Lo mismo aplica a condiciones mentales, las que tienen una forma, a veces, de resolverse mejor ellas mismas sin tus terapias profesionales que con ellas; con frecuencia las curaciones suceden a pesar del mejor intencionado tratamiento. Una de las más recientes ideas es que ciertas condiciones mentales son causadas por desequilibrios químicos. Suministrando estos, resulta alguna mejora, pero las desigualdades no causan ninguna enfermedad. Tus creencias acerca de la naturaleza de tu propia realidad la causan. Si un medicamento de ese tipo mejora la situación inmediata, el problema interior de las creencias debe ser resuelto. De otra manera, la enfermedad será sustituida por otra.
Es extremadamente difícil trabajar contigo mismo de una manera natural cuando estás rodeado por todas partes por la creencia de que ciertas drogas, o comidas, o médicos te proporcionarán las respuestas. Así, en el aluvión de ideas en contrario, aquellos que tratan de permitirse a sí mismos el beneficio de su propia curación innata, deben enfrentar el estrés de preguntarse si están o no en lo correcto.
Infortunadamente, entre más confías en métodos externos, más te parece que debes confiar en ellos, y menos confías en tus propias habilidades naturales. Con frecuencia te vuelves “alérgico” a una droga, simplemente porque el cuerpo se da cuenta que si la droga es aceptada, todos los recursos para la solución de un problema en particular serian cortados, u otra enfermedad más seria resultaría del “encubrimiento” físico del dilema.
La terapia natural, por consiguiente, es difícil de lograr en su pleno beneficio en tu sociedad, porque es constantemente interferida desde el momento de tu nacimiento. Sin embargo, ella opera a pesar de la interferencia, y está siempre a tu disposición para darle salud y vitalidad a la escultura viviente en la que tienes tu experiencia actual.
Ahora bien, las “enfermedades” mentales con frecuencia indican la naturaleza de tus creencias, en la medida en que ellas están de acuerdo o en conflicto con aquellas creencias sostenidas por otros. Aquí el sistema de creencias es diferente al de la sociedad, en tal grado que se presentan efectos obvios en términos de comportamiento. Hay aquí puntos de crisis, como con muchas enfermedades físicas, y si se le deja solo, un individuo bien puede encontrar su propia solución.
Incluso en los llamados desordenes mentales, sin embargo, la orientación con el cuerpo es muy importante, como lo son las creencias del individuo acerca de su propia forma y su relación con otros, y con el tiempo y el espacio. Con frecuencia habrá desequilibrios químicos en tal situación, producidos inconscientemente por el individuo, algunas veces con el fin de permitirle resolver una serie de eventos “alucinatorios”. Tal “sueño objetivizado” sostenido necesita un cambio, químicamente, del estado normal de conciencia de vigilia. Es importante notar que sin importar la enfermedad mental o física adoptada, ella es escogida por una razón, y es un método natural que el individuo mismo sabe que está física y mentalmente equipado para manejar.
Las diferencias de personalidad obviamente tienen mucho que ver con el tipo de enfermedad adoptada, o con los “daños” que le puedas infligir a tu propia escultura viviente.
Ahora bien, los problemas que puedes encontrar son siempre constructivos – son desafíos que te están conduciendo a una más grande satisfacción.
Un problema causado por la culpa, por ejemplo, materializado físicamente como una enfermedad, está destinado a llevarte a enfrentar y conquistar la idea de culpa, la creencia en ella que sostienes en tu mente consciente. El cuerpo mismo está siempre en un estado de llegar a ser. Lo concibes como alcanzando siempre cierto pico y enseguida deteriorándose, o volviéndose menos. Esto es porque no lo entiendes como la expresión de tu ser en la carne.
El cuerpo refleja las estaciones de la tierra y de la carne. En lo que concibes como tú, él refleja una condición con gran fidelidad y abandono. En la vejez hace la misma cosa. El te muestra en la carne, cuando entras en él y cuando lo dejas, y aquí ves una gran variación. Muchos dejan de crear sus cuerpos y mueren jóvenes por una gran variedad de razones, por supuesto, pero algunos mueren porque creen que la vejez es vergonzosa y que solo un cuerpo joven puede ser hermoso.
Tus creencias acerca de la edad, por lo tanto, afectarán tu cuerpo y todas sus capacidades. Como lo mencionamos antes, puedes volverte duro de oído porque crees firmemente que esto debe venir con la edad. Cambiarás la composición química de tu cuerpo de acuerdo con tus creencias acerca de su actividad a través de varias partes de tu vida.
Los elementos, los químicos, las células, los átomos y las moléculas, parcialmente conforman tu escultura viviente, pero eres tú quien dirige su actividad por medio de tus creencias conscientes, las que inician entonces todos aquellos grandes poderes creativos que le dan a tu cuerpo su vida, y aseguran su constante reflexión del ser que crees ser.
Es extremadamente difícil trabajar contigo mismo de una manera natural cuando estás rodeado por todas partes por la creencia de que ciertas drogas, o comidas, o médicos te proporcionarán las respuestas. Así, en el aluvión de ideas en contrario, aquellos que tratan de permitirse a sí mismos el beneficio de su propia curación innata, deben enfrentar el estrés de preguntarse si están o no en lo correcto.
Infortunadamente, entre más confías en métodos externos, más te parece que debes confiar en ellos, y menos confías en tus propias habilidades naturales. Con frecuencia te vuelves “alérgico” a una droga, simplemente porque el cuerpo se da cuenta que si la droga es aceptada, todos los recursos para la solución de un problema en particular serian cortados, u otra enfermedad más seria resultaría del “encubrimiento” físico del dilema.
La terapia natural, por consiguiente, es difícil de lograr en su pleno beneficio en tu sociedad, porque es constantemente interferida desde el momento de tu nacimiento. Sin embargo, ella opera a pesar de la interferencia, y está siempre a tu disposición para darle salud y vitalidad a la escultura viviente en la que tienes tu experiencia actual.
Ahora bien, las “enfermedades” mentales con frecuencia indican la naturaleza de tus creencias, en la medida en que ellas están de acuerdo o en conflicto con aquellas creencias sostenidas por otros. Aquí el sistema de creencias es diferente al de la sociedad, en tal grado que se presentan efectos obvios en términos de comportamiento. Hay aquí puntos de crisis, como con muchas enfermedades físicas, y si se le deja solo, un individuo bien puede encontrar su propia solución.
Incluso en los llamados desordenes mentales, sin embargo, la orientación con el cuerpo es muy importante, como lo son las creencias del individuo acerca de su propia forma y su relación con otros, y con el tiempo y el espacio. Con frecuencia habrá desequilibrios químicos en tal situación, producidos inconscientemente por el individuo, algunas veces con el fin de permitirle resolver una serie de eventos “alucinatorios”. Tal “sueño objetivizado” sostenido necesita un cambio, químicamente, del estado normal de conciencia de vigilia. Es importante notar que sin importar la enfermedad mental o física adoptada, ella es escogida por una razón, y es un método natural que el individuo mismo sabe que está física y mentalmente equipado para manejar.
Las diferencias de personalidad obviamente tienen mucho que ver con el tipo de enfermedad adoptada, o con los “daños” que le puedas infligir a tu propia escultura viviente.
Ahora bien, los problemas que puedes encontrar son siempre constructivos – son desafíos que te están conduciendo a una más grande satisfacción.
Un problema causado por la culpa, por ejemplo, materializado físicamente como una enfermedad, está destinado a llevarte a enfrentar y conquistar la idea de culpa, la creencia en ella que sostienes en tu mente consciente. El cuerpo mismo está siempre en un estado de llegar a ser. Lo concibes como alcanzando siempre cierto pico y enseguida deteriorándose, o volviéndose menos. Esto es porque no lo entiendes como la expresión de tu ser en la carne.
El cuerpo refleja las estaciones de la tierra y de la carne. En lo que concibes como tú, él refleja una condición con gran fidelidad y abandono. En la vejez hace la misma cosa. El te muestra en la carne, cuando entras en él y cuando lo dejas, y aquí ves una gran variación. Muchos dejan de crear sus cuerpos y mueren jóvenes por una gran variedad de razones, por supuesto, pero algunos mueren porque creen que la vejez es vergonzosa y que solo un cuerpo joven puede ser hermoso.
Tus creencias acerca de la edad, por lo tanto, afectarán tu cuerpo y todas sus capacidades. Como lo mencionamos antes, puedes volverte duro de oído porque crees firmemente que esto debe venir con la edad. Cambiarás la composición química de tu cuerpo de acuerdo con tus creencias acerca de su actividad a través de varias partes de tu vida.
Los elementos, los químicos, las células, los átomos y las moléculas, parcialmente conforman tu escultura viviente, pero eres tú quien dirige su actividad por medio de tus creencias conscientes, las que inician entonces todos aquellos grandes poderes creativos que le dan a tu cuerpo su vida, y aseguran su constante reflexión del ser que crees ser.
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