Espero que ahora hayas por lo menos empezado a examinar tus creencias y quizá hayas logrado un vistazo de algunas creencias invisibles que hubieran sido aceptadas antes como aspectos definitivos de la realidad.
Si eres honesto con tu lista de creencias, finalmente llegarás a lo que llamo creencias fundamentales, fuertes ideas acerca de tu propia existencia. Muchas otras creencias subsidiarias, que anteriormente parecían estar separadas una de la otra, ahora aparecerían muy claramente como ramas de las creencias fundamentales. Parecen lógicas solamente en su relación con una idea fundamental. Una vez que se comprende que la idea fundamental es falsa, las otras desaparecerán.
Es la idea fundamental la que es lo suficientemente fuerte para enfocar así tu percepción, y es por lo que percibes del mundo físico solo aquellos eventos que se correlacionan con ella. También es la fortaleza de la creencia fundamental la que extrae del inmenso deposito de conocimiento interior solo aquellos eventos que parecen encajar dentro de su organización.
Permíteme ofrecerte un breve ejemplo de una creencia fundamental. Es una creencia ilimitada: la naturaleza humana es inherentemente mala. Esta es una creencia fundamental. Alrededor de ella surgirán eventos que solo sirven para reforzarla. Experiencias, tanto personales como globales, entrarán en la percepción de una persona que tiene esta creencia, que solo servirán para profundizarla más.
De toda la información física de los periódicos, la televisión, cartas y comunicaciones privadas, las personas solo se concentrarán en aquellos asuntos que “prueban” el punto. La sospecha sobre otras personas crecerá, por no decir nada de la desconfianza personal del individuo. La creencia entrará en las áreas más intimas de las personas, y finalmente ninguna evidencia parecerá estar disponible para desaprobarla.
Este es un ejemplo de una creencia fundamental invisible, en su peor forma. Una persona que la sostiene, no confiará en su pareja, familia, amigos, colegas, el país, o el mundo en general.
Otra creencia fundamental personal: “Mi vida no vale nada. Lo que hago no tiene sentido.” Una persona que tiene esta idea, generalmente no la reconocerá como una creencia invisible. En cambio, puede sentir emocionalmente que la vida no tiene sentido, que la acción individual no tiene sentido, que la muerte es la aniquilación total; y conectado con esto estará un conglomerado de creencias subsidiarias que afectan profundamente la familia involucrada, y todos aquellos con quien tal persona esta en contacto.
Al escribir tu lista de creencias personales, no dejes nada por fuera. Examina la lista como si perteneciera a alguien más. No quiero decir que hagas una lista específicamente de ideas negativas, sin embargo. Es de suprema importancia que reconozcas la existencia de creencias agradables, y toma en consideración aquellos elementos de tu propia experiencia con los cuales has tenido éxito.
Quiero que captures ese sentimiento de logro, y lo traduzcas, o lo transfieras, a áreas en las cuales has tenido dificultades. Sin embargo, debes recordar que las ideas existen primero y que las siguen las experiencias físicamente.
Tú creas tu propia realidad. No puedo decir esto muy a menudo. Habrá períodos en donde todas tus creencias estarán a un nivel de igualdad. Todas estarán de acuerdo.
Las ideas pueden ser muy limitadas. Pueden ser falsas. Pueden estar basadas en premisas que no son ciertas. Sin embargo, su vitalidad y fortaleza serán muy reales, y parecen traer excelentes resultados.
“La riqueza lo es todo.” Esta idea está muy lejos de la verdad. La persona que la acepta completamente, será rica y tendrá excelente salud, y todo estará ajustado muy bien a sus creencias. No obstante, la idea es todavía una creencia acerca de la realidad, y de esta manera habrá golfos en su experiencia que ignora.
En el exterior, la situación se verá muy ventajosa, y mientras la persona parece bastante contenta, por debajo estará el inquietante conocimiento de que algo está incompleto. En la superficie, habrá equilibrio.
Así que a medida que tus creencias cambian, habrá alteraciones en tu experiencia y comportamiento, y puntos de estrés, estrés creativo, mientras estás aprendiendo. Nuestro hombre rico antes mencionado puede repentinamente darse cuenta que su creencia es limitante y que se concentró en ella exclusivamente, de tal manera que el dinero y la salud se convirtieron en su único objetivo. La creencia rota puede dejarlo abierto a la enfermedad, la que parecería una experiencia negativa. Sin embargo, a través de la enfermedad puede ser conducido a áreas de percepción que antes había negado, y puede ser enriquecido de esa manera en particular.
El cambio de la creencia puede entonces abrirlo a cuestionarse sus otras creencias, y darse cuenta que en el área de la riqueza, por ejemplo, lo hizo muy bien, como resultado de sus creencias; pero en aquellas otras áreas, quizá experiencias más profundas abiertas por su enfermedad, aprende que la experiencia humana incluye dimensiones de realidad que antes habían estado cerradas para él, y que éstas están también a su alcance, sin la enfermedad que las expuso. Un nuevo conglomerado de creencias podría surgir. Mientras tanto había estrés, pero era un estrés creativo.
Aquí está otro ejemplo. Tus pensamientos conscientes regulan tu salud. La idea persistente de enfermedad hará que te enfermes. Mientras crees que te enfermas por causa de los virus, las infecciones o los accidentes, debes acudir a los médicos, que operan dentro de ese sistema de creencias. Y por lo que crees en sus curaciones, esperanzadamente serás aliviado de tu dificultad.
Por lo que no comprendes que tus pensamientos crean la enfermedad, continuarás padeciéndola, sin embargo, y nuevos síntomas aparecerán. Nuevamente regresarás al médico. Cuando estás en el proceso de cambiar tus creencias, cuando estás empezando a darte cuenta que tus pensamientos y sentimientos causan la enfermedad, por un tiempo puedes no saber que hacer.
En un contexto más grande, te das cuenta que el médico puede darte a lo mejor un alivio temporal, pero puedes no estar completamente convencido todavía de tu propia habilidad para cambiar tus pensamientos; o puedes estar tan intimidado por su efectividad que te asustas. Así que hay un periodo de estrés entre las creencias, por así decirlo, mientras prescindes de un grupo de ellas y estás aprendiendo a utilizar otro.
Aquí te involucras con uno de los aspectos más significativos de la naturaleza de la realidad personal, a medida que confrontas tus pensamientos contra lo que parecen ser. Puede haber un tiempo antes de aprender como cambiar tus pensamientos efectivamente, pero estás empeñado en un esfuerzo significativo básico.
La verdad es que tú formas tu realidad directamente. Reaccionas conscientemente e inconscientemente a tus creencias. Recoges del universo físico y del universo interior, información que parece correlacionarse con tus creencias.
Cree entonces que eres un ser ilimitado por naturaleza, nacido en la carne para materializar lo mejor que puedes la gran alegría y espontaneidad de tu naturaleza.
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