Casi cualquier pregunta que puedas hacer acerca de Dios, con mayúsculas, puede legítimamente hacerse también para la psique. Te parece que te conoces a ti mismo, pero tomas la existencia de tu psique con base en la fe. Cuando dices: “Quiero encontrarme a mi mismo,” usualmente das por sentado que hay una versión de ti mismo completa, hecha y terminada que has extraviado en alguna parte. Cuando piensas en encontrar a Dios, con frecuencia piensas en los mismos términos.
Ahora bien, tú estás “alrededor de tú mismo” todo el tiempo. Estás siempre convirtiéndote en tú mismo. En una manera de decirlo, tú estás “compuesto” de aquellos patrones de tú mismo que están juntándose por todas partes. No puedes dejar de ser tú mismo. Biológicamente, mentalmente y espiritualmente, estás marcado como separado de todos los otros, y ningún pretexto de convencionalidad puede esconder jamás esa inefable singularidad. No puedes ser sino tú mismo entonces.
De una manera, físicamente eres un lenguaje molecular que comunica con otros, pero un lenguaje con sus propias peculiaridades, como si hablando una lengua aceptada te expresaras con un acento biológico que llevara su propio sabor y significado.
Cuando preguntas: “Qué es mi psique, o mi alma, o quien soy Yo?, por supuesto estás buscando tu propio significado como aparte de lo que ya sabes acerca de ti. En ese contexto, Dios es tan conocido y tan desconocido como tú lo eres para ti mismo. Los dos, Dios y la psique, se están expandiendo constantemente – son inexpresables, y siempre están llegando a ser.
Preguntarás muy probablemente, “Llegando a ser que?”, ya que para ti usualmente parece que todo movimiento tiende hacia un estado de terminación de uno u otro tipo. Piensas, por consiguiente, en términos de llegando a ser perfecto, o llegando a ser libre. Las palabras “llegando a ser” por si mismas parecen dejarte en el aire, por así decirlo, suspendidas sin definiciones. Si digo, “Estás llegando a ser lo que ya eres,” entonces mi observación suena sin sentido, puesto que si ya eres, como puedes llegar a ser lo que ya está cumplido? En términos más amplios, sin embargo, lo que tú eres es siempre más extenso que tu conocimiento de ti mismo, ya que en la vida física no puedes seguir el ritmo de tu propia actividad psicológica y psíquica.
De nuevo, en cierta forma, tu cuerpo habla un lenguaje biológico, pero, en esos términos, eres bilingüe, por decir lo menos. Te entiendes con ciertos tipos de organizaciones. Ellas pueden equipararse con verbos, adjetivos y sustantivos biológicos. Estos resultan en ciertas secuencias de tiempo que pueden compararse a frases, escritas y leídas desde un lado al otro.
Pretende que tu experiencia de vida es la página de un libro que tú escribes, lees, y experimentas de arriba abajo, de derecha a izquierda, frase por frase, parágrafo por parágrafo. Ese es el tú que conoces – la visión del mundo que comprendes. Sin embargo, otros “tú” tan legítimos pueden escribir, leer, y experimentar la misma pagina hacia atrás, o leer cada letra hacia abajo o hacia atrás de nuevo, tal como lo harías con una columna de figuras. U otros podrían mezclar y combinar las letras en formas totalmente diferentes, formando frases totalmente diferentes. Todavía otra, más extensa, podrías estar enterado de todos los diferentes métodos para experimentar esa página en particular, la que es tu vida, tal como la comprendes.
Piensas que tu propia conciencia es la única culminación lógica de la realidad de tu cuerpo. Te lees a ti mismo en una cierta forma aceptada. En la “totalidad del libro de la vida,” sin embargo, hablando solo físicamente, hay interrelaciones a niveles adyacentes que no percibes, a medida que otras partes de tu propia conciencia biológica, o lenguaje biológico, se relacionan con la totalidad del tejido viviente del mundo. En términos físicos, estás vivo por subestructuras – psíquicas, espirituales y biológicas – de las que difícilmente tienes comprensión alguna.
Estas están implícitas, sin embargo, en la naturaleza de tu propia conciencia, la que no podría existir de otra manera a como la conoces. Así como el lenguaje gana y logra su significado, no solo por lo que está incluido en él, sino también por lo que está excluido, así mismo tu conciencia logra su estabilidad también por exclusiones.
Lo que eres, está implícito en la naturaleza de lo que no eres. Por la misma razón, tú eres lo que eres por la existencia de lo que no eres.
Ahora bien, tú estás “alrededor de tú mismo” todo el tiempo. Estás siempre convirtiéndote en tú mismo. En una manera de decirlo, tú estás “compuesto” de aquellos patrones de tú mismo que están juntándose por todas partes. No puedes dejar de ser tú mismo. Biológicamente, mentalmente y espiritualmente, estás marcado como separado de todos los otros, y ningún pretexto de convencionalidad puede esconder jamás esa inefable singularidad. No puedes ser sino tú mismo entonces.
De una manera, físicamente eres un lenguaje molecular que comunica con otros, pero un lenguaje con sus propias peculiaridades, como si hablando una lengua aceptada te expresaras con un acento biológico que llevara su propio sabor y significado.
Cuando preguntas: “Qué es mi psique, o mi alma, o quien soy Yo?, por supuesto estás buscando tu propio significado como aparte de lo que ya sabes acerca de ti. En ese contexto, Dios es tan conocido y tan desconocido como tú lo eres para ti mismo. Los dos, Dios y la psique, se están expandiendo constantemente – son inexpresables, y siempre están llegando a ser.
Preguntarás muy probablemente, “Llegando a ser que?”, ya que para ti usualmente parece que todo movimiento tiende hacia un estado de terminación de uno u otro tipo. Piensas, por consiguiente, en términos de llegando a ser perfecto, o llegando a ser libre. Las palabras “llegando a ser” por si mismas parecen dejarte en el aire, por así decirlo, suspendidas sin definiciones. Si digo, “Estás llegando a ser lo que ya eres,” entonces mi observación suena sin sentido, puesto que si ya eres, como puedes llegar a ser lo que ya está cumplido? En términos más amplios, sin embargo, lo que tú eres es siempre más extenso que tu conocimiento de ti mismo, ya que en la vida física no puedes seguir el ritmo de tu propia actividad psicológica y psíquica.
De nuevo, en cierta forma, tu cuerpo habla un lenguaje biológico, pero, en esos términos, eres bilingüe, por decir lo menos. Te entiendes con ciertos tipos de organizaciones. Ellas pueden equipararse con verbos, adjetivos y sustantivos biológicos. Estos resultan en ciertas secuencias de tiempo que pueden compararse a frases, escritas y leídas desde un lado al otro.
Pretende que tu experiencia de vida es la página de un libro que tú escribes, lees, y experimentas de arriba abajo, de derecha a izquierda, frase por frase, parágrafo por parágrafo. Ese es el tú que conoces – la visión del mundo que comprendes. Sin embargo, otros “tú” tan legítimos pueden escribir, leer, y experimentar la misma pagina hacia atrás, o leer cada letra hacia abajo o hacia atrás de nuevo, tal como lo harías con una columna de figuras. U otros podrían mezclar y combinar las letras en formas totalmente diferentes, formando frases totalmente diferentes. Todavía otra, más extensa, podrías estar enterado de todos los diferentes métodos para experimentar esa página en particular, la que es tu vida, tal como la comprendes.
Piensas que tu propia conciencia es la única culminación lógica de la realidad de tu cuerpo. Te lees a ti mismo en una cierta forma aceptada. En la “totalidad del libro de la vida,” sin embargo, hablando solo físicamente, hay interrelaciones a niveles adyacentes que no percibes, a medida que otras partes de tu propia conciencia biológica, o lenguaje biológico, se relacionan con la totalidad del tejido viviente del mundo. En términos físicos, estás vivo por subestructuras – psíquicas, espirituales y biológicas – de las que difícilmente tienes comprensión alguna.
Estas están implícitas, sin embargo, en la naturaleza de tu propia conciencia, la que no podría existir de otra manera a como la conoces. Así como el lenguaje gana y logra su significado, no solo por lo que está incluido en él, sino también por lo que está excluido, así mismo tu conciencia logra su estabilidad también por exclusiones.
Lo que eres, está implícito en la naturaleza de lo que no eres. Por la misma razón, tú eres lo que eres por la existencia de lo que no eres.
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