La Experiencia de la "Muerte"
He hablado de los eventos que ocurren inmediatamente después de la muerte, pero también hay otras etapas. Los guías muy útilmente se convierten en parte de tus alucinaciones con el fin de ayudarte a salir de ellas, pero primero que todo, deben ganar tu confianza.
Alguna vez yo mismo actué como guía. La situación es más bien intricada, desde el punto de vista del guía, ya que debe utilizarse la mayor discreción psicológica. El Moisés de un hombre, según descubrí, puede no ser el Moisés de otro hombre. He servido como un meritorio Moisés en varias ocasiones y una vez, aunque sea difícil de creer, para un árabe.
El árabe era un personaje muy interesante, y para ilustrar algunas de las dificultades involucradas, te contaré acerca de él. Odiaba los judíos, pero de alguna manera estaba obsesionado con la idea de que Moisés era más poderoso que Alá y por años este fue el pecado secreto en su conciencia. El árabe estuvo algún tiempo en Constantinopla en el tiempo de las cruzadas. Fue capturado y terminó con un grupo de turcos, todos para ser ejecutados por los cristianos, en este caso de una manera horrible. Le introdujeron en su boca a la fuerza carbones encendidos, para empezar. Primero clamó a Alá y después con mayor desesperación a Moisés, y en el momento en que su conciencia dejaba su cuerpo, Moisés estaba ahí.
El árabe creía en Moisés mucho más que en Alá, y por supuesto yo no sabia hasta el último momento cual forma asumir. Era un tipo muy agradable, y bajo las circunstancias, no me importó cuando parecía esperar una batalla por su alma. Moisés y Alá iban a pelear por él. No se podía quitar de encima la idea de fuerza, aunque había muerto por la fuerza, y nada lo podía persuadir de aceptar algún tipo de paz o arreglo, o un descanso, hasta que algún tipo de batalla de llevara a cabo.
En compañía de un amigo y con otros escenificamos la ceremonia y desde nubes opuestas en el firmamento Alá y yo gritamos nuestro reclamo por su alma, mientras el pobre hombre yacía acobardado en el piso entre nosotros. Ahora, cuando te cuento esta historia con humor, debes entender que las creencias del hombre fueron las que atrajeron la situación y para liberarlo, así debíamos proceder.
Imploré a Jehová, pero en vano, porque el árabe no sabia de Jehová, solo de Moisés, y era en Moisés en quien ponía su fe. Alá desenfundó una espada cósmica y yo le prendí fuego para que la dejara caer. La espada cayó sobre el suelo y la tierra se incendió. Nuestro árabe imploró de nuevo. Vio leguas de seguidores detrás de Alá y leguas de seguidores detrás de mí. Nuestro amigo estaba convencido de que uno de los tres debía ser destruido y temía poderosamente que él sería la víctima.
Finalmente, las nubes opuestas en las que aparecíamos se acercaron. En mi mano sostenía una tabla que decía: “No mataras”. Alá sostenía una espada. A medida que nos acercamos, intercambiamos estos elementos y nuestros seguidores se mezclaron. Nos juntamos formando la imagen de un sol y dijimos: “Somos uno”. Las dos ideas diametralmente opuestas tenían que mezclarse o el hombre no habría tenido paz, y solo cuando estos opuestos fueron unificados, pudimos empezar a explicarle su situación.
Para ser un guía se requiere gran disciplina y entrenamiento. Antes del evento mencionado anteriormente, yo había dedicado muchas vidas actuando como guía bajo la tutela de otro en mis estados del sueño diarios.
Es posible que te pierdas momentáneamente en las alucinaciones que se forman y en esos casos otro maestro debe sacarte de ellas.
Se necesitan ensayos delicados de los procesos psicológicos y la variedad de alucinaciones en las que puedes involucrarte son infinitas. Por ejemplo, tú puedes tomar la forma de la mascota muerta muy amada de una persona.
Todas estas actividades alucinatorias usualmente tienen lugar por un corto tiempo inmediatamente después de la muerte. Algunos individuos están totalmente conscientes de sus circunstancias, como consecuencia de entrenamiento y desarrollo previos y estarán listos, después de un descanso, si desean progresar a otras etapas.
Alguna vez yo mismo actué como guía. La situación es más bien intricada, desde el punto de vista del guía, ya que debe utilizarse la mayor discreción psicológica. El Moisés de un hombre, según descubrí, puede no ser el Moisés de otro hombre. He servido como un meritorio Moisés en varias ocasiones y una vez, aunque sea difícil de creer, para un árabe.
El árabe era un personaje muy interesante, y para ilustrar algunas de las dificultades involucradas, te contaré acerca de él. Odiaba los judíos, pero de alguna manera estaba obsesionado con la idea de que Moisés era más poderoso que Alá y por años este fue el pecado secreto en su conciencia. El árabe estuvo algún tiempo en Constantinopla en el tiempo de las cruzadas. Fue capturado y terminó con un grupo de turcos, todos para ser ejecutados por los cristianos, en este caso de una manera horrible. Le introdujeron en su boca a la fuerza carbones encendidos, para empezar. Primero clamó a Alá y después con mayor desesperación a Moisés, y en el momento en que su conciencia dejaba su cuerpo, Moisés estaba ahí.
El árabe creía en Moisés mucho más que en Alá, y por supuesto yo no sabia hasta el último momento cual forma asumir. Era un tipo muy agradable, y bajo las circunstancias, no me importó cuando parecía esperar una batalla por su alma. Moisés y Alá iban a pelear por él. No se podía quitar de encima la idea de fuerza, aunque había muerto por la fuerza, y nada lo podía persuadir de aceptar algún tipo de paz o arreglo, o un descanso, hasta que algún tipo de batalla de llevara a cabo.
En compañía de un amigo y con otros escenificamos la ceremonia y desde nubes opuestas en el firmamento Alá y yo gritamos nuestro reclamo por su alma, mientras el pobre hombre yacía acobardado en el piso entre nosotros. Ahora, cuando te cuento esta historia con humor, debes entender que las creencias del hombre fueron las que atrajeron la situación y para liberarlo, así debíamos proceder.
Imploré a Jehová, pero en vano, porque el árabe no sabia de Jehová, solo de Moisés, y era en Moisés en quien ponía su fe. Alá desenfundó una espada cósmica y yo le prendí fuego para que la dejara caer. La espada cayó sobre el suelo y la tierra se incendió. Nuestro árabe imploró de nuevo. Vio leguas de seguidores detrás de Alá y leguas de seguidores detrás de mí. Nuestro amigo estaba convencido de que uno de los tres debía ser destruido y temía poderosamente que él sería la víctima.
Finalmente, las nubes opuestas en las que aparecíamos se acercaron. En mi mano sostenía una tabla que decía: “No mataras”. Alá sostenía una espada. A medida que nos acercamos, intercambiamos estos elementos y nuestros seguidores se mezclaron. Nos juntamos formando la imagen de un sol y dijimos: “Somos uno”. Las dos ideas diametralmente opuestas tenían que mezclarse o el hombre no habría tenido paz, y solo cuando estos opuestos fueron unificados, pudimos empezar a explicarle su situación.
Para ser un guía se requiere gran disciplina y entrenamiento. Antes del evento mencionado anteriormente, yo había dedicado muchas vidas actuando como guía bajo la tutela de otro en mis estados del sueño diarios.
Es posible que te pierdas momentáneamente en las alucinaciones que se forman y en esos casos otro maestro debe sacarte de ellas.
Se necesitan ensayos delicados de los procesos psicológicos y la variedad de alucinaciones en las que puedes involucrarte son infinitas. Por ejemplo, tú puedes tomar la forma de la mascota muerta muy amada de una persona.
Todas estas actividades alucinatorias usualmente tienen lugar por un corto tiempo inmediatamente después de la muerte. Algunos individuos están totalmente conscientes de sus circunstancias, como consecuencia de entrenamiento y desarrollo previos y estarán listos, después de un descanso, si desean progresar a otras etapas.
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