Con frecuencia no es suficiente – de hecho, rara vez es suficiente - que los profundos temores emocionales simplemente sean realizados una vez o dos veces. Ellos deben encontrarse más o menos directamente. De otra manera, los viejos hábitos permiten que tales temores sean de nuevo enterrados.
De esta manera el sueño de Ruburt hizo posible una realización emocional consciente del temor – pero aun más, dispuso la liberación del temor, o dio la solución a una profunda ecuación emocional. En este caso, fue la realización, emocionalmente, de que la vida no es dada por los padres, sino a través de los padres – por La Vida misma, o por All That Is, “y sin condiciones.”
La segunda parte del sueño, la solución, no había llegado antes a Ruburt conscientemente y emocionalmente. Intelectualmente tenía esa solución, pero no se convirtió en parte de la ecuación emocional hasta que el sueño puso las dos juntas. No puedes, lógicamente, matemáticamente, explicar tal realidad emocional.
En algunas ocasiones las enfermedades de largo término, por ejemplo, son resueltas repentinamente por medio de un sueño. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los sueños previenen tales enfermedades crónicas, proporcionando a través de pequeña terapéutica una serie constante de menores pero importantes revelaciones personales.
Es decir, los sueños son la mejor medicina preventiva. Algunas dificultades psicológicas necesitan clara luz y comprensión consciente. Otras, sin embargo, operan incluso sin la participación consciente, y esas con frecuencia son resueltas, o remediadas, al mismo nivel, sin interferir con la mente consciente. Así como el cuerpo maneja muchas manipulaciones físicas sin tu propio conocimiento consciente de lo que se está haciendo, o como se está haciendo, así mismo el funcionamiento de tu propio sistema psicológico con frecuencia resuelve automáticamente “sus propios problemas” por medio de sueños de los que no estás enterado.
No podrías manejar físicamente nada como un recuerdo del sueño completo. No eres conscientemente capaz de tratar con las profundidades y riquezas que la actividad revela. Por una parte, tus conceptos sobre el tiempo, hablando realísticamente y prácticamente, como son utilizados, se volverían más difíciles de mantener en la vida normal. Esto no quiere decir que un recuerdo de los sueños mucho mayor del que tienes no sea para tu provecho, porque ciertamente lo es. Meramente quiero explicar porque tantos sueños no son recordados.
Mientras la gran proporción permanece relativamente oculta, sin embargo, la persona promedio con frecuencia se encuentra con fragmentos del sueño apenas por debajo del umbral normal de la conciencia – no reconociéndolos por lo que son – experimentando en cambio el impulso de hacer esto o aquello en un determinado día; comer esto o aquello, o abstenerse de algo más. Un ejemplo lo suficientemente fácil es el caso en el que un individuo, sin recordar tales sueños, decide cancelar un viaje en avión en un determinado día, para descubrir más tarde que el avión se estrelló. El impulso para cancelar puede parecer tener o no una explicación racional aceptable; es decir, sin ninguna razón, el individuo puede simplemente, impulsivamente, sentir una premonición. Por otra parte, el impulso podría parecer como un normal, lógico cambio de plan.
Estamos dando por sentado que un sueño olvidado estableció la probable catástrofe. Esta información fue inconscientemente procesada, la probabilidad considerada y rechazada. Psicológicamente o físicamente, la persona no estaba lista para morir. Otras con el mismo conocimiento encontraron que la muerte era la probabilidad aceptada. Esto no quiere decir que alguna de esas personas podía soportar conscientemente el conocimiento de sus propias decisiones – o que podía abordar el avión con las consecuencias conscientes en la mente.
Ni tal decisión interior fue impuesta sobre la personalidad consciente, ya que en tales casos la personalidad consciente varias veces ha estado cerca de aceptar la idea de la muerte en ese particular tiempo de su vida.
Esto no significa que esas personas estén cometiendo suicidio, de la misma manera que lo hace una persona quitándose la vida – sino que en una manipulación psicológica única ellas ya no tienen el mismo apego a la vida que antes tenían. Ellas “dejan sus vidas al Destino,” por así decirlo, diciendo, no como lo hicieron antes: “Viviré,” sino: “Viviré o moriré, como el Destino decida.”
Pueden utilizar otros términos distintos a Destino, por supuesto, pero la intención de vivir, vital, personal, directa y afirmativa, no está ahí. Ellas se dirigen a otra realidad, y están listas para ella.
La mente consciente, sin embargo, solo puede contener tanto. La vida, tal como la conoces, no podría existir si todo fuera consciente, en esos términos. La parcela dulce de la existencia física, te lo he dicho, existe tanto por el mérito de lo que no incluye, como por el mérito de tu experiencia. En formas importantes, tus sueños hacen tu vida posible ordenando tu vida psicológica automáticamente, así como tu cuerpo físico es ordenado automáticamente por ti. Puedes hacer grandes avances comprendiendo y recordando los sueños, y participando conscientemente en ellos en un grado mucho mayor. Pero no puedes llegar a estar completamente consciente de tus sueños en su totalidad, y mantener tu postura física normal.
Como civilización ustedes fallan en cosechar los beneficios más grandes de los sueños, y la mente consciente está en capacidad de manejar mucho más el recuerdo de los sueños de lo que tú permites. Tal adiestramiento agregaría inmensurablemente a las dimensiones de tu vida. Los sueños te educan, incluso en las relaciones espaciales, y están mucho más relacionados con la postura del organismo en el entorno de lo que se realiza. El niño aprende las relaciones espaciales en los sueños.
De esta manera el sueño de Ruburt hizo posible una realización emocional consciente del temor – pero aun más, dispuso la liberación del temor, o dio la solución a una profunda ecuación emocional. En este caso, fue la realización, emocionalmente, de que la vida no es dada por los padres, sino a través de los padres – por La Vida misma, o por All That Is, “y sin condiciones.”
La segunda parte del sueño, la solución, no había llegado antes a Ruburt conscientemente y emocionalmente. Intelectualmente tenía esa solución, pero no se convirtió en parte de la ecuación emocional hasta que el sueño puso las dos juntas. No puedes, lógicamente, matemáticamente, explicar tal realidad emocional.
En algunas ocasiones las enfermedades de largo término, por ejemplo, son resueltas repentinamente por medio de un sueño. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los sueños previenen tales enfermedades crónicas, proporcionando a través de pequeña terapéutica una serie constante de menores pero importantes revelaciones personales.
Es decir, los sueños son la mejor medicina preventiva. Algunas dificultades psicológicas necesitan clara luz y comprensión consciente. Otras, sin embargo, operan incluso sin la participación consciente, y esas con frecuencia son resueltas, o remediadas, al mismo nivel, sin interferir con la mente consciente. Así como el cuerpo maneja muchas manipulaciones físicas sin tu propio conocimiento consciente de lo que se está haciendo, o como se está haciendo, así mismo el funcionamiento de tu propio sistema psicológico con frecuencia resuelve automáticamente “sus propios problemas” por medio de sueños de los que no estás enterado.
No podrías manejar físicamente nada como un recuerdo del sueño completo. No eres conscientemente capaz de tratar con las profundidades y riquezas que la actividad revela. Por una parte, tus conceptos sobre el tiempo, hablando realísticamente y prácticamente, como son utilizados, se volverían más difíciles de mantener en la vida normal. Esto no quiere decir que un recuerdo de los sueños mucho mayor del que tienes no sea para tu provecho, porque ciertamente lo es. Meramente quiero explicar porque tantos sueños no son recordados.
Mientras la gran proporción permanece relativamente oculta, sin embargo, la persona promedio con frecuencia se encuentra con fragmentos del sueño apenas por debajo del umbral normal de la conciencia – no reconociéndolos por lo que son – experimentando en cambio el impulso de hacer esto o aquello en un determinado día; comer esto o aquello, o abstenerse de algo más. Un ejemplo lo suficientemente fácil es el caso en el que un individuo, sin recordar tales sueños, decide cancelar un viaje en avión en un determinado día, para descubrir más tarde que el avión se estrelló. El impulso para cancelar puede parecer tener o no una explicación racional aceptable; es decir, sin ninguna razón, el individuo puede simplemente, impulsivamente, sentir una premonición. Por otra parte, el impulso podría parecer como un normal, lógico cambio de plan.
Estamos dando por sentado que un sueño olvidado estableció la probable catástrofe. Esta información fue inconscientemente procesada, la probabilidad considerada y rechazada. Psicológicamente o físicamente, la persona no estaba lista para morir. Otras con el mismo conocimiento encontraron que la muerte era la probabilidad aceptada. Esto no quiere decir que alguna de esas personas podía soportar conscientemente el conocimiento de sus propias decisiones – o que podía abordar el avión con las consecuencias conscientes en la mente.
Ni tal decisión interior fue impuesta sobre la personalidad consciente, ya que en tales casos la personalidad consciente varias veces ha estado cerca de aceptar la idea de la muerte en ese particular tiempo de su vida.
Esto no significa que esas personas estén cometiendo suicidio, de la misma manera que lo hace una persona quitándose la vida – sino que en una manipulación psicológica única ellas ya no tienen el mismo apego a la vida que antes tenían. Ellas “dejan sus vidas al Destino,” por así decirlo, diciendo, no como lo hicieron antes: “Viviré,” sino: “Viviré o moriré, como el Destino decida.”
Pueden utilizar otros términos distintos a Destino, por supuesto, pero la intención de vivir, vital, personal, directa y afirmativa, no está ahí. Ellas se dirigen a otra realidad, y están listas para ella.
La mente consciente, sin embargo, solo puede contener tanto. La vida, tal como la conoces, no podría existir si todo fuera consciente, en esos términos. La parcela dulce de la existencia física, te lo he dicho, existe tanto por el mérito de lo que no incluye, como por el mérito de tu experiencia. En formas importantes, tus sueños hacen tu vida posible ordenando tu vida psicológica automáticamente, así como tu cuerpo físico es ordenado automáticamente por ti. Puedes hacer grandes avances comprendiendo y recordando los sueños, y participando conscientemente en ellos en un grado mucho mayor. Pero no puedes llegar a estar completamente consciente de tus sueños en su totalidad, y mantener tu postura física normal.
Como civilización ustedes fallan en cosechar los beneficios más grandes de los sueños, y la mente consciente está en capacidad de manejar mucho más el recuerdo de los sueños de lo que tú permites. Tal adiestramiento agregaría inmensurablemente a las dimensiones de tu vida. Los sueños te educan, incluso en las relaciones espaciales, y están mucho más relacionados con la postura del organismo en el entorno de lo que se realiza. El niño aprende las relaciones espaciales en los sueños.
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