La paranoia es muy interesante porque indica las formas en que las creencias personales pueden distorsionar los eventos que conectan el individuo con otras personas. Los eventos están “distorsionados”, pero mientras la persona paranoica está convencida de que esos eventos son válidos, esto no cambia la percepción de otras personas sobre las mismas ocurrencias.
Lo que queremos enfatizar aquí es la interpretación errónea que hace el paranoico de eventos personales y colectivos inocuos y subrayar las formas en las que los eventos físicos se pueden juntar, simbólicamente, de tal manera que pueda crearse una realidad, que en parte es física y en parte es sueño.
Debemos interpretar los eventos de una manera personal. Nosotros mismos los creamos. Sin embargo, existe un sitio de reunión de encuentros más o menos físicos, un plano de percepción que ofrece un piso lo suficientemente firme para la aceptación de un mundo compartido colectivamente. En la mayoría de las aberraciones mentales, estamos tratando con gente cuyos símbolos personales pesan de tal manera sobre la información sensorial primaria, que esa información, algunas veces, se vuelve casi invisible. Estas personas utilizan el mundo físico en la forma como la mayoría de las personas utilizan el mundo del sueño, de tal manera que para ellas es difícil distinguir entre una realidad personal y una realidad colectiva compartida.
Muchas de estas personas son creativas e imaginativas. Sin embargo, tienen menos fundamentos sólidos que otras al enfrentarse a una realidad colectiva compartida, e intentan imponer sus propios símbolos personales sobre el mundo, o formar un mundo completamente personal. Estas personas desconfían de las relaciones humanas. Cada persona forma su propia realidad, pero esa realidad personal debe ser compartida con otros y debe afectarse por la realidad de otros.
Como criaturas que habitan en el tiempo y el espacio, nuestros sentidos nos proveen información muy específica y una realidad física suficientemente cohesiva. Cada persona puede reaccionar a las estaciones de una manera muy personalizada y, aún así, todos compartimos esos mismos eventos naturales. Ellos nos dan una estructura para la experiencia. Corresponde a la mente consciente interpretar los eventos percibidos de la manera más clara y concisa posible. Esto permite la libertad de acción necesaria para la movilidad psicológica y física. Somos una especie imaginativa, por lo que el mundo físico es coloreado y afectado por nuestras propias proyecciones imaginarias y con el gran poder de las emociones. Pero, cuando estemos confundidos y preocupados, es una idea excelente llevar nuestra atención hacia el mundo natural, tal como aparece en un momento dado, para sentir su efecto sobre nosotros como entes separados de nuestras propias proyecciones.
Formamos nuestra propia realidad. No obstante, si estamos en un país nórdico en el invierno, estaremos experimentando un invierno físico real o, de lo contrario, estaremos totalmente divorciados de la información sensorial primaria.
La persona paranoica tiene ciertas creencias. Utilicemos un individuo hipotético, alguien que esté convencido de que tiene un cuerpo saludable y que está orgulloso de su estabilidad mental. Esta persona, por sus propias razones, puede decidir que su propio cuerpo lo persigue para castigarlo, en lugar de la policía, por ejemplo. Esta persona puede, simbólicamente, escoger un órgano, o una función, e interpretar mal muchos eventos corporales, de la misma manera como otra persona interpreta mal los eventos masivos. Cualquier anuncio de servicio público, que se refiere a síntomas conectados con su área sensitiva, lo alarmará inmediatamente. Consciente o inconscientemente, concentrará su atención sobre esa parte del cuerpo, anticipando su mal funcionamiento. Esta persona puede alterar la realidad de su propio cuerpo.
Esta persona interpreta los eventos de su cuerpo en forma tan negativa y amenazante, que algunas sensaciones normales tendrán el mismo efecto que el temor a la policía. Si esta situación dura lo suficiente, presionará exageradamente una parte de su cuerpo y gradualmente empezará a afectar, no solo su mundo personal, sino aquella parte del mundo colectivo con el que tiene contacto. Se sabrá entonces que tiene una úlcera o cualquier otra dolencia. En todos los casos, se trata de una interpretación equivocada de información sensorial básica.
Cuando decimos que una persona interpreta equivocadamente la información sensorial, quiere decir que el fino balance entre la mente y la materia se convierte en presión exagerada en un solo sentido. Si en medio de la noche, y estando totalmente despierta, una persona cree que es el amanecer y que el sol se está levantando, en términos físicos, y no puede diferenciar entre su realidad personal y la realidad física, el balance de que hemos hablado se habrá disturbado.
La persona paranoica organiza su mundo psicológico alrededor de su obsesión y suprime lo que no aplica, hasta que todo esté de acuerdo con sus creencias. Un examen desprejuiciado de la información sensorial debería proporcionarle alivio.
Lo que queremos enfatizar aquí es la interpretación errónea que hace el paranoico de eventos personales y colectivos inocuos y subrayar las formas en las que los eventos físicos se pueden juntar, simbólicamente, de tal manera que pueda crearse una realidad, que en parte es física y en parte es sueño.
Debemos interpretar los eventos de una manera personal. Nosotros mismos los creamos. Sin embargo, existe un sitio de reunión de encuentros más o menos físicos, un plano de percepción que ofrece un piso lo suficientemente firme para la aceptación de un mundo compartido colectivamente. En la mayoría de las aberraciones mentales, estamos tratando con gente cuyos símbolos personales pesan de tal manera sobre la información sensorial primaria, que esa información, algunas veces, se vuelve casi invisible. Estas personas utilizan el mundo físico en la forma como la mayoría de las personas utilizan el mundo del sueño, de tal manera que para ellas es difícil distinguir entre una realidad personal y una realidad colectiva compartida.
Muchas de estas personas son creativas e imaginativas. Sin embargo, tienen menos fundamentos sólidos que otras al enfrentarse a una realidad colectiva compartida, e intentan imponer sus propios símbolos personales sobre el mundo, o formar un mundo completamente personal. Estas personas desconfían de las relaciones humanas. Cada persona forma su propia realidad, pero esa realidad personal debe ser compartida con otros y debe afectarse por la realidad de otros.
Como criaturas que habitan en el tiempo y el espacio, nuestros sentidos nos proveen información muy específica y una realidad física suficientemente cohesiva. Cada persona puede reaccionar a las estaciones de una manera muy personalizada y, aún así, todos compartimos esos mismos eventos naturales. Ellos nos dan una estructura para la experiencia. Corresponde a la mente consciente interpretar los eventos percibidos de la manera más clara y concisa posible. Esto permite la libertad de acción necesaria para la movilidad psicológica y física. Somos una especie imaginativa, por lo que el mundo físico es coloreado y afectado por nuestras propias proyecciones imaginarias y con el gran poder de las emociones. Pero, cuando estemos confundidos y preocupados, es una idea excelente llevar nuestra atención hacia el mundo natural, tal como aparece en un momento dado, para sentir su efecto sobre nosotros como entes separados de nuestras propias proyecciones.
Formamos nuestra propia realidad. No obstante, si estamos en un país nórdico en el invierno, estaremos experimentando un invierno físico real o, de lo contrario, estaremos totalmente divorciados de la información sensorial primaria.
La persona paranoica tiene ciertas creencias. Utilicemos un individuo hipotético, alguien que esté convencido de que tiene un cuerpo saludable y que está orgulloso de su estabilidad mental. Esta persona, por sus propias razones, puede decidir que su propio cuerpo lo persigue para castigarlo, en lugar de la policía, por ejemplo. Esta persona puede, simbólicamente, escoger un órgano, o una función, e interpretar mal muchos eventos corporales, de la misma manera como otra persona interpreta mal los eventos masivos. Cualquier anuncio de servicio público, que se refiere a síntomas conectados con su área sensitiva, lo alarmará inmediatamente. Consciente o inconscientemente, concentrará su atención sobre esa parte del cuerpo, anticipando su mal funcionamiento. Esta persona puede alterar la realidad de su propio cuerpo.
Esta persona interpreta los eventos de su cuerpo en forma tan negativa y amenazante, que algunas sensaciones normales tendrán el mismo efecto que el temor a la policía. Si esta situación dura lo suficiente, presionará exageradamente una parte de su cuerpo y gradualmente empezará a afectar, no solo su mundo personal, sino aquella parte del mundo colectivo con el que tiene contacto. Se sabrá entonces que tiene una úlcera o cualquier otra dolencia. En todos los casos, se trata de una interpretación equivocada de información sensorial básica.
Cuando decimos que una persona interpreta equivocadamente la información sensorial, quiere decir que el fino balance entre la mente y la materia se convierte en presión exagerada en un solo sentido. Si en medio de la noche, y estando totalmente despierta, una persona cree que es el amanecer y que el sol se está levantando, en términos físicos, y no puede diferenciar entre su realidad personal y la realidad física, el balance de que hemos hablado se habrá disturbado.
La persona paranoica organiza su mundo psicológico alrededor de su obsesión y suprime lo que no aplica, hasta que todo esté de acuerdo con sus creencias. Un examen desprejuiciado de la información sensorial debería proporcionarle alivio.
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