En el mundo físico, las islas, los valles, las mesetas, los continentes y los océanos tienen todos su lugar, y sirven para formar la base física de tu realidad. Cada hoja de hierba ayuda a formar la vida de la tierra. Así que cada conciencia, no obstante diminuta, es indispensable en su lugar y tiempo. Cada flor en la ladera mira con su propia única visión del mundo, y cada conciencia hace la misma cosa, llenando una posición imposible de realizar para cualquier otra conciencia. En términos de tiempo solamente, hay un significado arqueológico que está oculto dentro de tu propia naturaleza. Para descubrirlo, buscas a través de los niveles de tu propio ser para encontrar allí los estratos de tu individualidad, que en tu mundo representan la historia pasada de ti mismo desde la cual emergiste. No eres esos seres psíquicamente, sin embargo, no más de lo que eres tu madre o tu padre en términos físicos. Eres tan diferente de esos seres reencarnacionales por consiguiente, como eres diferente de tus padres, aunque compartes ciertos antecedentes y características. Es fácil para ti ver como afectas tus padres en tu vida, aunque ellos son mayores que tú. De la misma manera, sin embargo, afectas tu familia reencarnacional. Cuando llueve, el agua se precipita en chorros exuberantes por los lados de la montaña, trayendo vida y vitalidad a todas sus partes. Algo de la misma manera, tu propia experiencia fluye hacia abajo dentro de las grietas y hendiduras de todos los otros tiempos y siglos que componen tu vida actual. Tengo una sorpresa para ti, sin embargo, ya que he estado hablando de ti como la cima de nuestra montaña – puesto que ciertamente parece que tú estás en la cima, por así decirlo. En cambio, tu punto de mira y tu enfoque es tal que no puedes voltear tu cabeza para mirar más arriba. Quizá eres como un hermoso y soleado acantilado en el lado de la montaña, sobresaliendo, mirando hacia el valle debajo, no dándote cuenta que la montaña misma continúa hacia arriba más allá de ti. Estás entonces en la posición de cualquiera de los otros niveles “debajo,” muchos de ellos mismos pensando ser la cima de la montaña, mirando solamente hacia abajo. Estás convencido de que no puedes ver el futuro, y esto significa – en términos de nuestra analogía al menos – que no puedes mirar hacia arriba, más allá de tu propio tiempo. Mientras ese sea el caso, siempre pensarás de la reencarnación como ocurriendo en el pasado. Piensa en cambio en estratos del ser, cada uno ocurriendo simultáneamente. Físicamente, el feto humano tiene una memoria de su “pasado.” En tus términos, el viaja a través de las etapas de la evolución antes de alcanzar su forma humana. Alcanza esa forma, sin embargo, porque responde a un tiempo futuro, a un ser futuro todavía no creado físicamente. El feto mismo, antes de su concepción, responde a un ser todavía no evidente físicamente; y el futuro, en esos términos, atrae nueva vida desde el pasado. Una realidad de individualidad, una idea aun no materializada en el futuro no formado, llega hasta el pasado y trae ese futuro a la realización. Las células están impresas con la información física en términos de espacio y tiempo, pero esa información proviene de una realidad en la que el espacio y el tiempo son formados. El conocimiento de las probabilidades produce el tiempo y la realidad presentes. Las voces hablan a través de los genes y los cromosomas que conectan el futuro y el pasado en un equilibrio que llamas forma presente. La historia de la psique privada y de la experiencia colectiva de la especie, nuevamente, reside en cada individuo. La arqueología del pasado y del futuro por igual está viva dentro de las capas de la conciencia que componen tu ser.
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