La persona natural es en realidad la persona mágica. Muchas personas han tenido experiencias que son ejemplos de actividades que se pueden considerar mágicas. Siempre hemos estado, y estamos, tratando de enseñarnos algunas cosas a nosotros mismos. Aunque toma bastante tiempo descubrirlo, nuestro comportamiento y nuestra experiencia son el resultado de nuestras creencias. La Estructura 2 ha sido fascinante, pero ha sido principalmente una estructura hipotética, a la que nadie ha sido capaz de darle un uso que sea perceptible. Esto no quiere decir que no haya estado operando, sino que no estamos obteniendo el tipo de información que deseamos.
Muchas de nuestras dificultades tienen que ver, en gran medida, con una interpretación equivocada del tiempo. Ciertamente, existe un tipo de tiempo físico natural en nuestra experiencia y en la experiencia de todas las criaturas, que involucra el ritmo de las estaciones, los días y las noches, las mareas, etc. A la luz de ese tiempo físico, que está involucrado con la biología terrenal, no existe un tiempo cultural básico. Es decir, a este ritmo natural le hemos agregado culturalmente la idea de los relojes, los momentos y las horas, que hemos superpuesto sobre los ritmos de la naturaleza.
El tiempo cultural opera bien, sobretodo para una civilización que se concentra sobre parcialidades, partes y piezas, líneas de ensamble, citas y puntualidades. Este tipo de tiempo cultural se ajusta a la sociedad industrializada, tal como la entendemos.
El tiempo con el que esta involucrado cualquier creador artístico, sigue el tiempo propio de la tierra. El tiempo de este creador surge de las estaciones y de las mareas, aunque en nuestra sociedad hacemos un gran esfuerzo por acomodar el tiempo del creador a lo que podríamos llamar el tiempo de la línea de ensamble. Si somos escritores o artistas, nos parece que debemos producir tantas pinturas, o libros, o lo que sea, de la misma manera como el trabajador de la planta de ensamble de autos debe procesar tantas partes del chasis. Especialmente cuando queremos vivir de nuestro arte, caemos en un marco mental en el que pensamos que “cada minuto es valioso”. Sin embargo, lo que queremos decir es que cada minuto debe ser un minuto de producción. No obstante, cada momento es valioso en sí mismo, no importa lo que hagamos con él. Muchas personas, por muchas razones, sienten que cada momento debe dedicarse al trabajo. El creador artístico opera en el tiempo de las estaciones, en un tipo de tiempo natural, pero ese tiempo natural es muy diferente al que suponemos. Es más rico y gira hacia el interior, hacia el exterior, hacia atrás y hacia adelante, sobre sí mismo.
Siendo nuestro propio ser natural y mágico cuando soñamos, utilizamos información que está por fuera del contexto del tiempo experimentado por la llamada mente racional. Las habilidades creativas operan de la misma manera, apareciendo dentro del tiempo consecutivo, pero con la labor principal hecha por fuera de él completamente.
El tiempo creativo y el tiempo cultural se mezclan en cierto grado, de tal manera que podemos ver diariamente evidencia del producto de la creatividad, como cualquier producto que sale de la línea de ensamble. Estamos “usando” el tiempo, tal como nuestro entrenamiento cultural nos dice que lo hagamos.
Existe la creencia cultural de que el tiempo debe ser usado así, que la creatividad debe ser dirigida y disciplinada para que se ajuste a la ranura apropiada del tiempo. En otras palabras, se trata de utilizar el tipo de tiempo de la línea de ensamble para la productividad creativa.
Tratar de acomodar el gran impulso de la creatividad al tiempo de la línea de ensamble, conduce necesariamente a conflictos, insatisfacciones y frustraciones. Si se tiene en mente la adecuada orientación creativa y mágica, todo lo demás va a encajar. No le vamos a decir al ser creativo: “Ahora son las 7 y 30 am, todos los operarios están en la línea de ensamble y yo estoy en mi escritorio: A producir!”
El tiempo de la línea de ensamble no valoriza el tiempo, solo lo hace cuando puede ser usado para propósitos prescritos definidos. En esa estructura, disfrutar el tiempo se convierte en una debilidad o en un vicio, y son muchas las personas que así consideran el tiempo. Con personas creativas, poderosamente dotadas, la persona natural es muy prominente, no importa lo que haga. Se resiente muy fuertemente cuando se le ponen restricciones a su experiencia. Sabe como disfrutar cada día, sabe como recolectar ideas creativas con cada encuentro, sabe como enriquecer su labor hogareña, o cualquier otra actividad. Le disgusta que le digan lo que debe hacer detalladamente, o que le ordenen restricciones poco razonables.
La persona natural es todo menos irracional. Reúne toda la experiencia y la transforma. Muchos de nuestros problemas han sido causados por aplicar un tipo de orientación equivocada a nuestras vidas y actividades.
Muchas de nuestras dificultades tienen que ver, en gran medida, con una interpretación equivocada del tiempo. Ciertamente, existe un tipo de tiempo físico natural en nuestra experiencia y en la experiencia de todas las criaturas, que involucra el ritmo de las estaciones, los días y las noches, las mareas, etc. A la luz de ese tiempo físico, que está involucrado con la biología terrenal, no existe un tiempo cultural básico. Es decir, a este ritmo natural le hemos agregado culturalmente la idea de los relojes, los momentos y las horas, que hemos superpuesto sobre los ritmos de la naturaleza.
El tiempo cultural opera bien, sobretodo para una civilización que se concentra sobre parcialidades, partes y piezas, líneas de ensamble, citas y puntualidades. Este tipo de tiempo cultural se ajusta a la sociedad industrializada, tal como la entendemos.
El tiempo con el que esta involucrado cualquier creador artístico, sigue el tiempo propio de la tierra. El tiempo de este creador surge de las estaciones y de las mareas, aunque en nuestra sociedad hacemos un gran esfuerzo por acomodar el tiempo del creador a lo que podríamos llamar el tiempo de la línea de ensamble. Si somos escritores o artistas, nos parece que debemos producir tantas pinturas, o libros, o lo que sea, de la misma manera como el trabajador de la planta de ensamble de autos debe procesar tantas partes del chasis. Especialmente cuando queremos vivir de nuestro arte, caemos en un marco mental en el que pensamos que “cada minuto es valioso”. Sin embargo, lo que queremos decir es que cada minuto debe ser un minuto de producción. No obstante, cada momento es valioso en sí mismo, no importa lo que hagamos con él. Muchas personas, por muchas razones, sienten que cada momento debe dedicarse al trabajo. El creador artístico opera en el tiempo de las estaciones, en un tipo de tiempo natural, pero ese tiempo natural es muy diferente al que suponemos. Es más rico y gira hacia el interior, hacia el exterior, hacia atrás y hacia adelante, sobre sí mismo.
Siendo nuestro propio ser natural y mágico cuando soñamos, utilizamos información que está por fuera del contexto del tiempo experimentado por la llamada mente racional. Las habilidades creativas operan de la misma manera, apareciendo dentro del tiempo consecutivo, pero con la labor principal hecha por fuera de él completamente.
El tiempo creativo y el tiempo cultural se mezclan en cierto grado, de tal manera que podemos ver diariamente evidencia del producto de la creatividad, como cualquier producto que sale de la línea de ensamble. Estamos “usando” el tiempo, tal como nuestro entrenamiento cultural nos dice que lo hagamos.
Existe la creencia cultural de que el tiempo debe ser usado así, que la creatividad debe ser dirigida y disciplinada para que se ajuste a la ranura apropiada del tiempo. En otras palabras, se trata de utilizar el tipo de tiempo de la línea de ensamble para la productividad creativa.
Tratar de acomodar el gran impulso de la creatividad al tiempo de la línea de ensamble, conduce necesariamente a conflictos, insatisfacciones y frustraciones. Si se tiene en mente la adecuada orientación creativa y mágica, todo lo demás va a encajar. No le vamos a decir al ser creativo: “Ahora son las 7 y 30 am, todos los operarios están en la línea de ensamble y yo estoy en mi escritorio: A producir!”
El tiempo de la línea de ensamble no valoriza el tiempo, solo lo hace cuando puede ser usado para propósitos prescritos definidos. En esa estructura, disfrutar el tiempo se convierte en una debilidad o en un vicio, y son muchas las personas que así consideran el tiempo. Con personas creativas, poderosamente dotadas, la persona natural es muy prominente, no importa lo que haga. Se resiente muy fuertemente cuando se le ponen restricciones a su experiencia. Sabe como disfrutar cada día, sabe como recolectar ideas creativas con cada encuentro, sabe como enriquecer su labor hogareña, o cualquier otra actividad. Le disgusta que le digan lo que debe hacer detalladamente, o que le ordenen restricciones poco razonables.
La persona natural es todo menos irracional. Reúne toda la experiencia y la transforma. Muchos de nuestros problemas han sido causados por aplicar un tipo de orientación equivocada a nuestras vidas y actividades.
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