Así como la tierra está compuesta de muchos entornos, así mismo lo está la psique. Así como hay diferentes continentes, islas, montañas, mares y penínsulas, así mismo la psique toma varias formas. Si vives en un país, con frecuencia consideras a los nativos de otras áreas del mundo como extranjeros, mientras ellos, por supuesto, te ven a la misma luz. En esos términos, la psique contiene muchos otros niveles de realidad. Desde tu punto de vista, estos podrían parecer extraños, y sin embargo ellos son tan parte de tu psique como tu madre patria es parte de la tierra.
Diferentes países siguen diferentes tipos de constituciones, e incluso dentro de cualquier área geográfica puede haber varias leyes locales seguidas por el pueblo. Por ejemplo, si vas conduciendo un auto, puedes descubrir para tu desazón que el límite de velocidad local en una pequeña población es menor que en otra. De la misma manera, diferentes partes de la psique existen con sus propias “leyes” locales y sus diferentes tipos de “gobierno.” Cada una de ellas posee su propia geografía característica.
Si estas viajando alrededor del mundo, tienes que hacer frecuentes ajustes del tiempo. Cuando viajas a través de la psique, también descubrirás que tu propio tiempo es estrujado automáticamente fuera de forma. Si por un momento tratas de imaginar que estabas en capacidad de llevar tu propio tiempo contigo en tal viaje, todo empacado cuidadosamente en un reloj de pulsera, estarías entonces bastante sorprendido ante lo que sucedería.
A medida que te aproximas a los limites de ciertas tierras psíquicas, el reloj correría hacia atrás. A medida en que entras en otros reinos de la psique, tu reloj iría más rápido o más despacio. Ahora bien, si el tiempo súbitamente corre hacia atrás, tú lo notarias. Si corre más rápido o más despacio lo suficiente, también notarias las diferencias. Si el tiempo corrió hacia atrás muy lentamente, y de acuerdo con las condiciones, podrías no enterarte de la diferencia, porque te tomaría mucho “tiempo” ir del momento presente al “anterior” lo que podría impactarte en cambio, simplemente con el sentimiento de que algo era familiar, como si hubiera ocurrido antes.
En otras tierras de la psique, sin embargo, otros eventos aun más extraños podrían ocurrir. El reloj mismo podría cambiar de forma, o volverse pesado como una roca, o tan liviano como un gas, de tal manera que no podrías leer el tiempo en absoluto. O las manecillas podrían no moverse nunca. Partes diferentes de la psique están familiarizadas con todas estas ocurrencias mencionadas – porque la psique pasa por encima de cualquiera de las leyes locales que reconoces como “oficiales”, y tiene dentro de sí misma la capacidad de tratar con un número infinito de experiencias de realidad.
Ahora bien: Obviamente tu cuerpo físico tiene capacidades que muy pocos pueden usar para un completo beneficio. Sin embargo, más allá de esto, la especie misma posee las posibilidades para las adaptaciones que le permitan existir y persistir en el entorno físico bajo condiciones drásticamente diferentes. Ocultas dentro de la estructura biológica corporal hay especializaciones latentes que le permitirían a la especie continuar, y que toman en consideración cualquiera de los cambios planetarios que puedan ocurrir por las razones que sean.
La psique, sin embargo, mientras está sintonizada con la tierra en tu experiencia, tiene también muchos otros sistemas de realidad “para contender.” Cada psique contiene entonces dentro de ella los potenciales, las habilidades, y los poderes que son posibles, o que están en capacidad de realizarse bajo las condiciones que sean.
La psique, tu psique, puede registrar y experimentar el tiempo hacia atrás, hacia adelante, - o hacia los lados, a través de sistemas de presentes alternos – o puede mantener su propia integridad en entornos sin tiempo. La psique es la creadora de los complejos del tiempo. Teóricamente, el momento más fugaz de tu día puede ser prolongado indefinidamente. Esta no seria una elongación estática, sin embargo, sino una vivida profundización dentro del momento, desde el cual todo el tiempo, tal como lo concibes, el pasado y el futuro y todas sus probabilidades, podría surgir.
Si estás leyendo este libro, es porque ya te has cansado de los conceptos oficiales. Ya has empezado a sentir aquellas más grandes dimensiones de tu ser. Ya estás listo para apartarte de todas las doctrinas convencionales y, en uno u otro grado, estás impaciente por examinar y experimentar el flujo natural de la naturaleza que es tu derecho de nacimiento. Ese derecho de nacimiento ha sido por largo tiempo vestido con símbolos y mitologías.
La conciencia forma los símbolos. No lo contrario. Los símbolos son grandes juguetes exuberantes. Puedes construir con ellos, como puedes hacerlo con los bloques de los niños. Puedes aprender de ellos, como alguna vez juntaste los bloques del alfabeto en una pila en la escuela. Los símbolos son tan naturales para tu mente como lo son los árboles para la tierra. Hay una diferencia, sin embargo, entre una historia contada a los niños acerca de los bosques, y un niño real en un bosque real. Ambos, la historia y el bosque son “reales”. Pero, en tus términos, el niño entrando en el bosque real llega a involucrarse en su ciclo de vida, pisa las hojas que cayeron ayer, descansa bajo árboles mucho más viejos que su memoria, y mira hacia arriba en la noche para ver una luna que pronto desaparecerá. Mirando una ilustración del bosque puede darle al niño excelentes experiencias imaginarias, pero serán de una clase diferente, y el niño conoce la diferencia.
Si confundes los símbolos con la realidad, sin embargo, programarás tu experiencia, e insistirás en que cada bosque luce como los cuadros en tu libro. En otras palabras, esperarás que tus propias experiencias con varias partes de tu psique sean más o menos las mismas. Llevarás tus leyes locales contigo, y tratarás de leer el tiempo psíquico con tu reloj de pulsera.
Tendremos que utilizar algunos de tus términos, sin embargo, particularmente al comienzo. Otros términos con los que estas familiarizado, los dejaremos por fuera de todo reconocimiento. La realidad de tu propio ser no puede ser definida por nadie, solo por ti, y entonces tu propia definición debe entenderse como un punto de referencia en el mejor de los casos. El psicólogo, el sacerdote, el físico, el filósofo o el gurú, puede explicarte tu propia psique, solamente en la medida en que esos especialistas puedan olvidar que son especialistas, y entenderse directamente con la psique privada, desde la cual provienen todas las especializaciones.
Diferentes países siguen diferentes tipos de constituciones, e incluso dentro de cualquier área geográfica puede haber varias leyes locales seguidas por el pueblo. Por ejemplo, si vas conduciendo un auto, puedes descubrir para tu desazón que el límite de velocidad local en una pequeña población es menor que en otra. De la misma manera, diferentes partes de la psique existen con sus propias “leyes” locales y sus diferentes tipos de “gobierno.” Cada una de ellas posee su propia geografía característica.
Si estas viajando alrededor del mundo, tienes que hacer frecuentes ajustes del tiempo. Cuando viajas a través de la psique, también descubrirás que tu propio tiempo es estrujado automáticamente fuera de forma. Si por un momento tratas de imaginar que estabas en capacidad de llevar tu propio tiempo contigo en tal viaje, todo empacado cuidadosamente en un reloj de pulsera, estarías entonces bastante sorprendido ante lo que sucedería.
A medida que te aproximas a los limites de ciertas tierras psíquicas, el reloj correría hacia atrás. A medida en que entras en otros reinos de la psique, tu reloj iría más rápido o más despacio. Ahora bien, si el tiempo súbitamente corre hacia atrás, tú lo notarias. Si corre más rápido o más despacio lo suficiente, también notarias las diferencias. Si el tiempo corrió hacia atrás muy lentamente, y de acuerdo con las condiciones, podrías no enterarte de la diferencia, porque te tomaría mucho “tiempo” ir del momento presente al “anterior” lo que podría impactarte en cambio, simplemente con el sentimiento de que algo era familiar, como si hubiera ocurrido antes.
En otras tierras de la psique, sin embargo, otros eventos aun más extraños podrían ocurrir. El reloj mismo podría cambiar de forma, o volverse pesado como una roca, o tan liviano como un gas, de tal manera que no podrías leer el tiempo en absoluto. O las manecillas podrían no moverse nunca. Partes diferentes de la psique están familiarizadas con todas estas ocurrencias mencionadas – porque la psique pasa por encima de cualquiera de las leyes locales que reconoces como “oficiales”, y tiene dentro de sí misma la capacidad de tratar con un número infinito de experiencias de realidad.
Ahora bien: Obviamente tu cuerpo físico tiene capacidades que muy pocos pueden usar para un completo beneficio. Sin embargo, más allá de esto, la especie misma posee las posibilidades para las adaptaciones que le permitan existir y persistir en el entorno físico bajo condiciones drásticamente diferentes. Ocultas dentro de la estructura biológica corporal hay especializaciones latentes que le permitirían a la especie continuar, y que toman en consideración cualquiera de los cambios planetarios que puedan ocurrir por las razones que sean.
La psique, sin embargo, mientras está sintonizada con la tierra en tu experiencia, tiene también muchos otros sistemas de realidad “para contender.” Cada psique contiene entonces dentro de ella los potenciales, las habilidades, y los poderes que son posibles, o que están en capacidad de realizarse bajo las condiciones que sean.
La psique, tu psique, puede registrar y experimentar el tiempo hacia atrás, hacia adelante, - o hacia los lados, a través de sistemas de presentes alternos – o puede mantener su propia integridad en entornos sin tiempo. La psique es la creadora de los complejos del tiempo. Teóricamente, el momento más fugaz de tu día puede ser prolongado indefinidamente. Esta no seria una elongación estática, sin embargo, sino una vivida profundización dentro del momento, desde el cual todo el tiempo, tal como lo concibes, el pasado y el futuro y todas sus probabilidades, podría surgir.
Si estás leyendo este libro, es porque ya te has cansado de los conceptos oficiales. Ya has empezado a sentir aquellas más grandes dimensiones de tu ser. Ya estás listo para apartarte de todas las doctrinas convencionales y, en uno u otro grado, estás impaciente por examinar y experimentar el flujo natural de la naturaleza que es tu derecho de nacimiento. Ese derecho de nacimiento ha sido por largo tiempo vestido con símbolos y mitologías.
La conciencia forma los símbolos. No lo contrario. Los símbolos son grandes juguetes exuberantes. Puedes construir con ellos, como puedes hacerlo con los bloques de los niños. Puedes aprender de ellos, como alguna vez juntaste los bloques del alfabeto en una pila en la escuela. Los símbolos son tan naturales para tu mente como lo son los árboles para la tierra. Hay una diferencia, sin embargo, entre una historia contada a los niños acerca de los bosques, y un niño real en un bosque real. Ambos, la historia y el bosque son “reales”. Pero, en tus términos, el niño entrando en el bosque real llega a involucrarse en su ciclo de vida, pisa las hojas que cayeron ayer, descansa bajo árboles mucho más viejos que su memoria, y mira hacia arriba en la noche para ver una luna que pronto desaparecerá. Mirando una ilustración del bosque puede darle al niño excelentes experiencias imaginarias, pero serán de una clase diferente, y el niño conoce la diferencia.
Si confundes los símbolos con la realidad, sin embargo, programarás tu experiencia, e insistirás en que cada bosque luce como los cuadros en tu libro. En otras palabras, esperarás que tus propias experiencias con varias partes de tu psique sean más o menos las mismas. Llevarás tus leyes locales contigo, y tratarás de leer el tiempo psíquico con tu reloj de pulsera.
Tendremos que utilizar algunos de tus términos, sin embargo, particularmente al comienzo. Otros términos con los que estas familiarizado, los dejaremos por fuera de todo reconocimiento. La realidad de tu propio ser no puede ser definida por nadie, solo por ti, y entonces tu propia definición debe entenderse como un punto de referencia en el mejor de los casos. El psicólogo, el sacerdote, el físico, el filósofo o el gurú, puede explicarte tu propia psique, solamente en la medida en que esos especialistas puedan olvidar que son especialistas, y entenderse directamente con la psique privada, desde la cual provienen todas las especializaciones.
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