La colección de culpas artificiales no reconocidas, acumuladas a través de los siglos, ha conducido a tal acumulación de energía reprimida que su liberación ha resultado en acción violenta. De este modo el odio de una generación de adultos, cuyos padres murieron en una guerra, ayudan a generar la próxima.
Tú no violarás. Nuevamente, el mandato tenía que ser lo suficientemente flexible para cubrir cualquier situación en la cual la especie consciente podía llegar a estar involucrada. El instinto de los animales y sus situaciones naturales mantenían sus números en limites; y con una cortesía inconsciente y desconocida le hacían campo a todos los otros.
Tú no violarás, en contra de la naturaleza, de la vida, o de la tierra. En tus términos, tu calidad de criatura, mientras se esfuerza por la supervivencia y anhela la vida, mientras es abundante y ruidosa, no es glotona inherentemente. Sigue el orden inconsciente que está dentro de ella, así como hay un orden definido, una relación y un límite para el número de cromosomas. Una célula que se vuelve omnívora puede destruir la vida del cuerpo.
Tú no violarás. Así el principio aplica a la vida y a la muerte.
Difícilmente hay algo misterioso en la idea de que la vida puede matar. En un nivel biológico, toda muerte está escondida en la vida, y toda vida en la muerte.
Los virus están vivos, como lo mencionamos en otra conexión, y pueden ser benéficos o perjudiciales, de acuerdo con otros equilibrios en el cuerpo. En las células cancerosas el principio de crecimiento se descontrola. En calidad de criatura, cada especie tiene su lugar, y si una se multiplica fuera de su propio orden, toda la vida y el cuerpo de la tierra misma llega a estar en peligro.
En esos términos, la superpoblación es una violación. En los casos de la guerra y la superpoblación, la especie ha ignorado su culpa natural. Cuando un hombre mata a otro, sin importar sus otras creencias, cierta parte de su mente consciente siempre está enterada de la violación involucrada, aunque la pueda justificar.
Cuando las mujeres dan a luz en un mundo superpoblado, ellas también saben, con una parte de sus mentes conscientes, que está involucrada una violación. Cuando tu especie ve que está destruyendo otra especie y desbaratando el equilibrio natural, está enterada conscientemente de su violación. Cuando esa culpa natural no es enfrentada, hay otros mecanismos que se deben emplear. Nuevamente, a riesgo de repetirme: Muchos de tus problemas resultan del hecho de que no aceptas la responsabilidad de tu propia conciencia. Ella está para evaluar la realidad, que está formada inconscientemente en réplica directa a tus pensamientos y expectativas.
Cuando no aceptas este conocimiento consciente, sino que lo rechazas, no estás utilizando una de las “herramientas” más delicadas jamás creadas por tu especie, y estás en gran medida negando tu derecho al nacimiento y a tu herencia.
Cuando esto sucede, la especie por omisión debe volver a caer en los vestigios de los viejos instintos, que no estaban equipados para operar en conjunción con una mente racional consciente, y no comprendes tu experiencia. Eso hace de tu “momento de reflexión” una impertinente negación del impulso. Así el hombre pierde la utilización plena del instinto gracioso y regulado de los animales, e incluso niega la discriminación consciente y emocional que se le había dado.
Los mensajes enviados como resultado son tan altamente contradictorios que estás atrapado en una posición en donde el verdadero instinto no puede reinar, ni la razón puede prevalecer. En cambio resulta una versión distorsionada del instinto, a la par con un uso ilegitimo de la sensación, a medida que la especie trata desesperadamente de regular su rumbo.
Actualmente tienes una condición en la cual la superpoblación está compensada por las guerras, y si no lo está por las guerras, por las enfermedades. Sin embargo, ¿Quiénes deben morir? Los jóvenes que serian los padres de los niños. Una comprensión de la naturaleza de la integridad de la culpa natural te salvaría de tal predicamento.
Los “demonios”, tus proyecciones, entonces son colocados sobre un enemigo nacional, o sobre el líder de otra raza. Algunas veces masas totales de población proyectarán sobre otros grandes grupos las imágenes de sus propias frustraciones no enfrentadas. Como en el caso mencionado de Augusto, puedes encontrar el héroe y el villano, separados y diversificados. Así como un hombre puede dividirse, así mismo lo puede hacer una nación y un mundo. Así lo puede hacer la especie. Así, por lo tanto, se puede dividir una familia, y un miembro siempre aparece como un héroe y otro como un villano o demonio.
Puedes tener dos hijos, uno de ellos, en términos generales, se comporta como Augusto Uno, y el otro actúa como Augusto Dos. Por lo que uno parece tan complaciente y dócil y el otro tan violento e indisciplinado, puedes no ver jamás las conexiones entre sus comportamientos, pensando que son tan obviamente diferentes. Sin embargo, si ser “bueno”, cortés y complaciente no es el estado de un hijo normal, tampoco lo es la incesante actividad violenta. En tales casos lo que usualmente tienes es una situación en la que un hijo está representando por toda la familia un comportamiento agresivo no enfrentado. Tales patrones de actividad no reconciliados también significan que el amor no está siendo libremente expresado.
El amor es extrovertido, como lo es la agresión. No puedes inhibir el uno sin afectar similarmente a la otra, de tal manera que bajo tales condiciones el amoroso hijo dócil está proyectando y expresando el amor restringido por la totalidad de la familia. Tanto el villano como el héroe estarán en problemas, sin embargo, ya que cada uno está negando otros aspectos legítimos de su experiencia.
Lo mismo aplica entonces para las naciones. La culpa natural es un mecanismo creativo, que está para servir como un estímulo consciente en la solución de problemas que, en tus términos, otros animales no tuvieron jamás. Aprovechándolo, saltaste todavía mas allá a través de fronteras desconocidas y te abriste paso a través de dimensiones de conocimiento que estaban siempre latentes desde el nacimiento de la mente consciente.
La culpa natural es una guía sabia que trae consigo no solo integridad biológica, sino que activa dentro de la conciencia aspectos de actividad que de otra manera debían permanecer cerrados.
Tú no violarás. Nuevamente, el mandato tenía que ser lo suficientemente flexible para cubrir cualquier situación en la cual la especie consciente podía llegar a estar involucrada. El instinto de los animales y sus situaciones naturales mantenían sus números en limites; y con una cortesía inconsciente y desconocida le hacían campo a todos los otros.
Tú no violarás, en contra de la naturaleza, de la vida, o de la tierra. En tus términos, tu calidad de criatura, mientras se esfuerza por la supervivencia y anhela la vida, mientras es abundante y ruidosa, no es glotona inherentemente. Sigue el orden inconsciente que está dentro de ella, así como hay un orden definido, una relación y un límite para el número de cromosomas. Una célula que se vuelve omnívora puede destruir la vida del cuerpo.
Tú no violarás. Así el principio aplica a la vida y a la muerte.
Difícilmente hay algo misterioso en la idea de que la vida puede matar. En un nivel biológico, toda muerte está escondida en la vida, y toda vida en la muerte.
Los virus están vivos, como lo mencionamos en otra conexión, y pueden ser benéficos o perjudiciales, de acuerdo con otros equilibrios en el cuerpo. En las células cancerosas el principio de crecimiento se descontrola. En calidad de criatura, cada especie tiene su lugar, y si una se multiplica fuera de su propio orden, toda la vida y el cuerpo de la tierra misma llega a estar en peligro.
En esos términos, la superpoblación es una violación. En los casos de la guerra y la superpoblación, la especie ha ignorado su culpa natural. Cuando un hombre mata a otro, sin importar sus otras creencias, cierta parte de su mente consciente siempre está enterada de la violación involucrada, aunque la pueda justificar.
Cuando las mujeres dan a luz en un mundo superpoblado, ellas también saben, con una parte de sus mentes conscientes, que está involucrada una violación. Cuando tu especie ve que está destruyendo otra especie y desbaratando el equilibrio natural, está enterada conscientemente de su violación. Cuando esa culpa natural no es enfrentada, hay otros mecanismos que se deben emplear. Nuevamente, a riesgo de repetirme: Muchos de tus problemas resultan del hecho de que no aceptas la responsabilidad de tu propia conciencia. Ella está para evaluar la realidad, que está formada inconscientemente en réplica directa a tus pensamientos y expectativas.
Cuando no aceptas este conocimiento consciente, sino que lo rechazas, no estás utilizando una de las “herramientas” más delicadas jamás creadas por tu especie, y estás en gran medida negando tu derecho al nacimiento y a tu herencia.
Cuando esto sucede, la especie por omisión debe volver a caer en los vestigios de los viejos instintos, que no estaban equipados para operar en conjunción con una mente racional consciente, y no comprendes tu experiencia. Eso hace de tu “momento de reflexión” una impertinente negación del impulso. Así el hombre pierde la utilización plena del instinto gracioso y regulado de los animales, e incluso niega la discriminación consciente y emocional que se le había dado.
Los mensajes enviados como resultado son tan altamente contradictorios que estás atrapado en una posición en donde el verdadero instinto no puede reinar, ni la razón puede prevalecer. En cambio resulta una versión distorsionada del instinto, a la par con un uso ilegitimo de la sensación, a medida que la especie trata desesperadamente de regular su rumbo.
Actualmente tienes una condición en la cual la superpoblación está compensada por las guerras, y si no lo está por las guerras, por las enfermedades. Sin embargo, ¿Quiénes deben morir? Los jóvenes que serian los padres de los niños. Una comprensión de la naturaleza de la integridad de la culpa natural te salvaría de tal predicamento.
Los “demonios”, tus proyecciones, entonces son colocados sobre un enemigo nacional, o sobre el líder de otra raza. Algunas veces masas totales de población proyectarán sobre otros grandes grupos las imágenes de sus propias frustraciones no enfrentadas. Como en el caso mencionado de Augusto, puedes encontrar el héroe y el villano, separados y diversificados. Así como un hombre puede dividirse, así mismo lo puede hacer una nación y un mundo. Así lo puede hacer la especie. Así, por lo tanto, se puede dividir una familia, y un miembro siempre aparece como un héroe y otro como un villano o demonio.
Puedes tener dos hijos, uno de ellos, en términos generales, se comporta como Augusto Uno, y el otro actúa como Augusto Dos. Por lo que uno parece tan complaciente y dócil y el otro tan violento e indisciplinado, puedes no ver jamás las conexiones entre sus comportamientos, pensando que son tan obviamente diferentes. Sin embargo, si ser “bueno”, cortés y complaciente no es el estado de un hijo normal, tampoco lo es la incesante actividad violenta. En tales casos lo que usualmente tienes es una situación en la que un hijo está representando por toda la familia un comportamiento agresivo no enfrentado. Tales patrones de actividad no reconciliados también significan que el amor no está siendo libremente expresado.
El amor es extrovertido, como lo es la agresión. No puedes inhibir el uno sin afectar similarmente a la otra, de tal manera que bajo tales condiciones el amoroso hijo dócil está proyectando y expresando el amor restringido por la totalidad de la familia. Tanto el villano como el héroe estarán en problemas, sin embargo, ya que cada uno está negando otros aspectos legítimos de su experiencia.
Lo mismo aplica entonces para las naciones. La culpa natural es un mecanismo creativo, que está para servir como un estímulo consciente en la solución de problemas que, en tus términos, otros animales no tuvieron jamás. Aprovechándolo, saltaste todavía mas allá a través de fronteras desconocidas y te abriste paso a través de dimensiones de conocimiento que estaban siempre latentes desde el nacimiento de la mente consciente.
La culpa natural es una guía sabia que trae consigo no solo integridad biológica, sino que activa dentro de la conciencia aspectos de actividad que de otra manera debían permanecer cerrados.
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