Un poco de la misma manera, tu identidad cambia constantemente, aun mientras retienes tu sensación de permanencia. Esa sensación de permanencia cabalga sobre cambios infinitos – depende realmente de esos cambios físicos, espirituales y psíquicos. En tus términos, por ejemplo, si ellos no ocurren constantemente, tu cuerpo moriría. Las células, nuevamente, no son simplemente partículas minúsculas, útiles e invisibles, que componen tus órganos. Ellas también poseen conciencia propia. Ese tipo de conciencia une toda la materia física.
Hay en realidad una comunicación existente que une todo en la naturaleza, una red interior, de tal manera que cada parte de la tierra sabe lo que las otras partes están haciendo. Las células son organizaciones, siempre cambiando, formándose y desformándose.
Las células componen formas naturales. Una identidad no es una cosa de cierta forma o tamaño que debe aparecer siempre en una determinada manera. Es una unidad de conciencia, siempre ella misma e inviolada, mientras todavía está libre para formar otras organizaciones, entrar en otras combinaciones, en las que todas las otras unidades también deciden tomar parte. Así como hay diferentes formas para los objetos físicos, así mismo la identidad puede tomar diferentes formas – y, básicamente, esas formas son mucho más ricas y diversas que la variedad de objetos físicos.
Hablas acerca de los cromosomas. Tus científicos escriben acerca de la herencia, enterrada y codificada en los genes, proyectos de una identidad aun no formada. Pero hay proyectos psíquicos, por así decirlo, en donde cada identidad conoce su “historia”; y tomando cualquier línea de desarrollo dada, proyecta tal historia. El potencial de cada identidad es mucho mayor, sin embargo, de lo que puede ser expresado a través de cualquier tipo de desarrollo físico de una sola línea.
Las identidades envían entonces “filamentos de conciencia” dentro de tantas realidades como sea posible, de tal manera que todas las versiones de una identidad determinada tienen el potencial para desarrollarse de tantas maneras como sea posible.
Tú, tal como piensas de ti mismo, puedes tener problema siguiendo tales conceptos, así como tendrías problema tratando de seguir la realidad “futura” de las células dentro de tu cuerpo en este momento. Debes comprender que en términos más amplios no hay grande o pequeño. No hay una identidad gigante y una identidad pigmea. Cada identidad es inviolada. Cada una también se une con otras mientras mantiene su individualidad desarrollando su propio potencial.
Una montaña existe. Está compuesta de rocas y árboles, de césped y colinas, y en tus términos de tiempo, puedes mirarla, verla como tal, darle un nombre, e ignorar sus partes independientes igualmente importantes. Sin esas partes la montaña no existiría. Ella no está invadida por los árboles o por las rocas que la componen, y mientras los árboles crecen y mueren, la montaña misma, al menos en tus términos de tiempo, existe a pesar de los cambios. Ella también depende de los cambios. En una manera de decirlo, tus propias identidades, tal como las concibes, dependen de los mismos tipos de organizaciones de conciencia vivientes.
Mirémoslo de forma diferente. Las personas que leen la así llamada literatura “oculta” me pueden consideran “una vieja alma,” como una montaña. En una gran forma antigua, por encima de otras almas aldeanas más hogareñas, Yo tengo mi propia identidad. Sin embargo, esa identidad está compuesta de otras identidades, cada una independiente, así como la montaña está compuesta de sus rocas y no puede existir sin ellas, aun mientras se levanta grandiosamente por encima de la planicie. Mi entendimiento se basa en lo que soy, así como la altura de la montaña se basa en lo que ella es. No me siento invadido por los seres o identidades que me componen, ni ellos se sienten invadidos por mí – no más de lo que los árboles, las rocas y el césped resentirían la forma de la montaña en la que han crecido.
La cima de la montaña puede “ver más allá.” Su vista abarca la totalidad del campo. Así que puedo mirar dentro de tu realidad, como la cima de la montaña puede mirar hacia la planicie y el pueblo. La cima de la montaña y el pueblo son igualmente legítimos.
Tu mente pensante, tal como la consideras, es la cima de tu montaña. En ciertos términos, tú puedes ver “más” de lo que tus células pueden ver, aunque ellas también están conscientes de sus realidades. Si no fuera por sus vidas, no estarías en la cima de tu montaña psicológica. Aun los árboles en el pico más alto de la colina envían raíces robustas dentro del piso, y reciben de él alimento y vitalidad – y hay una gran toma y dame entre el más pequeño árbol en las colinas y el pino más antiguo. Ni una sola hoja de hierba muere sin que afecte la totalidad de la montaña. La energía dentro de la hierba se hunde en la tierra y, en tus términos, renace de nuevo. Los árboles, las rocas, la hierba, constantemente intercambian lugares, así como la energía cambia de forma.
El agua se precipita de la colina hacia el valle, y hay una constante toma y dame entre el pueblo abajo, las praderas, y la montaña. Así que hay el mismo tipo de transformación, de cambio y de cooperación entre todas las identidades. Puedes trazar las líneas en donde quieras por conveniencia, pero cada identidad retiene su individualidad y naturaleza inviolada, aun mientras cambia constantemente.
Hay en realidad una comunicación existente que une todo en la naturaleza, una red interior, de tal manera que cada parte de la tierra sabe lo que las otras partes están haciendo. Las células son organizaciones, siempre cambiando, formándose y desformándose.
Las células componen formas naturales. Una identidad no es una cosa de cierta forma o tamaño que debe aparecer siempre en una determinada manera. Es una unidad de conciencia, siempre ella misma e inviolada, mientras todavía está libre para formar otras organizaciones, entrar en otras combinaciones, en las que todas las otras unidades también deciden tomar parte. Así como hay diferentes formas para los objetos físicos, así mismo la identidad puede tomar diferentes formas – y, básicamente, esas formas son mucho más ricas y diversas que la variedad de objetos físicos.
Hablas acerca de los cromosomas. Tus científicos escriben acerca de la herencia, enterrada y codificada en los genes, proyectos de una identidad aun no formada. Pero hay proyectos psíquicos, por así decirlo, en donde cada identidad conoce su “historia”; y tomando cualquier línea de desarrollo dada, proyecta tal historia. El potencial de cada identidad es mucho mayor, sin embargo, de lo que puede ser expresado a través de cualquier tipo de desarrollo físico de una sola línea.
Las identidades envían entonces “filamentos de conciencia” dentro de tantas realidades como sea posible, de tal manera que todas las versiones de una identidad determinada tienen el potencial para desarrollarse de tantas maneras como sea posible.
Tú, tal como piensas de ti mismo, puedes tener problema siguiendo tales conceptos, así como tendrías problema tratando de seguir la realidad “futura” de las células dentro de tu cuerpo en este momento. Debes comprender que en términos más amplios no hay grande o pequeño. No hay una identidad gigante y una identidad pigmea. Cada identidad es inviolada. Cada una también se une con otras mientras mantiene su individualidad desarrollando su propio potencial.
Una montaña existe. Está compuesta de rocas y árboles, de césped y colinas, y en tus términos de tiempo, puedes mirarla, verla como tal, darle un nombre, e ignorar sus partes independientes igualmente importantes. Sin esas partes la montaña no existiría. Ella no está invadida por los árboles o por las rocas que la componen, y mientras los árboles crecen y mueren, la montaña misma, al menos en tus términos de tiempo, existe a pesar de los cambios. Ella también depende de los cambios. En una manera de decirlo, tus propias identidades, tal como las concibes, dependen de los mismos tipos de organizaciones de conciencia vivientes.
Mirémoslo de forma diferente. Las personas que leen la así llamada literatura “oculta” me pueden consideran “una vieja alma,” como una montaña. En una gran forma antigua, por encima de otras almas aldeanas más hogareñas, Yo tengo mi propia identidad. Sin embargo, esa identidad está compuesta de otras identidades, cada una independiente, así como la montaña está compuesta de sus rocas y no puede existir sin ellas, aun mientras se levanta grandiosamente por encima de la planicie. Mi entendimiento se basa en lo que soy, así como la altura de la montaña se basa en lo que ella es. No me siento invadido por los seres o identidades que me componen, ni ellos se sienten invadidos por mí – no más de lo que los árboles, las rocas y el césped resentirían la forma de la montaña en la que han crecido.
La cima de la montaña puede “ver más allá.” Su vista abarca la totalidad del campo. Así que puedo mirar dentro de tu realidad, como la cima de la montaña puede mirar hacia la planicie y el pueblo. La cima de la montaña y el pueblo son igualmente legítimos.
Tu mente pensante, tal como la consideras, es la cima de tu montaña. En ciertos términos, tú puedes ver “más” de lo que tus células pueden ver, aunque ellas también están conscientes de sus realidades. Si no fuera por sus vidas, no estarías en la cima de tu montaña psicológica. Aun los árboles en el pico más alto de la colina envían raíces robustas dentro del piso, y reciben de él alimento y vitalidad – y hay una gran toma y dame entre el más pequeño árbol en las colinas y el pino más antiguo. Ni una sola hoja de hierba muere sin que afecte la totalidad de la montaña. La energía dentro de la hierba se hunde en la tierra y, en tus términos, renace de nuevo. Los árboles, las rocas, la hierba, constantemente intercambian lugares, así como la energía cambia de forma.
El agua se precipita de la colina hacia el valle, y hay una constante toma y dame entre el pueblo abajo, las praderas, y la montaña. Así que hay el mismo tipo de transformación, de cambio y de cooperación entre todas las identidades. Puedes trazar las líneas en donde quieras por conveniencia, pero cada identidad retiene su individualidad y naturaleza inviolada, aun mientras cambia constantemente.
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