Con frecuencia algunos individuos se desbordan, olvidando que las ideas tienen su propia vitalidad. Tales personas hacen divisiones en donde básicamente no hay ninguna. Consideran las ideas como propiedades totalmente mentales, separadas de su concepto del cuerpo. Piensan que las ideas residen en sus cabezas. ¿Quién, por ejemplo, imagina que una idea está viva en su codo, o en su rodilla, o en su pie?
Generalmente las personas creen que las ideas tienen poco que ver con la carne viviente. La carne parece física y las ideas no. Aquellos inclinados al amor del intelecto, con frecuencia hacen una separación innecesaria entre el mundo de los conceptos y aquel de la carne.
Mientras es cierto que el cuerpo es la materialización viviente de una idea, también es cierto que estas ideas forman un cuerpo activo, sensible y vivo. El cuerpo no solo es una herramienta para ser utilizada. No es solo un vehículo para el espíritu. Es el espíritu en la carne. Tú le impones tus ideas y en gran medida afectas su salud y bienestar por medio de tus creencias conscientes. Sin embargo, el cuerpo está compuesto de átomos y moléculas vivientes y sensibles. Los átomos y moléculas tienen su propia conciencia viva en la materia y su impulso para existir y ser dentro de la estructura de su propia naturaleza. Ellos componen las células, y éstas se combinan para formar los órganos. Los órganos poseen la conciencia combinada de cada una de las células dentro de ellos, y a su manera los órganos sienten su propia identidad.
Ellos tienen un propósito - aquella función que ellos proporcionan dentro del organismo como un todo. Esta cooperación de las conciencias continúa, de tal manera que tienes una conciencia del cuerpo que es vital, que se esfuerza por mantener su propio equilibrio y salud.
La materia del cuerpo no debería considerarse como un resultado metafísico, sino como un gestalt viviente de carne sensible. Tu cuerpo está compuesto de otras entidades vivas, en otras palabras. Aunque tú organizas este material viviente, él tiene su propio derecho a la realización y a la existencia. Tú no eres un alma encerrada en arcilla inerte.
La “casa de arcilla” no se deteriora inmediatamente cuando la dejas. Ella se desintegra a su propio ritmo. Ya no va a estar organizada por tu propio dominio. La vida de sus átomos, moléculas y células es traducida a otras formas vivientes naturales. Tu percepción es solamente aquella de la que estás enterado. Aun los átomos y moléculas tienen su propia visión sutil y aprecian su entorno a su propia manera. El mismo poder que mueve tu mente forma tu cuerpo.
No hay ninguna diferencia entre la energía que forma tus ideas y la energía que hace crecer una flor, o la que cura tu dedo si se quema. El alma no existe separada de la naturaleza. Ella no es introducida dentro de la naturaleza. La naturaleza es el alma en la carne, en cualquiera de sus materializaciones. La carne es tan espiritual como el alma, y el alma es tan natural como la carne. En tus términos, el cuerpo es el alma viviente. Ahora bien, el alma puede vivir, y lo hace, en muchas formas – algunas físicas y algunas no físicas, pero mientras eres material, el cuerpo es el alma viviente. El cuerpo constantemente se cura a sí mismo, lo que significa que el alma en la carne se cura a sí misma. Con frecuencia el cuerpo está más cerca del alma de lo que la mente está, porque él crece automáticamente como lo hace una flor, confiando en su naturaleza.
La existencia física es valiosa por muchas razones, siendo una de ellas que la carne es tan sensible al pensamiento y a la vez tan resistente. Hay directrices incorporadas de tal manera que la misma conciencia del cuerpo, mientras refleja a veces tus imágenes negativas, también automáticamente luchará contra ellas.
Debes recordar que siempre habitas en una estructura natural, lo que significa que tus pensamientos mismos son tan naturales como los mechones de tu cabello. En lo que te puede parecer una analogía extraña, compararé tus pensamientos con los virus, ya que ellos están vivos, están siempre presentes, son sensibles y poseen su propio tipo de movilidad. Hablando físicamente al menos, los pensamientos son propulsados químicamente y viajan a través del cuerpo universal como los virus viajan a través de tu forma temporal.
Los pensamientos interactúan con el cuerpo y se convierten en una parte de él, como lo hacen los virus. Algunos virus tienen un gran valor terapéutico. El cuerpo físico a menudo baja sus barreras a ellos, sabiendo que contrarrestarán ciertos otros que no son benéficos en el momento.
Los llamados virus nocivos siempre están presentes en el cuerpo. Rara vez eres vulnerable a solo un pequeño porcentaje, aunque llevas dentro de ti rastros de los más mortales de ellos todo el tiempo. Los virus mismos experimentan transformaciones totalmente insospechadas por los médicos. Si un virus desaparece y se encuentra otro, nunca se sospecha que el primero puede haberse cambiado al segundo; y sin embargo, por ciertas alteraciones de carácter muy natural, ese es el caso.
Así que los virus pueden ser benéficos o mortales, de acuerdo a las condiciones, el estado y las condiciones del cuerpo en un determinado tiempo. Es sabido que una enfermedad con frecuencia puede curar otra; algunas veces, por sí solo, un individuo irá de una enfermedad grave a una serie de enfermedades menos severas, que aparentemente no están relacionadas con el problema original.
Ahora bien, en el contexto del usual saber occidental, y con la introducción de las drogas modernas, estás en algo así como un dilema. El cuerpo sabe como manejar las drogas “naturales” que provienen directamente de la tierra, bien sean molidas o hervidas, picadas o al vapor. Una gran variedad de drogas “manufacturadas” no le son familiares a la estructura innata del cuerpo, lo cual puede conducir a fuertes mecanismos de defensa. Estos con frecuencia son orientados directamente contra la droga, en lugar de la enfermedad misma. Tal situación significa que debes utilizar otra droga para contrarrestar la que se dio anteriormente.
No estoy sugiriendo que no visites a los médicos, o que no tomes drogas de esa naturaleza, mientras creas en la estructura de la disciplina médica que el mundo occidental ha desarrollado. Tu cuerpo ha sido condicionado a ella a través de la utilización de tales medicamentos desde el nacimiento. Hay muchas víctimas, pero este es todavía un sistema que has escogido, y tus ideas todavía forman tu realidad. Nadie muere, que no haya tomado la decisión de hacerlo, y ninguna enfermedad es aceptada ciegamente. Puesto de la manera más simple, tus pensamientos pueden ser considerados como virus invisibles, como portadores, como chispas iniciando reacciones, no solo dentro del cuerpo, sino dentro de la totalidad del sistema físico, tal como lo conoces.
Tus pensamientos son tan naturales como las células dentro de tu cuerpo, e igual de reales. Ellos interactúan uno con otro, como lo hacen los virus. Mientras estás en esta realidad, no hay divisiones entre lo mental, lo espiritual y lo físico. Si piensas que la hay, entonces no entiendes suficientemente la espiritualidad de la carne, o la realidad física de tus pensamientos.
Generalmente las personas creen que las ideas tienen poco que ver con la carne viviente. La carne parece física y las ideas no. Aquellos inclinados al amor del intelecto, con frecuencia hacen una separación innecesaria entre el mundo de los conceptos y aquel de la carne.
Mientras es cierto que el cuerpo es la materialización viviente de una idea, también es cierto que estas ideas forman un cuerpo activo, sensible y vivo. El cuerpo no solo es una herramienta para ser utilizada. No es solo un vehículo para el espíritu. Es el espíritu en la carne. Tú le impones tus ideas y en gran medida afectas su salud y bienestar por medio de tus creencias conscientes. Sin embargo, el cuerpo está compuesto de átomos y moléculas vivientes y sensibles. Los átomos y moléculas tienen su propia conciencia viva en la materia y su impulso para existir y ser dentro de la estructura de su propia naturaleza. Ellos componen las células, y éstas se combinan para formar los órganos. Los órganos poseen la conciencia combinada de cada una de las células dentro de ellos, y a su manera los órganos sienten su propia identidad.
Ellos tienen un propósito - aquella función que ellos proporcionan dentro del organismo como un todo. Esta cooperación de las conciencias continúa, de tal manera que tienes una conciencia del cuerpo que es vital, que se esfuerza por mantener su propio equilibrio y salud.
La materia del cuerpo no debería considerarse como un resultado metafísico, sino como un gestalt viviente de carne sensible. Tu cuerpo está compuesto de otras entidades vivas, en otras palabras. Aunque tú organizas este material viviente, él tiene su propio derecho a la realización y a la existencia. Tú no eres un alma encerrada en arcilla inerte.
La “casa de arcilla” no se deteriora inmediatamente cuando la dejas. Ella se desintegra a su propio ritmo. Ya no va a estar organizada por tu propio dominio. La vida de sus átomos, moléculas y células es traducida a otras formas vivientes naturales. Tu percepción es solamente aquella de la que estás enterado. Aun los átomos y moléculas tienen su propia visión sutil y aprecian su entorno a su propia manera. El mismo poder que mueve tu mente forma tu cuerpo.
No hay ninguna diferencia entre la energía que forma tus ideas y la energía que hace crecer una flor, o la que cura tu dedo si se quema. El alma no existe separada de la naturaleza. Ella no es introducida dentro de la naturaleza. La naturaleza es el alma en la carne, en cualquiera de sus materializaciones. La carne es tan espiritual como el alma, y el alma es tan natural como la carne. En tus términos, el cuerpo es el alma viviente. Ahora bien, el alma puede vivir, y lo hace, en muchas formas – algunas físicas y algunas no físicas, pero mientras eres material, el cuerpo es el alma viviente. El cuerpo constantemente se cura a sí mismo, lo que significa que el alma en la carne se cura a sí misma. Con frecuencia el cuerpo está más cerca del alma de lo que la mente está, porque él crece automáticamente como lo hace una flor, confiando en su naturaleza.
La existencia física es valiosa por muchas razones, siendo una de ellas que la carne es tan sensible al pensamiento y a la vez tan resistente. Hay directrices incorporadas de tal manera que la misma conciencia del cuerpo, mientras refleja a veces tus imágenes negativas, también automáticamente luchará contra ellas.
Debes recordar que siempre habitas en una estructura natural, lo que significa que tus pensamientos mismos son tan naturales como los mechones de tu cabello. En lo que te puede parecer una analogía extraña, compararé tus pensamientos con los virus, ya que ellos están vivos, están siempre presentes, son sensibles y poseen su propio tipo de movilidad. Hablando físicamente al menos, los pensamientos son propulsados químicamente y viajan a través del cuerpo universal como los virus viajan a través de tu forma temporal.
Los pensamientos interactúan con el cuerpo y se convierten en una parte de él, como lo hacen los virus. Algunos virus tienen un gran valor terapéutico. El cuerpo físico a menudo baja sus barreras a ellos, sabiendo que contrarrestarán ciertos otros que no son benéficos en el momento.
Los llamados virus nocivos siempre están presentes en el cuerpo. Rara vez eres vulnerable a solo un pequeño porcentaje, aunque llevas dentro de ti rastros de los más mortales de ellos todo el tiempo. Los virus mismos experimentan transformaciones totalmente insospechadas por los médicos. Si un virus desaparece y se encuentra otro, nunca se sospecha que el primero puede haberse cambiado al segundo; y sin embargo, por ciertas alteraciones de carácter muy natural, ese es el caso.
Así que los virus pueden ser benéficos o mortales, de acuerdo a las condiciones, el estado y las condiciones del cuerpo en un determinado tiempo. Es sabido que una enfermedad con frecuencia puede curar otra; algunas veces, por sí solo, un individuo irá de una enfermedad grave a una serie de enfermedades menos severas, que aparentemente no están relacionadas con el problema original.
Ahora bien, en el contexto del usual saber occidental, y con la introducción de las drogas modernas, estás en algo así como un dilema. El cuerpo sabe como manejar las drogas “naturales” que provienen directamente de la tierra, bien sean molidas o hervidas, picadas o al vapor. Una gran variedad de drogas “manufacturadas” no le son familiares a la estructura innata del cuerpo, lo cual puede conducir a fuertes mecanismos de defensa. Estos con frecuencia son orientados directamente contra la droga, en lugar de la enfermedad misma. Tal situación significa que debes utilizar otra droga para contrarrestar la que se dio anteriormente.
No estoy sugiriendo que no visites a los médicos, o que no tomes drogas de esa naturaleza, mientras creas en la estructura de la disciplina médica que el mundo occidental ha desarrollado. Tu cuerpo ha sido condicionado a ella a través de la utilización de tales medicamentos desde el nacimiento. Hay muchas víctimas, pero este es todavía un sistema que has escogido, y tus ideas todavía forman tu realidad. Nadie muere, que no haya tomado la decisión de hacerlo, y ninguna enfermedad es aceptada ciegamente. Puesto de la manera más simple, tus pensamientos pueden ser considerados como virus invisibles, como portadores, como chispas iniciando reacciones, no solo dentro del cuerpo, sino dentro de la totalidad del sistema físico, tal como lo conoces.
Tus pensamientos son tan naturales como las células dentro de tu cuerpo, e igual de reales. Ellos interactúan uno con otro, como lo hacen los virus. Mientras estás en esta realidad, no hay divisiones entre lo mental, lo espiritual y lo físico. Si piensas que la hay, entonces no entiendes suficientemente la espiritualidad de la carne, o la realidad física de tus pensamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario