Las Relaciones Reencarnacionales
A través de tus existencias reencarnacionales expandes tu conciencia, tus ideas, tus percepciones y tus valores. Rompes con las restricciones que tú mismo adoptaste y creces espiritualmente a medida que aprendes a apartarte de concepciones y dogmas limitantes.
Tu ritmo de aprendizaje depende completamente de ti, sin embargo. Los conceptos dogmáticos o rígidos sobre el bien y el mal te pueden detener. Las ideas muy estrechas sobre la naturaleza de la existencia te pueden seguir por varias vidas, si no optas por ser flexible espiritual y psíquicamente.
Estas ideas rígidas pueden actuar como ataduras, así que estás obligado a dar vueltas en un radio muy pequeño como un perrito amarrado. En tales casos, quizá a través de un grupo de existencias, te encontrarás batallando contra ideas del bien y el mal, corriendo alrededor en un círculo de confusión, duda y ansiedad.
Tus amigos y conocidos estarán preocupados con los mismos problemas, ya que atraerás hacia ti a aquellos con las mismas preocupaciones. Por consiguiente, te digo nuevamente que muchas de tus ideas sobre el bien y el mal son demasiado distorsionadas y ensombrecen toda la comprensión que tienes sobre la naturaleza de la realidad.
Si formas una culpa en tu mente, es una realidad para ti y debes entenderte con ella. Muchas personas forman culpas para las que no hay una causa adecuada y se echan encima estas culpas sin razón. En tu dimensión de actividad parecen existir una variedad silvestre de males. Permíteme decirte que quien odia el mal, simplemente está creando otro mal.
Desde tu propio punto de referencia es a veces difícil para ti percibir que todos los eventos conducen a la creatividad, o a confiar en la creatividad espontánea de tu propia naturaleza. Dentro de tu sistema, matar es obviamente un crimen moral, pero matar a otro como castigo solo agrava el error original. Alguien muy bien conocido, quien estableció una iglesia, o si quieres, una civilización, dijo alguna vez, “Voltea la otra mejilla si eres atacado”. El significado original de esa observación, sin embargo, debería entenderse. Debes voltear la otra mejilla porque te das cuenta que, básicamente, el agresor solo se ataca a si mismo. En tal caso estás libre y la reacción es buena. Sin embargo, si volteas la otra mejilla sin esta comprensión y sientes resentimiento, o si volteas la otra mejilla por un sentimiento de superioridad seudo moral, entonces la reacción está lejos de ser la adecuada.
Todo lo anterior puede aplicarse a tus relaciones en tus existencias reencarnacionales y por supuesto también es pertinente a tu diaria experiencia corriente. Si odias a otra persona, ese odio te puede atar a ella a través tantas vidas como las que permitas que el odio te consuma. Atraes hacia ti, en esta existencia y en todas las otras existencias, todas aquellas cualidades sobre las cuales concentras tu atención. Si te preocupas vividamente por las injusticias que sientes haber padecido, atraes más de tales experiencias y, si esto continúa, se reflejará en tu existencia siguiente. Es cierto que en el periodo entre vidas hay “tiempo” para la comprensión y la contemplación.
Quienes no aprovechan tales oportunidades en esta vida, con frecuencia no lo hacen cuando ella termina. La conciencia se expandirá. La conciencia creará. Ella misma se volverá de adentro hacia afuera para hacerlo. No hay nada por fuera de ti mismo que te obligue a comprender estos asuntos, o a enfrentarlos.
Es inútil entonces decir “Cuando esta vida termine, miraré atrás a mi experiencia y corregiré mis maneras”. Esto es lo mismo que un joven diciendo “Cuando llegue a viejo y me retire, utilizaré todas aquella habilidades que ahora no estoy desarrollando”. Tú estas preparando ahora el escenario para tu “próxima” vida. Los pensamientos que piensas hoy, de una u otra manera se convertirán en la estructura de tu próxima existencia. No existen palabras mágicas que te harán más sabio, que te llenarán de entendimiento y compasión y que expandirán tu conciencia.
A través de tus existencias reencarnacionales expandes tu conciencia, tus ideas, tus percepciones y tus valores. Rompes con las restricciones que tú mismo adoptaste y creces espiritualmente a medida que aprendes a apartarte de concepciones y dogmas limitantes.
Tu ritmo de aprendizaje depende completamente de ti, sin embargo. Los conceptos dogmáticos o rígidos sobre el bien y el mal te pueden detener. Las ideas muy estrechas sobre la naturaleza de la existencia te pueden seguir por varias vidas, si no optas por ser flexible espiritual y psíquicamente.
Estas ideas rígidas pueden actuar como ataduras, así que estás obligado a dar vueltas en un radio muy pequeño como un perrito amarrado. En tales casos, quizá a través de un grupo de existencias, te encontrarás batallando contra ideas del bien y el mal, corriendo alrededor en un círculo de confusión, duda y ansiedad.
Tus amigos y conocidos estarán preocupados con los mismos problemas, ya que atraerás hacia ti a aquellos con las mismas preocupaciones. Por consiguiente, te digo nuevamente que muchas de tus ideas sobre el bien y el mal son demasiado distorsionadas y ensombrecen toda la comprensión que tienes sobre la naturaleza de la realidad.
Si formas una culpa en tu mente, es una realidad para ti y debes entenderte con ella. Muchas personas forman culpas para las que no hay una causa adecuada y se echan encima estas culpas sin razón. En tu dimensión de actividad parecen existir una variedad silvestre de males. Permíteme decirte que quien odia el mal, simplemente está creando otro mal.
Desde tu propio punto de referencia es a veces difícil para ti percibir que todos los eventos conducen a la creatividad, o a confiar en la creatividad espontánea de tu propia naturaleza. Dentro de tu sistema, matar es obviamente un crimen moral, pero matar a otro como castigo solo agrava el error original. Alguien muy bien conocido, quien estableció una iglesia, o si quieres, una civilización, dijo alguna vez, “Voltea la otra mejilla si eres atacado”. El significado original de esa observación, sin embargo, debería entenderse. Debes voltear la otra mejilla porque te das cuenta que, básicamente, el agresor solo se ataca a si mismo. En tal caso estás libre y la reacción es buena. Sin embargo, si volteas la otra mejilla sin esta comprensión y sientes resentimiento, o si volteas la otra mejilla por un sentimiento de superioridad seudo moral, entonces la reacción está lejos de ser la adecuada.
Todo lo anterior puede aplicarse a tus relaciones en tus existencias reencarnacionales y por supuesto también es pertinente a tu diaria experiencia corriente. Si odias a otra persona, ese odio te puede atar a ella a través tantas vidas como las que permitas que el odio te consuma. Atraes hacia ti, en esta existencia y en todas las otras existencias, todas aquellas cualidades sobre las cuales concentras tu atención. Si te preocupas vividamente por las injusticias que sientes haber padecido, atraes más de tales experiencias y, si esto continúa, se reflejará en tu existencia siguiente. Es cierto que en el periodo entre vidas hay “tiempo” para la comprensión y la contemplación.
Quienes no aprovechan tales oportunidades en esta vida, con frecuencia no lo hacen cuando ella termina. La conciencia se expandirá. La conciencia creará. Ella misma se volverá de adentro hacia afuera para hacerlo. No hay nada por fuera de ti mismo que te obligue a comprender estos asuntos, o a enfrentarlos.
Es inútil entonces decir “Cuando esta vida termine, miraré atrás a mi experiencia y corregiré mis maneras”. Esto es lo mismo que un joven diciendo “Cuando llegue a viejo y me retire, utilizaré todas aquella habilidades que ahora no estoy desarrollando”. Tú estas preparando ahora el escenario para tu “próxima” vida. Los pensamientos que piensas hoy, de una u otra manera se convertirán en la estructura de tu próxima existencia. No existen palabras mágicas que te harán más sabio, que te llenarán de entendimiento y compasión y que expandirán tu conciencia.
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