Probabilidades, la Naturaleza del Bien y el Mal y el Simbolismo Religioso
El dogma Cristiano habla de la ascensión de Cristo, implicando por supuesto un ascenso vertical a los cielos, y el desarrollo del alma con frecuencia se discute en términos de dirección. Progresar es supuestamente ascender, mientras el horror del castigo religioso, el infierno, es visto en el fondo de todas las cosas.
El desarrollo es por lo tanto considerado solamente en la dirección de una sola línea, en términos Cristianos. Rara vez, por ejemplo, es concebido en términos horizontales. La idea de la evolución, en su significado popular, promulgó la teoría según la cual a través de una progresión gradual, en la dirección de una sola línea, el hombre surgió del simio. Cristo habría podido, del mismo modo, desaparecer por los lados.
La realidad interior del mensaje fue expresada en términos que el hombre en ese tiempo pudiera comprender, con base en sus asunciones básicas. El desarrollo se desenvuelve en todas las direcciones. El alma no está ascendiendo una serie de escalones, cada uno representando un nuevo punto más alto de desarrollo.
En lugar de esto, el alma permanece al centro de sí misma, explorando y extendiendo sus capacidades en todas las direcciones al tiempo; involucrándose en asuntos de creatividad, todos muy legítimos. El sistema probable de realidad abre para ti la naturaleza del alma. Debe cambiar considerablemente las ideas religiosas corrientes. Por esta razón, la naturaleza del bien y el mal es un punto sumamente importante.
Por otra parte, muy simplemente y de una manera que actualmente no puedes comprender, el mal no existe. Sin embargo, obviamente te has enfrentado a lo que parecen ser efectos muy malos. A menudo se dice que hay un dios, así que debe haber un diablo, o que si existe el bien, debe existir el mal. Esto es lo mismo que decir que si una manzana tiene una parte superior, debe tener una parte inferior, sin ninguna comprensión del hecho de que las dos son parte de la manzana.
Regresemos a nuestros fundamentales: Tú creas la realidad por medio de tus pensamientos, sentimientos y acciones mentales. Algunos de ellos son materializados físicamente y otros son realizados en sistemas probables. Se te presentan una serie infinita de opciones y algunas parecen más o menos favorables que otras.
Debes comprender que cada acto mental es una realidad por la cual eres responsable. Es para eso que estás en este particular sistema de realidad. Hasta donde creas en un diablo, por ejemplo, crearás uno, que es lo suficientemente real para ti y para los otros que continúan creándolo.
Por la energía que le han dado otros, tendrá cierta conciencia propia, pero tal diablo falso no tiene poder ni realidad para quienes no creen en su existencia y para quienes no le dan energía por medio de su creencia. En otras palabras, es una alucinación superlativa. Como lo mencionamos antes, quienes creen en un infierno, y ellos mismos se adscriben a él por medio de su creencia, pueden de hecho experimentar uno, pero ciertamente en nada parecido a términos eternos. Ninguna alma es ignorante por siempre.
Quienes tienen tales creencias realmente carecen de la profunda confianza necesaria en la naturaleza de la conciencia, del alma y de Todo Lo Que Existe. Se concentran no en lo que conciben como el poder del bien, sino con temor en lo que conciben como el poder del mal.
La alucinación es creada por el temor y por la restricción. La idea del diablo es meramente la proyección masiva de ciertos temores – masiva en el sentido de que es producida por muchas personas, pero también limitada en el sentido de que siempre ha habido personas que rechazaron este principio.
Algunas religiones muy antiguas comprendieron la naturaleza alucinatoria del concepto del diablo, pero aun en los tiempos de Egipto prevalecieron las ideas más simples y más distorsionadas, especialmente entre las masas populares. En cierta forma, los hombres en esos tiempos no podían comprender el concepto de dios sin el concepto del diablo.
Las tormentas, por ejemplo, son eventos naturales sumamente creativos, aunque también pueden causar destrucción. El hombre primitivo solo podía ver la destrucción. Algunos comprendieron intuitivamente que todos los efectos son creativos, a pesar de las apariencias, pero muy pocos pudieron convencer a sus compañeros.
El contraste de la luz y la oscuridad nos presenta el mismo tipo de esquema. El bien era visto como luz, ya que los hombres se sentían más seguros en el día. El diablo, por consiguiente, era asignado a la noche. Dentro de la masa de distorsiones, sin embargo, oculta bajo los dogmas, siempre hubo una indicación de la creatividad básica de todo efecto.
Entonces no existen diablos esperando para llevárselos a todos, a menos que tú mismo los crees, caso en el cual el poder reside en ti y no en los diablos falsos. La crucifixión y el drama relacionado tenían sentido dentro de tu realidad en ese tiempo. Surgió en el mundo de la realidad física de una realidad interior, de la que surgieron también tus más profundas intuiciones y comprensiones.
La raza produjo los eventos que transmitirían mejor, en términos físicos, este profundo conocimiento no físico de la indestructibilidad del alma. Este drama en particular no habría tenido sentido en otro sistema con asunciones básicas diferentes a las tuyas.
El dogma Cristiano habla de la ascensión de Cristo, implicando por supuesto un ascenso vertical a los cielos, y el desarrollo del alma con frecuencia se discute en términos de dirección. Progresar es supuestamente ascender, mientras el horror del castigo religioso, el infierno, es visto en el fondo de todas las cosas.
El desarrollo es por lo tanto considerado solamente en la dirección de una sola línea, en términos Cristianos. Rara vez, por ejemplo, es concebido en términos horizontales. La idea de la evolución, en su significado popular, promulgó la teoría según la cual a través de una progresión gradual, en la dirección de una sola línea, el hombre surgió del simio. Cristo habría podido, del mismo modo, desaparecer por los lados.
La realidad interior del mensaje fue expresada en términos que el hombre en ese tiempo pudiera comprender, con base en sus asunciones básicas. El desarrollo se desenvuelve en todas las direcciones. El alma no está ascendiendo una serie de escalones, cada uno representando un nuevo punto más alto de desarrollo.
En lugar de esto, el alma permanece al centro de sí misma, explorando y extendiendo sus capacidades en todas las direcciones al tiempo; involucrándose en asuntos de creatividad, todos muy legítimos. El sistema probable de realidad abre para ti la naturaleza del alma. Debe cambiar considerablemente las ideas religiosas corrientes. Por esta razón, la naturaleza del bien y el mal es un punto sumamente importante.
Por otra parte, muy simplemente y de una manera que actualmente no puedes comprender, el mal no existe. Sin embargo, obviamente te has enfrentado a lo que parecen ser efectos muy malos. A menudo se dice que hay un dios, así que debe haber un diablo, o que si existe el bien, debe existir el mal. Esto es lo mismo que decir que si una manzana tiene una parte superior, debe tener una parte inferior, sin ninguna comprensión del hecho de que las dos son parte de la manzana.
Regresemos a nuestros fundamentales: Tú creas la realidad por medio de tus pensamientos, sentimientos y acciones mentales. Algunos de ellos son materializados físicamente y otros son realizados en sistemas probables. Se te presentan una serie infinita de opciones y algunas parecen más o menos favorables que otras.
Debes comprender que cada acto mental es una realidad por la cual eres responsable. Es para eso que estás en este particular sistema de realidad. Hasta donde creas en un diablo, por ejemplo, crearás uno, que es lo suficientemente real para ti y para los otros que continúan creándolo.
Por la energía que le han dado otros, tendrá cierta conciencia propia, pero tal diablo falso no tiene poder ni realidad para quienes no creen en su existencia y para quienes no le dan energía por medio de su creencia. En otras palabras, es una alucinación superlativa. Como lo mencionamos antes, quienes creen en un infierno, y ellos mismos se adscriben a él por medio de su creencia, pueden de hecho experimentar uno, pero ciertamente en nada parecido a términos eternos. Ninguna alma es ignorante por siempre.
Quienes tienen tales creencias realmente carecen de la profunda confianza necesaria en la naturaleza de la conciencia, del alma y de Todo Lo Que Existe. Se concentran no en lo que conciben como el poder del bien, sino con temor en lo que conciben como el poder del mal.
La alucinación es creada por el temor y por la restricción. La idea del diablo es meramente la proyección masiva de ciertos temores – masiva en el sentido de que es producida por muchas personas, pero también limitada en el sentido de que siempre ha habido personas que rechazaron este principio.
Algunas religiones muy antiguas comprendieron la naturaleza alucinatoria del concepto del diablo, pero aun en los tiempos de Egipto prevalecieron las ideas más simples y más distorsionadas, especialmente entre las masas populares. En cierta forma, los hombres en esos tiempos no podían comprender el concepto de dios sin el concepto del diablo.
Las tormentas, por ejemplo, son eventos naturales sumamente creativos, aunque también pueden causar destrucción. El hombre primitivo solo podía ver la destrucción. Algunos comprendieron intuitivamente que todos los efectos son creativos, a pesar de las apariencias, pero muy pocos pudieron convencer a sus compañeros.
El contraste de la luz y la oscuridad nos presenta el mismo tipo de esquema. El bien era visto como luz, ya que los hombres se sentían más seguros en el día. El diablo, por consiguiente, era asignado a la noche. Dentro de la masa de distorsiones, sin embargo, oculta bajo los dogmas, siempre hubo una indicación de la creatividad básica de todo efecto.
Entonces no existen diablos esperando para llevárselos a todos, a menos que tú mismo los crees, caso en el cual el poder reside en ti y no en los diablos falsos. La crucifixión y el drama relacionado tenían sentido dentro de tu realidad en ese tiempo. Surgió en el mundo de la realidad física de una realidad interior, de la que surgieron también tus más profundas intuiciones y comprensiones.
La raza produjo los eventos que transmitirían mejor, en términos físicos, este profundo conocimiento no físico de la indestructibilidad del alma. Este drama en particular no habría tenido sentido en otro sistema con asunciones básicas diferentes a las tuyas.
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