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domingo, 13 de febrero de 2011

La Realidad Desconocida 31

Cuando te miras en un espejo ves tu reflejo, pero él no te habla. En el estado del sueño estás mirando en el espejo de la psique, por así decirlo, y viendo el reflejo de tus propios pensamientos, temores y deseos.
Aquí, sin embargo, las “reflexiones” en realidad hablan, y toman su propia forma. En cierto sentido, ellas son rueda libre, en el sentido de que tienen su propio tipo de realidad. En el estado del sueño tus alegrías y temores te hablan, se realizan, y actúan el rol en el que las has emitido.
Si, por ejemplo, crees que estás poseído de una gran riqueza interior, puedes tener un sueño acerca de un rey en un hermoso palacio. El rey realmente no necesita parecerse a ti en absoluto, ni necesita que te identifiques con él en el sueño. Simbólicamente, sin embargo, esto representaría una manera de expresar tus sentimientos. La riqueza interior sería interpretada aquí en los mismos términos como lujo mundano. El sueño, una vez creado, sigue su propio camino. Si tienes conflictos sobre las ideas conectadas con el bien y el mal, o con la riqueza y la pobreza, entonces el rey podría perder sus tierras o bienes, o podría acontecerle alguna catástrofe.
Si sospechas que la abundancia es algo peligroso espiritualmente, entonces el rey podría ser capturado y castigado. Otros eventos de todo tipo podrían estar involucrados: grupos de personas, por ejemplo, representando bandas con “deseos arrasadores.” La totalidad del drama implicaría la “evolución” de una emoción o una creencia. En el estado del sueño la liberas y ves lo que le sucederá, como se desarrollará, a donde irá.
Las reflexiones de tus ideas y emociones íntimas son proyectadas entonces al exterior en un rico drama. Puedes observar la obra, tomar un papel en ella, o moverte adentro y afuera de sus actos según prefieras. Utilizarás tus propios símbolos privados. Estos representan tu taquigrafía psíquica. Ellos están conectados con tu creatividad personal, así que los libros sobre los sueños no te ayudarán a descifrar aquellos significados si ellos le adjuntan una significación específica a cualquier símbolo determinado. Los símbolos mismos cambian. Si tuvieras ante ti la totalidad de la historia del sueño y pudieras leer – como en un libro – la historia de todos tus sueños desde el nacimiento, descubrirías que cambiaste el significado de tus símbolos a medida que seguías, a medida que se ajustaban a tus propósitos. El contenido del sueño mismo tiene mucho que ver con la manera como empleas un determinado símbolo.
El rey, por ejemplo, puede ser en un tiempo el símbolo de una gran riqueza interior. El puede ser real pero pobre, significando la idea de que la riqueza no implica necesariamente bienes físicos. Podría en otro tiempo aparecer como un dictador, cruel y despótico, en donde él representaría una estructura de sentimiento y creencia totalmente diferente. El podría mostrarse como un joven monarca, señalando la creencia de que “la juventud es rey.” Varias veces en la historia la misma imagen ha sido utilizada muy diferentemente. Cuando la gente está luchando con monarcas dictatoriales, entonces con frecuencia el rey aparece en los sueños como un personaje despreciable, para ser arrancado y erradicado.
Bien sea que recuerdes o no tus sueños, te estás educando a ti mismo a medida que suceden. Puedes repentinamente “despertar” mientras estás todavía dentro del estado del sueño, sin embargo, y reconocer el drama que tú mismo has creado. En este punto, comprenderás el hecho de que la obra, mientras parece bastante real, es hasta cierto punto alucinatoria. Si lo prefieres, puedes limpiar el escenario de inmediato diciendo, “No me gusta esta obra, y no la crearé más.” Entonces te encontrarás a ti mismo enfrentando un escenario vacío, llegando a estar momentáneamente desorientado ante la súbita falta de actividad, y prontamente empezar a formar otra obra del sueño más de tu gusto.
Si, sin embargo, primero haces una pausa y esperas un momento, puedes empezar a vislumbrar el entorno que sirve como escenario: el paisaje natural de la realidad del sueño. En la vida de vigilia, si tú mismo quieres desconectarte de un evento o un lugar, pruebas moverte lejos de él en el espacio. En la realidad del sueño los eventos ocurren en forma diferente, y los lugares brotan a tu alrededor. Si te encuentras con personas o eventos no de tu gusto, puedes entonces simplemente mover tu atención lejos de ellos, y ellos desaparecerán, hasta donde concierne a tu experiencia. En la realidad física puedes moverte bastante libremente a través del espacio, pero no viajas de una ciudad a otra, por ejemplo, a menos que lo desees. La intención es invocada. Esto es tan obvio que la significación se te escapa: pero es la intención la que te mueve a través del espacio, y eso está detrás de toda tu locomoción física. Utilizas barcos, automóviles, trenes, aviones, porque deseas ir a otro lugar, y ciertos vehículos funcionan mejor bajo ciertas condiciones.
En el estado de vigilia viajas a lugares. Ellos no vienen a ti. En la realidad del sueño, sin embargo, tu intención causa que los lugares broten a tu alrededor. Ellos vienen a ti, y no lo contrario. Formas y atraes “lugares,” o un tipo de espacio interior en el que tienes entonces ciertas experiencias.
Este espacio interior no “desplaza” el espacio normal, o lo hace a un lado. Sin embargo, tiene que ver con la creación de un entorno o localización interior definido.

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