La conciencia no escoge simplemente nacer en cierto lugar en el espacio y el tiempo, sino que ella dota su organismo físico antes de tiempo con ciertos activadores internos, de tal manera que responderá a esas condiciones en formas altamente individualistas.
Ni siquiera estoy insinuando predestinación o predeterminación. Intentemos otra analogía simple. Una semilla “sabe” que vendrá a la vida en medio de una maceta en el cuarto de estar de alguien. Digamos que es una semilla de tomate, y nuestro propietario de la casa decide iniciar una planta desde cero. Toda la vida celular es precognitiva, en tus términos. La semilla sabe entonces que el sol llega, digamos, desde el oeste en este cuarto en particular. Ella empieza a responder en esa manera antes de que brote el retoño.
El retoño no reacciona simplemente a la dirección desde la cual brilla el sol, sino que siente esto mucho más antes, y la semilla se sensibiliza ella misma “antes de tiempo” a esas condiciones. Ella podría crecer hacia el este de igual modo. El activador no es la dirección del sol por su propia cuenta, sino el conocimiento innato de la planta de esa dirección. La planta no está predestinada a crecer hacia el oeste, por ejemplo.
De la misma manera, el ser sabe antes de tiempo las mejores condiciones para su propio desarrollo, a la luz del tiempo y el lugar de su escogido nacimiento. Tiene, sin embargo, literalmente infinitas probabilidades para escoger, para satisfacer sus habilidades mientras mantiene una individualidad funcional. La conciencia escoge las mejores condiciones generales disponibles para sus propios propósitos de crecimiento. Ella preacondiciona entonces su propio organismo para responder o no responder al tiempo y lugar de nacimiento, para exagerar o minimizar, negar o aceptar.
La emergencia de la conciencia dentro de esas condiciones físicas automáticamente las altera – un hecho no reconocido por los astrólogos. Cada niño nacido altera la totalidad del universo, y cambia el mundo de su tiempo y nacimiento trayendo dentro de él acción que antes no había, en tus términos, impresionando el universo con se sello – el sello indeleble – de su realidad. Cada niño escoge su propia versión probable de cualquier fecha de nacimiento. Tales fechas obviamente no son apenas puntos en el tiempo, señalados en el espacio. En primer lugar, puesto que todo el tiempo es simultaneo, siempre estás muriendo y naciendo, y tus últimas experiencias afectan el tiempo de tu nacimiento.
Admito que un día de nacimiento opera como una referencia útil. Pero si te das cuenta que tu conciencia existía antes de ese tiempo, tu memoria se abrirá, y tu fecha de nacimiento aceptada parecerá mucho menos importante. “Salir del útero” es un evento, y mucho mejor para utilizar que “nacimiento.” En términos más amplios – términos mucho más amplios de lo que imaginas – estás consciente de “nacimientos” probables, y de tus otros parentescos, que son tan legítimos como la historia personal que ahora aceptas.
El ser no está limitado. El verdadero significado de esa afirmación puede alguna vez alborear. La idea de una sola personalidad todavía cierra tus ojos a la más grande multipersonalidad que es tu verdadera realidad. Con frecuencia tus sueños te dan un indicio de este tipo de existencia.
Visualizas los cielos y el universo, los planetas y las estrellas, desde tu propio enfoque – uno sumamente limitado, en ciertos términos.
En primer lugar, estás mirando una versión de ese universo, tal como parece existir en el momento de tu percepción. La naturaleza completa de una personalidad no puede considerarse en su totalidad en ese pequeño contexto.
La personalidad misma es no solamente independiente del espacio y el tiempo, sino que utiliza las ilusiones que resultan para sus propios propósitos. Todas las cosas están relacionadas, pero ellas no actúan en una cierta forma porque los planetas estaban de tal y tal manera en tu nacimiento. Hay una relación, pero no es causal.
Es tan cierto decir que los planetas se comportan de una cierta manera porque tu eres lo que eres, como es darle la vuelta a la afirmación, como se hace generalmente. Las mismas posiciones de los planetas y de las estrellas son efectos de los sentidos – percepciones que no tendrían sentido sino fuera por tu propio tipo de conciencia. Esas percepciones, entonces, no pueden causar que tú te comportes en una determinada manera por causa de condiciones que no tienen sentido por fuera de tu propia conciencia.
Ni siquiera estoy insinuando predestinación o predeterminación. Intentemos otra analogía simple. Una semilla “sabe” que vendrá a la vida en medio de una maceta en el cuarto de estar de alguien. Digamos que es una semilla de tomate, y nuestro propietario de la casa decide iniciar una planta desde cero. Toda la vida celular es precognitiva, en tus términos. La semilla sabe entonces que el sol llega, digamos, desde el oeste en este cuarto en particular. Ella empieza a responder en esa manera antes de que brote el retoño.
El retoño no reacciona simplemente a la dirección desde la cual brilla el sol, sino que siente esto mucho más antes, y la semilla se sensibiliza ella misma “antes de tiempo” a esas condiciones. Ella podría crecer hacia el este de igual modo. El activador no es la dirección del sol por su propia cuenta, sino el conocimiento innato de la planta de esa dirección. La planta no está predestinada a crecer hacia el oeste, por ejemplo.
De la misma manera, el ser sabe antes de tiempo las mejores condiciones para su propio desarrollo, a la luz del tiempo y el lugar de su escogido nacimiento. Tiene, sin embargo, literalmente infinitas probabilidades para escoger, para satisfacer sus habilidades mientras mantiene una individualidad funcional. La conciencia escoge las mejores condiciones generales disponibles para sus propios propósitos de crecimiento. Ella preacondiciona entonces su propio organismo para responder o no responder al tiempo y lugar de nacimiento, para exagerar o minimizar, negar o aceptar.
La emergencia de la conciencia dentro de esas condiciones físicas automáticamente las altera – un hecho no reconocido por los astrólogos. Cada niño nacido altera la totalidad del universo, y cambia el mundo de su tiempo y nacimiento trayendo dentro de él acción que antes no había, en tus términos, impresionando el universo con se sello – el sello indeleble – de su realidad. Cada niño escoge su propia versión probable de cualquier fecha de nacimiento. Tales fechas obviamente no son apenas puntos en el tiempo, señalados en el espacio. En primer lugar, puesto que todo el tiempo es simultaneo, siempre estás muriendo y naciendo, y tus últimas experiencias afectan el tiempo de tu nacimiento.
Admito que un día de nacimiento opera como una referencia útil. Pero si te das cuenta que tu conciencia existía antes de ese tiempo, tu memoria se abrirá, y tu fecha de nacimiento aceptada parecerá mucho menos importante. “Salir del útero” es un evento, y mucho mejor para utilizar que “nacimiento.” En términos más amplios – términos mucho más amplios de lo que imaginas – estás consciente de “nacimientos” probables, y de tus otros parentescos, que son tan legítimos como la historia personal que ahora aceptas.
El ser no está limitado. El verdadero significado de esa afirmación puede alguna vez alborear. La idea de una sola personalidad todavía cierra tus ojos a la más grande multipersonalidad que es tu verdadera realidad. Con frecuencia tus sueños te dan un indicio de este tipo de existencia.
Visualizas los cielos y el universo, los planetas y las estrellas, desde tu propio enfoque – uno sumamente limitado, en ciertos términos.
En primer lugar, estás mirando una versión de ese universo, tal como parece existir en el momento de tu percepción. La naturaleza completa de una personalidad no puede considerarse en su totalidad en ese pequeño contexto.
La personalidad misma es no solamente independiente del espacio y el tiempo, sino que utiliza las ilusiones que resultan para sus propios propósitos. Todas las cosas están relacionadas, pero ellas no actúan en una cierta forma porque los planetas estaban de tal y tal manera en tu nacimiento. Hay una relación, pero no es causal.
Es tan cierto decir que los planetas se comportan de una cierta manera porque tu eres lo que eres, como es darle la vuelta a la afirmación, como se hace generalmente. Las mismas posiciones de los planetas y de las estrellas son efectos de los sentidos – percepciones que no tendrían sentido sino fuera por tu propio tipo de conciencia. Esas percepciones, entonces, no pueden causar que tú te comportes en una determinada manera por causa de condiciones que no tienen sentido por fuera de tu propia conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario