Afirmación significa decirte “Si” a ti mismo y a la vida que llevas, y aceptar tu propia y única personalidad.
Esa afirmación significa que declaras tu individualidad. Afirmación significa que abrazas la vida que es tuya y que fluye a través de ti. Tu afirmación de ti mismo es una de tus más grandes fortalezas. Puedes a veces muy apropiadamente negar ciertas partes de tu experiencia, mientras todavía confirmas tu propia vitalidad. No tienes que decirle “Si” a las personas, a los asuntos, o a los eventos con los que estas profundamente perturbado.
Afirmación no significa una aceptación suave y blanda de cualquier cosa que llega a tu camino, a pesar tus sentimientos acerca de ella. Biológicamente, afirmación significa salud. Vas a lo largo de tu vida comprendiendo que tú formas tu experiencia, enfatizando tu habilidad para hacerlo.
Afirmación no significa sentarte cómodamente y decir “No puedo hacer nada. Todo está en las manos del Destino, por lo tanto lo que sucede, sucede”. La afirmación se basa en la realización de que ninguna otra conciencia es lo mismo que la tuya, que tus habilidades son únicamente tuyas y no son iguales a las de otro. Es tu aceptación de tu individualidad en la carne. Básicamente es una necesidad espiritual, psíquica y biológica, y representa tu apreciación de tu integridad singular.
Un átomo puede cuidar de sí mismo, pero los átomos mismos son algo así como los animales domésticos; integrándose a la familia biológica del cuerpo, hasta cierto grado ellos se vuelven como gatos o perros amistosos bajo tu dominio.
Los animales cogen las características de sus dueños. Las células están altamente influenciadas por tu comportamiento y tus creencias. Si afirmas la rectitud de tu ser físico, entonces ayudas a las células y los órganos en tu cuerpo, y sin saberlo los tratas amablemente. Si no confías en tu naturaleza física, también irradias este sentimiento, a pesar de los procedimientos de salud que puedas tomar. Las células y los órganos saben que no confías en ellos, incluso como lo saben los animales. En cierta forma, estableces anticuerpos contra ti mismo, simplemente porque no confirmas la rectitud de tu ser físico tal como existe en el espacio y el tiempo.
Puedes afirmar tu singularidad muy apropiadamente diciendo a veces “no”.
Tu individualidad te garantiza el derecho a tomar decisiones. En tus términos, esto significa decir “sí” o “no”. Por implicación, aceptar siempre puede muy bien significar que estás negando tu propia personalidad.
“Yo odio”. Una persona que dice “Yo odio” está al menos afirmando que tiene un “Yo” capaz de odiar. El que dice, “Yo no tengo el derecho de odiar”, no está encarando su propia individualidad.
Un hombre, o una mujer, que sabe odiar, también comprende la diferencia entre esa emoción y el amor. Las ambigüedades, los contrastes, las similitudes, la afirmación de la criatura misma, permite el libre flujo de la emoción. Muchos rechazan la experiencia de los sentimientos que consideran negativos. Ellos tratan de “afirmar” lo que conciben como emociones positivas. No se permiten a sí mismos las dimensiones de su calidad de criaturas, y pretendiendo no sentir lo que sienten, niegan la integridad de su propia experiencia.
Las emociones siguen a las creencias. Ellas son estados de sentimiento naturales siempre cambiantes, cada una de ellas llevando hacia otra en un flujo de energía y actividad libres – tintes coloridos, ricos y brillantes que traen variedad a la calidad de la conciencia. Tales estados de personalidad se pueden comparar con los solos colores, brillantes y opacos, con los fuertes patrones de energía que siempre representan movimiento, vida y variedad.
Rechazarlos es inútil. Ellos son uno de los medios por los que la conciencia sintonizada físicamente se conoce a sí misma. Ellos no son destructivos. Una emoción no es buena y la otra mala.
Las emociones simplemente son. Ellas son elementos del poder de la conciencia, llenas de energía. Ellas se fusionan en un poderoso mar del ser cuando se dejan solas. No puedes afirmar una emoción y negar otra sin establecer barreras. Tratas de ocultar lo que piensas son sentimientos negativos en el closet de tu mente, así como en el pasado se metían en el closet los parientes dementes. Todo esto porque no confías en los aspectos de tu individualidad en la carne.
Afirmación significa aceptar tu alma tal como aparece en ti como criatura. Dije esto antes, pero no puedes negar tu calidad de criatura sin negar tu alma, y no puedes negar tu alma sin negar tu calidad de criatura.
Esa afirmación significa que declaras tu individualidad. Afirmación significa que abrazas la vida que es tuya y que fluye a través de ti. Tu afirmación de ti mismo es una de tus más grandes fortalezas. Puedes a veces muy apropiadamente negar ciertas partes de tu experiencia, mientras todavía confirmas tu propia vitalidad. No tienes que decirle “Si” a las personas, a los asuntos, o a los eventos con los que estas profundamente perturbado.
Afirmación no significa una aceptación suave y blanda de cualquier cosa que llega a tu camino, a pesar tus sentimientos acerca de ella. Biológicamente, afirmación significa salud. Vas a lo largo de tu vida comprendiendo que tú formas tu experiencia, enfatizando tu habilidad para hacerlo.
Afirmación no significa sentarte cómodamente y decir “No puedo hacer nada. Todo está en las manos del Destino, por lo tanto lo que sucede, sucede”. La afirmación se basa en la realización de que ninguna otra conciencia es lo mismo que la tuya, que tus habilidades son únicamente tuyas y no son iguales a las de otro. Es tu aceptación de tu individualidad en la carne. Básicamente es una necesidad espiritual, psíquica y biológica, y representa tu apreciación de tu integridad singular.
Un átomo puede cuidar de sí mismo, pero los átomos mismos son algo así como los animales domésticos; integrándose a la familia biológica del cuerpo, hasta cierto grado ellos se vuelven como gatos o perros amistosos bajo tu dominio.
Los animales cogen las características de sus dueños. Las células están altamente influenciadas por tu comportamiento y tus creencias. Si afirmas la rectitud de tu ser físico, entonces ayudas a las células y los órganos en tu cuerpo, y sin saberlo los tratas amablemente. Si no confías en tu naturaleza física, también irradias este sentimiento, a pesar de los procedimientos de salud que puedas tomar. Las células y los órganos saben que no confías en ellos, incluso como lo saben los animales. En cierta forma, estableces anticuerpos contra ti mismo, simplemente porque no confirmas la rectitud de tu ser físico tal como existe en el espacio y el tiempo.
Puedes afirmar tu singularidad muy apropiadamente diciendo a veces “no”.
Tu individualidad te garantiza el derecho a tomar decisiones. En tus términos, esto significa decir “sí” o “no”. Por implicación, aceptar siempre puede muy bien significar que estás negando tu propia personalidad.
“Yo odio”. Una persona que dice “Yo odio” está al menos afirmando que tiene un “Yo” capaz de odiar. El que dice, “Yo no tengo el derecho de odiar”, no está encarando su propia individualidad.
Un hombre, o una mujer, que sabe odiar, también comprende la diferencia entre esa emoción y el amor. Las ambigüedades, los contrastes, las similitudes, la afirmación de la criatura misma, permite el libre flujo de la emoción. Muchos rechazan la experiencia de los sentimientos que consideran negativos. Ellos tratan de “afirmar” lo que conciben como emociones positivas. No se permiten a sí mismos las dimensiones de su calidad de criaturas, y pretendiendo no sentir lo que sienten, niegan la integridad de su propia experiencia.
Las emociones siguen a las creencias. Ellas son estados de sentimiento naturales siempre cambiantes, cada una de ellas llevando hacia otra en un flujo de energía y actividad libres – tintes coloridos, ricos y brillantes que traen variedad a la calidad de la conciencia. Tales estados de personalidad se pueden comparar con los solos colores, brillantes y opacos, con los fuertes patrones de energía que siempre representan movimiento, vida y variedad.
Rechazarlos es inútil. Ellos son uno de los medios por los que la conciencia sintonizada físicamente se conoce a sí misma. Ellos no son destructivos. Una emoción no es buena y la otra mala.
Las emociones simplemente son. Ellas son elementos del poder de la conciencia, llenas de energía. Ellas se fusionan en un poderoso mar del ser cuando se dejan solas. No puedes afirmar una emoción y negar otra sin establecer barreras. Tratas de ocultar lo que piensas son sentimientos negativos en el closet de tu mente, así como en el pasado se metían en el closet los parientes dementes. Todo esto porque no confías en los aspectos de tu individualidad en la carne.
Afirmación significa aceptar tu alma tal como aparece en ti como criatura. Dije esto antes, pero no puedes negar tu calidad de criatura sin negar tu alma, y no puedes negar tu alma sin negar tu calidad de criatura.
1 comentario:
A ésto yo le llamaría EXTRA-RUPESTRE.
Y es como la adrenalina de un niño que tiene su primera crisis existencial.
Es muy bonito y muy natural .
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