Los Eventos Maestros son aquellos que afectan más significativamente nuestro sistema de realidad, aunque la acción original no haya sido física, sino que tuvo lugar en la dimensión interior. La mayoría de los eventos aparecen tanto en el tiempo como fuera de él, y su acción se distribuye entre un campo de expresión interior y uno exterior. Generalmente nos enteramos solo del núcleo exterior de los eventos y los procesos internos se nos escapan.
Sin embargo, esos procesos internos también nos dan muchas indicaciones sobre algunas habilidades naturales que hemos utilizado como especie “en el pasado”. Es entonces cuando esos procesos internos surgen en algunas ocasiones. Veamos un ejemplo.
En determinado momento, una persona se encuentra pensando vívidamente en una pareja amiga. La pareja amiga vive fuera de la ciudad, a una distancia que puede recorrerse en auto en unos 30 minutos. La persona estaba deseando que sus amigos vivieran mas cerca, cuando, súbitamente, siente el fuerte deseo de verlos. Se imagina a la pareja en su casa y se sorprende cuando surge la idea de que debería llamarlos e invitarlos a que la visiten en la tarde, aunque ya había decidido no tener invitados por el resto de la semana. A esta persona nunca le ha gustado hacer invitaciones para visitas inmediatas. Es entonces cuando se percata de que esos pensamientos eran muy extraños, intrusos, y totalmente fuera de contexto, en relación con los pensamientos que había tenido inmediatamente antes. En ese momento, se congratulaba porque no había hecho planes para el resto del día, que involucrara visitantes u otro tipo de actividad. Enseguida se olvido de todo el asunto. Sin embargo, quince minutos después, encuentra que aparecen de nuevo las mismas ideas, esta vez de manera más insistente, ideas que permanecieron en su mente por unos cinco minutos. La persona tomó nota de ellas y las olvidó una vez más. Esta vez, sin embargo, decidió no llamar a sus amigos y continuo con sus asuntos de rutina. Media hora después, la misma actividad mental retornó, lo que realmente la impresionó, y de nuevo la sacó de su mente. Un poco más tarde llegó el correo, en el que había una carta escrita en la mañana del día anterior, por los mismos amigos que habían estado tanto en su mente. En la carta le decían que iban a salir de viaje y, específicamente, le preguntaban si podían pasar a visitarla esa misma tarde. De la forma como la carta había sido escrita, parecía como si los amigos ya hubieran salido en su viaje esa mañana anterior y que pasarían a visitarla al regreso a su propia casa, mas tarde en la noche. Por supuesto que ya no había tiempo para contestar la carta. Los amigos estarían en camino, supuestamente, sin modo de llamarlos por teléfono. Esa misma tarde tuvo lugar la visita de la pareja amiga.
Seria bastante sencillo decir que las ideas, los pensamientos y los sentimientos anteriores sobre los amigos había sido mera coincidencia. La persona recordaba vividamente sus sentimientos en aquel momento y le parecía como si los amigos fueran a llegar y que en realidad los había invitado a hacerlo. Nos preguntaríamos entonces: La persona percibió la visita de manera precongnitiva? Percibió la información directamente de las mentes de sus amigos, o de la misma carta que ya había sido enviada?
La visita, los pensamientos y los sentimientos de la persona eran parte del mismo evento y su experiencia subjetiva le dio indicaciones de la manera como los procesos internos hacen que los eventos ocurran.
Lo que tenemos aquí es un tipo de “columna vertebral de la percepción”, un mecanismo interno de percepción, con su propio sintonizador psicológico preciso que, de una u otra manera, opera dentro del campo de nuestra intención. Es algo así como una sensación remota, o como un equipo de radar que opera en un campo de atención psicológico, de tal manera que estamos un poco conscientes de la existencia de ciertos eventos que nos conciernen, cuando esos eventos se encuentran en un rango más cercano de probabilidades con las que estamos conectados. En cierta forma, nos “metemos en el evento” a ese nivel. Lo aceptamos o lo rechazamos como una probabilidad. Hacemos ciertos ajustes, quizá alterando algunos detalles en particular, pero nos metemos en el evento y nos convertimos en parte de los procesos internos, afectando la forma, el tamaño o la naturaleza del evento, antes de que se convierta en una realidad física definitiva.
Durante siglos, esta ha sido la forma principal como el hombre se ha entendido con los eventos de su vida, su tribu, o su aldea. Los métodos modernos de comunicación son en realidad elaborados con base en nuestros sistemas internos de comunicación.
Sin embargo, esos procesos internos también nos dan muchas indicaciones sobre algunas habilidades naturales que hemos utilizado como especie “en el pasado”. Es entonces cuando esos procesos internos surgen en algunas ocasiones. Veamos un ejemplo.
En determinado momento, una persona se encuentra pensando vívidamente en una pareja amiga. La pareja amiga vive fuera de la ciudad, a una distancia que puede recorrerse en auto en unos 30 minutos. La persona estaba deseando que sus amigos vivieran mas cerca, cuando, súbitamente, siente el fuerte deseo de verlos. Se imagina a la pareja en su casa y se sorprende cuando surge la idea de que debería llamarlos e invitarlos a que la visiten en la tarde, aunque ya había decidido no tener invitados por el resto de la semana. A esta persona nunca le ha gustado hacer invitaciones para visitas inmediatas. Es entonces cuando se percata de que esos pensamientos eran muy extraños, intrusos, y totalmente fuera de contexto, en relación con los pensamientos que había tenido inmediatamente antes. En ese momento, se congratulaba porque no había hecho planes para el resto del día, que involucrara visitantes u otro tipo de actividad. Enseguida se olvido de todo el asunto. Sin embargo, quince minutos después, encuentra que aparecen de nuevo las mismas ideas, esta vez de manera más insistente, ideas que permanecieron en su mente por unos cinco minutos. La persona tomó nota de ellas y las olvidó una vez más. Esta vez, sin embargo, decidió no llamar a sus amigos y continuo con sus asuntos de rutina. Media hora después, la misma actividad mental retornó, lo que realmente la impresionó, y de nuevo la sacó de su mente. Un poco más tarde llegó el correo, en el que había una carta escrita en la mañana del día anterior, por los mismos amigos que habían estado tanto en su mente. En la carta le decían que iban a salir de viaje y, específicamente, le preguntaban si podían pasar a visitarla esa misma tarde. De la forma como la carta había sido escrita, parecía como si los amigos ya hubieran salido en su viaje esa mañana anterior y que pasarían a visitarla al regreso a su propia casa, mas tarde en la noche. Por supuesto que ya no había tiempo para contestar la carta. Los amigos estarían en camino, supuestamente, sin modo de llamarlos por teléfono. Esa misma tarde tuvo lugar la visita de la pareja amiga.
Seria bastante sencillo decir que las ideas, los pensamientos y los sentimientos anteriores sobre los amigos había sido mera coincidencia. La persona recordaba vividamente sus sentimientos en aquel momento y le parecía como si los amigos fueran a llegar y que en realidad los había invitado a hacerlo. Nos preguntaríamos entonces: La persona percibió la visita de manera precongnitiva? Percibió la información directamente de las mentes de sus amigos, o de la misma carta que ya había sido enviada?
La visita, los pensamientos y los sentimientos de la persona eran parte del mismo evento y su experiencia subjetiva le dio indicaciones de la manera como los procesos internos hacen que los eventos ocurran.
Lo que tenemos aquí es un tipo de “columna vertebral de la percepción”, un mecanismo interno de percepción, con su propio sintonizador psicológico preciso que, de una u otra manera, opera dentro del campo de nuestra intención. Es algo así como una sensación remota, o como un equipo de radar que opera en un campo de atención psicológico, de tal manera que estamos un poco conscientes de la existencia de ciertos eventos que nos conciernen, cuando esos eventos se encuentran en un rango más cercano de probabilidades con las que estamos conectados. En cierta forma, nos “metemos en el evento” a ese nivel. Lo aceptamos o lo rechazamos como una probabilidad. Hacemos ciertos ajustes, quizá alterando algunos detalles en particular, pero nos metemos en el evento y nos convertimos en parte de los procesos internos, afectando la forma, el tamaño o la naturaleza del evento, antes de que se convierta en una realidad física definitiva.
Durante siglos, esta ha sido la forma principal como el hombre se ha entendido con los eventos de su vida, su tribu, o su aldea. Los métodos modernos de comunicación son en realidad elaborados con base en nuestros sistemas internos de comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario