En una manera de expresarlo, utilizas el lenguaje de los átomos y las moléculas en tu propia manera particular. Marcas el universo. Lo impactas, lo “estampas.” O lo imprimes con tu propia identidad. A partir de ahora, en esos términos, él siempre te reconoce como tú y no otro. Eres entonces conocido.
En términos más amplios, mientras hablas tu propio lenguaje, el universo también habla “tu” lenguaje, a medida que él mismo se traduce constantemente a tu percepción privada. Recuerda, dije que vivías en tu psique algo en la misma forma en que físicamente habitas en el mundo.
Ese mundo tiene muchos lenguajes. Físicamente, eres como un país dentro de tu psique, con un lenguaje propio. La gente siempre está buscando lenguajes maestros, o uno en particular del cual todos los otros surgieron. En cierta forma, el Latín es un lenguaje maestro. De la misma manera, la gente busca a los dioses, o al Dios, del cual todas las psiques surgen. Aquí estás buscando la fuente implicada, la inexpresada, invisible “pausa,” la organización interior que le da al lenguaje o al ser un vehiculo de expresión. Los lenguajes finalmente llegan a ser arcaicos. Algunas palabras son totalmente olvidadas en un lenguaje, pero brotan en forma alterada en otro. Todos los lenguajes de la tierra, sin embargo, están unidos por las pausas y vacilaciones características, sobre las cuales van los diferentes sonidos.
Aun las alteraciones de pausas obvias entre los lenguajes tienen sentido solo por un ritmo interior implicado y no declarado. Los dioses históricos llegan a ser igualmente arcaicos. Sus diferencias son con frecuencia obvias. Cuando estás aprendiendo un lenguaje, parece estar involucrado un gran misterio. Cuando estás aprendiendo acerca de la naturaleza de la psique, existe un aura aun mayor de lo desconocido. Las partes desconocidas de la psique y sus mas grandes horizontes, por consiguiente, con frecuencia han sido percibidas como dioses o como las psiques mayores de las cuales surgió el ser – así como por ejemplo el Latín es una fuente de los lenguajes románicos.
Utilizando el lenguaje ordinario, hablas con tus compañeros. Escribes historias y comunicaciones. Muchos libros están indicados para ser leídos y nunca para ser hablados en voz alta. A través del lenguaje escrito, la comunicación es enormemente extendida. En contacto directo, sin embargo, encuentras no solamente el lenguaje hablado de otro, sino que se te presenta también la persona comunicadora. El lenguaje hablado es embellecido con sonrisas, ceños fruncidos, u otros gestos, y estos le suman al significado de la palabra hablada.
A menudo cuando lees un libro, silenciosamente vocalizas las palabras, como para reforzar su contenido simbólico con una inmediación más emocional. El lenguaje de la psique, sin embargo, es mucho más rico y más variado. Sus “palabras” surgen vivas. Sus “verbos” se mueven realmente, y simplemente no significan, o representan, movimiento.
Los “sustantivos” llegan a ser lo que ellos significan. Sus declinaciones son multidimensionales. Sus verbos y sustantivos pueden volverse intercambiables. En cierta forma, la psique es su propio lenguaje. “En cualquier momento dado,” todos sus tiempos son tiempo presente. En otras palabras, tiene multitudinarios tiempos, todos en el presente, o tiene multitudinarios tiempos presentes. Dentro de él, ninguna “palabra” muere o se vuelve arcaica. Este lenguaje es experiencia. Psíquicamente, entonces, puedes y no puedes decir que hay una fuente. El hecho mismo de tu pregunta: “Hay un Dios, o una Fuente?” indica que no comprendes el asunto.
De la misma manera, cuando preguntas: “Hay un lenguaje maestro?”, es evidente que no comprendes lo que el lenguaje mismo es. De otra manera sabrías que el lenguaje depende de otros implícitos; y que los dos, o todos ellos, son ellos mismos incluso inseparables, conectados tan cercanamente que es imposible separarlos, aunque tu enfoque pueda estar sobre un solo lenguaje.
Así que la psique y su fuente, o el individuo y Dios, son tan inseparables
e interconectados que un intento de encontrar a uno separado del otro automáticamente confunde el asunto.
El mundo físico implica la existencia de un dios. La existencia de Dios también implica la existencia del mundo físico.
Esta declaración implica lo no declarado, y lo contrario también aplica.
Negar la validez o la importancia del individuo es, por consiguiente, negar también la importancia o validez de Dios, ya que los dos existen uno dentro del otro, y tú no los puedes separar.
Desde un extremo de la realidad gritas: “Donde está Dios?” y desde el otro extremo llega la respuesta: “Yo soy Yo.” Yo en mayúsculas. Desde el otro extremo de la realidad, Dios sigue gritando: “Quien soy Yo?” y se encuentra a si mismo en ti. Eres por lo tanto parte de la fuente, y de esta manera todo lo demás es manifestado. Por lo que Dios es, tú eres. Por lo que tú eres, Dios es.
En un nivel consciente, ciertamente tú no eres todo lo que Dios es, ya que esa es la parte no declarada, no manifestada de ti mismo. Tu ser va encima de la realidad no declarada, así como la letra del alfabeto va encima de la organización interior que está implícita por su existencia. En esos términos, tus partes no declaradas “alcanzan hacia atrás una Fuente llamada Dios,” así como varios lenguajes pueden rastrearse hacia atrás a su fuente. Los lenguajes maestros pueden compararse con los dioses históricos. Cada persona viva es parte del Dios viviente, apoyado en la vida por el poder magnífico de la naturaleza, la cual es Dios traducido en los elementos de la tierra y del universo.
En términos más amplios, mientras hablas tu propio lenguaje, el universo también habla “tu” lenguaje, a medida que él mismo se traduce constantemente a tu percepción privada. Recuerda, dije que vivías en tu psique algo en la misma forma en que físicamente habitas en el mundo.
Ese mundo tiene muchos lenguajes. Físicamente, eres como un país dentro de tu psique, con un lenguaje propio. La gente siempre está buscando lenguajes maestros, o uno en particular del cual todos los otros surgieron. En cierta forma, el Latín es un lenguaje maestro. De la misma manera, la gente busca a los dioses, o al Dios, del cual todas las psiques surgen. Aquí estás buscando la fuente implicada, la inexpresada, invisible “pausa,” la organización interior que le da al lenguaje o al ser un vehiculo de expresión. Los lenguajes finalmente llegan a ser arcaicos. Algunas palabras son totalmente olvidadas en un lenguaje, pero brotan en forma alterada en otro. Todos los lenguajes de la tierra, sin embargo, están unidos por las pausas y vacilaciones características, sobre las cuales van los diferentes sonidos.
Aun las alteraciones de pausas obvias entre los lenguajes tienen sentido solo por un ritmo interior implicado y no declarado. Los dioses históricos llegan a ser igualmente arcaicos. Sus diferencias son con frecuencia obvias. Cuando estás aprendiendo un lenguaje, parece estar involucrado un gran misterio. Cuando estás aprendiendo acerca de la naturaleza de la psique, existe un aura aun mayor de lo desconocido. Las partes desconocidas de la psique y sus mas grandes horizontes, por consiguiente, con frecuencia han sido percibidas como dioses o como las psiques mayores de las cuales surgió el ser – así como por ejemplo el Latín es una fuente de los lenguajes románicos.
Utilizando el lenguaje ordinario, hablas con tus compañeros. Escribes historias y comunicaciones. Muchos libros están indicados para ser leídos y nunca para ser hablados en voz alta. A través del lenguaje escrito, la comunicación es enormemente extendida. En contacto directo, sin embargo, encuentras no solamente el lenguaje hablado de otro, sino que se te presenta también la persona comunicadora. El lenguaje hablado es embellecido con sonrisas, ceños fruncidos, u otros gestos, y estos le suman al significado de la palabra hablada.
A menudo cuando lees un libro, silenciosamente vocalizas las palabras, como para reforzar su contenido simbólico con una inmediación más emocional. El lenguaje de la psique, sin embargo, es mucho más rico y más variado. Sus “palabras” surgen vivas. Sus “verbos” se mueven realmente, y simplemente no significan, o representan, movimiento.
Los “sustantivos” llegan a ser lo que ellos significan. Sus declinaciones son multidimensionales. Sus verbos y sustantivos pueden volverse intercambiables. En cierta forma, la psique es su propio lenguaje. “En cualquier momento dado,” todos sus tiempos son tiempo presente. En otras palabras, tiene multitudinarios tiempos, todos en el presente, o tiene multitudinarios tiempos presentes. Dentro de él, ninguna “palabra” muere o se vuelve arcaica. Este lenguaje es experiencia. Psíquicamente, entonces, puedes y no puedes decir que hay una fuente. El hecho mismo de tu pregunta: “Hay un Dios, o una Fuente?” indica que no comprendes el asunto.
De la misma manera, cuando preguntas: “Hay un lenguaje maestro?”, es evidente que no comprendes lo que el lenguaje mismo es. De otra manera sabrías que el lenguaje depende de otros implícitos; y que los dos, o todos ellos, son ellos mismos incluso inseparables, conectados tan cercanamente que es imposible separarlos, aunque tu enfoque pueda estar sobre un solo lenguaje.
Así que la psique y su fuente, o el individuo y Dios, son tan inseparables
e interconectados que un intento de encontrar a uno separado del otro automáticamente confunde el asunto.
El mundo físico implica la existencia de un dios. La existencia de Dios también implica la existencia del mundo físico.
Esta declaración implica lo no declarado, y lo contrario también aplica.
Negar la validez o la importancia del individuo es, por consiguiente, negar también la importancia o validez de Dios, ya que los dos existen uno dentro del otro, y tú no los puedes separar.
Desde un extremo de la realidad gritas: “Donde está Dios?” y desde el otro extremo llega la respuesta: “Yo soy Yo.” Yo en mayúsculas. Desde el otro extremo de la realidad, Dios sigue gritando: “Quien soy Yo?” y se encuentra a si mismo en ti. Eres por lo tanto parte de la fuente, y de esta manera todo lo demás es manifestado. Por lo que Dios es, tú eres. Por lo que tú eres, Dios es.
En un nivel consciente, ciertamente tú no eres todo lo que Dios es, ya que esa es la parte no declarada, no manifestada de ti mismo. Tu ser va encima de la realidad no declarada, así como la letra del alfabeto va encima de la organización interior que está implícita por su existencia. En esos términos, tus partes no declaradas “alcanzan hacia atrás una Fuente llamada Dios,” así como varios lenguajes pueden rastrearse hacia atrás a su fuente. Los lenguajes maestros pueden compararse con los dioses históricos. Cada persona viva es parte del Dios viviente, apoyado en la vida por el poder magnífico de la naturaleza, la cual es Dios traducido en los elementos de la tierra y del universo.
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