Tus recuerdos, tus sentimientos, tus emociones, mientras están conectados a tu cuerpo y mientras dejan rastros, están separados.
Es como si las experiencias de tu vida fueran capturadas en una película. En este caso la película sería el tejido del cuerpo, el tejido del cerebro. Las experiencias mismas, sin embargo, existirían independientemente de la película, la que en ningún caso podría capturar su totalidad.
En una manera de decirlo, la actividad de tu cerebro ajusta la velocidad con la que tú, como una criatura física, percibes los eventos de la vida. Teóricamente, esos eventos podrían ser decelerados o corridos a un paso más rápido. De nuevo, en una manera de decirlo, el sonido, la visión, la solidaridad dimensional, y así sucesivamente, “se doblan.” La película corre a la misma velocidad, más o menos. Los sentidos físicos repican juntos para darte un dramático coro sensorial, cada “voz” manteniendo un compás perfecto con todos los otros patrones sensoriales, así que como norma hay armonía y un sentido de continuidad, sin lapsos embarazosos.
Lo mismo aplica a tus pensamientos, los que si te molestas en escuchar, parecen llegar suavemente el uno detrás del otro, más o menos siguiendo la secuencia de la actividad exterior. El cerebro, como la pantalla de la película, te da una imagen física, en un stéreo viviente, de las actividades internas mismas que no aparecen por parte alguna físicamente.
Tu cerebro te da un práctico y muy necesario sistema de referencia con el que conduces tu vida corporal. El reúne para ti en sus “propias” secuencias eventos que podrían ser experimentados en muchas otras formas, utilizando otros tipos de organización. El cerebro, por supuesto, y otras partes del cuerpo, se sintonizan dentro de tu planeta y te conectan con innumerables secuencias de tiempo – moleculares, celulares, y así sucesivamente – de tal manera que estén sincronizadas con los eventos del mundo.
El cerebro organiza la actividad y traduce los eventos, pero no los inicia. Los eventos tienen una realidad electromagnética que es proyectada en el cerebro para su activación. Tus instrumentos solamente captan ciertos niveles de la actividad del cerebro. Ellos no perciben la actividad de la mente en absoluto, excepto cuando ella es impresa en el cerebro.
Incluso los sueños son impresos así. Cuando una parte o la mitad del cerebro es activada, por ejemplo, la parte correspondiente a la otra mitad también es activada, pero a niveles que los científicos no perciben. Es ridículo llamar a un lado u otro el cerebro dominante, ya que la plena riqueza de la totalidad de la experiencia de la tierra requiere la utilización de las dos mitades, como las requiere el soñar.
En el sueño, sin embargo, la imagen sensorial completa, usualmente proyectada por el cerebro y reforzada por la acción corporal, no es necesaria. Esas experiencias del sueño con frecuencia parecen desarticuladas y fuera de enfoque en la retrospectiva de la mañana, o en retrospecto, simplemente porque ellas ocurren con una complejidad que el cerebro no puede manejar en los términos ordinarios de vigilia.
Tu cuerpo obviamente debe reaccionar en tu presente oficial; por lo tanto el cerebro mantiene pulcramente sus secuencias de tiempo físicas con respuestas neuronales espaciadas. La totalidad del paquete de la realidad física depende de que la información de los sentidos esté siendo cronometrada – sincronizada – dándole al cuerpo una oportunidad para la acción precisa. En los sueños los sentidos no están tan restringidos. Los eventos del pasado, del presente y del futuro pueden ser experimentados seguramente, así como lo pueden ser los eventos que serían denominados probables desde tu punto de vista usual, puesto que el cuerpo, nuevamente, no es requerido para actuar sobre ellos.
Por las necesarias especificaciones del cerebro, grandes porciones de tu propia más grande realidad no pueden aparecer por medio de sus auspicios. El cerebro podría considerar tal actividad extracurricular como ruido de fondo o desorden que no podría descifrar. Es entonces la mente, como la contraparte no física del cerebro, la que decide que información activará el cerebro en este respecto. Las así llamadas porciones antiguas del cerebro contienen los “recuerdos de la mente.” Hablando generalmente, esto significa información importante para la que, sin embargo, no es necesario dar atención consciente.
Ninguna atención podría darse, porque la información trata con escalas de tiempo que las porciones más “sofisticadas” del cerebro ya no pueden manejar.
El conocimiento de las propias probabilidades biológicas del cuerpo tiene lugar a esos niveles antiguos, y a esos niveles hay actividad que da lugar a una comunicación celular que existe entre todas las especies. El cerebro tiene incorporados poderes de adaptación en un grado asombroso, así que una porción innatamente puede hacerse cargo de cualquier otra porción, y ejecutar sus actividades, como también las suyas propias. La creencia en lo que es posible y no posible con frecuencia entorpece esa facilidad, sin embargo. Mientras las conexiones neuronales son especificas, y mientras el comportamiento biológico aprendido domina básicamente, las porciones del cerebro son innatamente intercambiables, ya que son dirigidas por la acción de la mente.
Esto es lo más difícil de explicar, pero la capacidad para una plena vida consciente está inherente en cada porción del cuerpo mismo. De otra manera, de hecho, su suave sincronización seria imposible. El cerebro tiene habilidades que no utilizas conscientemente porque tus creencias te impiden iniciar tus propios hábitos neuronales. Ciertas porciones del cerebro parecen dominantes solamente por aquellos hábitos neuronales que son adoptados en una determinada civilización o en un determinado tiempo. Sin embargo, otras culturas en tu pasado han experimentado la realidad muy diferentemente, como resultado de estimular diferentes patrones neuronales, y de recopilar experiencia por medio de otros enfoques.
El soñar, por ejemplo, se puede “traer a enfoque” de una manera mas nítida, de tal manera que al menos algunas de esas experiencias puedan ser utilizadas conscientemente. Cuando esto sucede, estás aprovechando conscientemente experiencia que es físicamente y lógicamente extracurricular.
Estás trayendo a tu conciencia rastros de eventos que no han sido registrados por el cerebro de la misma manera en que lo han sido los eventos de vigilia. Los eventos del sueño son parcialmente registrados por el cerebro, pero el cerebro separa tales experiencias de los eventos de vigilia. Los sueños pueden proporcionarte experiencia que, en una manera de decirlo al menos, no es encontrada en el tiempo. El sueño mismo es registrado por las secuencias de tiempo del cerebro, pero en el sueño mismo hay una duración en el tiempo “que es intemporal.”
Teóricamente, ciertos sueños pueden darte una experiencia de toda una vida para aprovechar, aunque el sueño mismo puede tomar menos de una hora de tu tiempo. En una forma, los sueños son el espesor invisible de tu conciencia normal. Ellos involucran ambas porciones del cerebro. Muchos sueños activan el cerebro de una manera fantasmal, destellando respuestas que no son pertinentes prácticamente en términos ordinarios. Es decir, ellos no requieren una acción directa, pero sirven como anticipación de una acción, como recordatorios al cerebro para iniciar ciertas acciones en el futuro.
Es como si las experiencias de tu vida fueran capturadas en una película. En este caso la película sería el tejido del cuerpo, el tejido del cerebro. Las experiencias mismas, sin embargo, existirían independientemente de la película, la que en ningún caso podría capturar su totalidad.
En una manera de decirlo, la actividad de tu cerebro ajusta la velocidad con la que tú, como una criatura física, percibes los eventos de la vida. Teóricamente, esos eventos podrían ser decelerados o corridos a un paso más rápido. De nuevo, en una manera de decirlo, el sonido, la visión, la solidaridad dimensional, y así sucesivamente, “se doblan.” La película corre a la misma velocidad, más o menos. Los sentidos físicos repican juntos para darte un dramático coro sensorial, cada “voz” manteniendo un compás perfecto con todos los otros patrones sensoriales, así que como norma hay armonía y un sentido de continuidad, sin lapsos embarazosos.
Lo mismo aplica a tus pensamientos, los que si te molestas en escuchar, parecen llegar suavemente el uno detrás del otro, más o menos siguiendo la secuencia de la actividad exterior. El cerebro, como la pantalla de la película, te da una imagen física, en un stéreo viviente, de las actividades internas mismas que no aparecen por parte alguna físicamente.
Tu cerebro te da un práctico y muy necesario sistema de referencia con el que conduces tu vida corporal. El reúne para ti en sus “propias” secuencias eventos que podrían ser experimentados en muchas otras formas, utilizando otros tipos de organización. El cerebro, por supuesto, y otras partes del cuerpo, se sintonizan dentro de tu planeta y te conectan con innumerables secuencias de tiempo – moleculares, celulares, y así sucesivamente – de tal manera que estén sincronizadas con los eventos del mundo.
El cerebro organiza la actividad y traduce los eventos, pero no los inicia. Los eventos tienen una realidad electromagnética que es proyectada en el cerebro para su activación. Tus instrumentos solamente captan ciertos niveles de la actividad del cerebro. Ellos no perciben la actividad de la mente en absoluto, excepto cuando ella es impresa en el cerebro.
Incluso los sueños son impresos así. Cuando una parte o la mitad del cerebro es activada, por ejemplo, la parte correspondiente a la otra mitad también es activada, pero a niveles que los científicos no perciben. Es ridículo llamar a un lado u otro el cerebro dominante, ya que la plena riqueza de la totalidad de la experiencia de la tierra requiere la utilización de las dos mitades, como las requiere el soñar.
En el sueño, sin embargo, la imagen sensorial completa, usualmente proyectada por el cerebro y reforzada por la acción corporal, no es necesaria. Esas experiencias del sueño con frecuencia parecen desarticuladas y fuera de enfoque en la retrospectiva de la mañana, o en retrospecto, simplemente porque ellas ocurren con una complejidad que el cerebro no puede manejar en los términos ordinarios de vigilia.
Tu cuerpo obviamente debe reaccionar en tu presente oficial; por lo tanto el cerebro mantiene pulcramente sus secuencias de tiempo físicas con respuestas neuronales espaciadas. La totalidad del paquete de la realidad física depende de que la información de los sentidos esté siendo cronometrada – sincronizada – dándole al cuerpo una oportunidad para la acción precisa. En los sueños los sentidos no están tan restringidos. Los eventos del pasado, del presente y del futuro pueden ser experimentados seguramente, así como lo pueden ser los eventos que serían denominados probables desde tu punto de vista usual, puesto que el cuerpo, nuevamente, no es requerido para actuar sobre ellos.
Por las necesarias especificaciones del cerebro, grandes porciones de tu propia más grande realidad no pueden aparecer por medio de sus auspicios. El cerebro podría considerar tal actividad extracurricular como ruido de fondo o desorden que no podría descifrar. Es entonces la mente, como la contraparte no física del cerebro, la que decide que información activará el cerebro en este respecto. Las así llamadas porciones antiguas del cerebro contienen los “recuerdos de la mente.” Hablando generalmente, esto significa información importante para la que, sin embargo, no es necesario dar atención consciente.
Ninguna atención podría darse, porque la información trata con escalas de tiempo que las porciones más “sofisticadas” del cerebro ya no pueden manejar.
El conocimiento de las propias probabilidades biológicas del cuerpo tiene lugar a esos niveles antiguos, y a esos niveles hay actividad que da lugar a una comunicación celular que existe entre todas las especies. El cerebro tiene incorporados poderes de adaptación en un grado asombroso, así que una porción innatamente puede hacerse cargo de cualquier otra porción, y ejecutar sus actividades, como también las suyas propias. La creencia en lo que es posible y no posible con frecuencia entorpece esa facilidad, sin embargo. Mientras las conexiones neuronales son especificas, y mientras el comportamiento biológico aprendido domina básicamente, las porciones del cerebro son innatamente intercambiables, ya que son dirigidas por la acción de la mente.
Esto es lo más difícil de explicar, pero la capacidad para una plena vida consciente está inherente en cada porción del cuerpo mismo. De otra manera, de hecho, su suave sincronización seria imposible. El cerebro tiene habilidades que no utilizas conscientemente porque tus creencias te impiden iniciar tus propios hábitos neuronales. Ciertas porciones del cerebro parecen dominantes solamente por aquellos hábitos neuronales que son adoptados en una determinada civilización o en un determinado tiempo. Sin embargo, otras culturas en tu pasado han experimentado la realidad muy diferentemente, como resultado de estimular diferentes patrones neuronales, y de recopilar experiencia por medio de otros enfoques.
El soñar, por ejemplo, se puede “traer a enfoque” de una manera mas nítida, de tal manera que al menos algunas de esas experiencias puedan ser utilizadas conscientemente. Cuando esto sucede, estás aprovechando conscientemente experiencia que es físicamente y lógicamente extracurricular.
Estás trayendo a tu conciencia rastros de eventos que no han sido registrados por el cerebro de la misma manera en que lo han sido los eventos de vigilia. Los eventos del sueño son parcialmente registrados por el cerebro, pero el cerebro separa tales experiencias de los eventos de vigilia. Los sueños pueden proporcionarte experiencia que, en una manera de decirlo al menos, no es encontrada en el tiempo. El sueño mismo es registrado por las secuencias de tiempo del cerebro, pero en el sueño mismo hay una duración en el tiempo “que es intemporal.”
Teóricamente, ciertos sueños pueden darte una experiencia de toda una vida para aprovechar, aunque el sueño mismo puede tomar menos de una hora de tu tiempo. En una forma, los sueños son el espesor invisible de tu conciencia normal. Ellos involucran ambas porciones del cerebro. Muchos sueños activan el cerebro de una manera fantasmal, destellando respuestas que no son pertinentes prácticamente en términos ordinarios. Es decir, ellos no requieren una acción directa, pero sirven como anticipación de una acción, como recordatorios al cerebro para iniciar ciertas acciones en el futuro.
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