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sábado, 28 de junio de 2008

Realidad Mágica - Recopilación

En nuestro Blog hemos presentado puntos de vista totalmente diferentes a los sostenidos oficialmente por La Ciencia, La Religión y La Psicología. Somos conscientes de que son puntos de vista muy difíciles de digerir y todavía más difíciles de aceptar. Gran parte de la dificultad reside en la perspectiva desde la cual se expresan estos puntos de vista, pues no corresponden a una persona normal en una realidad corriente, sino a la forma como una Entidad Espiritual los mira. Partimos de la base de que no somos simplemente seres humanos de carne y hueso, sino básicamente espíritus, que existen en una realidad multidimensional, no sujeta al Tiempo y al Espacio, tal como los concebimos.
En nuestro Blog hemos presentado una amplia variedad de tópicos que incluyen la naturaleza de la realidad física, los orígenes del universo, la teoría de la evolución, la historia de Cristo, la naturaleza de Dios y el propósito de la vida. Vamos a presentar en forma sucinta algunos de esos tópicos, a manera de repaso general de lo que hemos expuesto en forma un poco más extensa.
Las Creencias
Como se trata de enseñanzas con destino a los seres humanos, los puntos de vista que tienen que ver con la Psicología se han apoyado en gran medida en los que hemos llamado “Las Creencias”, ya que son ellas las que dirigen el comportamiento de los seres humanos a lo largo de su vida. A este grupo de creencias las hemos cobijado bajo el titulo de “Cuerpo de Creencias”, ya que es una especie de “Cuerpo Psicológico” que nos acompaña desde que estamos en el vientre de nuestra madre, hasta cuando devolvemos nuestro cuerpo físico a la tierra. Este cuerpo de creencias lo conforman los conceptos, ideas y apreciaciones de nuestros padres, hermanos, parientes, maestros, clérigos, etc., con los que hemos estado en contacto desde que nacimos. También puede decirse que desde que estamos en el útero materno recibimos telepáticamente las creencias de nuestra propia madre.
Hemos dicho que la fuente de nuestra experiencia son las creencias y expectativas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre nuestra realidad y que ellas afectan nuestros pensamientos y emociones. Damos por sentado que nuestras creencias sobre la realidad son la verdad y difícilmente las cuestionamos. Es bastante común que no dudemos de nuestras creencias religiosas y que las aceptemos como un hecho. Con cierta facilidad, aceptamos las creencias religiosas, políticas y filosóficas, pero no reconocemos aquellas que se refieren a nosotros como personas, las que nos dicen quienes somos y cual es nuestro propósito en la vida.
Cuando nuestras creencias son las adecuadas, son muy útiles para el desarrollo normal de nuestras vidas; pero cuando no lo son, interfieren y son un grave obstáculo en el normal desarrollo de nuestras actividades en la vida.

miércoles, 25 de junio de 2008

El Intelecto como Artefacto Cultural

El intelecto está mucho más orientado socialmente de lo que generalmente se entiende. Aunque es un poco difícil de explicar, en cierta forma, el intelecto es un fenómeno cultural. Es asombrosamente resistente, en el sentido de que, de acuerdo con la estructura de creencias de un periodo histórico dado, el intelecto se puede orientar según las líneas de esas creencias, utilizando todas sus habilidades de razonamiento para enfocarse en ese cuadro del mundo, recolectando la información que coincide y rechazando la que no coincide.
Obviamente, la mente puede usar sus habilidades de razonamiento para llegar a la conclusión de que existe un solo dios detrás del funcionamiento del mundo, o que existen muchos dioses, o que la divinidad es una fantasía, o que el mundo mismo procede de una fuente no razonable. Al igual que las estadísticas, las habilidades del razonamiento pueden usarse para llegar casi a cualquier conclusión. Esto se logra teniendo en consideración, dentro de cualquier sistema de razonamiento dado, solo la evidencia que está de acuerdo con las premisas del sistema.
Esta flexibilidad le permite a la especie una gran variación general en sus actividades psicológicas, culturales, políticas y religiosas. Cuando algún sistema de razonamiento se convierte en algo muy rígido, siempre existen ajustes para permitir que otra información se introduzca. De otra manera, nuestro sistema de creencias nunca cambiaria.
Nuestra especie comparte con las otras especies un sentimiento de parentesco para su clase. Existe un gran intercambio de ideas. Al final, tenemos un consenso en lo se refiere a un cuadro razonable de la realidad acordado. Nuestro sistema ha desaprobado muchas experiencias, considerándolas comportamiento excéntrico de una manera adversa, ya que nuestros sistemas de creencias han regimentado así el comportamiento y han definido tan estrechamente la cordura. Es necesario reafirmar que el intelecto está orientado socialmente. Está peculiarmente adecuado para reaccionar a la información cultural. Desea ver el mundo tal como es visto por las mentes de otros. Por medio de este tipo de acción, contribuye a formar nuestro entorno cultural y las civilizaciones de las que estamos tan justamente orgullosos.
El intelecto contribuye a que nuestra especie traduzca sus propias intenciones y propósitos naturales a su propio contexto cultural, de tal manera que aquellas habilidades que la persona natural posee, puedan beneficiar la civilización de su tiempo. Esos propósitos e intenciones, literalmente cambian el mundo. Las expectativas y las intenciones del intelecto, espontáneamente y automáticamente, activan los mecanismos corporales adecuados, para lograr las interacciones necesarias del entorno; y nuestra intención, tal como es expresada por medio del intelecto, dirige nuestra experiencia del mundo.
Estamos hablando del intelecto aquí para nuestra discusión; sin embargo, es necesario recordar también que por todas partes se encuentra amortiguado. En otras palabras, existen sistemas de apoyo. Si el intelecto cree que el mundo es una amenaza para la existencia, esa creencia alterará sus intenciones y por consiguiente las actividades corporales. Las creencias del intelecto operan como poderosas sugestiones, especialmente cuando el intelecto se identifica con esas creencias, de tal manera que existe muy poca distancia entre el intelecto y las creencias que sostiene como verdaderas.
Al hombre le agrada pensar de sí mismo como guardián de la naturaleza y del mundo. Sin embargo, está más cerca de la verdad decir, por lo menos en ese sentido, que la naturaleza es guardián del hombre. O decir que el hombre existe, en términos físicos, como resultado del soporte gracioso de la naturaleza y de todas las otras especies. Sin todas esas otras especies, el hombre, tal como lo conocemos, no existiría. No existiría sin la cooperación permanente de esas especies entre sí y su interrelación con el entorno.
El hombre sirve sus propósitos dentro de la naturaleza, como lo hacen todas las especies, y en los términos de nuestra comprensión, el hombre “piensa” en su propia forma, pero también es la parte pensante de la naturaleza.
El hombre se entiende con el efecto de pensar en la naturaleza. Le suma al resto de la naturaleza. Le suma un tipo diferente de organización mental, organización que la naturaleza misma requiere, anticipa y desea. Los animales no leen o escriben libros, pero ellos sí “leen” la naturaleza directamente a través del contexto de su propia experiencia y por medio de su conocimiento intuitivo. La mente racional del hombre le agrega una atmósfera a la naturaleza, que es tan real como el Cinturón Van Allen que rodea la tierra.
La mente pensante, en gran medida, dirige la actividad de las grandes fuerzas espontáneas, con la organización energético-celular actuando como capitán de las grandes fuentes energéticas del cuerpo. La mente racional define, hace juicios, se entiende con los objetos físicos del mundo y también con las interpretaciones culturales corrientes de su tiempo.
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domingo, 22 de junio de 2008

La Razón, El Intelecto, Los Animales y Los Niños

La actual inclinación al racionalismo orientado científicamente, hace que surjan algunas dificultades. Algunas de esas dificultades están en la manera como se define al individuo. Como especie, nos consideramos el “pináculo” de una escala evolutiva, como si todas las otras entidades, desde la primera célula en adelante, existieran de alguna manera en una línea continua de progresión, culminando en los animales y, finalmente, culminando con el hombre, el animal racional. Incidentalmente, con todo ese progreso ocurriendo por casualidad, por supuesto.
Esa mezcla particular de pensamiento racional, con el que nuestra sociedad se ha familiarizado, da casi por sentado que la identidad del hombre como especie y la identidad del individuo está conectada primero que todo y principalmente con el intelecto. Nos identificamos a nosotros mismos con el intelecto primordialmente, haciendo a un lado, tanto como sea posible, otros elementos igualmente vitales de nuestra personalidad.
En nuestro pasado histórico, cuando el hombre identificaba su identidad con el alma, realmente se permitía una mayor libertad de acción en términos de movilidad psicológica. Sin embargo, el concepto del alma así establecido eventualmente daba como resultado la desconfianza en el intelecto. Ese resultado era la consecuencia inevitable del dogma. Parte de la excesiva identificación del hombre con el intelecto, es una reacción exagerada a esos eventos históricos del pasado. Ni la ciencia ni la religión le garantizan a las otras criaturas alguna dimensión subjetiva. Nos agrada considerarnos como el animal racional, en términos de nuestra especie. Sin embargo, los animales si razonan. No razonan en las mismas áreas en las que nosotros lo hacemos. En aquellas áreas en las que razonan, entienden causa y efecto bastante bien. No obstante, su razonamiento se aplica en niveles de actividad en los cuales nuestro propio razonamiento no aplica. Por consiguiente, el razonamiento de los animales no es evidente para nosotros en la mayoría de los casos. Los animales son curiosos y su curiosidad corresponde a áreas en las cuales nosotros rara vez aplicamos la nuestra.
Los animales poseen una conciencia de ser, sin el intelecto humano. Nosotros no necesitamos el intelecto humano para estar conscientes de nuestra propia conciencia. Es verdad que los animales no reflejan la naturaleza de sus propias identidades como lo hace el hombre, pero ello se debe a que la naturaleza es comprendida intuitivamente. Es evidente por sí misma.
Lo que queremos indicar es que el sentimiento de identidad no se acopla inevitablemente con el intelecto solamente. El intelecto es parte de nosotros. Es una parte vital y funcional de nuestros procesos cognitivos, pero no contiene nuestra identidad.
La persona natural se entiende mejor, quizá más claramente, considerando a cualquier persona como un niño. En cierta forma, el niño descubre su propio intelecto de la misma manera como descubre sus propios sentimientos. Los sentimientos están primero. Los sentimientos del niño hacen surgir la curiosidad, los pensamientos y el funcionamiento del intelecto: “Por que me siento así? Por que la hierba es suave y la roca dura? Por que una dulce caricia me calma, mientras una bofetada me duele?”
Los sentimientos y las sensaciones hacen surgir las preguntas, los pensamientos y el intelecto. En cierta forma, el niño siente surgir sus propios pensamientos desde una invisibilidad psicológica relativa, hasta convertirse en una formación vital inmediata. Existe un proceso ahí, que hemos olvidado. El niño se identifica con su propia realidad psíquica primero que todo, y enseguida descubre sus sentimientos, y los afirma, descubre sus pensamientos y su intelecto, y los afirma.
El niño primero explora los componentes de su entorno psicológico, los elementos interiores de conocimiento subjetivo, y afirma ese territorio interior, pero el niño no identifica su ser básico con sus sentimientos o con sus pensamientos. Esta es la razón por la que los niños pequeños pueden morir tan fácilmente. Ellos mismos se pueden desprender, porque aun no han identificado sus seres básicos con la experiencia de la vida.
En la mayoría de los casos los niños crecen, aunque en el inmenso esquema total de la naturaleza, una buena parte de los individuos toman otros caminos, sirven otras funciones, tienen otros propósitos y forman parte de la vida por medio de una actividad diferente. Los niños afectan la vida, mientras ellos mismos no se sumergen totalmente en ella. Mueren jóvenes, o son abortados. Sin embargo, permanecen como un elemento importante en el esquema general de la vida, como una subyacente base psicológica que siempre va a afectar las versiones posteriores. Finalmente, los niños afirman sus sentimientos y sus pensamientos como propios. Se identifican naturalmente con ambos, encontrándolos validos y vitales.
Cuando llegamos a la edad adulta, ya hemos aprendido a desconectar nuestra identidad de nuestros sentimientos, tanto como es posible, y a concebir nuestra personalidad en términos de nuestra orientación intelectual. Nuestra identidad parece estar en la cabeza. Nuestros sentimientos y nuestra actividad mental con frecuencia se muestran bastante contradictorios. Tratamos de resolver todos los problemas con el uso de la razón exclusivamente. Se nos enseña a sumergir las mismas habilidades intuitivas que el intelecto necesita para hacer su trabajo, ya que el intelecto debe comprobar, con la parte correspondiente a los sentimientos del ser, la información, el apoyo y el conocimiento, en cuanto a las condiciones biológicas. Cuando se le niega esa información, puede girar indefinidamente en una frenética carrera. En cada momento, desde los niveles más microscópicos, el cuerpo esta estableciendo el cuadro constante de su posición dentro de la realidad física. Ese cuadro esta compuesto de millones de las más pequeñas tomas, como en las películas de cine, siempre cambiantes, determinando tantas condiciones, posiciones y relaciones, que nunca podrían ser descritas. Lo que tenemos al final es un cuadro de la realidad predominante en un determinado momento, que es el resultado de la actividad de estratos psicológicos, biológicos y electromagnéticos. Un cuadro es transpuesto sobre los otros y se hacen cálculos constantemente, de tal manera que todos los componentes que forman la existencia física se encuentran e intersectan para darnos la vida.
Nada de eso le concierne al intelecto, en un nivel intelectual. A un nivel biológico y a un nivel electromagnético, el intelecto ejecuta hazañas que no puede conocer conscientemente con la utilización de su razón. Espontáneamente, con los procesos mencionados se han tomado también millones de cuadros de acciones probables que serán, o podrán ser, necesarios en el momento inmediatamente siguiente, desde la acción microscópica, hasta el movimiento de un músculo, la conducción de un auto, la lectura de un libro, etc.
Uno de los principales propósitos del intelecto es darnos una opción consciente en un mundo de probabilidades. Para hacerlo apropiadamente, el intelecto debe tomar decisiones claras y concisas, en su nivel, de asuntos que le conciernen, y enseguida presentar su propio cuadro de la realidad para ser sumado a la construcción total. Por una parte, se nos ha dicho que nos identifiquemos casi completamente con nuestros intelectos. Por la otra, se nos ha enseñado que el intelecto, la “flor de la conciencia”, es un aditamento frágil y vulnerable, una creación del azar, sin sentido y sin soporte. Decimos sin soporte, porque creemos que “por debajo de él” yacen “los instintos primitivos, animalisticos y sanguinarios”, contra los cuales la razón debe ejercer toda la fortaleza que tiene.
A pesar de todo eso, hombres y mujeres todavía encuentran la solución a muchos de sus problemas redescubriendo el sentido de identidad más grande, sentido de identidad que acepta las intuiciones y los sentimientos, los sueños y las esperanzas mágicas, como características vitales de la personalidad y no como aditamentos de ella. Automáticamente, todas esas otras características, frecuentemente puestas a un lado, empiezan a adicionar su riqueza, satisfacción y vitalidad a nuestras vidas, sin esfuerzo alguno.

jueves, 19 de junio de 2008

Aproximación Mágica y Racional Combinadas

La estructura científica ha llegado a equipararse con el término “pensamiento racional”, hasta tal punto que cualquiera otra inclinación de pensamiento automáticamente parece ser irracional. El pensamiento se ha convertido, en ese sentido, en algo demasiado especializado, prejuiciado e inflexible.
Hay estilos de pensamiento. Cada individuo tiene su propio estilo de pensar, su peculiar, rica, e individual mezcla de especulaciones, fantasías y maneras ideocéntricas de utilizar información objetiva y subjetiva. La ciencia ha dominado tanto el mundo del pensamiento, que muchos matices y áreas, considerados alguna vez bastante racionales, se han convertido en algo totalmente irrespetable. La ciencia trata de apegarse a lo que puede probar.
Desafortunadamente, la ciencia tiende a establecer una visión del mundo que está basada en cierto material solamente. Desembocamos en disciplinas separadas: la biología, la psicología, la física, las matemáticas, etc., cada una con su propio grupo de hechos, guardados celosamente, cada una proporcionando su propia visión del mundo: el mundo tal como es, visto por medio de la biología, o la realidad vista por medio de los ojos de la física.
No existe un campo separado que combine toda la información, o que aplique los hechos de una disciplina a los hechos de otra. Así que, en general, la ciencia, con su rama de pensamiento racional, no puede ofrecer ideas imparciales, sugestivas, hipotéticas y comprensivas de lo que es la realidad. Parece que, en efecto, cada individuo está aislado en ciertos aspectos vitales, por ejemplo, en los casos de una herencia genética y una cierta cantidad de energía no especifica, con la cual poner a andar la maquinaria del cuerpo. La intención, el propósito, o el deseo, no aplican en ese esquema.
El individuo es un extraño, casi un extranjero, en su propio entorno, en el cual debe luchar para sobrevivir, no solo contra las fuerzas del entorno inmediato, sino contra el determinismo genético. Debe luchar contra su propio cuerpo, enfatizar su susceptibilidad a los defectos, las enfermedades, y contra una bomba de tiempo, por así decirlo, cuando, sin advertencia alguna, llegará la extinción. La ciencia no reafirma las fuerzas cooperativas de la naturaleza. Se vanagloria de las distinciones, las especificaciones y las categorías, y es bastante ciega a las fuerzas unificadoras de la naturaleza que son tan reales.
Cuando decimos que la persona natural es también la persona mágica, es fácil aun transponer la idea a términos más aislados de los que intentamos. No se trata solamente de que cada persona tenga su fuente en una dimensión “mágica”, de la cual surge la totalidad de su vida, sino que la fuente particular misma es parte de la energía que sostiene el planeta entero y sus habitantes y es parte de la construcción total que entendemos como el universo.
Campos, o planos de interrelación, conectan todos los tipos de vida, sosteniéndola, no por medio de un sistema, biológico o espiritual, sino en cada punto concebible de su existencia. No se nos da una cierta cantidad de energía, sino que “nueva” energía está siempre disponible por todas partes. No existen sistemas cerrados. El entorno está consciente y está vivo. Existe una comunicación constante entre todas las partes de nuestro cuerpo y todas las partes del entorno.
En nuestros términos, esto significa que no tenemos que contar solamente con lo que concebimos como nuestras fuentes privadas. Básicamente, el desarrollo y logro de valores es una de las características más importantes de la existencia, de tal manera que todas las cosas actúan individual y conjuntamente en las formas que aseguren el mejor desempeño de toda la construcción.
Nacimos porque deseábamos nacer. Una planta llega a la vida por la misma razón. Vivimos en un marco de referencia diferente que el de una planta y, sin embargo, tenemos más opciones disponibles. Interactuamos con la naturaleza de una manera diferente. Nuestro intelecto está destinado a ayudarnos a tomar decisiones. Nos ayuda a percibir ciertas probabilidades dentro de un contexto del tiempo físico. Utilizamos el intelecto apropiadamente cuando se le permite percibir las condiciones físicas tan claramente como sea posible. Es entonces cuando el intelecto puede tomar las decisiones más benéficas, en lo que respecta a las metas que deseamos lograr.
Esas metas generalmente son deseos conceptualizados que una vez formados actúan, en cierta forma, como imanes, sacando de esos campos inmensos de interrelación los tipos de condiciones que mejor se ajusten a su desempeño. El intelecto solo no puede conseguir el logro de esas metas. El intelecto solo no puede conseguir un movimiento del cuerpo. Debe contar con esas otras propiedades que el intelecto pone en movimiento: el conjunto espontáneo de complejidad interior y el ordenamiento mágico.
Cuando el intelecto se utiliza apropiadamente, piensa en una meta y automáticamente pone el cuerpo en movimiento hacia ella, y automáticamente despierta los otros niveles de comunicación desconocidos para él, de tal manera que todas las fuerzas operen conjuntamente hacia su consecución. Consideremos una meta hipotética como un objetivo. Cuando se utiliza apropiadamente, el intelecto imagina el objetivo e imaginativamente lo alcanza. Si fuera un objetivo físico, la persona se pararía con arco y flecha en las manos, pensando solamente en dar en el blanco, concentrándose mentalmente en él, quizá ejecutando algunos gestos previamente aprendidos; y las propiedades mágicas del cuerpo harían el resto.
Cuando el intelecto es utilizado inapropiadamente, es como si el intelecto sintiera que se le pide conocer de alguna manera, o dirigir personalmente, todos esos procesos internos. Cuando se aplican los sistemas de creencias erróneos y la negatividad, es como si nuestra persona ve el objetivo y en lugar de dirigir su atención a él, se concentra en todas las diferentes formas en que su flecha puede ir en la dirección equivocada: Puede caer a la izquierda o a la derecha, ir demasiado lejos, o no lo suficientemente lejos, romperse en el aire, caerse de sus manos, o en muchísimas otras formas que traicionan su intención.
La persona ha cambiado su atención lejos del objetivo completamente. Ha proyectado sobre el evento presente el esquema de sus temores, en lugar del esquema de su intención original. Su cuerpo, respondiendo a sus imágenes mentales y sus pensamientos, atrae acciones que reflejan su confusión.
En otras palabras, la aproximación mágica y la llamada aproximación racional deben combinarse de cierta manera para los mejores resultados.
Las personas a veces expresan la intención de hacer dinero, o más bien de tener dinero; se concentran en el dinero y lo esperan con la fe de que será atraído hacia ellas como resultado de su creencia y concentración. Pueden también dejar su trabajo, ignorar los impulsos para encontrar uno nuevo, o seguir alguna de las aproximaciones racionales, y confiar en la sola aproximación mágica. Por supuesto que esto tampoco funciona.
Cuando utilizamos la aproximación mágica, veremos que ella armoniza perfectamente con el resto de la existencia, inspira el intelecto e inspira el movimiento físico, ya que activa las propiedades físicas.
El punto principal que queremos expresar es el hecho de que nuestra fuente privada de poder es una porción de un campo mayor de interrelación en el que nuestro ser se ha asentado con seguridad. No es algo por lo que nos debamos esforzar después. Fue nuestro sin ningún esfuerzo al nacer, y antes de nacer, y lleva consigo sus propias comprensiones emocionales e intuitivas, comprensiones que nos pueden sostener a través de toda nuestra existencia física. Si comprendemos eso, muchos de nuestros temores, en gran medida, van a desaparecer.

lunes, 16 de junio de 2008

Aproximación Mágica a la Vida

Hemos oído decir que todas las otras especies preservan la naturaleza, mientras el hombre tiene la propensión a destruirla. Hemos oído decir que todas las otras criaturas proceden con una gracia natural, excepto el hombre. Hemos oído decir que toda la naturaleza esta satisfecha consigo misma, excepto el hombre, que está lleno de insatisfacción.
Tales pensamientos siguen “naturalmente” los dictados del llamado pensamiento racional. Cuando pensamos tales pensamientos, pensamos de ellos al nivel más forzado de especulación intelectual, es decir, los pensamientos parecen evidentes para el intelecto, que es forzado a operar por si mismo, relativamente hablando, divorciado de las otras facultades del ser. Es entonces cuando parece que el hombre está separado de la naturaleza o, peor aun, parece casi un parásito sobre la faz del planeta.
Esa visión misma es un síntoma de las dificultades del intelecto. En la posición que nuestra cultura coloca al intelecto, éste se ve a sí mismo bastante solo, separado de las otras porciones de la personalidad, de las otras criaturas y de la misma naturaleza. Es por esto por lo que la ciencia dice que las criaturas, excepto el hombre, operan por instinto ciego, término que pretende explicar la totalidad del comportamiento de las otras especies. Es por esto por lo que la distancia entre el hombre y los animales y entre el intelecto y la naturaleza parece profundizarse.
En estos términos, es bastante acertado decir que el intelecto del hombre también es instintivo. El hombre empieza a pensar de una vez. No tiene más remedio que usar su intelecto. Este opera mágicamente, espontáneamente, automáticamente. Sus más agudos procesos de razonamiento surgen como resultado de esa acción mágica natural.
Al intelecto se le ha enseñado a divorciarse de su fuente. En ese sentido, se da cuenta de un sentimiento de impotencia, ya que, hasta cierto punto, es cortado filosóficamente de su propia fuente de poder. Cuando mira el mundo de eventos políticos, los problemas parecen insolubles. El hombre toma muchas decisiones que pueden parecer bastante equivocadas para el intelecto, por causa de su sistema de creencias y porque se le han cortado las otras fuentes de información. Un buen número de esas decisiones equivocadas, o movidas pobres, con frecuencia representan acciones auto-correctivas, decisiones tomadas sobre conocimiento no percibido conscientemente, que escapa a nuestra conciencia.
De la misma manera, algunas decisiones o eventos de la vida privada, pueden parecen desventajosos para el intelecto por las mismas razones, cuando en cambio son también medidas auto-correctivas que no estamos en capacidad de percibir por causa de nuestras creencias. La aproximación racional, tal como se utiliza ahora, conlleva la presunción básica de que todo lo que es incorrecto se pondrá peor. Por supuesto que esa creencia es muy perjudicial, porque va en contra de los principios básicos de la vida. Si este hubiera sido el caso, en términos de nuestra historia, el mundo no habría durado un siglo. Es interesante anotar que antes de la ciencia médica existía un buen número de poblaciones saludables. Ninguna enfermedad acababa con la totalidad de una especie.
Cuando creemos que lo peor sucederá, siempre debemos estar en alerta. En nuestra cultura, la gente utiliza el termino “intelecto” casi como un arma para protegerse contra un desastre inminente. Debe estar alerta a peligros de toda clase. Empieza a recolectar evidencia de peligro, de tal manera que cualquier otro tipo de orientación a la vida parece temerario, y ser realista significa, en ese marco de referencia, esperar lo peor.
Primero que todo, si nos damos cuenta de que el intelecto mismo es una parte de la naturaleza, una parte de la persona natural, una parte de los procesos mágicos, no necesitamos presionarlo en exceso, forzarlo a sentirse aislado, o colocarlo en una posición en la que desarrolle tendencias paranoicas. El intelecto está apoyado, al igual que nuestras intuiciones, por los procesos mágicos de la vida. Está apoyado por la energía mayor que nos dio nacimiento a nosotros y al mundo. Ese poder está operando en el mundo, en el mundo de la política, al igual que en el mundo de la naturaleza, desde que hacemos esa distinción.
Cuando seguimos la llamada aproximación racional, sin embargo, estamos obligados a sentirnos amenazados, divorciados de nuestro cuerpo. Nuestros pensamientos y nuestro cuerpo parecen separados. Parecen presentarse divisiones entre lo mental y lo físico, cuando ambos están apoyados por esos procesos mágicos. Esa aproximación racional va contra lo que apenas podemos llamar directivas de la vida y ritmos naturales de la vida. Es contradictoria a la integridad biológica y no tiene sentido.
La aproximación racional está relacionada con las ideas científicas mencionadas anteriormente: la vida rodeada por el caos, la lucha por la supervivencia, etc. No significa demeritar el intelecto. El intelecto es sumamente importante, pero es tan natural como todos los demás elementos naturales de la naturaleza. No es algún aditamento de la naturaleza, sino parte de ella.
La aproximación mágica da por sentado, en los términos más simples, que la vida de un individuo tendrá plena satisfacción, que se desarrollará y madurará, que el entorno y el individuo están ajustados de manera única y operan conjuntamente. Esto suena muy sencillo. En términos verbales, sin embargo, esas son las creencias de cada célula. Esas creencias están impresas en cada cromosoma y en cada átomo. Ellas proporcionan la fe incorporada que penetra cada criatura viviente, cada caracol, cada pelo de nuestra cabeza. Esas creencias arraigadas son pertinentes biológicamente, proporcionando el ímpetu a todo crecimiento y desarrollo.
Cada célula cree en un mejor mañana. Aunque estamos personificando nuestra célula, la afirmación tiene una firme verdad. Más aun, cada célula contiene dentro de sí misma una creencia y una comprensión de su propia inevitabilidad. En otras palabras, sabe que vive mas allá de su muerte.
La idea del cielo, con todas sus distorsiones, ha funcionado como una estructura teórica, asegurándole al intelecto su supervivencia. La ciencia, por el contrario, ha creído en la aniquilación total del intelecto después de la muerte, y puesto que el hombre había puesto para entonces toda su identificación en el intelecto, esto era un golpe devastador para él. Le negaba al hombre el necesario imperativo biológico. Todas estas razones son la base de los problemas colectivos del hombre y tienen aplicación en cada vida.
El intelecto es el resultado de procesos espontáneos de los cuales él mismo no sabe nada y las intuiciones, que son consideradas tan indisciplinadas e irracionales, están basadas en cálculos mucho más espectaculares que aquellos que la mente consciente pueda concebir. El intelecto no los puede seguir, así que las distinciones no son básicas: son el resultado de las creencias y el uso habitual.
La aproximación mágica da por sentado que el ser humano es una criatura unificada, cumpliendo sus propósitos en la naturaleza tal como lo hacen los animales, bien sea que esos propósitos se entiendan o no. La aproximación mágica da por sentado que cada individuo tiene un futuro, un futuro pleno de satisfacciones, aunque la muerte pueda ser mañana. La aproximación mágica da por sentado que los medios para el desarrollo están dentro de cada individuo y que la satisfacción sucederá naturalmente. Por sobre todo, esa aproximación mágica opera en nuestro mundo. Si no fuera así, no habría un mundo. Si lo peor está condenado a suceder, tal como piensan los científicos, aun la evolución, en sus propios términos, habría sido imposible.

viernes, 13 de junio de 2008

El Intelecto

No podemos decir que culturalmente utilizamos el intelecto en exceso, sino que nos apoyamos en él excluyendo todas las otras facultades para nuestra aproximación a la vida. El intelecto es brillante, pero esta aislado en el tiempo y el espacio, de una manera tal que otras partes de la personalidad no lo están. Cuando está demasiado estresado, con todas las estructuras y explicaciones racionales que lo acompañan, puede llegar a asustarse y volverse paranoico, puesto que no puede percibir los eventos sino cuando ellos ya hayan ocurrido. No sabe lo que va a suceder mañana y, puesto que está demasiado estresado, sus tendencias paranoicas solo pueden temer lo peor.
Estas tendencias paranoicas no son naturales en el intelecto, sino que aparecen solamente cuando es obligado a operar de esa manera tan aislada. Aislado no solo en el tiempo y el espacio, sino aislado psicológicamente de otras partes de la personalidad que están adecuadas para brindarle la información adicional que no tiene, en una especie de soporte mágico.
La llamada aproximación racional a la vida, tal como se practica, es una aproximación sumamente pesimista, que lleva consigo sus propios métodos y “soluciones” a problemas, y sus propios medios para lograr fines y satisfacer deseos. Muchas personas están tan aferradas a esta aproximación a la vida, que llegan a estar ciegas psicológicamente a cualquier otro tipo de orientación.
La aproximación racional se ajusta a cierta clase de personas mejor que a otras, aunque sigue teniendo sus desventajas. Hemos estado viviendo en una sociedad industrializada y científica, de tal manera que los beneficios y las grandes desventajas de la aproximación racional aparecen por todas partes en el mundo social y político. Los artistas de todo tipo encuentran tal aproximación la menos amigable, ya que ella contradice directamente el inmenso empuje de la creatividad del hombre en varias áreas importantes.
Algunas personas han tenido evidencias de que la realidad es bastante diferente. En el pasado, pueden haber sentido que su trabajo era teóricamente fascinante y creativamente valido, pero que no contenía necesariamente la afirmación de algún tipo de realidad “científicamente valida”. Sabían que no estaban tratando con la ficción, pero tampoco podían considerarlo como un hecho. En realidad, estaban tratando con una versión mayor de los hechos, de la cual surge el mundo de los hechos.
Por las definiciones que hemos aprendido, parece que solo existe un tipo estrecho de racionalidad y que si se desestiman los limites de esa estrecha definición, se convertirían en personas irracionales, fanáticas o locas.
La racionalidad fina y fría, que es reconocida como tal, es mas bien una falsa apariencia que cubre una racionalidad espontánea mucho más profunda; y es la existencia de esa racionalidad mágica la que proporciona las bases para el intelecto. La racionalidad que aceptamos no es más que una pequeña indicación de la racionalidad espontánea interior, que es una parte de cada persona natural.
En un sueño, cuando las personas están dormidas, cuando aparentemente no son racionales, cuando aparentemente el intelecto no está operando, pueden percibir información de entornos físicos del pasado. Todo esto involucra movimientos psicológicos naturales, que nos muestran como las reglas del mundo racional están llenas de huecos, que la visión del mundo racional no representa una protección de seguridad, sino más bien una barrera para el uso pleno del intelecto y de las intuiciones.
Cuando comprendemos esto intelectualmente, el intelecto puede darse cuenta de que su propia información no es toda la información que posee. Se puede dar cuenta de que su propio conocimiento representa apenas la punta del témpano.
En la medida en que apliquemos este conocimiento a nuestras vidas, empezaremos a darnos cuenta de que, en términos prácticos, en realidad estamos apoyados en un cuerpo de conocimiento mayor del que nos damos cuenta conscientemente y por una fuente de acción, mágica y espontánea, que forma nuestra existencia.
El intelecto puede darse cuenta entonces que no tiene que ir totalmente solo y que todo no tiene que ser razonado para ser entendido.

martes, 10 de junio de 2008

Tiempo Natural y Tiempo Cultural

La persona natural es en realidad la persona mágica. Muchas personas han tenido experiencias que son ejemplos de actividades que se pueden considerar mágicas. Siempre hemos estado, y estamos, tratando de enseñarnos algunas cosas a nosotros mismos. Aunque toma bastante tiempo descubrirlo, nuestro comportamiento y nuestra experiencia son el resultado de nuestras creencias. La Estructura 2 ha sido fascinante, pero ha sido principalmente una estructura hipotética, a la que nadie ha sido capaz de darle un uso que sea perceptible. Esto no quiere decir que no haya estado operando, sino que no estamos obteniendo el tipo de información que deseamos.
Muchas de nuestras dificultades tienen que ver, en gran medida, con una interpretación equivocada del tiempo. Ciertamente, existe un tipo de tiempo físico natural en nuestra experiencia y en la experiencia de todas las criaturas, que involucra el ritmo de las estaciones, los días y las noches, las mareas, etc. A la luz de ese tiempo físico, que está involucrado con la biología terrenal, no existe un tiempo cultural básico. Es decir, a este ritmo natural le hemos agregado culturalmente la idea de los relojes, los momentos y las horas, que hemos superpuesto sobre los ritmos de la naturaleza.
El tiempo cultural opera bien, sobretodo para una civilización que se concentra sobre parcialidades, partes y piezas, líneas de ensamble, citas y puntualidades. Este tipo de tiempo cultural se ajusta a la sociedad industrializada, tal como la entendemos.
El tiempo con el que esta involucrado cualquier creador artístico, sigue el tiempo propio de la tierra. El tiempo de este creador surge de las estaciones y de las mareas, aunque en nuestra sociedad hacemos un gran esfuerzo por acomodar el tiempo del creador a lo que podríamos llamar el tiempo de la línea de ensamble. Si somos escritores o artistas, nos parece que debemos producir tantas pinturas, o libros, o lo que sea, de la misma manera como el trabajador de la planta de ensamble de autos debe procesar tantas partes del chasis. Especialmente cuando queremos vivir de nuestro arte, caemos en un marco mental en el que pensamos que “cada minuto es valioso”. Sin embargo, lo que queremos decir es que cada minuto debe ser un minuto de producción. No obstante, cada momento es valioso en sí mismo, no importa lo que hagamos con él. Muchas personas, por muchas razones, sienten que cada momento debe dedicarse al trabajo. El creador artístico opera en el tiempo de las estaciones, en un tipo de tiempo natural, pero ese tiempo natural es muy diferente al que suponemos. Es más rico y gira hacia el interior, hacia el exterior, hacia atrás y hacia adelante, sobre sí mismo.
Siendo nuestro propio ser natural y mágico cuando soñamos, utilizamos información que está por fuera del contexto del tiempo experimentado por la llamada mente racional. Las habilidades creativas operan de la misma manera, apareciendo dentro del tiempo consecutivo, pero con la labor principal hecha por fuera de él completamente.
El tiempo creativo y el tiempo cultural se mezclan en cierto grado, de tal manera que podemos ver diariamente evidencia del producto de la creatividad, como cualquier producto que sale de la línea de ensamble. Estamos “usando” el tiempo, tal como nuestro entrenamiento cultural nos dice que lo hagamos.
Existe la creencia cultural de que el tiempo debe ser usado así, que la creatividad debe ser dirigida y disciplinada para que se ajuste a la ranura apropiada del tiempo. En otras palabras, se trata de utilizar el tipo de tiempo de la línea de ensamble para la productividad creativa.
Tratar de acomodar el gran impulso de la creatividad al tiempo de la línea de ensamble, conduce necesariamente a conflictos, insatisfacciones y frustraciones. Si se tiene en mente la adecuada orientación creativa y mágica, todo lo demás va a encajar. No le vamos a decir al ser creativo: “Ahora son las 7 y 30 am, todos los operarios están en la línea de ensamble y yo estoy en mi escritorio: A producir!”
El tiempo de la línea de ensamble no valoriza el tiempo, solo lo hace cuando puede ser usado para propósitos prescritos definidos. En esa estructura, disfrutar el tiempo se convierte en una debilidad o en un vicio, y son muchas las personas que así consideran el tiempo. Con personas creativas, poderosamente dotadas, la persona natural es muy prominente, no importa lo que haga. Se resiente muy fuertemente cuando se le ponen restricciones a su experiencia. Sabe como disfrutar cada día, sabe como recolectar ideas creativas con cada encuentro, sabe como enriquecer su labor hogareña, o cualquier otra actividad. Le disgusta que le digan lo que debe hacer detalladamente, o que le ordenen restricciones poco razonables.
La persona natural es todo menos irracional. Reúne toda la experiencia y la transforma. Muchos de nuestros problemas han sido causados por aplicar un tipo de orientación equivocada a nuestras vidas y actividades.

sábado, 7 de junio de 2008

Hacia un Nuevo Umbral de Percepción

Hemos vivido en un mundo en el cual creíamos que debíamos esforzarnos para sobrevivir, y así nos hemos esforzado. Hemos creído que los contornos naturales de la naturaleza eran de alguna manera antagonistas de nuestra propia existencia, así que dejando en manos de la sola naturaleza, perderíamos nuestro camino. Hemos creído en la estructura misma de nuestra psicología. Por consiguiente, en nuestras experiencias, todas estas cosas se han aprobado como verdaderas en gran medida.
Nada nos enseñó que éramos criaturas. Hemos estado intentando orientarnos hacia un nuevo umbral de percepción, en donde los viejos mitos de la evolución puedan ser vistos como pasados de moda, como castillos antiguos u olvidados, en medio de un bosque de creencias, un bosque que es en realidad mágicamente formado. Ese bosque es el mundo de nuestra imaginación, la imaginación de nuestras mentes, recibiendo fuerza y poder de la creatividad innata que surge del mundo interior, que representa mucho más acertadamente los orígenes del hombre y el animal. Ese mundo ha estado escondido, en gran parte, por los camuflajes esparcidos por la ciencia y la religión por igual, pero en nuestros tiempos el paisaje empezó a aparecer tan oscuro y amenazante, tan prohibido y extraño a nuestros propios deseos, que su final parecía tanto más inevitable y rápido.
Tenemos la esperanza de haber ofrecido en nuestras presentaciones un cuadro más galante y verdadero, que represente el origen de nuestra vida, nuestra estructura, nuestro ser y nuestro pensamiento. El mundo interior de la realidad, el mundo de los sueños, presenta un modelo de existencia en el que nueva energía, nueva vitalidad y un nuevo ser son evidentes por todas partes, listos a seguir adelante para formar nuevas transformaciones y nuevas combinaciones de energía y deseo.
Ese universo psicológico interior es un “gestalt” psíquico, impulsado, formado, sostenido o dirigido por el desarrollo y logro de valores, por el amor y el deseo y por los valores del amor que no tienen limite. El universo no renuncia a sí mismo, ni a ninguna de sus criaturas. Se rige por un conjunto diferente de principios, por un conjunto diferente de valores y por una exuberancia cooperativa interior.
Podemos necesitar algún tiempo para que las viejas creencias tengan una menor preponderancia y finalmente lleguen en su propio decaimiento; decaimiento que, incidentalmente, tiene su propio tipo de majestad, energía y belleza. Las inclinaciones naturales de la totalidad de la conciencia dentro de los reinos de nuestro ser, ahora anhelan un cambio constructivo y una visión más clara. Anhelan experimentar de nuevo su propia sensación de espiritualidad corporal y gracia física y psíquica.
Tenemos la esperanza de que esta presentación les permita a muchas personas ponerse en contacto con su propio movimiento psicológico interior, con su aliento creativo, de tal manera que las vigorice y puedan sentir dentro de sus mentes y espíritus una nueva promesa, una nueva intención y el regocijo de la fortaleza terrenal y espiritual.
Estamos en medio de un estado de gracia natural que es bastante vivo y vital, no importa si la ciencia determina que la conciencia tiene, o no tiene, su propia intención. La Naturaleza es Sobrenatural todo el tiempo.

miércoles, 4 de junio de 2008

Estamos al Centro del Universo

No hemos presentado métodos o sugerencias sobre la forma de descifrar o entender nuestros sueños, aunque si hemos mencionado algunos tópicos relacionados. No hemos presentado métodos complicados relacionados con viajes fuera del cuerpo y, sin embargo, cambiando las actitudes, muchos de los elementos presentados ayudarán a obtener cambios dentro de nosotros mismos que realzarán tales actividades. Estos cambios empezarán a tener sus lugares naturales dentro de nuestro mundo. No hay métodos que puedan ayudar de manera diferente.
No es preciso pensar que las respuestas a nuestras preguntas están preempacadas en el estado del sueño, relativamente inaccesibles, excepto para aquellas personas que poseen talentos únicos o algún conocimiento secreto del mundo de lo oculto. Mucho antes de la imprenta o la lectura, muchas personas aprendieron a leer muy bien la naturaleza, a observar las estaciones y a “sentir las estaciones del alma”. Por lo tanto, las respuestas están a la mano, puesto que en el umbral de nuestro ser, automáticamente nos situamos en el centro del conocimiento, nunca en la periferia de los eventos.
A pesar de las circunstancias, de las condiciones de la vida, de nuestra preparación o nuestras aptitudes, en nuestro propio umbral nos situamos al centro de todas las realidades, ya que en el centro todas las existencias se cruzan. Somos parte de ellas y ellas de nosotros. Cada porción del universo tiene el conocimiento de todas las otras partes y cada punto de una realidad es el centro de esa realidad. Estamos centrados en el universo. Aun nuestros sueños y pensamientos salen para ayudar a formar nuevos mundos.
Tales consideraciones deberían hacer brillar dentro de nosotros realizaciones más grandes y más intimas, realizaciones a cuya luz la retórica confusa del conocimiento preempacado empieza a desaparecer. En la medida que lo hacen, el vocero que hay dentro de cada uno de nosotros puede elevarse a la superficie de la conciencia ordinaria sin ser considerado un chismoso, un loco o un tonto, sin tener que distorsionar la información, solamente para atraerla a nuestra atención. Los voceros son aquellas voces internas que primero nos enseñaron nuestros lenguajes físicos. Podríamos llamarlos igualmente las voces de los electrones, o las voces de los dioses, ya que cada uno de ellos es el representante de Todo Lo Que Existe, desbordándose como una fuente de conocimiento y de amor. Cuando nos situamos en nuestro umbral físico, vemos en el interior una increíble y resplandeciente aventura psicológica.
No vale la pena que concentremos nuestros esfuerzos en memorizar métodos para percibir otras realidades, sino darnos cuenta que tales realizaciones están por todas partes a nuestro alcance. Si entendemos esto, entonces reordenaremos la organización de nuestros pensamientos por nuestra propia cuenta. Empezaremos a leer nuestros propios pensamientos tan fácilmente como ahora leemos un libro. Es mucho más importante leer nuestros propios pensamientos que aprender a leer los pensamientos de otras personas, ya que cuando conocemos nuestros propios sentimientos, vemos fácilmente que todos los otros sentimientos también están reflejados en los nuestros. Cuando miramos lejos del mundo, lo estamos mirando más cercanamente. Cuando leemos frases como la anterior, estamos liberando en cierta medida nuestras propias mentes y abriendo organizaciones mayores. Nuestra vida es un sueño que estamos recordando. Lo estamos recordando y lo estamos creando al mismo tiempo, observándolo crecer desde la atención de nuestro propio amor y conocimiento y, en la medida en que parecemos estar en su centro, estamos al centro de todos nuestros sueños, los que giran aparentemente hacia el exterior. Nuestro universo físico empezó desde un centro del sueño.

domingo, 1 de junio de 2008

Las Nubes de la Vida

Este término es una excelente descripción de la manera como nuestro universo fue sembrado “originalmente”. El término “Nube del Sueño” también serviría. Es una referencia evocativa de la manera como Todo Lo Que Existe se empacó él mismo en la formación de sus innumerables realidades. Estas nubes de la vida“todavía” existen. Cada semilla de la vida contiene dentro de sí su propia cubierta protectora, su propia placenta de nutrientes necesarios y circunstancias ambientales, su propio sistema de ramas de probabilidades.
Esas ramas de probabilidades actúan como sensores remotos, buscando aquellas condiciones que mejor se acomoden al desarrollo y logro de valores de la semilla. En los términos más simples, las nubes de la vida envían sus contenidos a donde las circunstancias encuentren sus propios requerimientos. Por otra parte, las nubes de la vida pueden sembrar sus propios mundos completamente. El espacio mismo habla de una creación “iniciada”, puesto que, sin importar cuan vacío pueda parecer el espacio, simplemente aparece como una catedral inmensa, un toldo o pirámide de forma, quizá vacío por dentro momentáneamente, con muros tan distantes que pasan desapercibidos.
Las probabilidades pueden estar circulando por todas partes y, sin embargo, permanecer desapercibidas en cualquier instante determinado, así que podríamos, en esta extraña analogía, escuchar un tenue y breve zumbido como el de los remolinos de viento y pensar que no tiene importancia, cuando lo que escuchamos fue un mundo entero de probabilidades que pasó a gran velocidad por donde estábamos.
Nuestra estructura total de la vida, con sus finas y precisas definiciones en el paquete de la realidad, es una nube viviente de la vida que puede ser percibida, o no ser percibida, en otras realidades. Esa nube contiene dentro de ella fuentes siempre refrescantes de nueva creatividad. Cuando soñamos, dormimos o pensamos, automáticamente le sumamos a las otras dimensiones de una nube de la vida, o de una nube del sueño, que surjan de las mismas acciones de nuestros propios movimientos subjetivos.
Aun el infinito está siendo expresado por todas partes en cada momento, ya que el infinito mismo no es algo separado de lo que es el universo. Así como el universo es una parte de la creatividad del infinito, en ese sentido, hay nuevas especies apareciendo todo el tiempo, bien sea que nuestra propia situación nos permita percibir, o no percibir, ese surgimiento. Nosotros mismos podemos ser parte de ese surgimiento. Desde nuestro umbral o desde nuestro enfoque, no estaríamos enterados de nuestro propio movimiento en un nuevo umbral del tiempo, ya que para los seres en ese umbral ya habríamos llegado, mientras que para nosotros, en nuestro presente, su existencia seria, en el mejor de los casos teórica, como si fueran seres del futuro. Desde nuestro punto de vista, por supuesto que lo serian.
A otros niveles, nuestros sueños se mezclan y entrelazan, no solo con los de nuestros contemporáneos, sino con los de aquellos de todos los tiempos y lugares, vivos o muertos, en nuestros términos. Cada universo, tal como el que conocemos, sirve como una pequeña colonia de existencia y es infinito dentro de las características de su propia naturaleza.
Parte de este material solo tendrá sentido en el estado del sueño y las palabras escritas pueden atraer algunos de esos significados a nuestra atención. Cada porción de tales nubes de la vida busca el desarrollo y logro de valores, aunque el término mismo es inadecuado para expresar la naturaleza de la diversidad, el propósito, o el significado de la vida.
Este propósito o significado no existe separado de nuestra propia existencia. Somos parte del significado y propósito de la vida, pero esos propósitos, proviniendo de la fuente de nuestro propio ser, son demasiado grandes para ser expresados o descritos dentro de la estructura de nuestra personalidad, tal como la comprendemos. Tal comprensión es a menudo experimentada o sentida algunas veces, cuando escuchamos música o cuando estamos profundamente agitados por la emoción, y cuando no ponemos una gran distancia entre ella y nosotros.
Atendiendo con amor la vida que tenemos y empezando “en donde estamos”, nos permitiremos ese sentimiento de nuestro propio significado.
Que queremos decir con atención? Atención al momento, tal como se presenta. Atención a la mesa de rica realidad, tal como aparece ante nosotros. Atención a la clase de persona que somos y a la apreciación amorosa de nuestra originalidad. Atender nuestra vida de esta manera nos llevara a una comunicación más clara con la acción interior de nuestra propia existencia.