Los varios Estados de Conciencia, el Simbolismo y el Enfoque Múltiple
Dentro de tu propia personalidad convergen todas las facetas de tu conciencia, bien sea que estés enterado de ello o no. La conciencia puede volverse en muchas direcciones y, obviamente, al interior y al exterior. Estás enterado de las fluctuaciones en tu conciencia normal y una atención más cercana haría algo de esto más claro. Amplías o reduces el alcance de tu atención constantemente. Puedes enfocarte sobre un objeto, a veces casi con exclusión de todo lo demás, de tal manera que, literalmente, no estás consciente del cuarto en cual te sientas.
Puedes ser “consciente” y reaccionar a un evento recordado tan poderosamente que relativamente no te enteras de los eventos actuales. Das por sentadas todas estas fluctuaciones. No te perturban. Si te pierdes en la lectura de un libro y no te enteras momentáneamente de tu entorno inmediato, no temes que habrá desaparecido cuando quieras devolver tu atención a él. Ni cuando sueñas despierto te preocupas usualmente por el regreso seguro al momento actual.
Hasta cierto punto, todos estos son pequeños ejemplos de la movilidad de tu conciencia y de la facilidad con la que se puede utilizar. De manera extraña, los símbolos se pueden mirar como ejemplos de la manera como percibes en los diferentes niveles de conciencia. Sus apariencias cambiantes se pueden utilizar como señales. El fuego, por ejemplo, es un símbolo hecho físico, así que un fuego real te dice obviamente que estás percibiendo la realidad con tu conciencia sintonizada físicamente.
El cuadro mental de un fuego automáticamente te dice que otro tipo de conciencia está involucrada. Un cuadro mental visto, que tiene calidez pero no quema destructivamente, obviamente significa algo distinto. Todos los símbolos son un intento de expresar sentimientos; sentimientos que nunca podrán ser expresados adecuadamente a través del lenguaje. Los símbolos representan las variaciones infinitas de los sentimientos y en varios estados de conciencia estos aparecerán en términos diferentes, pero siempre te acompañarán.
Hay varias excepciones, sin embargo, en las que el conocimiento puro o el sentimiento puro está involucrado, sin la necesidad de los símbolos. Estos estados de conciencia son infrecuentes y raramente traducidos a términos conscientes normales.
Tomemos un sentimiento en particular y sigámoslo, tal como puede ser expresado en los diferentes niveles de conciencia. Empecemos con un sentimiento de alegría. En la conciencia normal, el entorno inmediato será percibido de una manera totalmente diferente a como lo seria si un individuo estuviese en un estado de depresión. El sentimiento de alegría cambia los objetos mismos, en el sentido de que el perceptor los ve en una luz mucho más brillante. El individuo crea los objetos mucho mas vívidamente y con mayor claridad. El entorno parece entonces reforzar su alegría. Lo que ve, sin embargo, es todavía físico, los objetos del mundo material. Pretendamos ahora que empieza a soñar despierto y cae en un ensueño. A su mente interior llegan cuadros o símbolos de objetos materiales, de gente o eventos, quizá imaginaciones del pasado, como también del presente y del futuro, siendo expresada ahora la alegría con mayor libertad mentalmente, pero con símbolos.
La alegría se extiende hacia el futuro, esparciendo también su luz hacia el pasado, y puede cubrir mayores áreas de expansión de las que podrían mostrarse en términos físicos en ese momento. Imaginemos ahora que nuestro individuo desde su ensueño cae en un estado de trance o en un sueño profundo. Puede ver imágenes de alegría y exhuberancia que son muy simbólicas para él. Lógicamente, puede haber poca conexión entre ellas, pero intuitivamente las conexiones son claras. Ahora entra en sus experiencias mentales mucho más profundamente que en el estado del ensueño y puede tener una serie de episodios del sueño en los que está en capacidad de expresar su alegría y compartirla con otros.
Todavía está tratando con símbolos orientados físicamente, sin embargo. Puesto que estamos utilizando esta discusión como ejemplo, continuaremos siguiéndola aun más allá. Puede formar imágenes de ciudades o de personas del sueño que son de naturaleza muy alegre, traduciendo la emoción misma en símbolos que le son pertinentes. La exhuberancia puede ser traducida a imágenes de animales jugando, de personas volando, o de animales o panoramas de gran belleza. De nuevo, las conexiones lógicas faltarán, pero la totalidad del episodio estará conectado por esta emoción.
Todo el tiempo el cuerpo físico se beneficia grandemente, porque los sentimientos benéficos automáticamente renuevan y reponen sus habilidades recuperadoras. Los sentimientos de alegría ahora pueden conducir a imágenes de Cristo, de Buda o de los profetas. Estos símbolos son los escenarios cambiantes característicos de la conciencia en los diferentes estados. Las experiencias se consideran como creaciones, acciones creativas todas naturales a la conciencia en diferentes estratos.
Mas allá de esto están los estados en los cuales los símbolos mismos empiezan a desvanecerse y se vuelven imprecisos y distantes. Aquí empiezas a introducirte en regiones de la conciencia en las que los símbolos se vuelven menos y menos necesarios, y en realidad es una área en gran parte despoblada. Las representaciones destellan intermitentemente y finalmente desaparecen. La conciencia está menos y menos orientada físicamente. En este estrato de conciencia, el alma se encuentra sola con sus propios sentimientos, despojada de simbolismos y representaciones, y empieza a percibir la realidad gigantesca de su propio conocimiento.
Siente la experiencia directa. Si utilizamos la alegría como nuestro ejemplo, todos los símbolos e imágenes mentales de ella finalmente desaparecerían. Han surgido de ella y quedarían fuera de ella, no siendo la experiencia original sino subproductos. El alma empezaría entonces a explorar la realidad de esta alegría en términos que difícilmente se pueden explicar y, al hacerlo, aprendería los métodos de percepción, de expresión y de realización que antes habían sido completamente incomprensibles para ella.
Dentro de tu propia personalidad convergen todas las facetas de tu conciencia, bien sea que estés enterado de ello o no. La conciencia puede volverse en muchas direcciones y, obviamente, al interior y al exterior. Estás enterado de las fluctuaciones en tu conciencia normal y una atención más cercana haría algo de esto más claro. Amplías o reduces el alcance de tu atención constantemente. Puedes enfocarte sobre un objeto, a veces casi con exclusión de todo lo demás, de tal manera que, literalmente, no estás consciente del cuarto en cual te sientas.
Puedes ser “consciente” y reaccionar a un evento recordado tan poderosamente que relativamente no te enteras de los eventos actuales. Das por sentadas todas estas fluctuaciones. No te perturban. Si te pierdes en la lectura de un libro y no te enteras momentáneamente de tu entorno inmediato, no temes que habrá desaparecido cuando quieras devolver tu atención a él. Ni cuando sueñas despierto te preocupas usualmente por el regreso seguro al momento actual.
Hasta cierto punto, todos estos son pequeños ejemplos de la movilidad de tu conciencia y de la facilidad con la que se puede utilizar. De manera extraña, los símbolos se pueden mirar como ejemplos de la manera como percibes en los diferentes niveles de conciencia. Sus apariencias cambiantes se pueden utilizar como señales. El fuego, por ejemplo, es un símbolo hecho físico, así que un fuego real te dice obviamente que estás percibiendo la realidad con tu conciencia sintonizada físicamente.
El cuadro mental de un fuego automáticamente te dice que otro tipo de conciencia está involucrada. Un cuadro mental visto, que tiene calidez pero no quema destructivamente, obviamente significa algo distinto. Todos los símbolos son un intento de expresar sentimientos; sentimientos que nunca podrán ser expresados adecuadamente a través del lenguaje. Los símbolos representan las variaciones infinitas de los sentimientos y en varios estados de conciencia estos aparecerán en términos diferentes, pero siempre te acompañarán.
Hay varias excepciones, sin embargo, en las que el conocimiento puro o el sentimiento puro está involucrado, sin la necesidad de los símbolos. Estos estados de conciencia son infrecuentes y raramente traducidos a términos conscientes normales.
Tomemos un sentimiento en particular y sigámoslo, tal como puede ser expresado en los diferentes niveles de conciencia. Empecemos con un sentimiento de alegría. En la conciencia normal, el entorno inmediato será percibido de una manera totalmente diferente a como lo seria si un individuo estuviese en un estado de depresión. El sentimiento de alegría cambia los objetos mismos, en el sentido de que el perceptor los ve en una luz mucho más brillante. El individuo crea los objetos mucho mas vívidamente y con mayor claridad. El entorno parece entonces reforzar su alegría. Lo que ve, sin embargo, es todavía físico, los objetos del mundo material. Pretendamos ahora que empieza a soñar despierto y cae en un ensueño. A su mente interior llegan cuadros o símbolos de objetos materiales, de gente o eventos, quizá imaginaciones del pasado, como también del presente y del futuro, siendo expresada ahora la alegría con mayor libertad mentalmente, pero con símbolos.
La alegría se extiende hacia el futuro, esparciendo también su luz hacia el pasado, y puede cubrir mayores áreas de expansión de las que podrían mostrarse en términos físicos en ese momento. Imaginemos ahora que nuestro individuo desde su ensueño cae en un estado de trance o en un sueño profundo. Puede ver imágenes de alegría y exhuberancia que son muy simbólicas para él. Lógicamente, puede haber poca conexión entre ellas, pero intuitivamente las conexiones son claras. Ahora entra en sus experiencias mentales mucho más profundamente que en el estado del ensueño y puede tener una serie de episodios del sueño en los que está en capacidad de expresar su alegría y compartirla con otros.
Todavía está tratando con símbolos orientados físicamente, sin embargo. Puesto que estamos utilizando esta discusión como ejemplo, continuaremos siguiéndola aun más allá. Puede formar imágenes de ciudades o de personas del sueño que son de naturaleza muy alegre, traduciendo la emoción misma en símbolos que le son pertinentes. La exhuberancia puede ser traducida a imágenes de animales jugando, de personas volando, o de animales o panoramas de gran belleza. De nuevo, las conexiones lógicas faltarán, pero la totalidad del episodio estará conectado por esta emoción.
Todo el tiempo el cuerpo físico se beneficia grandemente, porque los sentimientos benéficos automáticamente renuevan y reponen sus habilidades recuperadoras. Los sentimientos de alegría ahora pueden conducir a imágenes de Cristo, de Buda o de los profetas. Estos símbolos son los escenarios cambiantes característicos de la conciencia en los diferentes estados. Las experiencias se consideran como creaciones, acciones creativas todas naturales a la conciencia en diferentes estratos.
Mas allá de esto están los estados en los cuales los símbolos mismos empiezan a desvanecerse y se vuelven imprecisos y distantes. Aquí empiezas a introducirte en regiones de la conciencia en las que los símbolos se vuelven menos y menos necesarios, y en realidad es una área en gran parte despoblada. Las representaciones destellan intermitentemente y finalmente desaparecen. La conciencia está menos y menos orientada físicamente. En este estrato de conciencia, el alma se encuentra sola con sus propios sentimientos, despojada de simbolismos y representaciones, y empieza a percibir la realidad gigantesca de su propio conocimiento.
Siente la experiencia directa. Si utilizamos la alegría como nuestro ejemplo, todos los símbolos e imágenes mentales de ella finalmente desaparecerían. Han surgido de ella y quedarían fuera de ella, no siendo la experiencia original sino subproductos. El alma empezaría entonces a explorar la realidad de esta alegría en términos que difícilmente se pueden explicar y, al hacerlo, aprendería los métodos de percepción, de expresión y de realización que antes habían sido completamente incomprensibles para ella.
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