Muy literalmente, vives en el cuerpo de tus creencias. Percibes a través del cuerpo de tus creencias. Tus creencias pueden incrementar tu visión o disminuirla. Ellas pueden incrementar o disminuir tu audición, o cualquier función sensorial.
Por ejemplo, si crees que después de cierto tiempo en la vida la audición disminuirá lentamente, así será. Empezarás a utilizar la facultad cada vez menos, transfiriendo inconscientemente tu atención a otros sentidos para compensar, y confiarás cada vez menos en tus oídos, hasta que las funciones mismas se atrofian.
Las funciones, en este aspecto en particular, son hábitos. Simplemente olvidas como oír apropiadamente, siguiendo tu creencia. Todas las minúsculas manipulaciones necesarias para oír son reprimidas inconscientemente. El deterioro físico real sigue de hecho. El deterioro, sin embargo, ocurre primero, no después.
El mismo tipo de desarrollo puede ocurrir casi en cualquier categoría física. Usualmente, más de una creencia está involucrada. Paralelamente a la creencia de que la visión fallará, puedes tener la antes mencionada creencia de que la audición se debilitará, y estas dos ideas pueden ser reforzadas por la creencia de que la edad automáticamente te hará menos persona, convirtiéndote en un individuo que no puede relacionarse más en el patrón diario del entorno. Como ves, la creencia funcionaría para asegurar la materialización de ese estado.
Por otra parte, puedes creer que la sabiduría crece con la edad, que la comprensión de sí mismo trae una paz de la mente no conocida antes, que una mente aguda está realmente mucho más capacitada para evaluar el entorno, y que los sentidos físicos son mucho más apreciativos de todos los estímulos. De esta manera, esas condiciones se encontrarán físicamente en tu experiencia. El aparato físico mismo, siguiendo tus creencias, continuará saludable.
Debes comprender que tus ideas y pensamientos no existen como fantasmas, o como sombras sin sustancia. Son realidades electromagnéticas. Afectan tu ser físico y son automáticamente traducidas por tu sistema nervioso en la materia de tu carne, y en tu experiencia.
Tu mente consciente está para evaluar y valorar la realidad física, y para ayudarte a trazar tu curso en el universo corporal del que formas parte actualmente. Otras partes de tu ser confían en ti para hacer esto. Toda la energía a disposición del ser interior es entonces concentrada para producir los resultados demandados por la mente consciente.
Tu poder de acción efectivo sigue las líneas de tus creencias. Creer en tu propia debilidad, es negarte a ti mismo el poder de la acción. Aceptar sin crítica todas las creencias que te llegan, es abrirte a una descarga de información conflictiva, en el mejor de los casos, en la cual los lineamientos claros para la acción y el poder se tornan borrosos. Se le envían entonces al ser interior demandas y evaluaciones contradictorias, y el ser interior, por varios métodos, tratará de decirte que algo anda mal. Las creencias de naturaleza similar se atraen las unas a las otras, ya que estás obligado a buscar consistencias en tu comportamiento y experiencia.
Debes aprender a entenderte con tus propias creencias directamente, o estarás obligado a entenderte con ellas indirectamente, reaccionando a ellas, casi sin saberlo, en tu experiencia física. Cuando protestas contra un entorno desfavorable, o una situación o condición desfavorable, básicamente, no estás actuando independientemente, sino reaccionando casi ciegamente. Estás reaccionando a eventos que parecen sucederte, y siempre en respuesta a una situación.
Para actuar de una manera independiente, debes empezar a iniciar la acción que quieres que ocurra físicamente creándola en tu propio ser.
Esto se hace combinando creencia, emoción e imaginación, y formándolas en un cuadro mental de los resultados físicos deseados. Por supuesto que el resultado deseado aun no es físico, o no necesitarías crearlo, así que no hace bien decir que tu experiencia física parece contradecir lo que estás tratando de hacer.
Por lo que las ideas y creencias tienen esta realidad electromagnética, la constante interacción entre estas creencias fuertemente contradictorias puede causar grandes bloqueos de poder, impidiendo el flujo de la energía interior hacia el exterior. A veces puede ocurrir una polarización. Las creencias no asimiladas y las ideas no examinadas, puede parecer que adoptan su propia vida. Ellas pueden dominar efectivamente ciertas áreas de actividad.
Vamos a ver un ejemplo que demuestra la naturaleza y poder de las creencias. Se trata de un ejemplo vivo de los efectos de creencias en conflicto no examinadas, de una feroz y dolorosa personificación de lo que puede ocurrir cuando un individuo le permite a su mente consciente negar sus responsabilidades, cuando un individuo se vuelve temeroso de su propia conciencia.
Tenemos un hombre joven cuyas creencias estaban vivas mientras estaba relativamente impotente. No había hecho ningún esfuerzo por reconciliar creencias directamente opuestas, hasta que la personalidad misma literalmente se polarizó.
Nos enfrentamos a lo que podría llamarse un ejemplo clásico de personalidad secundaria. Lo estoy discutiendo aquí porque ilustra muy hermosamente la naturaleza y poder de las creencias y los conflictos que pueden surgir cuando un individuo no acepta la responsabilidad por sus propios pensamientos. Este no es un caso usual, pero, hasta cierto punto, tal división ocurre físicamente, o mentalmente, cuando los contenidos de la mente consciente no son examinados.
Desde el principio el individuo se erizó con beligerancia y hostilidad. Habiendo pedido ayuda, se odió a sí mismo por la debilidad que creía había causado tal necesidad. Con el seño fruncido y con gran vehemencia, proyectaba toda la energía a su disposición para demostrar que no seria intimidado y que si alguien estaba al dominio de la situación seria precisamente él. Habló de otra personalidad mucho más poderosa que él, aunque, según dijo, él podía obligar a seguir sus órdenes a un grupo de ciento cincuenta personas. Sin embargo, la otra personalidad era originaria de otra galaxia y venia como amigo a ayudarlo y protegerlo. Vamos a llamar a este hombre Augusto.
Por ejemplo, si crees que después de cierto tiempo en la vida la audición disminuirá lentamente, así será. Empezarás a utilizar la facultad cada vez menos, transfiriendo inconscientemente tu atención a otros sentidos para compensar, y confiarás cada vez menos en tus oídos, hasta que las funciones mismas se atrofian.
Las funciones, en este aspecto en particular, son hábitos. Simplemente olvidas como oír apropiadamente, siguiendo tu creencia. Todas las minúsculas manipulaciones necesarias para oír son reprimidas inconscientemente. El deterioro físico real sigue de hecho. El deterioro, sin embargo, ocurre primero, no después.
El mismo tipo de desarrollo puede ocurrir casi en cualquier categoría física. Usualmente, más de una creencia está involucrada. Paralelamente a la creencia de que la visión fallará, puedes tener la antes mencionada creencia de que la audición se debilitará, y estas dos ideas pueden ser reforzadas por la creencia de que la edad automáticamente te hará menos persona, convirtiéndote en un individuo que no puede relacionarse más en el patrón diario del entorno. Como ves, la creencia funcionaría para asegurar la materialización de ese estado.
Por otra parte, puedes creer que la sabiduría crece con la edad, que la comprensión de sí mismo trae una paz de la mente no conocida antes, que una mente aguda está realmente mucho más capacitada para evaluar el entorno, y que los sentidos físicos son mucho más apreciativos de todos los estímulos. De esta manera, esas condiciones se encontrarán físicamente en tu experiencia. El aparato físico mismo, siguiendo tus creencias, continuará saludable.
Debes comprender que tus ideas y pensamientos no existen como fantasmas, o como sombras sin sustancia. Son realidades electromagnéticas. Afectan tu ser físico y son automáticamente traducidas por tu sistema nervioso en la materia de tu carne, y en tu experiencia.
Tu mente consciente está para evaluar y valorar la realidad física, y para ayudarte a trazar tu curso en el universo corporal del que formas parte actualmente. Otras partes de tu ser confían en ti para hacer esto. Toda la energía a disposición del ser interior es entonces concentrada para producir los resultados demandados por la mente consciente.
Tu poder de acción efectivo sigue las líneas de tus creencias. Creer en tu propia debilidad, es negarte a ti mismo el poder de la acción. Aceptar sin crítica todas las creencias que te llegan, es abrirte a una descarga de información conflictiva, en el mejor de los casos, en la cual los lineamientos claros para la acción y el poder se tornan borrosos. Se le envían entonces al ser interior demandas y evaluaciones contradictorias, y el ser interior, por varios métodos, tratará de decirte que algo anda mal. Las creencias de naturaleza similar se atraen las unas a las otras, ya que estás obligado a buscar consistencias en tu comportamiento y experiencia.
Debes aprender a entenderte con tus propias creencias directamente, o estarás obligado a entenderte con ellas indirectamente, reaccionando a ellas, casi sin saberlo, en tu experiencia física. Cuando protestas contra un entorno desfavorable, o una situación o condición desfavorable, básicamente, no estás actuando independientemente, sino reaccionando casi ciegamente. Estás reaccionando a eventos que parecen sucederte, y siempre en respuesta a una situación.
Para actuar de una manera independiente, debes empezar a iniciar la acción que quieres que ocurra físicamente creándola en tu propio ser.
Esto se hace combinando creencia, emoción e imaginación, y formándolas en un cuadro mental de los resultados físicos deseados. Por supuesto que el resultado deseado aun no es físico, o no necesitarías crearlo, así que no hace bien decir que tu experiencia física parece contradecir lo que estás tratando de hacer.
Por lo que las ideas y creencias tienen esta realidad electromagnética, la constante interacción entre estas creencias fuertemente contradictorias puede causar grandes bloqueos de poder, impidiendo el flujo de la energía interior hacia el exterior. A veces puede ocurrir una polarización. Las creencias no asimiladas y las ideas no examinadas, puede parecer que adoptan su propia vida. Ellas pueden dominar efectivamente ciertas áreas de actividad.
Vamos a ver un ejemplo que demuestra la naturaleza y poder de las creencias. Se trata de un ejemplo vivo de los efectos de creencias en conflicto no examinadas, de una feroz y dolorosa personificación de lo que puede ocurrir cuando un individuo le permite a su mente consciente negar sus responsabilidades, cuando un individuo se vuelve temeroso de su propia conciencia.
Tenemos un hombre joven cuyas creencias estaban vivas mientras estaba relativamente impotente. No había hecho ningún esfuerzo por reconciliar creencias directamente opuestas, hasta que la personalidad misma literalmente se polarizó.
Nos enfrentamos a lo que podría llamarse un ejemplo clásico de personalidad secundaria. Lo estoy discutiendo aquí porque ilustra muy hermosamente la naturaleza y poder de las creencias y los conflictos que pueden surgir cuando un individuo no acepta la responsabilidad por sus propios pensamientos. Este no es un caso usual, pero, hasta cierto punto, tal división ocurre físicamente, o mentalmente, cuando los contenidos de la mente consciente no son examinados.
Desde el principio el individuo se erizó con beligerancia y hostilidad. Habiendo pedido ayuda, se odió a sí mismo por la debilidad que creía había causado tal necesidad. Con el seño fruncido y con gran vehemencia, proyectaba toda la energía a su disposición para demostrar que no seria intimidado y que si alguien estaba al dominio de la situación seria precisamente él. Habló de otra personalidad mucho más poderosa que él, aunque, según dijo, él podía obligar a seguir sus órdenes a un grupo de ciento cincuenta personas. Sin embargo, la otra personalidad era originaria de otra galaxia y venia como amigo a ayudarlo y protegerlo. Vamos a llamar a este hombre Augusto.
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