No hay una estructura real adecuada en tu sociedad en la que personas como Augusto puedan ser tratadas con alguna efectividad.
Un analista podría considerar a Augusto como esquizofrénico y etiquetarlo claramente, pero tales términos no tienen sentido, básicamente. Si el analista, en un periodo de tiempo, pudiera convencer a Augusto de que su condición actual es el resultado de algún evento inhibido especifico en el pasado, y si el analista fuese un hombre intuitivo y comprensivo, Augusto podría cambiar sus creencias lo suficientemente para que se produzca algún tipo de “curación”. Él recordaría convenientemente tal evento y mostraría las emociones esperadas a medida que las reexperimenta. Desafortunadamente en su estado actual, impotente como estaría sin Augusto Dos, él podría también simplemente llamar a su “alter ego” para demostrarle al buen doctor que él no es alguien con quien se juega.
Enseguida estaría el asunto de ayudarle a Augusto a enfrentar las implicaciones del comportamiento de su otro ser, de tal manera que él pudiera aceptarlo como una parte de su identidad total.
Cuando Augusto Dos estaba en control del cuerpo, la composición química variaba considerablemente. Indicaba diferencias significativas en relación con el estado hormonal usual de Augusto. Los cambios químicos eran causados por la transición que operaba en las creencias, y no lo contrario.
Si se hubiera hecho una alteración química en Augusto Dos, él habría regresado a la personalidad de Augusto Uno, pero el cambio seria artificial, no permanente, y posiblemente muy peligroso.
Las tendencias químicamente inhibidas serian encubiertas hasta cierto grado por la medicación. El problema permanecería, y es bastante posible que pudiera dar como resultado abiertas tendencias suicidas; o más insidiosas inclinaciones suicidas ocultas, en las que órganos vitales serian atacados.
Algunas veces tales casos son manejados dentro de otra estructura, en la que Augusto seria considerado como poseído por una entidad “malvada” independiente, cada vez que Augusto Dos se hacia cargo. De nuevo aquí, si Augusto de alguna manera cambiase sus creencias, es posible que aun dentro de esa estructura se podría efectuar algún tipo de curación. Sin embargo, al mismo tiempo, los peligros y dificultades harían relativamente imposible tal tipo de curación.
Si un practicante que creyera que Augusto estaba poseído, convenciera a Augusto del “hecho”, sus creencias conjuntas podrían funcionar posiblemente por un tiempo. Convencer a Augusto de que estaba bajo el dominio de una entidad malvada, seria el primer paso. El paso dos, desembarazarse del intruso, seria lo siguiente. El problema está en que funcionando dentro de esa estructura, la estructura del ser se debilita aun más, ya que las características normalmente reprimidas de Augusto Dos son negadas para siempre. Augusto debe ser entonces siempre “bueno”, y sin embargo siempre se sentiría vulnerable a otra invasión del mal. Podrían ser posibles entonces los mismos resultados mencionados anteriormente: tendencias suicidas crecientes, u otro comportamiento auto destructivo.
Afortunadamente la mente y el cuerpo humanos son mucho más flexibles, duraderos y creativos de lo que se le da crédito. Muchos casos como el de Augusto nunca llegan a saberse. Los individuos involucrados se curan a sí mismos. Algunas veces esto se hace cuando estas personas eligen pasar por una experiencia traumática. A menudo una parte de la personalidad planeará esto muy deliberadamente, mientras las otras partes cierran sus ojos. Estos eventos pueden parecer desastres, o casi desastres, y sin embargo pueden movilizar suficientemente a la personalidad por el bien de la supervivencia. En un momento de muy alta y critica tensión, la personalidad puede unirse de nuevo.
Estos episodios críticos unificadores usualmente no involucran largas enfermedades, aunque podrían involucrarlas, sino más bien eventos tales como fuertes accidentes. La dificultad puede exteriorizarse como un miembro roto, por ejemplo, en lugar de un ser roto, y a medida que el cuerpo se recupera, tiene lugar la necesaria asimilación de la creencia.
Hay varias clases y etapas en tales casos. Cada individuo es único. Algunas veces la estructura incluye otro método de curación, en el que partes en conflicto de cada lado de la personalidad se separan para formar una estructura psicológica más clara que pueda comunicarse con las otras dos, actuar como arbitro, y reconciliar las creencias opuestas sostenidas por cada una.
Esto se hace muchas veces sin que la personalidad principal se dé cuenta de lo que realmente está pasando. En ocasiones, se utiliza la escritura automática, o la tabla Ouija. Los dos son métodos para destapar creencias invisibles conscientes, aquellas que son aceptadas por ti conscientemente en cualquier momento dado, e ignoradas deliberadamente en otro momento dado.
Cuando a las personas que utilizan tales métodos se les dice que su escritura llega por medio de un demonio, o del diablo, o de un espíritu maligno, esas creencias invisibles son empujadas mucho mas lejos. Cualquier búsqueda dentro de la mente se vuelve terrorífica y peligrosa, puesto que ella puede conducir a una “invasión” adicional.
Ahora bien, tal invasión usualmente es la aparición repentina de creencias inaceptables previas, muy conscientes pero invisibles, escondidas lejos. Entonces aparecen repentinamente como extrañas. En la mayoría de los casos el concepto de la posesión lo hace tanto más inquietante. Mucho más fácil de enfrentar es la idea de que la responsabilidad por tales ideas debe ser de otra entidad, o de otro ser. En todos los casos de esta naturaleza que involucran episodios del tipo de Augusto, el problema es uno de creencias no asimiladas. En lugar de tales comportamientos comparativamente drásticos, tales creencias pueden expresarse por medio de varias partes del cuerpo. Desafortunadamente, un sistema de medicina que en gran medida se entiende con síntomas, solamente estimula al paciente a proyectar tales creencias sobre nuevos órganos, por ejemplo, después de haber sacrificado otros en operaciones.
Las soluciones residen en la mente consciente – no puedo enfatizar esto mucho mas fuertemente – y en aquellas creencias que aceptas acerca de la naturaleza de la realidad y, específicamente, acerca de la naturaleza de tu ser.
Mientras el trabajo más básico debe hacerlo el individuo, la ayuda siempre esta disponible desde una variedad de fuentes, tanto internas como externas. Interpretarás y utilizarás literalmente casi toda la información que te llega como útil, y ella será sumamente efectiva, a menos que tus creencias te lleven a pensar, quizá, que todo el mundo está en contra tuya, o que la ayuda no está a tu alcance, o que no la mereces. Otras ideas como esas también pueden cerrarte a la ayuda, por supuesto, pero instintivamente la buscarás y la utilizarás cuando sea posible.
Un analista podría considerar a Augusto como esquizofrénico y etiquetarlo claramente, pero tales términos no tienen sentido, básicamente. Si el analista, en un periodo de tiempo, pudiera convencer a Augusto de que su condición actual es el resultado de algún evento inhibido especifico en el pasado, y si el analista fuese un hombre intuitivo y comprensivo, Augusto podría cambiar sus creencias lo suficientemente para que se produzca algún tipo de “curación”. Él recordaría convenientemente tal evento y mostraría las emociones esperadas a medida que las reexperimenta. Desafortunadamente en su estado actual, impotente como estaría sin Augusto Dos, él podría también simplemente llamar a su “alter ego” para demostrarle al buen doctor que él no es alguien con quien se juega.
Enseguida estaría el asunto de ayudarle a Augusto a enfrentar las implicaciones del comportamiento de su otro ser, de tal manera que él pudiera aceptarlo como una parte de su identidad total.
Cuando Augusto Dos estaba en control del cuerpo, la composición química variaba considerablemente. Indicaba diferencias significativas en relación con el estado hormonal usual de Augusto. Los cambios químicos eran causados por la transición que operaba en las creencias, y no lo contrario.
Si se hubiera hecho una alteración química en Augusto Dos, él habría regresado a la personalidad de Augusto Uno, pero el cambio seria artificial, no permanente, y posiblemente muy peligroso.
Las tendencias químicamente inhibidas serian encubiertas hasta cierto grado por la medicación. El problema permanecería, y es bastante posible que pudiera dar como resultado abiertas tendencias suicidas; o más insidiosas inclinaciones suicidas ocultas, en las que órganos vitales serian atacados.
Algunas veces tales casos son manejados dentro de otra estructura, en la que Augusto seria considerado como poseído por una entidad “malvada” independiente, cada vez que Augusto Dos se hacia cargo. De nuevo aquí, si Augusto de alguna manera cambiase sus creencias, es posible que aun dentro de esa estructura se podría efectuar algún tipo de curación. Sin embargo, al mismo tiempo, los peligros y dificultades harían relativamente imposible tal tipo de curación.
Si un practicante que creyera que Augusto estaba poseído, convenciera a Augusto del “hecho”, sus creencias conjuntas podrían funcionar posiblemente por un tiempo. Convencer a Augusto de que estaba bajo el dominio de una entidad malvada, seria el primer paso. El paso dos, desembarazarse del intruso, seria lo siguiente. El problema está en que funcionando dentro de esa estructura, la estructura del ser se debilita aun más, ya que las características normalmente reprimidas de Augusto Dos son negadas para siempre. Augusto debe ser entonces siempre “bueno”, y sin embargo siempre se sentiría vulnerable a otra invasión del mal. Podrían ser posibles entonces los mismos resultados mencionados anteriormente: tendencias suicidas crecientes, u otro comportamiento auto destructivo.
Afortunadamente la mente y el cuerpo humanos son mucho más flexibles, duraderos y creativos de lo que se le da crédito. Muchos casos como el de Augusto nunca llegan a saberse. Los individuos involucrados se curan a sí mismos. Algunas veces esto se hace cuando estas personas eligen pasar por una experiencia traumática. A menudo una parte de la personalidad planeará esto muy deliberadamente, mientras las otras partes cierran sus ojos. Estos eventos pueden parecer desastres, o casi desastres, y sin embargo pueden movilizar suficientemente a la personalidad por el bien de la supervivencia. En un momento de muy alta y critica tensión, la personalidad puede unirse de nuevo.
Estos episodios críticos unificadores usualmente no involucran largas enfermedades, aunque podrían involucrarlas, sino más bien eventos tales como fuertes accidentes. La dificultad puede exteriorizarse como un miembro roto, por ejemplo, en lugar de un ser roto, y a medida que el cuerpo se recupera, tiene lugar la necesaria asimilación de la creencia.
Hay varias clases y etapas en tales casos. Cada individuo es único. Algunas veces la estructura incluye otro método de curación, en el que partes en conflicto de cada lado de la personalidad se separan para formar una estructura psicológica más clara que pueda comunicarse con las otras dos, actuar como arbitro, y reconciliar las creencias opuestas sostenidas por cada una.
Esto se hace muchas veces sin que la personalidad principal se dé cuenta de lo que realmente está pasando. En ocasiones, se utiliza la escritura automática, o la tabla Ouija. Los dos son métodos para destapar creencias invisibles conscientes, aquellas que son aceptadas por ti conscientemente en cualquier momento dado, e ignoradas deliberadamente en otro momento dado.
Cuando a las personas que utilizan tales métodos se les dice que su escritura llega por medio de un demonio, o del diablo, o de un espíritu maligno, esas creencias invisibles son empujadas mucho mas lejos. Cualquier búsqueda dentro de la mente se vuelve terrorífica y peligrosa, puesto que ella puede conducir a una “invasión” adicional.
Ahora bien, tal invasión usualmente es la aparición repentina de creencias inaceptables previas, muy conscientes pero invisibles, escondidas lejos. Entonces aparecen repentinamente como extrañas. En la mayoría de los casos el concepto de la posesión lo hace tanto más inquietante. Mucho más fácil de enfrentar es la idea de que la responsabilidad por tales ideas debe ser de otra entidad, o de otro ser. En todos los casos de esta naturaleza que involucran episodios del tipo de Augusto, el problema es uno de creencias no asimiladas. En lugar de tales comportamientos comparativamente drásticos, tales creencias pueden expresarse por medio de varias partes del cuerpo. Desafortunadamente, un sistema de medicina que en gran medida se entiende con síntomas, solamente estimula al paciente a proyectar tales creencias sobre nuevos órganos, por ejemplo, después de haber sacrificado otros en operaciones.
Las soluciones residen en la mente consciente – no puedo enfatizar esto mucho mas fuertemente – y en aquellas creencias que aceptas acerca de la naturaleza de la realidad y, específicamente, acerca de la naturaleza de tu ser.
Mientras el trabajo más básico debe hacerlo el individuo, la ayuda siempre esta disponible desde una variedad de fuentes, tanto internas como externas. Interpretarás y utilizarás literalmente casi toda la información que te llega como útil, y ella será sumamente efectiva, a menos que tus creencias te lleven a pensar, quizá, que todo el mundo está en contra tuya, o que la ayuda no está a tu alcance, o que no la mereces. Otras ideas como esas también pueden cerrarte a la ayuda, por supuesto, pero instintivamente la buscarás y la utilizarás cuando sea posible.
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