El mundo que conocemos existe como tal porque nosotros mismos somos una porción viviente de una inmensa “red” de percepción. Cada célula emite y recibe mensajes. Todas las más grandes divisiones de la vida, mamíferos, peces, aves, etc., son una parte integral de esa red viviente. La imagen del mundo es el resultado no solo de mensajes transmitidos y recibidos, sino que también es el resultado de las relaciones entre esos mensajes. Todas las grandes clasificaciones de la vida estaban presentes “en el inicio del mundo.” De otro modo, habrían existido inmensos vacíos en esa red de percepción, que hace posible las mismas sensaciones de la vida física.
El universo físico está transpuesto sobre otra realidad, que debe ser su fuente. El mundo fue y es creado en dimensiones por fuera del tiempo y por fuera del espacio, tal como lo entendemos.
Otras realidades, tan legítimas, vitales y reales como la nuestra, coexisten con ella y, en términos de nuestra comprensión, “dentro del mismo espacio”. Sin embargo, en términos de nuestra experiencia, esos espacios y esas realidades deben aparecer totalmente separadas. Como no existen sistemas cerrados, básicamente, la red viviente de percepción, que causa un mundo o una realidad, también está conectada con todos los otros sistemas y hay un intercambio entre ellos.
Las redes de percepción que componen nuestro mundo nos dan la imagen del mundo, tal como lo experimentamos, porque nuestros sentidos físicos nos colocan en cierta posición dentro de la red. Por ejemplo, los animales que forman parte de nuestra experiencia, también están “sintonizados” con esa red a otro nivel. Las grandes clasificaciones de mamíferos, peces, aves, hombres, reptiles, plantas y demás, forman parte integral de un patrón de percepción mayor, y ese patrón ya tenía que estar completo, aun desde el principio de nuestro tiempo.
Nuestro sistema de comunicación tecnológica es una construcción consciente, una magnifica construcción, que está basada en nuestro conocimiento innato de la comunicación celular interior entre todas las especies. Sin embargo, no vamos a quitarle al intelecto su derecho a congratularse por esa tecnología.
Las grandes clasificaciones de la vida nos dan los patrones dentro de los cuales se forma la conciencia. Como esos patrones parecen relativamente estables, es fácil pasar por alto el hecho de que se llenan de nueva energía en cada momento. En su desarrollo físico, el hombre no pasó por los estados que siguió, supuestamente, la criatura hipotética que abandonó el agua por la tierra para convertirse en mamífero. No obstante, cada especie tiene escrito dentro de ella el conocimiento de su pasado.
Los aspectos reencarnacionales de la vida física sirven un propósito muy importante al ofrecer la estructura subjetiva interior que necesita cada especie. La reencarnación existe para todas las especies. Una vez que la conciencia ha escogido la clasificación mayor de sus existencias físicas, permanece dentro de esa estructura en sus existencias reencarnacionales. Los mamíferos regresan como mamíferos, pero la especie puede cambiar dentro de esa clasificación. Esto proporciona una gran fortaleza genética y la conciencia dentro de esas clasificaciones las ha escogido por sus propias propensiones y propósitos.
Los animales parecen tener un rango limitado de actividad física, en términos conscientes. Un animal no puede decidir leer un periódico. Los periódicos están fuera de su realidad. En términos prácticos, los animales tienen un rango mucho más amplio en ciertas otras áreas. Ellos están mucho más conscientes íntimamente de su entorno, de ellos mismos como separados de él, pero también como una parte de él. Su experiencia tiene que ver con relaciones de otro tipo.
Las redes de percepción no existen para siempre en nuestra dimensión del tiempo, ya que esa dimensión del tiempo no puede contener nada que esté fuera de él. Una vez que el mundo existe, queda impreso o estampado sobre la eternidad, de tal manera que existe en el tiempo y fuera de él, a la vez.
Cuando nos preguntamos cuando se inició el mundo, o que fue lo que pasó realmente, o si hubo un Jardín del Edén, nos estamos refiriendo al mundo tal como lo entendemos. Sin embargo, en esos términos, hubo tierras en el mismo espacio de la tierra que reconocemos y esas tierras empezaron de la misma manera indicada anteriormente.
Los patrones para los mundos continúan en nuestra dimensión del tiempo, aunque en esa dimensión del tiempo esos mundos deben desaparecer para continuar “su existencia fuera del tiempo.”
La historia del Jardín del Edén es una leyenda acerca del ultimo inicio de la tierra. Cada mundo esta construido de una manera tal que cada conciencia, cualquiera que sea su grado, juega un papel vital. Cada una de nuestras acciones, por más inconsecuente que sea, esta conectada, de una u otra manera, con cada una de las realidades y con cada uno de los mundos.
El universo físico está transpuesto sobre otra realidad, que debe ser su fuente. El mundo fue y es creado en dimensiones por fuera del tiempo y por fuera del espacio, tal como lo entendemos.
Otras realidades, tan legítimas, vitales y reales como la nuestra, coexisten con ella y, en términos de nuestra comprensión, “dentro del mismo espacio”. Sin embargo, en términos de nuestra experiencia, esos espacios y esas realidades deben aparecer totalmente separadas. Como no existen sistemas cerrados, básicamente, la red viviente de percepción, que causa un mundo o una realidad, también está conectada con todos los otros sistemas y hay un intercambio entre ellos.
Las redes de percepción que componen nuestro mundo nos dan la imagen del mundo, tal como lo experimentamos, porque nuestros sentidos físicos nos colocan en cierta posición dentro de la red. Por ejemplo, los animales que forman parte de nuestra experiencia, también están “sintonizados” con esa red a otro nivel. Las grandes clasificaciones de mamíferos, peces, aves, hombres, reptiles, plantas y demás, forman parte integral de un patrón de percepción mayor, y ese patrón ya tenía que estar completo, aun desde el principio de nuestro tiempo.
Nuestro sistema de comunicación tecnológica es una construcción consciente, una magnifica construcción, que está basada en nuestro conocimiento innato de la comunicación celular interior entre todas las especies. Sin embargo, no vamos a quitarle al intelecto su derecho a congratularse por esa tecnología.
Las grandes clasificaciones de la vida nos dan los patrones dentro de los cuales se forma la conciencia. Como esos patrones parecen relativamente estables, es fácil pasar por alto el hecho de que se llenan de nueva energía en cada momento. En su desarrollo físico, el hombre no pasó por los estados que siguió, supuestamente, la criatura hipotética que abandonó el agua por la tierra para convertirse en mamífero. No obstante, cada especie tiene escrito dentro de ella el conocimiento de su pasado.
Los aspectos reencarnacionales de la vida física sirven un propósito muy importante al ofrecer la estructura subjetiva interior que necesita cada especie. La reencarnación existe para todas las especies. Una vez que la conciencia ha escogido la clasificación mayor de sus existencias físicas, permanece dentro de esa estructura en sus existencias reencarnacionales. Los mamíferos regresan como mamíferos, pero la especie puede cambiar dentro de esa clasificación. Esto proporciona una gran fortaleza genética y la conciencia dentro de esas clasificaciones las ha escogido por sus propias propensiones y propósitos.
Los animales parecen tener un rango limitado de actividad física, en términos conscientes. Un animal no puede decidir leer un periódico. Los periódicos están fuera de su realidad. En términos prácticos, los animales tienen un rango mucho más amplio en ciertas otras áreas. Ellos están mucho más conscientes íntimamente de su entorno, de ellos mismos como separados de él, pero también como una parte de él. Su experiencia tiene que ver con relaciones de otro tipo.
Las redes de percepción no existen para siempre en nuestra dimensión del tiempo, ya que esa dimensión del tiempo no puede contener nada que esté fuera de él. Una vez que el mundo existe, queda impreso o estampado sobre la eternidad, de tal manera que existe en el tiempo y fuera de él, a la vez.
Cuando nos preguntamos cuando se inició el mundo, o que fue lo que pasó realmente, o si hubo un Jardín del Edén, nos estamos refiriendo al mundo tal como lo entendemos. Sin embargo, en esos términos, hubo tierras en el mismo espacio de la tierra que reconocemos y esas tierras empezaron de la misma manera indicada anteriormente.
Los patrones para los mundos continúan en nuestra dimensión del tiempo, aunque en esa dimensión del tiempo esos mundos deben desaparecer para continuar “su existencia fuera del tiempo.”
La historia del Jardín del Edén es una leyenda acerca del ultimo inicio de la tierra. Cada mundo esta construido de una manera tal que cada conciencia, cualquiera que sea su grado, juega un papel vital. Cada una de nuestras acciones, por más inconsecuente que sea, esta conectada, de una u otra manera, con cada una de las realidades y con cada uno de los mundos.
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