Tu mundo, nuevamente, es el resultado de cierto enfoque de la conciencia, sin el cual ese mundo no puede ser percibido. El rango de la conciencia involucrada está obviamente orientado físicamente, y sin embargo dentro de él hay grandes variedades de conciencias, cada una experimentando ese mundo aparentemente objetivo desde una perspectiva privada. El entorno físico es real en términos diferentes para un animal, un pez, un hombre, o una roca, por ejemplo, y partes diferentes de ese entorno son irreales correspondientemente para cada una de esas formas. Esto es sumamente importante.
Si un habitante de otra realidad, totalmente por fuera de tu propio sistema físico lo visitara, y si su “inteligencia” fuera aproximadamente del mismo grado que la tuya, él todavía tendría que aprender a enfocar su conciencia de la misma manera que tú lo haces, más o menos, con el fin de percibir tu mundo. El tendría que alterar su enfoque nativo y volverlo en una dirección que era extraña para él. De esta manera podría “captar tu estación.” Habría distorsiones, porque aunque manejara tales manipulaciones, él podría no tener el mismo tipo de estructura física nativa tuya, por supuesto, a través de la cual recibir e interpretar aquella información que su conciencia alterada percibió.
Tu visitante entonces estaría obligado a traducir esa información lo mejor que pudiera a través de su propia estructura nativa, si ella fuera a tener algún sentido para su conciencia en su orientación usual. Todas las realidades son el resultado de ciertos enfoques únicos tomados por la conciencia, por lo tanto. En esos términos, no hay afuera. Los efectos de la objetividad son causados a medida que la psique proyecta su experiencia dentro de dimensiones internas que ella misma ha creado.
Adentro, esas estructuras están siempre expandiéndose, así que, en tus términos al menos, parece que más y más grandes distancias están implicadas. El viaje hacia otra tierra de la realidad física debe entonces implicar alteraciones de la conciencia.
Mientras todos tus propios pensamientos y sentimientos son materializados en “alguna parte,” solamente algunos de ellos se vuelven físicos, en tus términos. Ellos son entonces aceptados como realidad física. Ellos proporcionan la base para los eventos físicos, los objetos, y los fenómenos sobre los cuales todos están de acuerdo. Por consiguiente, tu mundo tiene una estabilidad que aceptas, tiene un cierto orden y previsibilidad que funciona lo suficientemente bien para tus preocupaciones diarias. En ese punto, te estas sintonizado precisamente con tu “estación casera.” Ignoras los símbolos y voces fantasmales, las acciones probables que también ocurren, pero que están amortiguados en los tonos claros de tu realidad aceptada. Cuando empieces a viajar lejos de tu estación casera, te vuelves más consciente de otras frecuencias, pero para hacer esto debes alterar tu propia conciencia.
Las realidades probables conectadas con tu propio sistema son como los suburbios, digamos, que rodean una ciudad principal. Si por razones de simplicidad piensas de otras realidades como ciudades diferentes, entonces después de que dejas la tuya pasarías a través de los suburbios, enseguida dentro del campo, y enseguida, después de un tiempo, dentro de otros suburbios, hasta que alcanzas la otra metrópolis. Aquí, cada metrópolis representaría un conglomerado de conciencias operando dentro de una frecuencia general del más claro enfoque, un punto alto de comunicación psíquica y un enfoque exquisito en el tipo de realidad dado. A menos que estés sintonizado con esas frecuencias en particular, sin embargo, no podrías captar esa realidad. Podrías en cambio percibir el equivalente a un sonido revuelto, o estática sin sentido, o un rompecabezas de imágenes. Podrías simplemente darte cuenta que había ahí algún tipo de actividad, pero sin estar en capacidad de identificarlo.
Ahora bien, todas las conciencias, incluida la tuya, son sumamente móviles. Mientras enfocas tu atención primordialmente en tu propio mundo, ciertas porciones de tu conciencia están siempre vagando. Cuando estas durmiendo, con frecuencia tu conciencia se aventura dentro de otras realidades, usualmente de una manera errabunda, sin sintonizarse ella misma con algunas frecuencias precisas. Bajo muchos sueños aparentemente caóticos, con frecuencia hay experiencias válidas en las que tu conciencia “se enciende” en otra realidad, sin estar sintonizada con ella con la precisión necesaria que permitiría una percepción clara. La información no puede ser filtrada o utilizada efectivamente y es traducida a imágenes del sueño, a medida que tu conciencia regresa hacia tu propia estación casera. Por consiguiente, ha sido difícil lograr algún tipo de imagen clara de tales otras realidades.
Si un habitante de otra realidad, totalmente por fuera de tu propio sistema físico lo visitara, y si su “inteligencia” fuera aproximadamente del mismo grado que la tuya, él todavía tendría que aprender a enfocar su conciencia de la misma manera que tú lo haces, más o menos, con el fin de percibir tu mundo. El tendría que alterar su enfoque nativo y volverlo en una dirección que era extraña para él. De esta manera podría “captar tu estación.” Habría distorsiones, porque aunque manejara tales manipulaciones, él podría no tener el mismo tipo de estructura física nativa tuya, por supuesto, a través de la cual recibir e interpretar aquella información que su conciencia alterada percibió.
Tu visitante entonces estaría obligado a traducir esa información lo mejor que pudiera a través de su propia estructura nativa, si ella fuera a tener algún sentido para su conciencia en su orientación usual. Todas las realidades son el resultado de ciertos enfoques únicos tomados por la conciencia, por lo tanto. En esos términos, no hay afuera. Los efectos de la objetividad son causados a medida que la psique proyecta su experiencia dentro de dimensiones internas que ella misma ha creado.
Adentro, esas estructuras están siempre expandiéndose, así que, en tus términos al menos, parece que más y más grandes distancias están implicadas. El viaje hacia otra tierra de la realidad física debe entonces implicar alteraciones de la conciencia.
Mientras todos tus propios pensamientos y sentimientos son materializados en “alguna parte,” solamente algunos de ellos se vuelven físicos, en tus términos. Ellos son entonces aceptados como realidad física. Ellos proporcionan la base para los eventos físicos, los objetos, y los fenómenos sobre los cuales todos están de acuerdo. Por consiguiente, tu mundo tiene una estabilidad que aceptas, tiene un cierto orden y previsibilidad que funciona lo suficientemente bien para tus preocupaciones diarias. En ese punto, te estas sintonizado precisamente con tu “estación casera.” Ignoras los símbolos y voces fantasmales, las acciones probables que también ocurren, pero que están amortiguados en los tonos claros de tu realidad aceptada. Cuando empieces a viajar lejos de tu estación casera, te vuelves más consciente de otras frecuencias, pero para hacer esto debes alterar tu propia conciencia.
Las realidades probables conectadas con tu propio sistema son como los suburbios, digamos, que rodean una ciudad principal. Si por razones de simplicidad piensas de otras realidades como ciudades diferentes, entonces después de que dejas la tuya pasarías a través de los suburbios, enseguida dentro del campo, y enseguida, después de un tiempo, dentro de otros suburbios, hasta que alcanzas la otra metrópolis. Aquí, cada metrópolis representaría un conglomerado de conciencias operando dentro de una frecuencia general del más claro enfoque, un punto alto de comunicación psíquica y un enfoque exquisito en el tipo de realidad dado. A menos que estés sintonizado con esas frecuencias en particular, sin embargo, no podrías captar esa realidad. Podrías en cambio percibir el equivalente a un sonido revuelto, o estática sin sentido, o un rompecabezas de imágenes. Podrías simplemente darte cuenta que había ahí algún tipo de actividad, pero sin estar en capacidad de identificarlo.
Ahora bien, todas las conciencias, incluida la tuya, son sumamente móviles. Mientras enfocas tu atención primordialmente en tu propio mundo, ciertas porciones de tu conciencia están siempre vagando. Cuando estas durmiendo, con frecuencia tu conciencia se aventura dentro de otras realidades, usualmente de una manera errabunda, sin sintonizarse ella misma con algunas frecuencias precisas. Bajo muchos sueños aparentemente caóticos, con frecuencia hay experiencias válidas en las que tu conciencia “se enciende” en otra realidad, sin estar sintonizada con ella con la precisión necesaria que permitiría una percepción clara. La información no puede ser filtrada o utilizada efectivamente y es traducida a imágenes del sueño, a medida que tu conciencia regresa hacia tu propia estación casera. Por consiguiente, ha sido difícil lograr algún tipo de imagen clara de tales otras realidades.
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