Aunque puedes no darte cuenta, tú realmente diriges tus vidas subjetivas de una manera más bien circular. Pretende que el momento presente es como una rueda, con tu concentración en el eje. Para mantener lo que concibes como el impulso del tiempo, el eje está conectado por radios a la estructura circular exterior. De otra manera, el solo eje no te llevaría a ninguna parte, y tu “impulso” ni siquiera te daría un viaje lleno de baches.
Tu viaje a través del tiempo, sin embargo, parece ir suavemente: La rueda gira siempre adelante. Ella puede girar hacia atrás también, pero en tu intención tienes en la mente una dirección hacia delante, e ir hacia atrás parecería desviarte de tu propósito.
El movimiento hacia adelante te lleva hacia el futuro, fuera del pasado desde el cual parece estás emergiendo. Así trazas una línea recta, parece, a través del tiempo, nunca dándote cuenta en nuestra analogía que el movimiento circular de la rueda te permite cambiar este rumbo. El eje del presente, por consiguiente, se mantiene unido por los “radios.” Estos no tienen nada que ver con tus ideas de causa y efecto en absoluto. En cambio se refieren al movimiento circular de tu propia psique a medida que parece progresar en el tiempo. Cada momento presente de tu experiencia depende del futuro, así como del pasado, de tu muerte, así como de tu nacimiento. Tu nacimiento y tu muerte están incorporados conjuntamente, por así decirlo, uno implícito en la otra.
No podrías morir, a menos que fueras el tipo de criatura que nació, ni podrías tener un momento presente tal como lo consideras. Tu cuerpo es consciente del hecho de su muerte al nacer, y de su nacimiento al morir, ya que todas sus posibilidades para la acción tienen lugar en el área intermedia. La muerte es por consiguiente tan creativa como el nacimiento, y tan necesaria para la acción y la conciencia, en tus términos.
No es así de sencillo, sin embargo, ya que vives en medio de multitudinarias pequeñas muertes y pequeños nacimientos todo el tiempo, que son registrados por el cuerpo y por la psique. Conscientemente, usualmente no estás enterado de ellas. El pensamiento lógico, utilizando las definiciones usuales, se entiende con causa y efecto, y depende de una secuencia directa del tiempo para su estructura. Se construye paso a paso. Está tejido dentro de tu lenguaje. De acuerdo con el pensamiento y el lenguaje lógicos podrías decir: “Voy a una fiesta hoy porque fui invitado la semana pasada y dije que la atendería.” Eso tiene sentido. No puedes decir: “Voy a una fiesta hoy porque voy a encontrarme con un individuo allí que será muy importante para mi vida dentro de cinco años.” Eso no tiene sentido en términos de pensamiento y lenguaje lógicos, ya que en el último ejemplo causa y efecto existirían simultáneamente – o peor, el efecto existiría antes de la causa.
En todos los otros niveles conscientes que no sean normales, sin embargo, te entiendes muy efectivamente con probabilidades. Las células mantienen su integridad escogiendo una probabilidad por encima de otras. El eje presente de la rueda, por consiguiente, no es más que un presente prominente, operacionalmente válido. Causa y efecto, tal como los concibes, aparecen solo por el movimiento, el movimiento relativo, de la rueda en nuestra analogía.
Cuando tus ojos están en el camino del tiempo, por lo tanto, olvidas el movimiento circular de tu ser. Cuando sueñas o duermes, sin embargo, el mundo de causa y efecto, o bien desaparece, o parece confuso y caótico. Las imágenes del día normal son mezcladas y combinadas de tal manera que las combinaciones se forman muy diferentes a aquellas observadas a la luz del día. Las normas conocidas que gobiernan el comportamiento de las criaturas y de los objetos en los sueños parecen no aplicar más. El pasado, el presente y el futuro se unen en una alianza extraña en la que, si estuvieras despierto, perderías todo fundamento mental. La naturaleza circular de la psique hasta cierto punto se hace a si misma conocida. Cuando piensas en los sueños, usualmente consideras aquellos aspectos de él solamente, comentando quizá sobre las actividades extrañas, las yuxtaposiciones extrañas, y el carácter extraño de la vida del sueño misma. Muy pocos son impactados por el hecho del orden de sus propios sueños, o impresionados por la restricción fundamental que permite tales eventos a veces espectaculares que ocurren en una estructura física relativamente restringida.
Por ejemplo, en un sueño de veinte minutos, se pueden experimentar eventos que tomarían años. El cuerpo envejece sus veinte minutos de tiempo, y eso es todo. En los sueños, la experiencia es periférica, en el sentido de que ella se sumerge en tu tiempo y lo toca, dejando ondas; pero los eventos del sueño mismos existen en gran medida fuera del tiempo. La experiencia del sueño es ordenada de una manera circular. Algunas veces ella nunca toca el eje de tu momento presente en absoluto, tal como lo concibes, en cuanto concierne a tu memoria; y sin embargo el sueño existe, y es registrado a todos los otros niveles de tu existencia, incluyendo la celular.
Siempre traduces la experiencia a términos que puedas comprender. Por supuesto la traducción es real. El sueño, tal como lo recuerdas, ya es una traducción, pero una experimentada. Así como el lenguaje que conoces depende de otros lenguajes, y de las pausas y silencios implícitos, así mismo el sueño que experimentas y recuerdas es también una declaración de la psique llegando a la prominencia; pero también depende de otros eventos que no recuerdas, y que tu conciencia, como ella opera ahora, debe automáticamente traducir a sus propios términos.
Tu viaje a través del tiempo, sin embargo, parece ir suavemente: La rueda gira siempre adelante. Ella puede girar hacia atrás también, pero en tu intención tienes en la mente una dirección hacia delante, e ir hacia atrás parecería desviarte de tu propósito.
El movimiento hacia adelante te lleva hacia el futuro, fuera del pasado desde el cual parece estás emergiendo. Así trazas una línea recta, parece, a través del tiempo, nunca dándote cuenta en nuestra analogía que el movimiento circular de la rueda te permite cambiar este rumbo. El eje del presente, por consiguiente, se mantiene unido por los “radios.” Estos no tienen nada que ver con tus ideas de causa y efecto en absoluto. En cambio se refieren al movimiento circular de tu propia psique a medida que parece progresar en el tiempo. Cada momento presente de tu experiencia depende del futuro, así como del pasado, de tu muerte, así como de tu nacimiento. Tu nacimiento y tu muerte están incorporados conjuntamente, por así decirlo, uno implícito en la otra.
No podrías morir, a menos que fueras el tipo de criatura que nació, ni podrías tener un momento presente tal como lo consideras. Tu cuerpo es consciente del hecho de su muerte al nacer, y de su nacimiento al morir, ya que todas sus posibilidades para la acción tienen lugar en el área intermedia. La muerte es por consiguiente tan creativa como el nacimiento, y tan necesaria para la acción y la conciencia, en tus términos.
No es así de sencillo, sin embargo, ya que vives en medio de multitudinarias pequeñas muertes y pequeños nacimientos todo el tiempo, que son registrados por el cuerpo y por la psique. Conscientemente, usualmente no estás enterado de ellas. El pensamiento lógico, utilizando las definiciones usuales, se entiende con causa y efecto, y depende de una secuencia directa del tiempo para su estructura. Se construye paso a paso. Está tejido dentro de tu lenguaje. De acuerdo con el pensamiento y el lenguaje lógicos podrías decir: “Voy a una fiesta hoy porque fui invitado la semana pasada y dije que la atendería.” Eso tiene sentido. No puedes decir: “Voy a una fiesta hoy porque voy a encontrarme con un individuo allí que será muy importante para mi vida dentro de cinco años.” Eso no tiene sentido en términos de pensamiento y lenguaje lógicos, ya que en el último ejemplo causa y efecto existirían simultáneamente – o peor, el efecto existiría antes de la causa.
En todos los otros niveles conscientes que no sean normales, sin embargo, te entiendes muy efectivamente con probabilidades. Las células mantienen su integridad escogiendo una probabilidad por encima de otras. El eje presente de la rueda, por consiguiente, no es más que un presente prominente, operacionalmente válido. Causa y efecto, tal como los concibes, aparecen solo por el movimiento, el movimiento relativo, de la rueda en nuestra analogía.
Cuando tus ojos están en el camino del tiempo, por lo tanto, olvidas el movimiento circular de tu ser. Cuando sueñas o duermes, sin embargo, el mundo de causa y efecto, o bien desaparece, o parece confuso y caótico. Las imágenes del día normal son mezcladas y combinadas de tal manera que las combinaciones se forman muy diferentes a aquellas observadas a la luz del día. Las normas conocidas que gobiernan el comportamiento de las criaturas y de los objetos en los sueños parecen no aplicar más. El pasado, el presente y el futuro se unen en una alianza extraña en la que, si estuvieras despierto, perderías todo fundamento mental. La naturaleza circular de la psique hasta cierto punto se hace a si misma conocida. Cuando piensas en los sueños, usualmente consideras aquellos aspectos de él solamente, comentando quizá sobre las actividades extrañas, las yuxtaposiciones extrañas, y el carácter extraño de la vida del sueño misma. Muy pocos son impactados por el hecho del orden de sus propios sueños, o impresionados por la restricción fundamental que permite tales eventos a veces espectaculares que ocurren en una estructura física relativamente restringida.
Por ejemplo, en un sueño de veinte minutos, se pueden experimentar eventos que tomarían años. El cuerpo envejece sus veinte minutos de tiempo, y eso es todo. En los sueños, la experiencia es periférica, en el sentido de que ella se sumerge en tu tiempo y lo toca, dejando ondas; pero los eventos del sueño mismos existen en gran medida fuera del tiempo. La experiencia del sueño es ordenada de una manera circular. Algunas veces ella nunca toca el eje de tu momento presente en absoluto, tal como lo concibes, en cuanto concierne a tu memoria; y sin embargo el sueño existe, y es registrado a todos los otros niveles de tu existencia, incluyendo la celular.
Siempre traduces la experiencia a términos que puedas comprender. Por supuesto la traducción es real. El sueño, tal como lo recuerdas, ya es una traducción, pero una experimentada. Así como el lenguaje que conoces depende de otros lenguajes, y de las pausas y silencios implícitos, así mismo el sueño que experimentas y recuerdas es también una declaración de la psique llegando a la prominencia; pero también depende de otros eventos que no recuerdas, y que tu conciencia, como ella opera ahora, debe automáticamente traducir a sus propios términos.
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