Los Virus sirven para muchos propósitos. El cuerpo contiene todo tipo de virus, inclusive aquellos que se consideran mortales, pero estos, usualmente, no solo son inofensivos, o inactivos, sino benéficos para el balance general del cuerpo.
El cuerpo mantiene su vitalidad, no solo por medio de la agilidad y movilidad que percibimos, sino con una agilidad microscópica y con acciones dentro de microsegundos, que no percibimos. Existe tanto movimiento, estimulación y reacción en el entorno interior del cuerpo, como los que encuentra en el entorno exterior. De vez en cuando el cuerpo debe “limpiar sus sistemas”, recorrer su repertorio, elevar su temperatura y activar sus acciones hormonales más fuertemente. De esta manera mantiene claros sus sistemas de inmunidades que operan siempre. Hasta cierto punto, es la manera como el cuerpo distingue entre lo que es su propio ser y lo que no lo es.
En cierta forma, este sistema impide que el cuerpo derroche sus energías, preservando su integridad biológica. De otra manera, sería como si no supiéramos en donde empieza y donde termina nuestra casa y tratáramos de calentar todo el vecindario. Algunas indisposiciones “causadas por los virus” son aceptadas por el cuerpo como “disparadores bienvenidos” para limpiar el sistema. Esto es lo que ocurre con las indisposiciones que conocemos.
Aquellos virus que consideramos contagiosos, en realidad representan comunicaciones a nivel biológico. Se trata de manifestaciones biológicas, comunicaciones sociales, hechas biológicamente, y pueden ser de muchas clases.
Cuando una mofeta está asustada, expele un olor desagradable. Cuando una persona está asustada, reacciona más o menos de la misma manera y, en ciertas ocasiones, reacciona biológicamente a estímulos en el entorno que considera alarmantes. Expele un aluvión de “virus desagradables”, recolectados y movilizados desde su propio cuerpo, que son potencialmente dañinos. Estos virus se disparan biológicamente, se activan y son lanzados al entorno como protección para alejar al enemigo.
En cierta forma, es una especie de agresión biológica. Los virus también pueden representar tensiones que la persona involucrada esta tratando de aliviar. Es una especie de manifestación, utilizada de manera muy fuerte en tiempos de guerra, o de agitación social, cuando la gente se siente atemorizada.
Existen toda clase de reacciones biológicas entre los cuerpos, que pasan desapercibidas y, básicamente, todas son de naturaleza social. Tienen que ver con comunicaciones biológicas. En cierta forma, los virus son una forma de tratar o controlar el entorno. Son interacciones naturales. Puesto que vivimos en un mundo en el que la gente es en general saludable, con una salud suficiente que les permite aportar su trabajo, energía e ideas, la salud es un ingrediente dominante. Sin embargo, existen interacciones biológicas entre los cuerpos que son la base para la salud, y estos mecanismos incluyen interacciones de los virus y también los periodos de indisposición de que hablábamos antes y que no son comprendidos.
Todo esto tiene que ver con la intención del hombre y con su entendimiento. Las mismas relaciones, no solo existen entre los cuerpos humanos, sino también entre el hombre y los animales, las plantas y el entorno. Hacen parte de la infinita comunicación biológica que en general produce la vitalidad de la experiencia física.
Algunas “enfermedades” protegen contra otras enfermedades y el cuerpo es su propio y excelente regulador. Obviamente, esas habilidades operan mejor cuando confiamos en ellas. Los sistemas del cuerpo saben cuales enfermedades están en el aire, por así decir, y a menudo establecen contramedidas anticipadamente, produciendo lo que experimentamos como indisposiciones de uno u otro tipo, pero ellas son realmente manifestaciones de prevención contra otras condiciones.
El cuerpo es un sistema abierto. Tan sólido como nos parece, existen constantes reacciones químicas entre el cuerpo y el mundo, ajustes electromagnéticos, alteraciones de balance y cambios de relaciones. Se presentan alteraciones entre el cuerpo y sus relaciones con todos los otros eventos físicos, desde la posición de los planetas, la luna y el sol, hasta la posición del más pequeño grano de arena, el más microscópico microbio en el intestino de cualquier persona. Todos estos ajustes se hacen sin nuestro conocimiento consciente y, sin embargo, todos ellos encajan dentro de nuestros propósitos e intenciones generales.
El cuerpo mantiene su vitalidad, no solo por medio de la agilidad y movilidad que percibimos, sino con una agilidad microscópica y con acciones dentro de microsegundos, que no percibimos. Existe tanto movimiento, estimulación y reacción en el entorno interior del cuerpo, como los que encuentra en el entorno exterior. De vez en cuando el cuerpo debe “limpiar sus sistemas”, recorrer su repertorio, elevar su temperatura y activar sus acciones hormonales más fuertemente. De esta manera mantiene claros sus sistemas de inmunidades que operan siempre. Hasta cierto punto, es la manera como el cuerpo distingue entre lo que es su propio ser y lo que no lo es.
En cierta forma, este sistema impide que el cuerpo derroche sus energías, preservando su integridad biológica. De otra manera, sería como si no supiéramos en donde empieza y donde termina nuestra casa y tratáramos de calentar todo el vecindario. Algunas indisposiciones “causadas por los virus” son aceptadas por el cuerpo como “disparadores bienvenidos” para limpiar el sistema. Esto es lo que ocurre con las indisposiciones que conocemos.
Aquellos virus que consideramos contagiosos, en realidad representan comunicaciones a nivel biológico. Se trata de manifestaciones biológicas, comunicaciones sociales, hechas biológicamente, y pueden ser de muchas clases.
Cuando una mofeta está asustada, expele un olor desagradable. Cuando una persona está asustada, reacciona más o menos de la misma manera y, en ciertas ocasiones, reacciona biológicamente a estímulos en el entorno que considera alarmantes. Expele un aluvión de “virus desagradables”, recolectados y movilizados desde su propio cuerpo, que son potencialmente dañinos. Estos virus se disparan biológicamente, se activan y son lanzados al entorno como protección para alejar al enemigo.
En cierta forma, es una especie de agresión biológica. Los virus también pueden representar tensiones que la persona involucrada esta tratando de aliviar. Es una especie de manifestación, utilizada de manera muy fuerte en tiempos de guerra, o de agitación social, cuando la gente se siente atemorizada.
Existen toda clase de reacciones biológicas entre los cuerpos, que pasan desapercibidas y, básicamente, todas son de naturaleza social. Tienen que ver con comunicaciones biológicas. En cierta forma, los virus son una forma de tratar o controlar el entorno. Son interacciones naturales. Puesto que vivimos en un mundo en el que la gente es en general saludable, con una salud suficiente que les permite aportar su trabajo, energía e ideas, la salud es un ingrediente dominante. Sin embargo, existen interacciones biológicas entre los cuerpos que son la base para la salud, y estos mecanismos incluyen interacciones de los virus y también los periodos de indisposición de que hablábamos antes y que no son comprendidos.
Todo esto tiene que ver con la intención del hombre y con su entendimiento. Las mismas relaciones, no solo existen entre los cuerpos humanos, sino también entre el hombre y los animales, las plantas y el entorno. Hacen parte de la infinita comunicación biológica que en general produce la vitalidad de la experiencia física.
Algunas “enfermedades” protegen contra otras enfermedades y el cuerpo es su propio y excelente regulador. Obviamente, esas habilidades operan mejor cuando confiamos en ellas. Los sistemas del cuerpo saben cuales enfermedades están en el aire, por así decir, y a menudo establecen contramedidas anticipadamente, produciendo lo que experimentamos como indisposiciones de uno u otro tipo, pero ellas son realmente manifestaciones de prevención contra otras condiciones.
El cuerpo es un sistema abierto. Tan sólido como nos parece, existen constantes reacciones químicas entre el cuerpo y el mundo, ajustes electromagnéticos, alteraciones de balance y cambios de relaciones. Se presentan alteraciones entre el cuerpo y sus relaciones con todos los otros eventos físicos, desde la posición de los planetas, la luna y el sol, hasta la posición del más pequeño grano de arena, el más microscópico microbio en el intestino de cualquier persona. Todos estos ajustes se hacen sin nuestro conocimiento consciente y, sin embargo, todos ellos encajan dentro de nuestros propósitos e intenciones generales.
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