El Significado de la Religión
Las ideas sobre el bien y el mal, dioses y diablos, la salvación y la condenación, son solamente símbolos de valores religiosos más profundos; valores cósmicos, si quieres, que no pueden ser traducidos a términos físicos.
Estas ideas se convierten en los temas que conducen estos dramas religiosos de los cuales he hablado. Los actores pueden “regresar” una y otra vez, en diferentes roles. En cualquier drama religioso histórico, los actores pueden haber aparecido ya en el escenario histórico en tu pasado, siendo el profeta de hoy el traidor del drama del pasado.
No obstante, estas entidades son reales. Es muy cierto decir que su realidad consiste no solamente del núcleo de su propia identidad, sino que también está reforzado por aquellos pensamientos y sentimientos proyectados de la audiencia terrenal, para quienes el drama se ha escenificado.
La identificación psíquica o psicológica es aquí de gran importancia y en realidad está en el corazón de todos esos dramas. En un sentido, puedes decir que el hombre se identifica con los dioses que él mismo ha creado. El hombre no comprende la cualidad magnifica de su propia inventiva y poder creativo. Digamos entonces que los dioses y los hombres se crean el uno al otro y te acercas aun más a la verdad; pero solamente si eres muy cuidadoso en tus definiciones, ya que, exactamente, ¿cómo se diferencian los dioses y los hombres?
Los atributos de los dioses son aquellos inherentes dentro del hombre mismo, magnificados y traídos a una actividad poderosa. Los hombres creen que los dioses viven por siempre. Los hombres viven por siempre, pero habiéndolo olvidado, solo recuerdan dotar a sus dioses con estas características. Obviamente, más allá de estos terrenales dramas históricos religiosos, más allá de las historias recurrentes de dioses y hombres, hay realidades espirituales.
Detrás de los actores en los dramas, hay entidades más poderosas que están mucho más allá de representar un papel. Los dramas mismos, las religiones que atraviesan las edades, son solamente sombras, aunque muy útiles. Detrás del marco del bien y el mal hay un valor espiritual mucho más profundo. Por consiguiente, todas las religiones, mientras están tratando de capturar “la verdad”, deben temer en gran medida que ella siempre las está eludiendo.
El ser interior solo, en descanso, en meditación, puede a veces vislumbrar partes de estas realidades internas que no pueden ser expresadas físicamente. Los valores, las intuiciones, o las iluminaciones se dan cada una a cada cual según su comprensión, y así las historias contadas acerca de ellas varían con frecuencia.
Por ejemplo, el personaje principal en un drama religioso histórico puede estar o no conscientemente enterado de las maneras en que esa información le es dada. Y, sin embargo, le puede parecer que sabe, ya que la naturaleza del origen de un dogma será explicado en términos que este personaje principal pueda entender. El Jesús histórico sabia quien era, pero también sabia que él era una de las tres personalidades que conformaban una entidad. En gran medida, compartió la memoria con las otras dos.
La tercera personalidad, mencionada por mi muchas veces, todavía no ha aparecido, en tus términos, aunque su existencia ha sido profetizada como la “Segunda Venida”. Estas profecías fueron dadas en términos de la cultura corriente de ese tiempo y, por consiguiente, mientras el escenario había sido establecido, las distorsiones son deplorables porque este Cristo no vendrá al final de tu mundo, como lo han sostenido las profecías.
El no vendrá a premiar a los justos y a enviar a los pecadores a la condenación eterna. No obstante, iniciará un nuevo drama religioso. Se mantendrá una cierta continuidad histórica. Sin embargo, como sucedió una vez anteriormente, no será reconocido generalmente por quien es. No habrá una proclamación gloriosa ante la cual todo el mundo se inclinará. Regresará para enderezar el Cristianismo que estará hecho pedazos en el tiempo de su arribo, y para establecer un nuevo sistema de pensamiento, cuando el mundo lo necesita urgentemente.
Para ese tiempo, todas las religiones estarán en una crisis severa. Debilitará las organizaciones religiosas, no las unirá. Su mensaje será el del individuo en relación con Todo Lo Que Existe. Establecerá claramente métodos según los cuales un individuo puede lograr un estado de intimo contacto con su propia entidad, siendo la entidad, en cierto grado, el mediador del hombre con Todo Lo Que Existe. Para el 2075, todo esto ya se habrá logrado.
Puedes tomar nota aquí que Nostradamus vio la disolución de la Iglesia Católica Romana como el fin del mundo. El no pudo imaginar la civilización sin ella, de ahí que muchas de sus predicciones posteriores deberían leerse teniendo esto en mente.
La tercera personalidad de Cristo en realidad será conocida como un gran psíquico, ya que él será quien le enseñará a la humanidad a utilizar aquellos sentidos internos que por si solos hacen posible la verdadera espiritualidad. Victimarios y victimas cambiarán papeles, en la medida en que las memorias reencarnacionales surjan a la superficie de la conciencia. Por medio del desarrollo de estas habilidades, la calidad sagrada de la vida será reconocida y apreciada íntimamente.
Nacerán varios antes de ese tiempo, que en diferentes formas despertarán las expectativas del hombre. Uno de ellos ya ha nacido en India, en una pequeña provincia cerca a Calcuta, pero su ministerio parecerá permanecer local por toda su vida.
Otro nacerá en África, un hombre negro cuya principal labor será hecha en Indonesia. Las expectativas fueron establecidas hace mucho, en tus términos, y serán alimentadas por nuevos profetas, hasta cuando la tercera personalidad de Cristo realmente surja.
Él conducirá al hombre más allá del simbolismo sobre el cual la religión se ha apoyado por muchos siglos. Enfatizará la experiencia espiritual individual, la expansión del alma, y le enseñará al hombre a reconocer los aspectos multitudinarios de su propia realidad.
Las ideas sobre el bien y el mal, dioses y diablos, la salvación y la condenación, son solamente símbolos de valores religiosos más profundos; valores cósmicos, si quieres, que no pueden ser traducidos a términos físicos.
Estas ideas se convierten en los temas que conducen estos dramas religiosos de los cuales he hablado. Los actores pueden “regresar” una y otra vez, en diferentes roles. En cualquier drama religioso histórico, los actores pueden haber aparecido ya en el escenario histórico en tu pasado, siendo el profeta de hoy el traidor del drama del pasado.
No obstante, estas entidades son reales. Es muy cierto decir que su realidad consiste no solamente del núcleo de su propia identidad, sino que también está reforzado por aquellos pensamientos y sentimientos proyectados de la audiencia terrenal, para quienes el drama se ha escenificado.
La identificación psíquica o psicológica es aquí de gran importancia y en realidad está en el corazón de todos esos dramas. En un sentido, puedes decir que el hombre se identifica con los dioses que él mismo ha creado. El hombre no comprende la cualidad magnifica de su propia inventiva y poder creativo. Digamos entonces que los dioses y los hombres se crean el uno al otro y te acercas aun más a la verdad; pero solamente si eres muy cuidadoso en tus definiciones, ya que, exactamente, ¿cómo se diferencian los dioses y los hombres?
Los atributos de los dioses son aquellos inherentes dentro del hombre mismo, magnificados y traídos a una actividad poderosa. Los hombres creen que los dioses viven por siempre. Los hombres viven por siempre, pero habiéndolo olvidado, solo recuerdan dotar a sus dioses con estas características. Obviamente, más allá de estos terrenales dramas históricos religiosos, más allá de las historias recurrentes de dioses y hombres, hay realidades espirituales.
Detrás de los actores en los dramas, hay entidades más poderosas que están mucho más allá de representar un papel. Los dramas mismos, las religiones que atraviesan las edades, son solamente sombras, aunque muy útiles. Detrás del marco del bien y el mal hay un valor espiritual mucho más profundo. Por consiguiente, todas las religiones, mientras están tratando de capturar “la verdad”, deben temer en gran medida que ella siempre las está eludiendo.
El ser interior solo, en descanso, en meditación, puede a veces vislumbrar partes de estas realidades internas que no pueden ser expresadas físicamente. Los valores, las intuiciones, o las iluminaciones se dan cada una a cada cual según su comprensión, y así las historias contadas acerca de ellas varían con frecuencia.
Por ejemplo, el personaje principal en un drama religioso histórico puede estar o no conscientemente enterado de las maneras en que esa información le es dada. Y, sin embargo, le puede parecer que sabe, ya que la naturaleza del origen de un dogma será explicado en términos que este personaje principal pueda entender. El Jesús histórico sabia quien era, pero también sabia que él era una de las tres personalidades que conformaban una entidad. En gran medida, compartió la memoria con las otras dos.
La tercera personalidad, mencionada por mi muchas veces, todavía no ha aparecido, en tus términos, aunque su existencia ha sido profetizada como la “Segunda Venida”. Estas profecías fueron dadas en términos de la cultura corriente de ese tiempo y, por consiguiente, mientras el escenario había sido establecido, las distorsiones son deplorables porque este Cristo no vendrá al final de tu mundo, como lo han sostenido las profecías.
El no vendrá a premiar a los justos y a enviar a los pecadores a la condenación eterna. No obstante, iniciará un nuevo drama religioso. Se mantendrá una cierta continuidad histórica. Sin embargo, como sucedió una vez anteriormente, no será reconocido generalmente por quien es. No habrá una proclamación gloriosa ante la cual todo el mundo se inclinará. Regresará para enderezar el Cristianismo que estará hecho pedazos en el tiempo de su arribo, y para establecer un nuevo sistema de pensamiento, cuando el mundo lo necesita urgentemente.
Para ese tiempo, todas las religiones estarán en una crisis severa. Debilitará las organizaciones religiosas, no las unirá. Su mensaje será el del individuo en relación con Todo Lo Que Existe. Establecerá claramente métodos según los cuales un individuo puede lograr un estado de intimo contacto con su propia entidad, siendo la entidad, en cierto grado, el mediador del hombre con Todo Lo Que Existe. Para el 2075, todo esto ya se habrá logrado.
Puedes tomar nota aquí que Nostradamus vio la disolución de la Iglesia Católica Romana como el fin del mundo. El no pudo imaginar la civilización sin ella, de ahí que muchas de sus predicciones posteriores deberían leerse teniendo esto en mente.
La tercera personalidad de Cristo en realidad será conocida como un gran psíquico, ya que él será quien le enseñará a la humanidad a utilizar aquellos sentidos internos que por si solos hacen posible la verdadera espiritualidad. Victimarios y victimas cambiarán papeles, en la medida en que las memorias reencarnacionales surjan a la superficie de la conciencia. Por medio del desarrollo de estas habilidades, la calidad sagrada de la vida será reconocida y apreciada íntimamente.
Nacerán varios antes de ese tiempo, que en diferentes formas despertarán las expectativas del hombre. Uno de ellos ya ha nacido en India, en una pequeña provincia cerca a Calcuta, pero su ministerio parecerá permanecer local por toda su vida.
Otro nacerá en África, un hombre negro cuya principal labor será hecha en Indonesia. Las expectativas fueron establecidas hace mucho, en tus términos, y serán alimentadas por nuevos profetas, hasta cuando la tercera personalidad de Cristo realmente surja.
Él conducirá al hombre más allá del simbolismo sobre el cual la religión se ha apoyado por muchos siglos. Enfatizará la experiencia espiritual individual, la expansión del alma, y le enseñará al hombre a reconocer los aspectos multitudinarios de su propia realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario