Me he referido a estos asuntos aquí porque tales cambios en los patrones habituales definitivamente resultarían en una mayor comprensión de la naturaleza del ser. Las partes internas del sueño de la personalidad te parecen extrañas, no solo por la diferencia básica de enfoque, sino porque claramente dedicas las partes opuestas de un ciclo de veinticuatro horas a estas áreas del ser.
Tú separas las partes del ser tanto como es posible. Al hacerlo, divides tus habilidades intuitivas, creativas y psíquicas, de tus habilidades físicas, manipuladoras y objetivas. No hace ninguna diferencia cuantas horas de sueño piensas que son necesarias. Seria mucho mejor dormir en varios periodos más cortos y en realidad requerirías menos tiempo. El periodo más largo de sueño debería ser en la noche. Pero de nuevo, hay que tener en cuenta que la eficiencia del sueño es disminuida, y las desventajas empiezan, después de seis a ocho horas de inactividad física.
Las funciones de las hormonas y de los químicos, en particular los procesos suprarrenales, funcionarían con una mucho mayor efectividad con estos periodos alternativos de actividades que he mencionado. El desgaste del cuerpo seria minimizado, mientras que, al mismo tiempo, todos los poderes regenerativos serian utilizados al máximo. Todas las personas con alto o bajo metabolismo se beneficiarían.
Los centros psíquicos serian activados más frecuentemente y la identidad total de la personalidad seria fortalecida y mantenida mucho mejor. La flexibilidad y movilidad de la conciencia causaría y agregaría dividendos en el incremento de la concentración de la conciencia y los niveles de fatiga siempre permanecerían por debajo de los puntos de peligro. El resultado seria una gran compensación, tanto física como mental.
Estos programas podrían adoptarse muy fácilmente. Aquellas personas que laboran en horas de trabajo normales, podrían dormir entre cuatro y seis horas en la noche, de acuerdo con las variaciones individuales, y hacer una siesta después de la cena. No obstante, quiero dejar claro que un periodo continuado de sueño por encima de seis a ocho horas obra en contra tuya, y un periodo de diez horas, por ejemplo, puede ser bastante desventajoso. Al despertarte, con frecuencia no te sientes descansado y tu energía se ha agotado.
Si no comprendes que en los períodos de sueño tu conciencia actual deja tu cuerpo, todo lo que he dicho no tendrá sentido. Tu conciencia regresa a veces para chequear el mecanismo físico y la conciencia simple de átomos y células, la conciencia del cuerpo, está siempre con el cuerpo, y éste no está vacío. Sin embargo, las partes más creativas del ser dejan el cuerpo por largos periodos de tiempo cuando duermes.
Algunos casos de fuerte comportamiento neurótico son el resultado de los hábitos del sueño actuales. El sonambulismo, hasta cierto grado, está también conectado aquí. La conciencia quiere regresar al cuerpo, pero ha sido hipnotizado con la idea de que el cuerpo no debe ser despertado. El exceso de energía nerviosa se hace cargo y pone los músculos en actividad, porque el cuerpo sabe que ha estado inactivo por demasiado tiempo y de otra manera resultarían severos calambres musculares.
Lo mismo aplica a los hábitos de comida. Primero alimentas en exceso los tejidos y luego los matas de hambre. Esto tiene efectos definidos sobre la naturaleza de tu conciencia, tu creatividad y tu grado de concentración. En este sentido, literalmente pones tu cuerpo a aguantar hambre en la noche e incrementas su envejecimiento negándole la comida por largas horas. Todo esto se refleja en la fortaleza y la naturaleza de tu conciencia.
Tu comida debería repartirse dentro del periodo de veinticuatro horas y no solamente dentro del tiempo de vigilia. En otras palabras, si los patrones de sueño se cambiaran tal como lo sugiero, también deberías estar comiendo durante algunas horas de la noche. Comerías mucho menos a la “hora de la comida”. Pequeñas cantidades de comida, tomadas mucho más frecuentemente, serian mucho más benéficas que tu práctica actual en términos físicos, mentales y psíquicos.
Cambiando los patrones de sueño, automáticamente cambiarias los patrones de comida. Encontrarías una identidad mucho más unida. Te darías cuenta de tus habilidades clarividentes y telepáticas en un grado mucho mayor y no sentirías la profunda separación que ahora sientes entre el ser del sueño y el ser de vigilia. En gran medida, la sensación de separación desaparecería.
Tu disfrute de la naturaleza también se incrementaría, ya que normalmente no estás familiarizado con el tiempo nocturno. Podrías aprovechar mucho mejor el conocimiento intuitivo que se presenta en el estado del sueño y los ciclos de estado de ánimo no oscilarían tan definidamente como lo hacen a menudo. Te sentirías más a salvo y más seguro en todas las áreas de la existencia.
Los problemas de senilidad también serian reducidos, ya que el estímulo no se minimizaría por tan largo tiempo y la conciencia, con una mayor flexibilidad, conocería mejor su propia sensación de alegría. Tus propios periodos de trabajo creativo también serian más efectivos y eficientes, si sigues los consejos dados aquí.
Tú separas las partes del ser tanto como es posible. Al hacerlo, divides tus habilidades intuitivas, creativas y psíquicas, de tus habilidades físicas, manipuladoras y objetivas. No hace ninguna diferencia cuantas horas de sueño piensas que son necesarias. Seria mucho mejor dormir en varios periodos más cortos y en realidad requerirías menos tiempo. El periodo más largo de sueño debería ser en la noche. Pero de nuevo, hay que tener en cuenta que la eficiencia del sueño es disminuida, y las desventajas empiezan, después de seis a ocho horas de inactividad física.
Las funciones de las hormonas y de los químicos, en particular los procesos suprarrenales, funcionarían con una mucho mayor efectividad con estos periodos alternativos de actividades que he mencionado. El desgaste del cuerpo seria minimizado, mientras que, al mismo tiempo, todos los poderes regenerativos serian utilizados al máximo. Todas las personas con alto o bajo metabolismo se beneficiarían.
Los centros psíquicos serian activados más frecuentemente y la identidad total de la personalidad seria fortalecida y mantenida mucho mejor. La flexibilidad y movilidad de la conciencia causaría y agregaría dividendos en el incremento de la concentración de la conciencia y los niveles de fatiga siempre permanecerían por debajo de los puntos de peligro. El resultado seria una gran compensación, tanto física como mental.
Estos programas podrían adoptarse muy fácilmente. Aquellas personas que laboran en horas de trabajo normales, podrían dormir entre cuatro y seis horas en la noche, de acuerdo con las variaciones individuales, y hacer una siesta después de la cena. No obstante, quiero dejar claro que un periodo continuado de sueño por encima de seis a ocho horas obra en contra tuya, y un periodo de diez horas, por ejemplo, puede ser bastante desventajoso. Al despertarte, con frecuencia no te sientes descansado y tu energía se ha agotado.
Si no comprendes que en los períodos de sueño tu conciencia actual deja tu cuerpo, todo lo que he dicho no tendrá sentido. Tu conciencia regresa a veces para chequear el mecanismo físico y la conciencia simple de átomos y células, la conciencia del cuerpo, está siempre con el cuerpo, y éste no está vacío. Sin embargo, las partes más creativas del ser dejan el cuerpo por largos periodos de tiempo cuando duermes.
Algunos casos de fuerte comportamiento neurótico son el resultado de los hábitos del sueño actuales. El sonambulismo, hasta cierto grado, está también conectado aquí. La conciencia quiere regresar al cuerpo, pero ha sido hipnotizado con la idea de que el cuerpo no debe ser despertado. El exceso de energía nerviosa se hace cargo y pone los músculos en actividad, porque el cuerpo sabe que ha estado inactivo por demasiado tiempo y de otra manera resultarían severos calambres musculares.
Lo mismo aplica a los hábitos de comida. Primero alimentas en exceso los tejidos y luego los matas de hambre. Esto tiene efectos definidos sobre la naturaleza de tu conciencia, tu creatividad y tu grado de concentración. En este sentido, literalmente pones tu cuerpo a aguantar hambre en la noche e incrementas su envejecimiento negándole la comida por largas horas. Todo esto se refleja en la fortaleza y la naturaleza de tu conciencia.
Tu comida debería repartirse dentro del periodo de veinticuatro horas y no solamente dentro del tiempo de vigilia. En otras palabras, si los patrones de sueño se cambiaran tal como lo sugiero, también deberías estar comiendo durante algunas horas de la noche. Comerías mucho menos a la “hora de la comida”. Pequeñas cantidades de comida, tomadas mucho más frecuentemente, serian mucho más benéficas que tu práctica actual en términos físicos, mentales y psíquicos.
Cambiando los patrones de sueño, automáticamente cambiarias los patrones de comida. Encontrarías una identidad mucho más unida. Te darías cuenta de tus habilidades clarividentes y telepáticas en un grado mucho mayor y no sentirías la profunda separación que ahora sientes entre el ser del sueño y el ser de vigilia. En gran medida, la sensación de separación desaparecería.
Tu disfrute de la naturaleza también se incrementaría, ya que normalmente no estás familiarizado con el tiempo nocturno. Podrías aprovechar mucho mejor el conocimiento intuitivo que se presenta en el estado del sueño y los ciclos de estado de ánimo no oscilarían tan definidamente como lo hacen a menudo. Te sentirías más a salvo y más seguro en todas las áreas de la existencia.
Los problemas de senilidad también serian reducidos, ya que el estímulo no se minimizaría por tan largo tiempo y la conciencia, con una mayor flexibilidad, conocería mejor su propia sensación de alegría. Tus propios periodos de trabajo creativo también serian más efectivos y eficientes, si sigues los consejos dados aquí.
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