La mente consciente es básicamente curiosa, abierta. Está también equipada para examinar sus propios contenidos. Por las teorías psicológicas del último siglo, mucha gente Occidental creyó que el primer propósito de la mente consciente era inhibir el material “inconsciente”.
En cambio, como lo hemos mencionado, también está indicada para recibir e interpretar información importante que le llega del ser interior. Si se le deja sola, ella hace esto muy bien. Recibe e interpreta impresiones. Lo que ha sucedido, sin embargo, es que el hombre le ha enseñado a aceptar solamente la información procedente del mundo exterior, y a establecer barreras contra el conocimiento interior.
Tal situación le niega al individuo su total fortaleza y lo desconecta, conscientemente, de fuentes importantes de su ser. Estas condiciones inhiben la expresión creativa en particular y le niegan al ser consciente las revelaciones e intuiciones que continuamente emergen, las que de otra manera no estarían disponibles.
El pensamiento y el sentimiento parecen entonces separados. La creatividad y el intelecto no se presentan como los hermanos que son, sino a menudo como extraños. La mente consciente pierde su agudeza. Deja por fuera de su experiencia el inmenso cuerpo de conocimiento interior que está disponible para ella. Divisiones ilusorias aparecen en el ser.
Si se le deja solo, el ser actúa espontáneamente como una unidad, pero como una unidad siempre cambiante. Escuchando las voces, tanto de adentro como de afuera, la mente consciente está en capacidad de formar creencias que están de acuerdo con el conocimiento del ser, tal como lo recibe de fuentes materiales y no materiales. Entonces el examen de las creencias tiene lugar al tiempo con otras actividades, de manera natural, fácil y sin esfuerzo. Una vez que la mente consciente ha aceptado una colección de creencias en conflicto, sin embargo, es necesario un intento definitivo de seleccionarlas.
Recuerda que aun las falsas creencias parecen justificarse en términos de la información física, puesto que tu experiencia en el mundo exterior es la materialización de esas creencias. Así debes trabajar con la materia prima de tus ideas, aun mientras tu información sensorial pueda decirte que una determinada creencia es obviamente una verdad. Para cambiar tu experiencia, o una parte de ella, debes entonces cambiar tus ideas. Puesto que has estado formando tu propia realidad todo el tiempo, los resultados seguirán naturalmente.
Debes estar convencido de que puedes alterar tus creencias. Debes estar deseoso de intentarlo. Considera una idea limitante como un color borroso y tu vida como una pintura multidimensional que está desfigurada. Cambias la idea, así como el artista lo haría con su paleta.
El artista no se identifica con los colores que utiliza. Sabe que los escoge y los aplica con una brocha. De la misma manera, así pintas tu realidad con tus ideas. Tú no eres tus ideas, ni aun tus pensamientos. Tú eres el ser que los experimenta. Si un pintor encuentra sus manos manchadas con pigmento al final del día, puede lavar la mancha fácilmente, sabiendo su naturaleza. Si piensas que pensamientos limitantes son una parte tuya, y por lo tanto están adheridos permanentemente, no pensarás en lavarlos. Te comportarías en cambio como un artista loco que dice, “Mis pinturas son una parte mía. Ellas han manchado mis dedos, y no hay nada que pueda hacer acerca de ello”.
No hay contradicción, aunque parezca haberla, entre estar espontáneamente enterado de tus pensamientos, y en examinarlos. No tienes que estar ciego para ser espontáneo. No estás siendo espontáneo cuando aceptas indiscriminadamente como propio, como un hecho, cada pedacito de información que te llega.
Muchas creencias se desprenderían automáticamente de manera inofensiva, si estuvieras siendo verdaderamente espontáneo. En cambio, con frecuencia las albergas.
Previas ideas limitantes, cuando son aceptadas, forman figurativamente un lecho restrictivo, reuniendo tal material de manera que tu mente se llena de desechos. Cuando eres espontáneo, aceptas la libre naturaleza de tu mente y ella espontáneamente toma decisiones en cuanto a la validez, o no-validez, de la información que recibe. Cuando te rehúsas a permitirle esta función, se vuelve desordenada.
Ningún árbol de manzanas produce violetas. Muy automáticamente sabe qué es, y cual es la estructura de su propia identidad y existencia. Tú tienes una mente consciente, pero ésta es solamente la parte “culminante” de tu mente. Mucho más de “ella” está disponible para ti. Mucho más de tu conocimiento puede ser consciente, por lo tanto. Pero una falsa creencia, una creencia limitante, es tan ambigua para tu naturaleza como cualquier idea del árbol de manzanas de que él era una planta de violetas.
El no podía producir violetas, ni podía ser un buen árbol de manzanas mientras trataba de hacerlo. La creencia errónea es aquella que no se ajusta a las condiciones básicas de tu ser interior. Así que si crees que estás a merced de los eventos físicos, entretienes una falsa creencia. Si sientes que tu experiencia actual fue establecida en circunstancias más allá de tu control, entretienes una falsa creencia.
Tuviste participación en el desarrollo del entorno de tu niñez. Tú escogiste las circunstancias. Esto no quiere decir que estás a merced de esas circunstancias. Quiere decir que estableciste retos para ser superados, estableciste metas para ser alcanzadas, estableciste estructuras de experiencia a través de las cuales podías desarrollar, comprender y realizar ciertas habilidades.
El poder creativo para formar tu propia experiencia está dentro de ti ahora, como lo ha estado desde el tiempo de tu nacimiento y desde antes. Puedes haber escogido un tema en particular para esta existencia, una cierta estructura de condiciones, pero dentro de ellas tienes la libertad para experimentar, crear y alterar las condiciones y los eventos.
Cada persona escoge por si misma los patrones individuales dentro de los cuales creará su realidad personal. Pero dentro de estos limites hay variedades infinitas de acciones y recursos ilimitados.
El ser interior está embarcado en este empeño excitante, en el cual aprende como traducir su realidad en términos físicos. La mente consciente está sintonizada brillantemente con la realidad física, y con frecuencia está tan deslumbrada por lo que percibe, que está tentada a pensar que el fenómeno físico es una causa, en lugar de un resultado. Las partes más profundas del ser siempre sirven para recordarle que ese no es el caso. Cuando la mente consciente acepta muchas falsas creencias, particularmente si ve al ser interior como un peligro, cierra estos recordatorios constantes. Cuando surge esta situación, la mente consciente se siente asaltada por una realidad que parece más grande que ella misma, sobre la cual no tiene control. El sentimiento profundo de seguridad, en el cual debería anclarse, se pierde.
La falsa creencia debe ser eliminada de tal manera que la mente consciente pueda enterarse de su fuente una vez más y pueda abrir los canales internos de esplendor y poder disponibles para ella.
El ego es una rama de la mente consciente, por así decirlo. La mente consciente es como una cámara gigante, con el ego dirigiendo la visión y el enfoque. Si se la deja sola, varias partes de la identidad surgen y forman el ego, se reagrupa y reforma, manteniendo al tiempo una espontaneidad maravillosa y aun una sensación de unidad.
El ego es tu idea de tu imagen física en relación con el mundo. Tu propia imagen no es inconsciente. Estás muy enterado de ella, aunque a menudo rechazas ciertos pensamientos acerca de ella y favoreces otros. Las falsas creencias pueden dar como resultado un ego rígido que insiste en utilizar la mente consciente en una dirección solamente, distorsionando sus percepciones.
Con frecuencia muy conscientemente decides esconder un pensamiento, o una idea, que podrían causar una alteración de tu comportamiento, ya que no parece ajustarse a las ideas limitantes que ya sostienes. Escucha tu propia cadena de pensamiento a medida que sigues tus días. ¿Qué sugestiones e ideas te estás dando a ti mismo? Comprende que ellas serán materializadas en tu experiencia personal.
Muchas ideas limitantes pasarán sin escrutinio bajo el disfraz de bondad. Puedes sentirte muy virtuoso, por ejemplo, odiando el mal, o lo que te parece que es el mal. Pero si te encuentras concentrándote en el odio, o en el mal, los estás creando. Si eres pobre, puedes sentirte muy justificado en tu condición financiera, mirando con desprecio aquellos que son ricos, diciéndote a ti mismo que el dinero es incorrecto, reforzando así la condición de pobreza. Si estás enfermo, te puedes encontrar apoyándote en la miseria de tu condición y envidiando amargamente a aquellos que son ricos, lamentando tu estado, y por consiguiente perpetuándolo a través de tus pensamientos.
Si te apoyas en limitaciones, entonces las encontrarás. Debes crear un nuevo cuadro en tu mente. Puede diferir del cuadro que tus sentidos físicos te pueden mostrar en un momento determinado, precisamente en aquellas áreas en donde los cambios se requieren.
El odio a la guerra no trae la paz, es otro ejemplo. Solamente el amor a la paz atraerá esas condiciones.
En cambio, como lo hemos mencionado, también está indicada para recibir e interpretar información importante que le llega del ser interior. Si se le deja sola, ella hace esto muy bien. Recibe e interpreta impresiones. Lo que ha sucedido, sin embargo, es que el hombre le ha enseñado a aceptar solamente la información procedente del mundo exterior, y a establecer barreras contra el conocimiento interior.
Tal situación le niega al individuo su total fortaleza y lo desconecta, conscientemente, de fuentes importantes de su ser. Estas condiciones inhiben la expresión creativa en particular y le niegan al ser consciente las revelaciones e intuiciones que continuamente emergen, las que de otra manera no estarían disponibles.
El pensamiento y el sentimiento parecen entonces separados. La creatividad y el intelecto no se presentan como los hermanos que son, sino a menudo como extraños. La mente consciente pierde su agudeza. Deja por fuera de su experiencia el inmenso cuerpo de conocimiento interior que está disponible para ella. Divisiones ilusorias aparecen en el ser.
Si se le deja solo, el ser actúa espontáneamente como una unidad, pero como una unidad siempre cambiante. Escuchando las voces, tanto de adentro como de afuera, la mente consciente está en capacidad de formar creencias que están de acuerdo con el conocimiento del ser, tal como lo recibe de fuentes materiales y no materiales. Entonces el examen de las creencias tiene lugar al tiempo con otras actividades, de manera natural, fácil y sin esfuerzo. Una vez que la mente consciente ha aceptado una colección de creencias en conflicto, sin embargo, es necesario un intento definitivo de seleccionarlas.
Recuerda que aun las falsas creencias parecen justificarse en términos de la información física, puesto que tu experiencia en el mundo exterior es la materialización de esas creencias. Así debes trabajar con la materia prima de tus ideas, aun mientras tu información sensorial pueda decirte que una determinada creencia es obviamente una verdad. Para cambiar tu experiencia, o una parte de ella, debes entonces cambiar tus ideas. Puesto que has estado formando tu propia realidad todo el tiempo, los resultados seguirán naturalmente.
Debes estar convencido de que puedes alterar tus creencias. Debes estar deseoso de intentarlo. Considera una idea limitante como un color borroso y tu vida como una pintura multidimensional que está desfigurada. Cambias la idea, así como el artista lo haría con su paleta.
El artista no se identifica con los colores que utiliza. Sabe que los escoge y los aplica con una brocha. De la misma manera, así pintas tu realidad con tus ideas. Tú no eres tus ideas, ni aun tus pensamientos. Tú eres el ser que los experimenta. Si un pintor encuentra sus manos manchadas con pigmento al final del día, puede lavar la mancha fácilmente, sabiendo su naturaleza. Si piensas que pensamientos limitantes son una parte tuya, y por lo tanto están adheridos permanentemente, no pensarás en lavarlos. Te comportarías en cambio como un artista loco que dice, “Mis pinturas son una parte mía. Ellas han manchado mis dedos, y no hay nada que pueda hacer acerca de ello”.
No hay contradicción, aunque parezca haberla, entre estar espontáneamente enterado de tus pensamientos, y en examinarlos. No tienes que estar ciego para ser espontáneo. No estás siendo espontáneo cuando aceptas indiscriminadamente como propio, como un hecho, cada pedacito de información que te llega.
Muchas creencias se desprenderían automáticamente de manera inofensiva, si estuvieras siendo verdaderamente espontáneo. En cambio, con frecuencia las albergas.
Previas ideas limitantes, cuando son aceptadas, forman figurativamente un lecho restrictivo, reuniendo tal material de manera que tu mente se llena de desechos. Cuando eres espontáneo, aceptas la libre naturaleza de tu mente y ella espontáneamente toma decisiones en cuanto a la validez, o no-validez, de la información que recibe. Cuando te rehúsas a permitirle esta función, se vuelve desordenada.
Ningún árbol de manzanas produce violetas. Muy automáticamente sabe qué es, y cual es la estructura de su propia identidad y existencia. Tú tienes una mente consciente, pero ésta es solamente la parte “culminante” de tu mente. Mucho más de “ella” está disponible para ti. Mucho más de tu conocimiento puede ser consciente, por lo tanto. Pero una falsa creencia, una creencia limitante, es tan ambigua para tu naturaleza como cualquier idea del árbol de manzanas de que él era una planta de violetas.
El no podía producir violetas, ni podía ser un buen árbol de manzanas mientras trataba de hacerlo. La creencia errónea es aquella que no se ajusta a las condiciones básicas de tu ser interior. Así que si crees que estás a merced de los eventos físicos, entretienes una falsa creencia. Si sientes que tu experiencia actual fue establecida en circunstancias más allá de tu control, entretienes una falsa creencia.
Tuviste participación en el desarrollo del entorno de tu niñez. Tú escogiste las circunstancias. Esto no quiere decir que estás a merced de esas circunstancias. Quiere decir que estableciste retos para ser superados, estableciste metas para ser alcanzadas, estableciste estructuras de experiencia a través de las cuales podías desarrollar, comprender y realizar ciertas habilidades.
El poder creativo para formar tu propia experiencia está dentro de ti ahora, como lo ha estado desde el tiempo de tu nacimiento y desde antes. Puedes haber escogido un tema en particular para esta existencia, una cierta estructura de condiciones, pero dentro de ellas tienes la libertad para experimentar, crear y alterar las condiciones y los eventos.
Cada persona escoge por si misma los patrones individuales dentro de los cuales creará su realidad personal. Pero dentro de estos limites hay variedades infinitas de acciones y recursos ilimitados.
El ser interior está embarcado en este empeño excitante, en el cual aprende como traducir su realidad en términos físicos. La mente consciente está sintonizada brillantemente con la realidad física, y con frecuencia está tan deslumbrada por lo que percibe, que está tentada a pensar que el fenómeno físico es una causa, en lugar de un resultado. Las partes más profundas del ser siempre sirven para recordarle que ese no es el caso. Cuando la mente consciente acepta muchas falsas creencias, particularmente si ve al ser interior como un peligro, cierra estos recordatorios constantes. Cuando surge esta situación, la mente consciente se siente asaltada por una realidad que parece más grande que ella misma, sobre la cual no tiene control. El sentimiento profundo de seguridad, en el cual debería anclarse, se pierde.
La falsa creencia debe ser eliminada de tal manera que la mente consciente pueda enterarse de su fuente una vez más y pueda abrir los canales internos de esplendor y poder disponibles para ella.
El ego es una rama de la mente consciente, por así decirlo. La mente consciente es como una cámara gigante, con el ego dirigiendo la visión y el enfoque. Si se la deja sola, varias partes de la identidad surgen y forman el ego, se reagrupa y reforma, manteniendo al tiempo una espontaneidad maravillosa y aun una sensación de unidad.
El ego es tu idea de tu imagen física en relación con el mundo. Tu propia imagen no es inconsciente. Estás muy enterado de ella, aunque a menudo rechazas ciertos pensamientos acerca de ella y favoreces otros. Las falsas creencias pueden dar como resultado un ego rígido que insiste en utilizar la mente consciente en una dirección solamente, distorsionando sus percepciones.
Con frecuencia muy conscientemente decides esconder un pensamiento, o una idea, que podrían causar una alteración de tu comportamiento, ya que no parece ajustarse a las ideas limitantes que ya sostienes. Escucha tu propia cadena de pensamiento a medida que sigues tus días. ¿Qué sugestiones e ideas te estás dando a ti mismo? Comprende que ellas serán materializadas en tu experiencia personal.
Muchas ideas limitantes pasarán sin escrutinio bajo el disfraz de bondad. Puedes sentirte muy virtuoso, por ejemplo, odiando el mal, o lo que te parece que es el mal. Pero si te encuentras concentrándote en el odio, o en el mal, los estás creando. Si eres pobre, puedes sentirte muy justificado en tu condición financiera, mirando con desprecio aquellos que son ricos, diciéndote a ti mismo que el dinero es incorrecto, reforzando así la condición de pobreza. Si estás enfermo, te puedes encontrar apoyándote en la miseria de tu condición y envidiando amargamente a aquellos que son ricos, lamentando tu estado, y por consiguiente perpetuándolo a través de tus pensamientos.
Si te apoyas en limitaciones, entonces las encontrarás. Debes crear un nuevo cuadro en tu mente. Puede diferir del cuadro que tus sentidos físicos te pueden mostrar en un momento determinado, precisamente en aquellas áreas en donde los cambios se requieren.
El odio a la guerra no trae la paz, es otro ejemplo. Solamente el amor a la paz atraerá esas condiciones.
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