. Hablando simbólicamente, las dos en conjunto representan el ser total con sus diversas habilidades, deseos y características.
Conjuntamente actúan como un factor estabilizador inconsciente incorporado, operando detrás de las caras de tu civilización, no solo individualmente, sino también culturalmente.
La personalidad, tal como la conoces, no se puede entender a menos que el verdadero significado del anima y del animus se tenga en consideración. El patrón reencarnacional es abierto, en términos generales, en el sentido de que hay campo para la diversidad. Cada ser total tiene sus propias características individuales. Puede vivir sus vidas según ve que se ajustan a las directrices. Puede haber una serie de existencias masculinas o femeninas ininterrumpidas. Tal opción tiene algunos inconvenientes.
Sin embargo, no hay leyes que determinen el desarrollo sexual en varias encarnaciones, excepto que debe tenerse experiencia con los dos sexos y desarrolladas varias características. Esto no quiere decir que se deban vivir igual número de vidas masculinas y femeninas. Por ejemplo, algunos encuentran más fácil desarrollarse como un sexo o como otro y necesitarán más oportunidades para la experiencia con el sexo con el cual experimentan dificultad.
Las experiencias reencarnacionales son parte de la estructura del ser, son una faceta de la realidad multidimensional de la psique viviente. Por consiguiente, estas experiencias se reflejarán no solo en el estado del sueño, sino en otros estratos de actividad.
El tejido del ser actual está entretejido con estos “pasados” reencarnacionales, y de ellos el ser actual hace uso, inconscientemente, de su propio depósito de características y actividades de la personalidad. Con frecuencia surgen recuerdos de vidas pasadas que no son reconocidos como tales, ya que aparecen en forma de fantasía, o son proyectados como creaciones artísticas.
Muchos escritores de piezas históricas, por ejemplo, están escribiendo con base en una experiencia directa con esos tiempos. Tales casos representan una excelente afinidad funcional entre el ser actual y el inconsciente, que trae a la superficie estos recuerdos de tal manera que la vida actual es enriquecida. La mayoría de las veces, la verdadera comprensión de la situación se vuelve casi consciente, y casi conscientemente el individuo conoce la fuente de su material auténtico.
En los sueños, este material reencarnacional es asimismo vaciado en un molde dramático muy frecuentemente. Debajo de todo esto, el anima y el animus funcionan juntos, no como opuestos, sino con características unificadoras. Juntos, por supuesto, representan la fuente de la creatividad, psíquicamente, así como físicamente.
El anima representa la necesaria “interioridad” inicial, las características de crianza, de cuidados, intuitivas, inclinadas al interior, y el enfoque interior del cual proviene la creatividad.
La palabra “pasiva” es pobre para describir las características del anima, en el sentido de que sugiere una falta de movimiento, ya que éste difícilmente es el caso. Es verdad que el anima misma permite que se actúe sobre ella, pero el motivo que sustenta esto es el deseo y la necesidad de sintonizarse con otras fuerzas supremamente poderosas. El deseo de moverse es tan fuerte en el anima como el deseo opuesto de descansar. Las características del anima proporcionan el impulso agresivo que regresa la personalidad a las actividades físicas, teniendo en su poder triunfantemente los productos de la creatividad que las características del anima han asegurado.
El ser total es obviamente la suma de estas características, y mucho más. Después de la encarnación final, la creatividad física, de tipo sexual, simplemente no se necesita más. En otras palabras, no necesitas reproducirte físicamente. En términos simples, el ser total contiene las características masculinas y femeninas admirablemente sintonizadas conjuntamente, mezcladas de tal manera que la verdadera identidad puede surgir, ya que no lo puede hacer cuando un grupo de características debe enfatizarse sobre el otro grupo, como debe ser durante tu existencia física actual.
Hay muchas razones por las cuales se ha adoptado la separación en tu dimensión. Las razones tienen que ver con la manera que la humanidad ha escogido para evolucionar y utilizar sus habilidades. Tendré más que decir sobre este punto más adelante.
La proyección del anima del hombre, o ser femenino oculto, sobre sus relaciones, es bastante natural y le permite no solo comprenderlas mejor, sino también comprender y simpatizar con las otras existencias femeninas propias. Lo mismo es cierto para las proyecciones del animus de la mujer sobre los parientes y amigos masculinos. La realidad del anima y del animus es mucho más profunda de lo que Jung supuso. Hablando simbólicamente, las dos en conjunto representan el ser total con sus diversas habilidades, deseos y características.
Conjuntamente actúan como un factor estabilizador inconsciente incorporado, operando detrás de las caras de tu civilización, no solo individualmente, sino también culturalmente.
La personalidad, tal como la conoces, no se puede entender a menos que el verdadero significado del anima y del animus se tenga en consideración. El patrón reencarnacional es abierto, en términos generales, en el sentido de que hay campo para la diversidad. Cada ser total tiene sus propias características individuales. Puede vivir sus vidas según ve que se ajustan a las directrices. Puede haber una serie de existencias masculinas o femeninas ininterrumpidas. Tal opción tiene algunos inconvenientes.
Sin embargo, no hay leyes que determinen el desarrollo sexual en varias encarnaciones, excepto que debe tenerse experiencia con los dos sexos y desarrolladas varias características. Esto no quiere decir que se deban vivir igual número de vidas masculinas y femeninas. Por ejemplo, algunos encuentran más fácil desarrollarse como un sexo o como otro y necesitarán más oportunidades para la experiencia con el sexo con el cual experimentan dificultad.
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