No hay nada más pomposo que la falsa humildad. Muchas personas que se consideran a sí mismas buscadoras de la verdad y espirituales están llenas de ella. Con frecuencia utilizan términos religiosos para ellas mismas expresarse. Ellas dirán, “No soy nadie, pero el espíritu de Dios se mueve a través de mí, y si hago algún bien es por el espíritu de Dios y no por el mío”, o, “No tengo ninguna habilidad propia. Solamente el poder de Dios tiene alguna habilidad”.
Ahora bien, en esos términos, tú eres el poder de Dios manifestado. No eres impotente. Por el contrario. A través de ti el poder de Dios es fortalecido, ya que tú eres una parte de lo que Él es. No eres simplemente un insignificante e inocuo macizo de arcilla con el que Él mismo decide mostrarse.
Tú eres Él manifestándose como tú. Eres tan legítimo como lo es Él. Si tú eres una parte de Dios, entonces Él también es una parte tuya, y negando tu propio mérito acabas negando Su mérito. No me gusta utilizar el término “Él”, queriendo decir Dios, puesto que Todo Lo Que Existe es el origen, no solamente de los sexos, sino de todas las realidades, en algunas de las cuales el sexo, tal como lo concibes, no existe.
Afirmación es el movimiento espontáneo del cuerpo a medida que danza. Muchos de quienes van a la iglesia, quienes se consideran a sí mismos muy religiosos, no comprenden tanto la naturaleza del amor o de la afirmación como algunos clientes de los bares, que celebran la naturaleza de sus cuerpos y disfrutan la trascendencia espontánea a medida que ellos mismos se permiten ir con el movimiento de sus seres.
La verdadera religión no es represiva, como no lo es la vida misma. Cuando Cristo hablaba, lo hacia en el contexto de su tiempo, utilizando el simbolismo y el vocabulario que tenía sentido para unas personas en particular, en un periodo particular de la historia, en tus términos.
Él empezaba con sus creencias, y utilizando sus referencias trataba de conducirlos hacia reinos de comprensión más libres.
Con cada traducción la Biblia ha cambiado su significado, siendo interpretada en el lenguaje de los tiempos. Cristo hablaba en términos de espíritus buenos y malos porque estos representaban las creencias de las personas. En términos de ellos, les mostraba que los “malos” espíritus podían ser vencidos; sin embargo, estos eran entonces símbolos aceptados como realidades por la gente – algunas veces enfermedades y condiciones bastante “normales”.
El término mismo, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, fue una afirmación irónica, ya que en esa sociedad ningún hombre amaba a su prójimo, sino que desconfiaba de él enérgicamente. Por lo tanto, mucho del humor de Cristo se ha perdido.
En el Sermón de la Montana, la frase “…los mansos heredarán la tierra”, ha sido enormemente malinterpretada.
Cristo quiso decir, “Tú formas tu propia realidad. Quienes piensan pensamientos de paz, se encontrarán a sí mismos a salvo de la guerra y la disensión. No serán tocados por ella. Ellos escaparán, y en realidad heredarán la tierra”.
Pensamientos de paz, particularmente en medio del caos, toman una gran energía. Las personas que pueden ignorar la evidencia física de las guerras y a propósito piensan pensamientos de paz, triunfarán – sin embargo, en tu terminología la palabra “manso” ha llegado a significar débil, inadecuado, falto de energía. En el tiempo de Cristo, la frase del manso heredando la tierra implicaba la utilización energética de la afirmación, del amor y de la paz.
Como se mencionó en “Seth Speaks”, la entidad de Cristo era demasiado grande para ser contenida en un solo hombre, para el caso, en cualquier tiempo, así que el hombre que concibes como Cristo no fue crucificado. Ni estuvo involucrada la idea del auto sacrificio. El mito se volvió más “real” que el evento físico, que por supuesto es el caso de muchos eventos históricos importantes. Sin embargo, aun el mito fue distorsionado. Dios no sacrificó a su hijo bien amado permitiendo que ese hijo fuera físico. La entidad de Cristo quiso nacer en el espacio y el tiempo, cabalgar como criatura con el fin de servir como un líder y traducir ciertas verdades a términos físicos.
Cada persona sobrevive a la muerte. El hombre que fue crucificado sabia esto más allá de toda duda, y no sacrificó nada. El “substituto” fue una personalidad aparentemente engañada, pero en su engaño sabía que cada persona es resucitada. Él tomó sobre sí mismo llegar a ser el símbolo de este conocimiento.
El hombre llamado Cristo no fue crucificado. Sin embargo, en el drama total hizo poca diferencia lo que fue un hecho, en tus términos, y lo que no lo fue - ya que la más grande realidad trasciende los hechos y los crea. Tienes libre albedrío. Puedes interpretar el drama como quieras. Él te fue dado a ti. Su gran poder creativo todavía existe y lo utilizas a tu propia manera, inclusive cambiando tu propio simbolismo, así como cambian tus creencias. Sin embargo, la idea principal es la afirmación de que el ser físico, el ser que conoces, no es aniquilado con la muerte. Esto viene incluso a través de las distorsiones. El concepto total de Dios el Padre, dado por Cristo, fue en realidad un “nuevo testamento”. La imagen masculina de Dios se utilizó por la orientación sexual de los tiempos; sin embargo, más allá de esto, la personalidad de Cristo dijo, “…el reino de Dios está dentro de ti”.
En cierta forma la personalidad de Cristo fue una manifestación de la evolución de la conciencia, llevando a la raza más allá de los conceptos violentos de los tiempos, y alterando el comportamiento que había prevalecido en ese tiempo.
En términos del tiempo – en la evolución, tal como la concibes – la conciencia emergente había llegado hasta el punto en donde se deleitaba tanto en las distinciones y las diferencias que aun en las pequeñas áreas geográficas se reunieron grupos multitudinarios, cultos y nacionalidades, cada uno afirmando orgullosamente su propia individualidad y mérito sobre los otros. Al principio, en esos términos, la conciencia emergente del hombre necesitaba la libertad para ella misma dispersarse, volverse diferente, originar las bases para varias características y afirmar las individualizaciones. En el tiempo de Cristo, sin embargo, algún principio de unidad era necesario, por lo que esta diversificación también experimentaría una sensación de unidad y sentiría su unicidad.
Cristo fue el símbolo de la conciencia emergente del hombre, teniendo dentro de Él mismo el conocimiento del potencial del hombre. Su mensaje estaba destinado a ser llevado más allá de los tiempos, pero esta interpretación con frecuencia no se hace.
Cristo utilizaba parábolas que eran aplicables entonces. Él utilizó a los sacerdotes como símbolos de la autoridad. Convirtió el agua en vino, y sin embargo muchos que se consideran a sí mismos bastante santos ignoran a Cristo en la fiesta de bodas y piensan que toda bebida alcohólica es degradante.
Él se “asociaba” con las prostitutas y los pobres, y sus discípulos eran hombres que difícilmente serian llamados los padres de la ciudad. No obstante, muchos que se consideran a sí mismos gente religiosa, mantienen la mayoría de ellos la respetabilidad. Cristo utilizaba el lenguaje corriente de los tiempos y a su propia manera se pronunciaba en contra de las ideas dogmáticas, como también contra los templos que pretendían ser depositarios del conocimiento sagrado, pero que en cambio se ocupaban con el dinero y el prestigio. No obstante, muchos que se consideran a sí mismos seguidores de Cristo, ahora se vuelven en contra de los desposeídos que Él mismo consideraba sus hermanos y hermanas.
Él afirmó la realidad del individuo sobre cualquier otra organización, mientras todavía se daba cuenta que algún sistema era necesario. Su mensaje total era que el mundo exterior es la manifestación de uno interior y que el “Reino de Dios” se hace carne.
De hecho, hay evangelios perdidos, escritos por hombres en otros países en ese tiempo, relacionados con la vida desconocida de Cristo y con episodios no trasmitidos en la Biblia. Estos formaban una estructura de conocimiento muy distinta, que pudo ser aceptada por personas que tenían diferentes creencias a las de los Judíos en ese tiempo. Los mensajes se dieron en otros términos, pero nuevamente ellos reflejaban la afirmación del ser y su existencia continuada después de la muerte física. El amor siempre fue enfatizado.
Uno de los Evangelios es falso – es decir, fue escrito después de los otros, y los eventos fueron deformados para hacerlos aparecer como si algunos de ellos ocurrieron en un contexto completamente diferente al que tenían. A pesar de todo, el mensaje de Cristo fue uno de afirmación.
En ese tiempo, Cristo unificó la conciencia del hombre en formas que alcanzaron la historia. La conciencia de Cristo no estaba aislada. Estoy hablando en tus términos ahora. La misma conciencia, por lo tanto, le dio nacimiento a todas tus religiones; las varias estructuras a través de las cuales las gentes de diferentes tiempos pudieron ellas mismas expresarse y crecer. En todos los casos las religiones empezaron con las creencias prevalecientes, expresadas a través de los dictados de los tiempos, y entonces se expandieron. Ahora esto representa el lado espiritual de la evolución del hombre. Las ideas-marco de la vida psíquica y mental fueron mucho más importantes que los aspectos físicos, a medida que la especie creció y cambió.
Ahora bien, en esos términos, tú eres el poder de Dios manifestado. No eres impotente. Por el contrario. A través de ti el poder de Dios es fortalecido, ya que tú eres una parte de lo que Él es. No eres simplemente un insignificante e inocuo macizo de arcilla con el que Él mismo decide mostrarse.
Tú eres Él manifestándose como tú. Eres tan legítimo como lo es Él. Si tú eres una parte de Dios, entonces Él también es una parte tuya, y negando tu propio mérito acabas negando Su mérito. No me gusta utilizar el término “Él”, queriendo decir Dios, puesto que Todo Lo Que Existe es el origen, no solamente de los sexos, sino de todas las realidades, en algunas de las cuales el sexo, tal como lo concibes, no existe.
Afirmación es el movimiento espontáneo del cuerpo a medida que danza. Muchos de quienes van a la iglesia, quienes se consideran a sí mismos muy religiosos, no comprenden tanto la naturaleza del amor o de la afirmación como algunos clientes de los bares, que celebran la naturaleza de sus cuerpos y disfrutan la trascendencia espontánea a medida que ellos mismos se permiten ir con el movimiento de sus seres.
La verdadera religión no es represiva, como no lo es la vida misma. Cuando Cristo hablaba, lo hacia en el contexto de su tiempo, utilizando el simbolismo y el vocabulario que tenía sentido para unas personas en particular, en un periodo particular de la historia, en tus términos.
Él empezaba con sus creencias, y utilizando sus referencias trataba de conducirlos hacia reinos de comprensión más libres.
Con cada traducción la Biblia ha cambiado su significado, siendo interpretada en el lenguaje de los tiempos. Cristo hablaba en términos de espíritus buenos y malos porque estos representaban las creencias de las personas. En términos de ellos, les mostraba que los “malos” espíritus podían ser vencidos; sin embargo, estos eran entonces símbolos aceptados como realidades por la gente – algunas veces enfermedades y condiciones bastante “normales”.
El término mismo, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, fue una afirmación irónica, ya que en esa sociedad ningún hombre amaba a su prójimo, sino que desconfiaba de él enérgicamente. Por lo tanto, mucho del humor de Cristo se ha perdido.
En el Sermón de la Montana, la frase “…los mansos heredarán la tierra”, ha sido enormemente malinterpretada.
Cristo quiso decir, “Tú formas tu propia realidad. Quienes piensan pensamientos de paz, se encontrarán a sí mismos a salvo de la guerra y la disensión. No serán tocados por ella. Ellos escaparán, y en realidad heredarán la tierra”.
Pensamientos de paz, particularmente en medio del caos, toman una gran energía. Las personas que pueden ignorar la evidencia física de las guerras y a propósito piensan pensamientos de paz, triunfarán – sin embargo, en tu terminología la palabra “manso” ha llegado a significar débil, inadecuado, falto de energía. En el tiempo de Cristo, la frase del manso heredando la tierra implicaba la utilización energética de la afirmación, del amor y de la paz.
Como se mencionó en “Seth Speaks”, la entidad de Cristo era demasiado grande para ser contenida en un solo hombre, para el caso, en cualquier tiempo, así que el hombre que concibes como Cristo no fue crucificado. Ni estuvo involucrada la idea del auto sacrificio. El mito se volvió más “real” que el evento físico, que por supuesto es el caso de muchos eventos históricos importantes. Sin embargo, aun el mito fue distorsionado. Dios no sacrificó a su hijo bien amado permitiendo que ese hijo fuera físico. La entidad de Cristo quiso nacer en el espacio y el tiempo, cabalgar como criatura con el fin de servir como un líder y traducir ciertas verdades a términos físicos.
Cada persona sobrevive a la muerte. El hombre que fue crucificado sabia esto más allá de toda duda, y no sacrificó nada. El “substituto” fue una personalidad aparentemente engañada, pero en su engaño sabía que cada persona es resucitada. Él tomó sobre sí mismo llegar a ser el símbolo de este conocimiento.
El hombre llamado Cristo no fue crucificado. Sin embargo, en el drama total hizo poca diferencia lo que fue un hecho, en tus términos, y lo que no lo fue - ya que la más grande realidad trasciende los hechos y los crea. Tienes libre albedrío. Puedes interpretar el drama como quieras. Él te fue dado a ti. Su gran poder creativo todavía existe y lo utilizas a tu propia manera, inclusive cambiando tu propio simbolismo, así como cambian tus creencias. Sin embargo, la idea principal es la afirmación de que el ser físico, el ser que conoces, no es aniquilado con la muerte. Esto viene incluso a través de las distorsiones. El concepto total de Dios el Padre, dado por Cristo, fue en realidad un “nuevo testamento”. La imagen masculina de Dios se utilizó por la orientación sexual de los tiempos; sin embargo, más allá de esto, la personalidad de Cristo dijo, “…el reino de Dios está dentro de ti”.
En cierta forma la personalidad de Cristo fue una manifestación de la evolución de la conciencia, llevando a la raza más allá de los conceptos violentos de los tiempos, y alterando el comportamiento que había prevalecido en ese tiempo.
En términos del tiempo – en la evolución, tal como la concibes – la conciencia emergente había llegado hasta el punto en donde se deleitaba tanto en las distinciones y las diferencias que aun en las pequeñas áreas geográficas se reunieron grupos multitudinarios, cultos y nacionalidades, cada uno afirmando orgullosamente su propia individualidad y mérito sobre los otros. Al principio, en esos términos, la conciencia emergente del hombre necesitaba la libertad para ella misma dispersarse, volverse diferente, originar las bases para varias características y afirmar las individualizaciones. En el tiempo de Cristo, sin embargo, algún principio de unidad era necesario, por lo que esta diversificación también experimentaría una sensación de unidad y sentiría su unicidad.
Cristo fue el símbolo de la conciencia emergente del hombre, teniendo dentro de Él mismo el conocimiento del potencial del hombre. Su mensaje estaba destinado a ser llevado más allá de los tiempos, pero esta interpretación con frecuencia no se hace.
Cristo utilizaba parábolas que eran aplicables entonces. Él utilizó a los sacerdotes como símbolos de la autoridad. Convirtió el agua en vino, y sin embargo muchos que se consideran a sí mismos bastante santos ignoran a Cristo en la fiesta de bodas y piensan que toda bebida alcohólica es degradante.
Él se “asociaba” con las prostitutas y los pobres, y sus discípulos eran hombres que difícilmente serian llamados los padres de la ciudad. No obstante, muchos que se consideran a sí mismos gente religiosa, mantienen la mayoría de ellos la respetabilidad. Cristo utilizaba el lenguaje corriente de los tiempos y a su propia manera se pronunciaba en contra de las ideas dogmáticas, como también contra los templos que pretendían ser depositarios del conocimiento sagrado, pero que en cambio se ocupaban con el dinero y el prestigio. No obstante, muchos que se consideran a sí mismos seguidores de Cristo, ahora se vuelven en contra de los desposeídos que Él mismo consideraba sus hermanos y hermanas.
Él afirmó la realidad del individuo sobre cualquier otra organización, mientras todavía se daba cuenta que algún sistema era necesario. Su mensaje total era que el mundo exterior es la manifestación de uno interior y que el “Reino de Dios” se hace carne.
De hecho, hay evangelios perdidos, escritos por hombres en otros países en ese tiempo, relacionados con la vida desconocida de Cristo y con episodios no trasmitidos en la Biblia. Estos formaban una estructura de conocimiento muy distinta, que pudo ser aceptada por personas que tenían diferentes creencias a las de los Judíos en ese tiempo. Los mensajes se dieron en otros términos, pero nuevamente ellos reflejaban la afirmación del ser y su existencia continuada después de la muerte física. El amor siempre fue enfatizado.
Uno de los Evangelios es falso – es decir, fue escrito después de los otros, y los eventos fueron deformados para hacerlos aparecer como si algunos de ellos ocurrieron en un contexto completamente diferente al que tenían. A pesar de todo, el mensaje de Cristo fue uno de afirmación.
En ese tiempo, Cristo unificó la conciencia del hombre en formas que alcanzaron la historia. La conciencia de Cristo no estaba aislada. Estoy hablando en tus términos ahora. La misma conciencia, por lo tanto, le dio nacimiento a todas tus religiones; las varias estructuras a través de las cuales las gentes de diferentes tiempos pudieron ellas mismas expresarse y crecer. En todos los casos las religiones empezaron con las creencias prevalecientes, expresadas a través de los dictados de los tiempos, y entonces se expandieron. Ahora esto representa el lado espiritual de la evolución del hombre. Las ideas-marco de la vida psíquica y mental fueron mucho más importantes que los aspectos físicos, a medida que la especie creció y cambió.
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