Todas las otras existencias tuyas siguen muy alegremente, si estás despierto o si estás dormido, pero mientras estás despierto, ordinariamente las bloqueas. En el estado del sueño estás mucho más enterado de ellas, aunque hay un proceso final del sueño que frecuentemente encubre una intensa experiencia psicológica y psíquica y, desafortunadamente, lo que recuerdas usualmente es esta visión final del sueño.
En esta versión final la experiencia básica se convierte lo más cercanamente posible a términos físicos y por lo tanto está distorsionada. Este proceso de toque final no es hecho por los estratos más profundos del ser, sino que es más un proceso casi consciente que realizas.
Un pequeño punto podría explicar lo que quiero decir aquí. Si no quieres recordar un sueño en particular, tú mismo censuras el recuerdo en niveles bastante cercanos a la conciencia. A menudo te puedes sorprender en el acto de olvidar a propósito el recuerdo de un sueño. El proceso de toque final ocurre casi al mismo nivel.
En este caso, la experiencia básica se viste apresuradamente, hasta donde es posible, con el ropaje físico. Esto no ocurre porque quieras comprender la experiencia, sino porque rehúsas aceptarla como no física básicamente. Todos los sueños no son de esta naturaleza. Algunos sueños tienen lugar en áreas psíquicas o mentales conectadas con tus actividades diarias, caso en el cual no es necesario un proceso de revestimiento. Sin embargo, en los más profundos alcances de la experiencia del sueño, incidentalmente aquellos no tocados aun por los científicos en los llamados laboratorios del sueño, estás en comunicación con otras partes de tu propia identidad y con otras realidades en las que ellas existen.
En este estado del sueño también prosigues obras y esfuerzos que pueden estar o no conectados con tus intereses, tal como los conoces. Estás aprendiendo, estudiando, jugando; estas haciendo de todo, menos durmiendo, tal como concibes el término. Estás sumamente activo. Estás involucrado en el trabajo subterráneo, en el verdadero meollo de la existencia.
Permíteme enfatizar aquí que no estás simplemente inconsciente. Solo parece que lo estás, porque como norma no recuerdas nada de esto en la mañana. Hasta cierto punto, algunas personas están enteradas de estas actividades, y también existen métodos que te capacitarán para recordarlas en algún grado.
No quiero minimizar la importancia de tu estado de conciencia. Por ejemplo, cuando lees estas palabras presumiblemente estás despierto, pero en muchas formas cuando estás despierto, estás descansando mucho más que en tu llamado estado inconsciente nocturno. Entonces en gran medida te das cuenta de tu propia realidad y eres libre para utilizar habilidades que en el día ignoras o niegas.
A un nivel muy simple, por ejemplo, tu conciencia con frecuencia deja tu cuerpo en el estado del sueño. Te comunicas con gente que has conocido en otros niveles de realidad y, mucho más allá de esto, mantienes y revitalizas creativamente tu imagen física. Procesas la experiencia diaria, la proyectas hacia lo que concibes como el futuro, seleccionas de una infinidad de eventos probables aquellos que harás físicos e inicias los procesos mentales y psíquicos que los traerán al mundo de la sustancia.
Al mismo tiempo, haces que esta información esté disponible para todas aquellas otras partes de tu identidad que habitan en realidades totalmente diferentes, y recibes de ellas información comparable. No pierdes contacto con tu ser de vigilia ordinario. Simplemente no te enfocas en él. Cambias tu atención lejos. En el día, simplemente reversas el proceso. Si estuvieras observando tu ser del día normal desde otro punto de vista, empleando una analogía aquí, podrías encontrar tan extraño el ser físico de vigilia como encuentras ahora el ser del sueño. Sin embargo, la analogía no se sostiene, simplemente porque tu ser del sueño tiene mucho más conocimiento que el ser de vigilia, del que estás tan orgulloso.
La aparente división no es arbitraria y no se te ha impuesto. Es causada por tu estado actual de desarrollo y ella varía. Mucha gente toma excursiones a otras realidades; nada, por así decirlo, a través de otras corrientes de conciencias, como parte de sus vidas normales de vigilia. Algunas veces peces extraños aparecen en esas aguas. En tus términos, obviamente yo soy uno de ellos, nadando a través de otras dimensiones de realidad y observando una dimensión de existencia que es tuya más que mía. Existen canales entre estas corrientes de conciencias, todos ellos ríos simbólicos de experiencia psicológica y psíquica, y existen viajes que se pueden hacer desde mi dimensión, como también desde la tuya.
Existen corrientes psíquicas que nos unen. Todas ellas se juntan en lo que con frecuencia ha sido comparado con un océano de conciencias, una fuente de la cual surge la realidad. Empieza con cualquier conciencia y, teóricamente, encontrarás todas las otras.
En esta versión final la experiencia básica se convierte lo más cercanamente posible a términos físicos y por lo tanto está distorsionada. Este proceso de toque final no es hecho por los estratos más profundos del ser, sino que es más un proceso casi consciente que realizas.
Un pequeño punto podría explicar lo que quiero decir aquí. Si no quieres recordar un sueño en particular, tú mismo censuras el recuerdo en niveles bastante cercanos a la conciencia. A menudo te puedes sorprender en el acto de olvidar a propósito el recuerdo de un sueño. El proceso de toque final ocurre casi al mismo nivel.
En este caso, la experiencia básica se viste apresuradamente, hasta donde es posible, con el ropaje físico. Esto no ocurre porque quieras comprender la experiencia, sino porque rehúsas aceptarla como no física básicamente. Todos los sueños no son de esta naturaleza. Algunos sueños tienen lugar en áreas psíquicas o mentales conectadas con tus actividades diarias, caso en el cual no es necesario un proceso de revestimiento. Sin embargo, en los más profundos alcances de la experiencia del sueño, incidentalmente aquellos no tocados aun por los científicos en los llamados laboratorios del sueño, estás en comunicación con otras partes de tu propia identidad y con otras realidades en las que ellas existen.
En este estado del sueño también prosigues obras y esfuerzos que pueden estar o no conectados con tus intereses, tal como los conoces. Estás aprendiendo, estudiando, jugando; estas haciendo de todo, menos durmiendo, tal como concibes el término. Estás sumamente activo. Estás involucrado en el trabajo subterráneo, en el verdadero meollo de la existencia.
Permíteme enfatizar aquí que no estás simplemente inconsciente. Solo parece que lo estás, porque como norma no recuerdas nada de esto en la mañana. Hasta cierto punto, algunas personas están enteradas de estas actividades, y también existen métodos que te capacitarán para recordarlas en algún grado.
No quiero minimizar la importancia de tu estado de conciencia. Por ejemplo, cuando lees estas palabras presumiblemente estás despierto, pero en muchas formas cuando estás despierto, estás descansando mucho más que en tu llamado estado inconsciente nocturno. Entonces en gran medida te das cuenta de tu propia realidad y eres libre para utilizar habilidades que en el día ignoras o niegas.
A un nivel muy simple, por ejemplo, tu conciencia con frecuencia deja tu cuerpo en el estado del sueño. Te comunicas con gente que has conocido en otros niveles de realidad y, mucho más allá de esto, mantienes y revitalizas creativamente tu imagen física. Procesas la experiencia diaria, la proyectas hacia lo que concibes como el futuro, seleccionas de una infinidad de eventos probables aquellos que harás físicos e inicias los procesos mentales y psíquicos que los traerán al mundo de la sustancia.
Al mismo tiempo, haces que esta información esté disponible para todas aquellas otras partes de tu identidad que habitan en realidades totalmente diferentes, y recibes de ellas información comparable. No pierdes contacto con tu ser de vigilia ordinario. Simplemente no te enfocas en él. Cambias tu atención lejos. En el día, simplemente reversas el proceso. Si estuvieras observando tu ser del día normal desde otro punto de vista, empleando una analogía aquí, podrías encontrar tan extraño el ser físico de vigilia como encuentras ahora el ser del sueño. Sin embargo, la analogía no se sostiene, simplemente porque tu ser del sueño tiene mucho más conocimiento que el ser de vigilia, del que estás tan orgulloso.
La aparente división no es arbitraria y no se te ha impuesto. Es causada por tu estado actual de desarrollo y ella varía. Mucha gente toma excursiones a otras realidades; nada, por así decirlo, a través de otras corrientes de conciencias, como parte de sus vidas normales de vigilia. Algunas veces peces extraños aparecen en esas aguas. En tus términos, obviamente yo soy uno de ellos, nadando a través de otras dimensiones de realidad y observando una dimensión de existencia que es tuya más que mía. Existen canales entre estas corrientes de conciencias, todos ellos ríos simbólicos de experiencia psicológica y psíquica, y existen viajes que se pueden hacer desde mi dimensión, como también desde la tuya.
Existen corrientes psíquicas que nos unen. Todas ellas se juntan en lo que con frecuencia ha sido comparado con un océano de conciencias, una fuente de la cual surge la realidad. Empieza con cualquier conciencia y, teóricamente, encontrarás todas las otras.
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