La hipnosis natural es la aquiescencia del inconsciente a la creencia consciente. En periodos de enfoque concentrado, con todas las distracciones interrumpidas, las ideas deseadas son entonces implantadas. El mismo proceso ocurre en la vida normal, sin embargo; las áreas de primordial concentración regulan tu experiencia biológica y mentalmente, y generan condiciones similares.
Demos un ejemplo simple, utilizando una creencia positiva inculcada en la niñez. A un individuo se le dice que es apuesto, bien proporcionado y que posee una personalidad agradable. La idea se afirma. La persona actúa de acuerdo con esta creencia en todas las formas; pero también una variedad de ideas subsidiarias crece alrededor de la principal.
La creencia en el valor personal trae alrededor de ella la creencia en el valor personal de otras personas, ya que ellas muestran sus mejores caras a nuestro afortunado amigo. Su vida constantemente refuerza este concepto, y mientras está conciente periféricamente de que algunas personas son “más agradables” que otras, su principal íntima experiencia le permite ver lo mejor en otros y en él mismo. Esto se convierte en una de las más fuertes estructuras a través de la cual visualiza su existencia.
La información, o los estímulos que no concuerdan, es cuestión secundaria, no aplicable personalmente pero presente, dándose cuenta que es un hecho para otros. No necesitará examinarse a sí mismo, así que será fácil para él aceptar a los contemporáneos con equidad.
Puede haber áreas en las que se da cuenta que él no es adecuado; sin embargo, por su creencia en su valor básico, estará en capacidad de aceptar estas carencias como una parte de sí mismo, sin sentirse amenazado por ellas. Estará en capacidad de tratar de mejorar su condición sin derribarse al mismo tiempo.
Ahora bien, en esos términos, puede ser o puede no ser tan atractivo, rasgo por rasgo, como algunos otros individuos que creen, de hecho, que no son atractivos. La creencia en su propio atractivo es tan importante que otros reaccionarán a él en la misma forma. Un individuo puede tener una gran belleza natural, por ejemplo, pero esta belleza no es evidente para otros, o para el individuo. La persona cree que no la posee y hecha a perder sus rasgos físicos reales, de tal manera que su atractivo se vuelve literalmente invisible.
Tus creencias son como enfoques hipnóticos. Las refuerzas continuamente con la charla interior normal con la que todos se complacen.
Esta comunicación interior actúa como la constante repetición de un hipnotizador. En este caso, sin embargo, tú eres tu propio hipnotizador. Pocas personas tendrán simplemente una área principal de concentración. Usualmente están involucradas varias, pero éstas representan las formas en las que estás utilizando tu energía. El individuo que da por sentado que es meritorio, no necesita insistir en el punto. Las experiencias resultantes le llegan naturalmente. En muchas áreas de tu propia vida, aquellas con las que estás satisfecho, no necesitas hacer esfuerzo. Tus pensamientos y concentración conscientes producen resultados con los que estás satisfecho. Es solamente en aquellos compartimentos de tu vida que te confunden en los que repentinamente empiezas a preguntarte que está pasando – pero aquí también, la hipnosis natural funciona fácil y naturalmente y tus ideas conscientes automáticamente están llegando a dar frutos físicos. De esta manera, es en estas áreas que debes darte cuenta que tú eres el hipnotizador.
Ahora bien, el inconsciente acepta aquellas órdenes que le son dadas por la mente consciente.
En la experiencia de cada persona, hay áreas en las que está satisfecha. Cuando tú mismo te encuentras insatisfecho, sin embargo, cuestiónate las órdenes que estás dando en esa particular arena de experiencia. Los resultados no parecen seguir ahora tus deseos conscientes. Sin embargo, encontrarás que ellos siguen tus creencias conscientes, las que pueden ser bastante diferentes.
Puedes desear salud, pero puedes creer implícitamente en tu pobre estado de salud. Puedes desear la comprensión espiritual, mientras estás pensando que eres espiritualmente opaco y sin valor. Cuando estableces tu anhelo en contra de una creencia actual, siempre hay conflicto. Tus creencias generarán los sentimientos apropiados y los procedimientos imaginativos característicos tuyos. Si quieres estar saludable y continuamente contrastas lo que deseas con la actual convicción de tu pobre salud, entonces la creencia misma establecida contra el deseo causará dificultades adicionales. En tal caso, pareces querer lo imposible. El deseo y la creencia no están unidos sino separados.
En la hipnosis formal haces un acuerdo con el hipnotizador: Por un tiempo aceptarás sus ideas acerca de la realidad en lugar de las tuyas. Si él te dice que hay un elefante rosado enfrente de ti, enseguida tú lo verás y creerás que está ahí, y actuarás de acuerdo con las sugestiones dadas. Si eres un buen sujeto y tu hipnotizador es un buen practicante, pueden entonces surgir ampollas en tu piel si él te dice que te has quemado.
Demos un ejemplo simple, utilizando una creencia positiva inculcada en la niñez. A un individuo se le dice que es apuesto, bien proporcionado y que posee una personalidad agradable. La idea se afirma. La persona actúa de acuerdo con esta creencia en todas las formas; pero también una variedad de ideas subsidiarias crece alrededor de la principal.
La creencia en el valor personal trae alrededor de ella la creencia en el valor personal de otras personas, ya que ellas muestran sus mejores caras a nuestro afortunado amigo. Su vida constantemente refuerza este concepto, y mientras está conciente periféricamente de que algunas personas son “más agradables” que otras, su principal íntima experiencia le permite ver lo mejor en otros y en él mismo. Esto se convierte en una de las más fuertes estructuras a través de la cual visualiza su existencia.
La información, o los estímulos que no concuerdan, es cuestión secundaria, no aplicable personalmente pero presente, dándose cuenta que es un hecho para otros. No necesitará examinarse a sí mismo, así que será fácil para él aceptar a los contemporáneos con equidad.
Puede haber áreas en las que se da cuenta que él no es adecuado; sin embargo, por su creencia en su valor básico, estará en capacidad de aceptar estas carencias como una parte de sí mismo, sin sentirse amenazado por ellas. Estará en capacidad de tratar de mejorar su condición sin derribarse al mismo tiempo.
Ahora bien, en esos términos, puede ser o puede no ser tan atractivo, rasgo por rasgo, como algunos otros individuos que creen, de hecho, que no son atractivos. La creencia en su propio atractivo es tan importante que otros reaccionarán a él en la misma forma. Un individuo puede tener una gran belleza natural, por ejemplo, pero esta belleza no es evidente para otros, o para el individuo. La persona cree que no la posee y hecha a perder sus rasgos físicos reales, de tal manera que su atractivo se vuelve literalmente invisible.
Tus creencias son como enfoques hipnóticos. Las refuerzas continuamente con la charla interior normal con la que todos se complacen.
Esta comunicación interior actúa como la constante repetición de un hipnotizador. En este caso, sin embargo, tú eres tu propio hipnotizador. Pocas personas tendrán simplemente una área principal de concentración. Usualmente están involucradas varias, pero éstas representan las formas en las que estás utilizando tu energía. El individuo que da por sentado que es meritorio, no necesita insistir en el punto. Las experiencias resultantes le llegan naturalmente. En muchas áreas de tu propia vida, aquellas con las que estás satisfecho, no necesitas hacer esfuerzo. Tus pensamientos y concentración conscientes producen resultados con los que estás satisfecho. Es solamente en aquellos compartimentos de tu vida que te confunden en los que repentinamente empiezas a preguntarte que está pasando – pero aquí también, la hipnosis natural funciona fácil y naturalmente y tus ideas conscientes automáticamente están llegando a dar frutos físicos. De esta manera, es en estas áreas que debes darte cuenta que tú eres el hipnotizador.
Ahora bien, el inconsciente acepta aquellas órdenes que le son dadas por la mente consciente.
En la experiencia de cada persona, hay áreas en las que está satisfecha. Cuando tú mismo te encuentras insatisfecho, sin embargo, cuestiónate las órdenes que estás dando en esa particular arena de experiencia. Los resultados no parecen seguir ahora tus deseos conscientes. Sin embargo, encontrarás que ellos siguen tus creencias conscientes, las que pueden ser bastante diferentes.
Puedes desear salud, pero puedes creer implícitamente en tu pobre estado de salud. Puedes desear la comprensión espiritual, mientras estás pensando que eres espiritualmente opaco y sin valor. Cuando estableces tu anhelo en contra de una creencia actual, siempre hay conflicto. Tus creencias generarán los sentimientos apropiados y los procedimientos imaginativos característicos tuyos. Si quieres estar saludable y continuamente contrastas lo que deseas con la actual convicción de tu pobre salud, entonces la creencia misma establecida contra el deseo causará dificultades adicionales. En tal caso, pareces querer lo imposible. El deseo y la creencia no están unidos sino separados.
En la hipnosis formal haces un acuerdo con el hipnotizador: Por un tiempo aceptarás sus ideas acerca de la realidad en lugar de las tuyas. Si él te dice que hay un elefante rosado enfrente de ti, enseguida tú lo verás y creerás que está ahí, y actuarás de acuerdo con las sugestiones dadas. Si eres un buen sujeto y tu hipnotizador es un buen practicante, pueden entonces surgir ampollas en tu piel si él te dice que te has quemado.
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