Condiciones de la Muerte en la Vida
Las experiencias después de la muerte no parecerían tan extrañas o incomprensibles si te dieras cuenta que encuentras situaciones similares como una parte normal de tu existencia presente.
En el sueño, y en los estados del sueño, estás involucrado en las mismas dimensiones de existencia en las que tendrás tus experiencias después de la muerte. No recuerdas la parte más importante de estas aventuras nocturnas, y aquellas que sí recuerdas, parecen extrañas y caóticas. Esto ocurre simplemente porque en tu actual estado de desarrollo no estás en capacidad de manipular conscientemente en más de un entorno.
Tú existes conscientemente en un estado coherente, útil y creativo, mientras el cuerpo físico duerme, y llevas a cabo muchas de las actividades que te dije encontrarías después de la muerte. Simplemente cambias el enfoque principal de tu atención a una diferente dimensión de actividad, en la cual operas de manera continuada.
Así como tienes memoria de tu vida de vigilia, y así como retienes un gran cuerpo de memoria de los encuentros físicos diarios, y así como esta fuente de memoria te proporciona una sensación de continuidad diaria, así también tu ser del sueño tiene un gran cuerpo de memoria. Así como hay continuidad en tu vida diaria, así también hay continuidad en la vida del sueño.
Una parte tuya está enterada de todos y cada uno de los encuentros y experiencias del sueño. Los sueños no son más alucinatorios que tu vida física. Tu ser físico de vigilia es el soñador, en lo que concierne al ser del sueño. Tú eres el soñador que envía en su camino. Tus experiencias diarias son los sueños que el sueña, así que cuando miras al ser del sueño, o lo consideras, lo haces con una visión muy prejuiciada, dando por sentado que tu “realidad” es real y su realidad es ilusión.
Su realidad es mucho más natural a tu ser. Si no encuentras coherencia en el estado del sueño, es porque te has auto hipnotizado creyendo que no existe ninguna. Por supuesto que tratas de traducir tus aventuras nocturnas en términos físicos al despertar, e intentas que se ajusten a tus limitadas distorsiones de la naturaleza de la realidad.
Hasta cierto punto, esto es natural. Te has enfocado en una vida diaria por una razón. La has adoptado como un desafío. Sin embargo, dentro de su estructura, también significa crecer y desarrollarse, y extender los límites de tu conciencia. Es muy difícil admitir que en muchas formas tú eres más efectivo y creativo en el estado del sueño, que en el estado de vigilia, y algo más estremecedor admitir que el cuerpo del sueño puede en realidad volar, desafiando el tiempo y el espacio. Es mucho más fácil pretender que todas esas experiencias son simbólicas y no literales, y desarrollar complicadas teorías psicológicas para explicar los sueños en que se vuela.
El hecho simple es que cuando sueñas que estas volando, con frecuencia lo estás. En el estado del sueño operas más o menos bajo las mismas condiciones que le son naturales a la conciencia no enfocada en la realidad física. Muchas de tus experiencias son precisamente aquellas que puedes encontrar después de la muerte. Puedes hablar con amigos o parientes fallecidos, volver a visitar el pasado, saludar a viejos condiscípulos, caminar en calles que existían cincuenta años antes en el tiempo físico, viajar a través del espacio sin que te tome ningún tiempo hacerlo, encontrarte con los guías, recibir instrucción, enseñar a otros, llevar a cabo trabajo significativo, resolver problemas, alucinar.
En la vida física hay un retraso entre la concepción de una idea y su construcción física. En la realidad del sueño, esto no es así. Por esto, la mejor manera de familiarizarte antes de tiempo con la realidad después de la muerte, es explorar y comprender la naturaleza de tu propio ser del sueño. No mucha gente quiere tomarse el tiempo y la energía necesarios.
No obstante, los métodos están disponibles y quienes los utilicen no se van a encontrar alienados cuando el enfoque completo de su atención se oriente en esa dirección después de la muerte.
En el sueño, y en los estados del sueño, estás involucrado en las mismas dimensiones de existencia en las que tendrás tus experiencias después de la muerte. No recuerdas la parte más importante de estas aventuras nocturnas, y aquellas que sí recuerdas, parecen extrañas y caóticas. Esto ocurre simplemente porque en tu actual estado de desarrollo no estás en capacidad de manipular conscientemente en más de un entorno.
Tú existes conscientemente en un estado coherente, útil y creativo, mientras el cuerpo físico duerme, y llevas a cabo muchas de las actividades que te dije encontrarías después de la muerte. Simplemente cambias el enfoque principal de tu atención a una diferente dimensión de actividad, en la cual operas de manera continuada.
Así como tienes memoria de tu vida de vigilia, y así como retienes un gran cuerpo de memoria de los encuentros físicos diarios, y así como esta fuente de memoria te proporciona una sensación de continuidad diaria, así también tu ser del sueño tiene un gran cuerpo de memoria. Así como hay continuidad en tu vida diaria, así también hay continuidad en la vida del sueño.
Una parte tuya está enterada de todos y cada uno de los encuentros y experiencias del sueño. Los sueños no son más alucinatorios que tu vida física. Tu ser físico de vigilia es el soñador, en lo que concierne al ser del sueño. Tú eres el soñador que envía en su camino. Tus experiencias diarias son los sueños que el sueña, así que cuando miras al ser del sueño, o lo consideras, lo haces con una visión muy prejuiciada, dando por sentado que tu “realidad” es real y su realidad es ilusión.
Su realidad es mucho más natural a tu ser. Si no encuentras coherencia en el estado del sueño, es porque te has auto hipnotizado creyendo que no existe ninguna. Por supuesto que tratas de traducir tus aventuras nocturnas en términos físicos al despertar, e intentas que se ajusten a tus limitadas distorsiones de la naturaleza de la realidad.
Hasta cierto punto, esto es natural. Te has enfocado en una vida diaria por una razón. La has adoptado como un desafío. Sin embargo, dentro de su estructura, también significa crecer y desarrollarse, y extender los límites de tu conciencia. Es muy difícil admitir que en muchas formas tú eres más efectivo y creativo en el estado del sueño, que en el estado de vigilia, y algo más estremecedor admitir que el cuerpo del sueño puede en realidad volar, desafiando el tiempo y el espacio. Es mucho más fácil pretender que todas esas experiencias son simbólicas y no literales, y desarrollar complicadas teorías psicológicas para explicar los sueños en que se vuela.
El hecho simple es que cuando sueñas que estas volando, con frecuencia lo estás. En el estado del sueño operas más o menos bajo las mismas condiciones que le son naturales a la conciencia no enfocada en la realidad física. Muchas de tus experiencias son precisamente aquellas que puedes encontrar después de la muerte. Puedes hablar con amigos o parientes fallecidos, volver a visitar el pasado, saludar a viejos condiscípulos, caminar en calles que existían cincuenta años antes en el tiempo físico, viajar a través del espacio sin que te tome ningún tiempo hacerlo, encontrarte con los guías, recibir instrucción, enseñar a otros, llevar a cabo trabajo significativo, resolver problemas, alucinar.
En la vida física hay un retraso entre la concepción de una idea y su construcción física. En la realidad del sueño, esto no es así. Por esto, la mejor manera de familiarizarte antes de tiempo con la realidad después de la muerte, es explorar y comprender la naturaleza de tu propio ser del sueño. No mucha gente quiere tomarse el tiempo y la energía necesarios.
No obstante, los métodos están disponibles y quienes los utilicen no se van a encontrar alienados cuando el enfoque completo de su atención se oriente en esa dirección después de la muerte.
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