El cuerpo físicamente vivo, y sus actividades y condiciones, son dirigidos por medio de las creencias de la mente consciente. El cuerpo, según se explicó en este capítulo, también tiene contrapartes “invisibles” compuestas de propiedades electromagnéticas de sonido interior y cualidades de luz.
Estas estructuras invisibles preceden el surgimiento del cuerpo físico. También existen después de la muerte del cuerpo. Mientras la condición del cuerpo en la vida es dirigida por la mente consciente, la idea, o patrón mental para el cuerpo, existe antes de la conexión de la mente consciente con el cerebro físico.
Los genes y cromosomas no solo ocurre que tienen dentro de ellos la información codificada definida y precisa que se necesitará. La información es impresa en ellos desde adentro. La identidad existe antes que la forma. Puedes decir que la identidad, existiendo en otra dimensión completamente, planta la semilla en el medio de la realidad física, de la que surgirá su propia existencia material.
Por consiguiente, el ser interior forma primero la estructura “invisible” del cuerpo, que “más tarde” surgirá en la carne. En el evento de esta siembra mental, la mente consciente, en tus términos, obviamente no está conectada con el cerebro, el que aun no ha sido formado en la carne. La idea del cuerpo es sostenida y hecha física por la mente consciente.
Entonces la conciencia no depende de la percepción física, aunque este atributo si requiere un conocimiento inmerso dentro de la forma material. Mientras la conciencia física es filtrada a través del aparato corporal, usualmente no estás enterado de tipos no corporales por ese proceso. La estructura general, las propiedades y las características del cuerpo existen por lo tanto antes de su formación. En términos sencillos, escoges de antemano el tipo de cuerpo que habitarás e imprimirás. Te puede parecer que no tienes ningún control consciente sobre la condición de tu cuerpo en la vida, tal como la conoces, y mucho menos antes de tu nacimiento. Se te ha enseñado que hay poca conexión entre tu pensamiento y las actividades de tu cuerpo.
Un hombre que cree tener problemas cardiacos, finalmente los tendrá, porque su propia ansiedad afectará el funcionamiento de su sistema “involuntario”, hasta que su corazón es perjudicado definitivamente, si la creencia sigue sin examinar. La mente consciente dirige los llamados sistemas involuntarios del cuerpo, y no lo contrario. Ninguna idea se desliza insidiosamente sin tu conocimiento para afectar tu sistema involuntario, a menos que esté de acuerdo con tus propias creencias conscientes. Además, no estarás enfermo si piensas que estás bien. Sin embargo, puede haber otras ideas que te hacen creer en la necesidad de una salud pobre.
No estás enterado de cómo el cuerpo ejecuta sus muchas funciones involuntarias. La mente consciente no podría manejar toda la información, pero esas funciones reflejan perfectamente las ideas y creencias que conscientemente sostienes.
Como también lo mencioné, la mente consciente, básicamente, no está separada del ser interior, o de aquellas profundas fuentes internas de conocimiento disponibles para ella. La mente consciente no es ningún evento, para el caso; ella representa varias porciones del ser interior que “salen a la superficie” en un momento determinado.
Dentro de la estructura básica del cuerpo, escogida antes del nacimiento físico, el individuo tiene plena libertad para crear una forma funcional perfectamente saludable. La forma es, sin embargo, un espejo de las creencias, y materializará exactamente en la carne aquellas ideas sostenidas por la mente consciente.
Esa es una de las funciones primordiales del cuerpo. Un cuerpo enfermo está ejecutando esa función, a su propia manera, tan bien como un cuerpo saludable. Es tu sistema de retroalimentación más íntimo, cambiando con tu pensamiento y experiencia, el que te da en la carne la contraparte física de tu pensamiento. Así que es inútil enojarse ante un síntoma, o ridiculizar el cuerpo por su condición, cuando se está presentando con la réplica corporal de tu propio pensamiento, como se pretendía que lo hiciera.
Tu entorno y tu experiencia en el mundo físico también te proporcionan el mismo tipo de retroalimentación. Es igualmente inútil reñir con tu entorno o con tu experiencia en él, como lo es ridiculizar tu cuerpo por las mismas razones.
Cuando se presentan ideas como éstas, a menudo parece que los resultados ideales sean la perfección, en tus términos, - “el cielo en la tierra” – un estado en el que todo el mundo seria saludable, rico y sabio.
Estas estructuras invisibles preceden el surgimiento del cuerpo físico. También existen después de la muerte del cuerpo. Mientras la condición del cuerpo en la vida es dirigida por la mente consciente, la idea, o patrón mental para el cuerpo, existe antes de la conexión de la mente consciente con el cerebro físico.
Los genes y cromosomas no solo ocurre que tienen dentro de ellos la información codificada definida y precisa que se necesitará. La información es impresa en ellos desde adentro. La identidad existe antes que la forma. Puedes decir que la identidad, existiendo en otra dimensión completamente, planta la semilla en el medio de la realidad física, de la que surgirá su propia existencia material.
Por consiguiente, el ser interior forma primero la estructura “invisible” del cuerpo, que “más tarde” surgirá en la carne. En el evento de esta siembra mental, la mente consciente, en tus términos, obviamente no está conectada con el cerebro, el que aun no ha sido formado en la carne. La idea del cuerpo es sostenida y hecha física por la mente consciente.
Entonces la conciencia no depende de la percepción física, aunque este atributo si requiere un conocimiento inmerso dentro de la forma material. Mientras la conciencia física es filtrada a través del aparato corporal, usualmente no estás enterado de tipos no corporales por ese proceso. La estructura general, las propiedades y las características del cuerpo existen por lo tanto antes de su formación. En términos sencillos, escoges de antemano el tipo de cuerpo que habitarás e imprimirás. Te puede parecer que no tienes ningún control consciente sobre la condición de tu cuerpo en la vida, tal como la conoces, y mucho menos antes de tu nacimiento. Se te ha enseñado que hay poca conexión entre tu pensamiento y las actividades de tu cuerpo.
Un hombre que cree tener problemas cardiacos, finalmente los tendrá, porque su propia ansiedad afectará el funcionamiento de su sistema “involuntario”, hasta que su corazón es perjudicado definitivamente, si la creencia sigue sin examinar. La mente consciente dirige los llamados sistemas involuntarios del cuerpo, y no lo contrario. Ninguna idea se desliza insidiosamente sin tu conocimiento para afectar tu sistema involuntario, a menos que esté de acuerdo con tus propias creencias conscientes. Además, no estarás enfermo si piensas que estás bien. Sin embargo, puede haber otras ideas que te hacen creer en la necesidad de una salud pobre.
No estás enterado de cómo el cuerpo ejecuta sus muchas funciones involuntarias. La mente consciente no podría manejar toda la información, pero esas funciones reflejan perfectamente las ideas y creencias que conscientemente sostienes.
Como también lo mencioné, la mente consciente, básicamente, no está separada del ser interior, o de aquellas profundas fuentes internas de conocimiento disponibles para ella. La mente consciente no es ningún evento, para el caso; ella representa varias porciones del ser interior que “salen a la superficie” en un momento determinado.
Dentro de la estructura básica del cuerpo, escogida antes del nacimiento físico, el individuo tiene plena libertad para crear una forma funcional perfectamente saludable. La forma es, sin embargo, un espejo de las creencias, y materializará exactamente en la carne aquellas ideas sostenidas por la mente consciente.
Esa es una de las funciones primordiales del cuerpo. Un cuerpo enfermo está ejecutando esa función, a su propia manera, tan bien como un cuerpo saludable. Es tu sistema de retroalimentación más íntimo, cambiando con tu pensamiento y experiencia, el que te da en la carne la contraparte física de tu pensamiento. Así que es inútil enojarse ante un síntoma, o ridiculizar el cuerpo por su condición, cuando se está presentando con la réplica corporal de tu propio pensamiento, como se pretendía que lo hiciera.
Tu entorno y tu experiencia en el mundo físico también te proporcionan el mismo tipo de retroalimentación. Es igualmente inútil reñir con tu entorno o con tu experiencia en él, como lo es ridiculizar tu cuerpo por las mismas razones.
Cuando se presentan ideas como éstas, a menudo parece que los resultados ideales sean la perfección, en tus términos, - “el cielo en la tierra” – un estado en el que todo el mundo seria saludable, rico y sabio.
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