Tu experiencia en el mundo de la materia física fluye hacia afuera desde el centro de tu psique interior. Entonces percibes esta experiencia. Los eventos exteriores, las circunstancias y las condiciones sirven como un tipo de retroalimentación viviente. Alterando el estado de la psique, automáticamente se alteran las circunstancias físicas.
No hay otra manera válida de cambiar los efectos físicos. Podría ser de ayuda si imaginas una dimensión interna viviente dentro de ti mismo, en la cual creas, en forma física en miniatura, todas las condiciones exteriores que conoces. Puesto simplemente, haces exactamente esto. Tus pensamientos, sentimientos y cuadros mentales se pueden llamar eventos externos incipientes, porque de una u otra manera cada uno de estos es materializado en la realidad física.
Cambias constantemente aun las condiciones que parecen más permanentes de tu vida, con las varias actitudes que tienes hacia ellas. No hay nada en tu experiencia exterior que no se haya originado dentro de ti.
Las interacciones con otros ocurren, por supuesto; sin embargo, no hay ninguna que no aceptes o atraigas con tus pensamientos, actitudes, o emociones. Esto aplica en cada área de la vida. En tus términos, aplica tanto antes de la vida como después de ella. De la manera más milagrosa, se te ha dado el don de crear tu experiencia.
En esta existencia estás aprendiendo a manejar la energía inextinguible que está disponible para ti. Las condiciones masivas del mundo, y la situación de cada individuo en él, es la materialización del progreso del hombre a medida que forma su mundo.
La alegría de la creatividad fluye a través de ti tan fácilmente como tu aliento. De ella brotan las más minúsculas áreas de tu experiencia externa. Tus sentimientos tienen realidades electromagnéticas que surgen hacia afuera, afectando la atmósfera misma. Ellos se agrupan por medio de la atracción, construyendo áreas de eventos y circunstancias que finalmente se aglutinan, por así decirlo, tanto en materia como objetos, o como eventos en “el tiempo”.
Espacio y tiempo son asunciones básicas, lo que significa que el hombre las acepta a las dos, y asume que su realidad está enraizada en una serie de momentos y en una dimensión de espacio. Así tu experiencia interior es traducida en esos términos.
Aun la duración de un evento o de un objeto en el espacio o en el tiempo está determinada por la intensidad de los pensamientos o las emociones que le dieron nacimiento. Duración en el espacio no es lo mismo que duración en el tiempo, sin embargo, aunque pueda parecer que ese es el caso. Estoy hablando en tus términos ahora. Un evento o un objeto que existe brevemente en el espacio, puede tener una duración mucho mayor en el tiempo. Puede tener una importancia e intensidad mucho mayor, existiendo en tu memoria, por ejemplo, mucho después de que ha desaparecido en el espacio. Tal evento, u objeto, no solamente existe simbólicamente dentro de tu mente o memoria, sino que, en tus términos, su realidad actual continúa como un evento en el tiempo.
Tampoco su realidad en el espacio es aniquilada, mientras exista dentro de tu mente. Tomemos un ejemplo muy sencillo. A una niña se le ha dicho que no juegue con una muñeca. La orden es desobedecida. La niña, a propósito o inadvertidamente, rompe la muñeca y finalmente la desecha. La muñeca existe en el tiempo muy vitalmente hasta tanto la niña, o la persona adulta que será, la recuerde
Si la muñeca esta sentada en un armario y esto también es recordado vívidamente, el espacio en el que la muñeca está sentada todavía lleva la impresión de la muñeca, aunque otros objetos puedan estar colocados ahí. Por consiguiente, reaccionas no solamente a lo que está visible para tus ojos físicos en el espacio, o lo que está directamente al frente de ti en el tiempo, sino también a los objetos y eventos cuya realidad todavía está contigo, aunque puede parecer que hayan desaparecido.
Básicamente, creas tu experiencia por medio de tus creencias acerca de ti mismo y de la naturaleza de la realidad. Otra manera de comprender esto es dándote cuenta de que creas tus experiencias por medio de tus expectativas. Tus tonos de sentimiento son tus actitudes emocionales hacia ti mismo y hacia la vida en general, y estos generalmente gobiernan las áreas grandes de la experiencia.
Los tonos de sentimiento dan la coloración emocional general que caracteriza lo que te sucede. Tú eres lo que te sucede. Tus sentimientos emocionales son a menudo transitorios, pero por debajo hay ciertas calidades de sentimiento únicamente tuyas, que son como profundos acordes musicales. Mientras tus sentimientos de todos los días pueden elevarse y caer, estos tonos de sentimiento característicos yacen debajo.
Algunas veces suben a la superficie, pero en grandes ritmos largos. No puedes llamarlos positivos o negativos. En cambio son tonos de tu ser. Representan la parte más interior de tu experiencia. Esto no quiere decir que estén ocultos para ti, o que pretendan estarlo. Significa simplemente que ellos representan el núcleo del cual formas tu experiencia.
Si te has vuelto temeroso de la emoción o de la expresión del sentimiento, o si se te ha enseñado que el ser interior no es más que un depósito de impulsos incivilizados, puedes tener entonces el hábito de negar este ritmo profundo. Puedes tratar de operar como si no existiera, o aun tratar de refutarlo. Sin embargo, él representa tus más profundos y más creativos impulsos. Luchar contra él es como tratar de nadar en contra de una fuerte corriente.
No hay otra manera válida de cambiar los efectos físicos. Podría ser de ayuda si imaginas una dimensión interna viviente dentro de ti mismo, en la cual creas, en forma física en miniatura, todas las condiciones exteriores que conoces. Puesto simplemente, haces exactamente esto. Tus pensamientos, sentimientos y cuadros mentales se pueden llamar eventos externos incipientes, porque de una u otra manera cada uno de estos es materializado en la realidad física.
Cambias constantemente aun las condiciones que parecen más permanentes de tu vida, con las varias actitudes que tienes hacia ellas. No hay nada en tu experiencia exterior que no se haya originado dentro de ti.
Las interacciones con otros ocurren, por supuesto; sin embargo, no hay ninguna que no aceptes o atraigas con tus pensamientos, actitudes, o emociones. Esto aplica en cada área de la vida. En tus términos, aplica tanto antes de la vida como después de ella. De la manera más milagrosa, se te ha dado el don de crear tu experiencia.
En esta existencia estás aprendiendo a manejar la energía inextinguible que está disponible para ti. Las condiciones masivas del mundo, y la situación de cada individuo en él, es la materialización del progreso del hombre a medida que forma su mundo.
La alegría de la creatividad fluye a través de ti tan fácilmente como tu aliento. De ella brotan las más minúsculas áreas de tu experiencia externa. Tus sentimientos tienen realidades electromagnéticas que surgen hacia afuera, afectando la atmósfera misma. Ellos se agrupan por medio de la atracción, construyendo áreas de eventos y circunstancias que finalmente se aglutinan, por así decirlo, tanto en materia como objetos, o como eventos en “el tiempo”.
Espacio y tiempo son asunciones básicas, lo que significa que el hombre las acepta a las dos, y asume que su realidad está enraizada en una serie de momentos y en una dimensión de espacio. Así tu experiencia interior es traducida en esos términos.
Aun la duración de un evento o de un objeto en el espacio o en el tiempo está determinada por la intensidad de los pensamientos o las emociones que le dieron nacimiento. Duración en el espacio no es lo mismo que duración en el tiempo, sin embargo, aunque pueda parecer que ese es el caso. Estoy hablando en tus términos ahora. Un evento o un objeto que existe brevemente en el espacio, puede tener una duración mucho mayor en el tiempo. Puede tener una importancia e intensidad mucho mayor, existiendo en tu memoria, por ejemplo, mucho después de que ha desaparecido en el espacio. Tal evento, u objeto, no solamente existe simbólicamente dentro de tu mente o memoria, sino que, en tus términos, su realidad actual continúa como un evento en el tiempo.
Tampoco su realidad en el espacio es aniquilada, mientras exista dentro de tu mente. Tomemos un ejemplo muy sencillo. A una niña se le ha dicho que no juegue con una muñeca. La orden es desobedecida. La niña, a propósito o inadvertidamente, rompe la muñeca y finalmente la desecha. La muñeca existe en el tiempo muy vitalmente hasta tanto la niña, o la persona adulta que será, la recuerde
Si la muñeca esta sentada en un armario y esto también es recordado vívidamente, el espacio en el que la muñeca está sentada todavía lleva la impresión de la muñeca, aunque otros objetos puedan estar colocados ahí. Por consiguiente, reaccionas no solamente a lo que está visible para tus ojos físicos en el espacio, o lo que está directamente al frente de ti en el tiempo, sino también a los objetos y eventos cuya realidad todavía está contigo, aunque puede parecer que hayan desaparecido.
Básicamente, creas tu experiencia por medio de tus creencias acerca de ti mismo y de la naturaleza de la realidad. Otra manera de comprender esto es dándote cuenta de que creas tus experiencias por medio de tus expectativas. Tus tonos de sentimiento son tus actitudes emocionales hacia ti mismo y hacia la vida en general, y estos generalmente gobiernan las áreas grandes de la experiencia.
Los tonos de sentimiento dan la coloración emocional general que caracteriza lo que te sucede. Tú eres lo que te sucede. Tus sentimientos emocionales son a menudo transitorios, pero por debajo hay ciertas calidades de sentimiento únicamente tuyas, que son como profundos acordes musicales. Mientras tus sentimientos de todos los días pueden elevarse y caer, estos tonos de sentimiento característicos yacen debajo.
Algunas veces suben a la superficie, pero en grandes ritmos largos. No puedes llamarlos positivos o negativos. En cambio son tonos de tu ser. Representan la parte más interior de tu experiencia. Esto no quiere decir que estén ocultos para ti, o que pretendan estarlo. Significa simplemente que ellos representan el núcleo del cual formas tu experiencia.
Si te has vuelto temeroso de la emoción o de la expresión del sentimiento, o si se te ha enseñado que el ser interior no es más que un depósito de impulsos incivilizados, puedes tener entonces el hábito de negar este ritmo profundo. Puedes tratar de operar como si no existiera, o aun tratar de refutarlo. Sin embargo, él representa tus más profundos y más creativos impulsos. Luchar contra él es como tratar de nadar en contra de una fuerte corriente.
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