La Experiencia de la "Muerte"
Hablemos un poco de la experiencia de la muerte. ¿Qué ocurre en el punto de muerte? La pregunta es mucho más fácil de hacer que de responder. Básicamente, no existe ningún punto de muerte en particular en esos términos, aun en el caso de un accidente súbito. Intentaré darte una respuesta práctica a lo que piensas que es una pregunta práctica. Lo que la pregunta significa realmente para la mayoría de las personas es esto: ¿Qué pasará cuando yo ya no esté vivo en términos físicos? ¿Qué sentiré? ¿Todavía seré yo mismo? ¿Las emociones que me impulsaron en la vida, continuarán haciéndolo? ¿Existe un cielo o un infierno? ¿Voy a ser saludado por dioses o demonios, enemigos, o seres queridos? Principalmente la pregunta significa: Cuando esté muerto, ¿seré quien soy ahora y seré recordado por quienes son queridos por mí ahora?
Responderé las preguntas también en esos términos, pero antes de hacerlo, hay algunas consideraciones aparentemente poco prácticas concernientes a la vida y la muerte con las que nos debemos entender primero.
Primero que todo, consideremos el hecho que acabo de mencionar. No existe un punto de muerte separado, indivisible y especifico. La vida es un estado de llegar a ser y la muerte es una parte de este proceso. Tú estás vivo ahora, eres una conciencia que se conoce a sí misma, brillando con cognición en medio de los escombros de células muertas y moribundas. Estas vivo mientras los átomos y moléculas de tu cuerpo mueren y renacen. Estas vivo en medio de pequeñas muertes. Partes de tu imagen se desmoronan momento a momento y son reemplazadas, y escasamente piensas en el asunto. Así que, hasta cierto punto, estás vivo ahora en medio de la muerte de ti mismo. Estás vivo a pesar de las multitudinarias muertes y renacimientos que ocurren dentro de tu cuerpo en términos físicos.
Si las células no murieran y si no fueran repuestas, la imagen física no continuaría existiendo, así ahora en el presente tu conciencia centellee alrededor de tu imagen corporal siempre cambiante.
De muchas maneras puedes comparar tu conciencia, tal como la conoces ahora, con una luciérnaga, ya que mientras te parece que tu conciencia es continua, ese no es el caso. Ella centellea, prende y apaga, aunque como lo mencionábamos antes, nunca se extingue completamente. Su enfoque no es tan constante como supones. Así que mientras estás vivo en medio de tus multitudinarias pequeñas muertes, y aunque no te des cuenta, con frecuencia estás “muerto”, aun en medio de la vida centelleante de tu propia conciencia.
Usando tus propios términos aquí, por “muerto” quiero decir completamente desenfocado de la realidad física. En términos simples, tu conciencia no está viva físicamente, orientada físicamente, por exactamente la misma cantidad de tiempo en que si está viva físicamente y orientada físicamente. Esto puede parecer confuso, pero tengo la esperanza de que lo haremos más claro. Existen pulsaciones de la conciencia, aunque puedes no estar enterado de ellas.
Consideremos una analogía. Por un instante tu conciencia está “viva”, enfocada en la realidad física. En el instante siguiente, ella está totalmente enfocada en otra parte, en un sistema de realidad diferente. Está sin vida, o “muerta”, según tu modo de pensar. En el instante siguiente está “viva” de nuevo, enfocada en tu realidad, pero no estás enterado del instante sin vida que intervino. Tu sensación de continuidad es por consiguiente construida completamente sobre cada pulsación alterna de la conciencia.
Recuerda que ésta es una analogía, así que la palabra “instante” no debería tomarse muy seriamente. Existe entonces lo que llamaremos una parte inferior de la conciencia. De la misma manera, átomos y moléculas existen de tal manera que están “muertos”, o inactivos, dentro de tu sistema, y enseguida vivos y activos, pero no puedes percibir el instante en que ellos no existen. Puesto que tu cuerpo y la totalidad de tu universo físico están compuestos de átomos y moléculas, puedo decirte entonces que la estructura total existe de la misma manera: centellea, se activa y se desactiva, con cierto ritmo, como por ejemplo el ritmo de la respiración.
Existe ritmos totales y dentro de ellos una infinidad de variaciones individuales, algo así como un metabolismo cósmico.
En estos términos, lo que llamas muerte es simplemente la inserción de una duración más larga de aquella pulsación de la que no estás enterado, una pausa larga en esa otra dimensión, por así decirlo.
Responderé las preguntas también en esos términos, pero antes de hacerlo, hay algunas consideraciones aparentemente poco prácticas concernientes a la vida y la muerte con las que nos debemos entender primero.
Primero que todo, consideremos el hecho que acabo de mencionar. No existe un punto de muerte separado, indivisible y especifico. La vida es un estado de llegar a ser y la muerte es una parte de este proceso. Tú estás vivo ahora, eres una conciencia que se conoce a sí misma, brillando con cognición en medio de los escombros de células muertas y moribundas. Estas vivo mientras los átomos y moléculas de tu cuerpo mueren y renacen. Estas vivo en medio de pequeñas muertes. Partes de tu imagen se desmoronan momento a momento y son reemplazadas, y escasamente piensas en el asunto. Así que, hasta cierto punto, estás vivo ahora en medio de la muerte de ti mismo. Estás vivo a pesar de las multitudinarias muertes y renacimientos que ocurren dentro de tu cuerpo en términos físicos.
Si las células no murieran y si no fueran repuestas, la imagen física no continuaría existiendo, así ahora en el presente tu conciencia centellee alrededor de tu imagen corporal siempre cambiante.
De muchas maneras puedes comparar tu conciencia, tal como la conoces ahora, con una luciérnaga, ya que mientras te parece que tu conciencia es continua, ese no es el caso. Ella centellea, prende y apaga, aunque como lo mencionábamos antes, nunca se extingue completamente. Su enfoque no es tan constante como supones. Así que mientras estás vivo en medio de tus multitudinarias pequeñas muertes, y aunque no te des cuenta, con frecuencia estás “muerto”, aun en medio de la vida centelleante de tu propia conciencia.
Usando tus propios términos aquí, por “muerto” quiero decir completamente desenfocado de la realidad física. En términos simples, tu conciencia no está viva físicamente, orientada físicamente, por exactamente la misma cantidad de tiempo en que si está viva físicamente y orientada físicamente. Esto puede parecer confuso, pero tengo la esperanza de que lo haremos más claro. Existen pulsaciones de la conciencia, aunque puedes no estar enterado de ellas.
Consideremos una analogía. Por un instante tu conciencia está “viva”, enfocada en la realidad física. En el instante siguiente, ella está totalmente enfocada en otra parte, en un sistema de realidad diferente. Está sin vida, o “muerta”, según tu modo de pensar. En el instante siguiente está “viva” de nuevo, enfocada en tu realidad, pero no estás enterado del instante sin vida que intervino. Tu sensación de continuidad es por consiguiente construida completamente sobre cada pulsación alterna de la conciencia.
Recuerda que ésta es una analogía, así que la palabra “instante” no debería tomarse muy seriamente. Existe entonces lo que llamaremos una parte inferior de la conciencia. De la misma manera, átomos y moléculas existen de tal manera que están “muertos”, o inactivos, dentro de tu sistema, y enseguida vivos y activos, pero no puedes percibir el instante en que ellos no existen. Puesto que tu cuerpo y la totalidad de tu universo físico están compuestos de átomos y moléculas, puedo decirte entonces que la estructura total existe de la misma manera: centellea, se activa y se desactiva, con cierto ritmo, como por ejemplo el ritmo de la respiración.
Existe ritmos totales y dentro de ellos una infinidad de variaciones individuales, algo así como un metabolismo cósmico.
En estos términos, lo que llamas muerte es simplemente la inserción de una duración más larga de aquella pulsación de la que no estás enterado, una pausa larga en esa otra dimensión, por así decirlo.
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