Somos un solo ser, pero por razones operativas diremos que esta dividido en tres partes: el ser interior o ego interior, la conciencia del cuerpo y la conciencia que conocemos. Sin embargo, estas partes están íntimamente conectadas. Son como tres sistemas diferentes de conciencia operando conjuntamente para formar un todo. Las divisiones, las aparentes divisiones, no son permanentes sino que cambian constantemente.
Estos tres sistemas de conciencia operan, de una u otra manera, en todas las especies y en todas las partículas en el universo físico. Esto quiere decir que las proporciones de los tres sistemas pueden variar, pero están siempre en operación, así estemos hablando de un hombre o una mujer, una roca o una mosca, una estrella o un átomo. El ser interior representa nuestra identidad primordial, el ser que realmente somos.
Hay una antigua cita que dice: “La tierra es un lugar agradable, pero no me gustaría vivir allí”. El hecho es que somos criaturas físicas porque en verdad nos gusta vivir en la tierra. Nos gustan las condiciones y, en líneas generales, gozamos con este particular tipo de reto y con el tipo particular de percepción, conocimiento y comprensión que brinda el entorno terrenal.
Ese entorno, ciertamente, incluye el sufrimiento. Si la alegría ha sido siempre una característica de la experiencia terrenal, también lo ha sido el sufrimiento. En esta oportunidad solo vamos a mencionar una faceta del asunto y es la importancia de la sensación física de cualquier tipo, ya que la vida del cuerpo nos proporciona una vida de sensación, de sentimiento, y un espectro que debe incluir la experiencia de todas las sensaciones posibles, dentro de un rango general.
Como veremos, todas las criaturas, independientemente de su grado, pueden escoger y escogen, dentro de su esfera de realidad, aquellas sensaciones que experimentaran, aunque, de una u otra manera, todas las sensaciones son sentidas. Quienes han sido atraídos hacia la vida física son primordialmente “catadores” de sensaciones. Hay toda clase de distinciones mentales que se hacen entre los estímulos. El cuerpo esta hecho para reaccionar. Esta hecho para sentir la vida y la vitalidad, reaccionando a un entorno que es distinto de sí mismo y enfrentando lo que llamaremos estrés natural. El cuerpo mantiene su equilibrio reaccionando contra la gravedad, estando en contacto con otros cuerpos, cambiando sus propias sensaciones, glorificándose en el balance entre el equilibrio y desequilibrio.
A la conciencia del cuerpo se le ha dado un excelente sentido de su propia realidad, una seguridad en su identidad, un sentimiento innato de seguridad y protección que le permite no solo funcionar, sino crecer en el mundo físico. Está dotado con sentimientos de osadía, audacia y poder. Está perfectamente formado para acomodarse a su entorno y este esta formado perfectamente para tener tales criaturas.
Las entidades, o unidades de conciencia – aquellos antiguos fragmentos que irrumpieron en la objetividad, provenientes del reino inmenso e infinito de Todo Lo Que Existe - tuvieron la osadía de abandonarse a sí mismas gustosamente en el espacio y el tiempo. Crearon nuevas entidades psicológicas, abrieron una área de creatividad divina, que hasta entonces había estado cerrada y, en ese grado, extendieron la experiencia y la existencia inmensa de Todo Lo Que Existe.
Al abandonarse a sí mismas, no estaban en realidad abandonadas, ya que contenían dentro de sí la relación inherente con Todo Lo Que Existe. En esos términos, Todo Lo Que Existe también fue físico, exaltado en su divina profundidad por el empuje de cada hoja de hierba al surgir del suelo hacia el aire, exaltado por cada nacimiento y por cada momento de la existencia de cada criatura. Todo Lo Que Existe esta inmerso en nuestro mundo, esta presente en cada punto hipotético y forma la estructura misma de la que cada parte de la materia es creada.
Estos tres sistemas de conciencia operan, de una u otra manera, en todas las especies y en todas las partículas en el universo físico. Esto quiere decir que las proporciones de los tres sistemas pueden variar, pero están siempre en operación, así estemos hablando de un hombre o una mujer, una roca o una mosca, una estrella o un átomo. El ser interior representa nuestra identidad primordial, el ser que realmente somos.
Hay una antigua cita que dice: “La tierra es un lugar agradable, pero no me gustaría vivir allí”. El hecho es que somos criaturas físicas porque en verdad nos gusta vivir en la tierra. Nos gustan las condiciones y, en líneas generales, gozamos con este particular tipo de reto y con el tipo particular de percepción, conocimiento y comprensión que brinda el entorno terrenal.
Ese entorno, ciertamente, incluye el sufrimiento. Si la alegría ha sido siempre una característica de la experiencia terrenal, también lo ha sido el sufrimiento. En esta oportunidad solo vamos a mencionar una faceta del asunto y es la importancia de la sensación física de cualquier tipo, ya que la vida del cuerpo nos proporciona una vida de sensación, de sentimiento, y un espectro que debe incluir la experiencia de todas las sensaciones posibles, dentro de un rango general.
Como veremos, todas las criaturas, independientemente de su grado, pueden escoger y escogen, dentro de su esfera de realidad, aquellas sensaciones que experimentaran, aunque, de una u otra manera, todas las sensaciones son sentidas. Quienes han sido atraídos hacia la vida física son primordialmente “catadores” de sensaciones. Hay toda clase de distinciones mentales que se hacen entre los estímulos. El cuerpo esta hecho para reaccionar. Esta hecho para sentir la vida y la vitalidad, reaccionando a un entorno que es distinto de sí mismo y enfrentando lo que llamaremos estrés natural. El cuerpo mantiene su equilibrio reaccionando contra la gravedad, estando en contacto con otros cuerpos, cambiando sus propias sensaciones, glorificándose en el balance entre el equilibrio y desequilibrio.
A la conciencia del cuerpo se le ha dado un excelente sentido de su propia realidad, una seguridad en su identidad, un sentimiento innato de seguridad y protección que le permite no solo funcionar, sino crecer en el mundo físico. Está dotado con sentimientos de osadía, audacia y poder. Está perfectamente formado para acomodarse a su entorno y este esta formado perfectamente para tener tales criaturas.
Las entidades, o unidades de conciencia – aquellos antiguos fragmentos que irrumpieron en la objetividad, provenientes del reino inmenso e infinito de Todo Lo Que Existe - tuvieron la osadía de abandonarse a sí mismas gustosamente en el espacio y el tiempo. Crearon nuevas entidades psicológicas, abrieron una área de creatividad divina, que hasta entonces había estado cerrada y, en ese grado, extendieron la experiencia y la existencia inmensa de Todo Lo Que Existe.
Al abandonarse a sí mismas, no estaban en realidad abandonadas, ya que contenían dentro de sí la relación inherente con Todo Lo Que Existe. En esos términos, Todo Lo Que Existe también fue físico, exaltado en su divina profundidad por el empuje de cada hoja de hierba al surgir del suelo hacia el aire, exaltado por cada nacimiento y por cada momento de la existencia de cada criatura. Todo Lo Que Existe esta inmerso en nuestro mundo, esta presente en cada punto hipotético y forma la estructura misma de la que cada parte de la materia es creada.
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