El alma nunca está disminuida, como tampoco lo está, básicamente, ninguna parte del ser. El alma puede considerarse como un campo de energía electromagnética del cual haces parte. Es un campo de acción concentrada, cuando lo consideras en esta luz, una poderosa fuente de probabilidades o de acciones probables buscando ser expresadas, una agrupación de conciencias no físicas que, sin embargo, se consideran a sí mismas como una identidad.
Tu cuerpo físico es un campo de energía con cierta forma. Sin embargo, cuando alguien te pregunta tu nombre, tus labios lo expresan y, sin embargo, el nombre no pertenece a los átomos y moléculas de los labios que expresan las sílabas. El nombre solo tiene significado para ti. Dentro de tu cuerpo, no puedes poner el dedo sobre tu propia identidad. Si pudieras viajar dentro de tu propio cuerpo, no podrías encontrar en donde reside tu identidad y, sin embargo, dices, “Este es mi cuerpo”, y “Este es mi nombre”.
Si no puedes encontrarte, aun por ti mismo dentro de tu cuerpo, en donde está entonces esta identidad tuya que reclama tener como propios las células y órganos?
Obviamente tu identidad tiene alguna conexión con tu cuerpo, ya que no tienes ningún problema distinguiendo tu cuerpo del de alguien más, y ciertamente no tienes ningún problema distinguiendo entre tu cuerpo y la silla sobre la que te sientas.
De una manera más amplia, la identidad del alma puede verse desde el mismo punto de vista. Ella sabe quien es y está más cierta de su identidad realmente de lo que tu ser físico lo está de su identidad. No obstante, ¿En donde, dentro de este campo de energía electromagnética, puede encontrarse la identidad del alma?
El alma regenera todas las partes de sí misma y te da la identidad que te es propia. Cuando se le pregunta, Quien eres? Ella simplemente responde, “Yo soy Yo”, y también estará respondiendo por ti.
En términos de la psicología, tal como la entiendes, el alma podría considerarse como una identidad primordial que es en si misma un “gestalt” de muchas otras conciencias individuales, un ser ilimitado que está en capacidad de expresarse en muchas maneras y formas, manteniendo todavía su propia identidad, su propia calidad de “Yo soy”, aun mientras está enterada de que su calidad de “Yo soy” puede ser parte de otro “Yo soy”.
Estoy seguro que esto te parecerá inconcebible, pero el hecho es que ésta calidad de “Yo soy” es retenida, aunque puede, hablando figurativamente, mezclarse con otros campos de energía y viajar a través de ellos. En otras palabras, existe un intercambio entre las almas o entidades y un sin fin de posibilidades de desarrollo y expansión. Para decirlo de nuevo, el alma no es un sistema cerrado.
Es solo porque tu existencia actual está tan sumamente enfocada en una área estrecha, que pones limites tan severos sobre tus definiciones y el ser, y enseguida los proyectas sobre tus conceptos del alma. Te preocupas por tu identidad física y limitas la extensión de tus percepciones por temor a no poder manejar más reteniendo aun tu individualidad.
El alma no está asustada por su identidad. Está muy segura de sí misma y siempre busca. No teme ser abrumada por la experiencia o la percepción. Si tuvieras una más completa comprensión de la naturaleza de la identidad, no le temerías a la telepatía, por ejemplo, ya que detrás de esta inquietud está la preocupación de que tu identidad será arrasada por las sugerencias o pensamientos de otros.
Ningún sistema psicológico es cerrado, ninguna conciencia es cerrada, a pesar de las apariencias en contrario dentro de tu propio sistema. El alma es viajera, como se ha dicho frecuentemente, pero también es la creadora de toda experiencia y de todos los destinos, en tus términos. Crea mundos a medida que va, por así decirlo.
Esta es la verdadera naturaleza del ser psicológico del cual formas parte. Como lo mencionamos antes, más adelante te daré algunas sugerencias prácticas que te permitirán reconocer algunas de tus propias habilidades más profundas y utilizarlas para tu propio desarrollo, placer y educación.
La conciencia básicamente no está construida sobre aquellos preceptos del bien y el mal que actualmente te preocupan. Por inferencia, tampoco lo está el alma. Esto no quiere decir que en tu sistema y en algunos otros sistemas estos problemas no existan y que el bien no sea preferible al mal. Significa simplemente que el alma sabe que el bien y el mal no son más que diferentes manifestaciones de una realidad mucho más grande.
Quiero hacer énfasis de nuevo en que mientras todo esto suena difícil al decirlo, se convertirá en algo mucho más claro intuitivamente cuando aprendas a experimentar lo que eres, ya que si no puedes viajar dentro de tu cuerpo físico para encontrar tu identidad, si puedes viajar a través de tu ser psicológico.
Existen muchas más maravillas a percibir a través de esta exploración interior de las que puedas creer, solo cuando empieces tal viaje por ti mismo. Tú eres una alma. Tú eres una particular manifestación de un alma y es pura tontería pensar que debes permanecer ignorante de la naturaleza de tu propio ser. Puedes no estar en capacidad de poner tu conocimiento claramente en palabras, pero esto de ninguna manera negará el valor o la validez de la experiencia que será tuya una vez que empieces a mirar dentro de ti. A esto lo puedes llamar exploración espiritual, psicológica o psíquica, según prefieras. No estarás intentando encontrar tu alma, ya que en este aspecto no hay nada que encontrar. El alma no está perdida y tú no estás perdido. Las palabras que utilices no hacen la diferencia, pero tu intención sí.
Tu cuerpo físico es un campo de energía con cierta forma. Sin embargo, cuando alguien te pregunta tu nombre, tus labios lo expresan y, sin embargo, el nombre no pertenece a los átomos y moléculas de los labios que expresan las sílabas. El nombre solo tiene significado para ti. Dentro de tu cuerpo, no puedes poner el dedo sobre tu propia identidad. Si pudieras viajar dentro de tu propio cuerpo, no podrías encontrar en donde reside tu identidad y, sin embargo, dices, “Este es mi cuerpo”, y “Este es mi nombre”.
Si no puedes encontrarte, aun por ti mismo dentro de tu cuerpo, en donde está entonces esta identidad tuya que reclama tener como propios las células y órganos?
Obviamente tu identidad tiene alguna conexión con tu cuerpo, ya que no tienes ningún problema distinguiendo tu cuerpo del de alguien más, y ciertamente no tienes ningún problema distinguiendo entre tu cuerpo y la silla sobre la que te sientas.
De una manera más amplia, la identidad del alma puede verse desde el mismo punto de vista. Ella sabe quien es y está más cierta de su identidad realmente de lo que tu ser físico lo está de su identidad. No obstante, ¿En donde, dentro de este campo de energía electromagnética, puede encontrarse la identidad del alma?
El alma regenera todas las partes de sí misma y te da la identidad que te es propia. Cuando se le pregunta, Quien eres? Ella simplemente responde, “Yo soy Yo”, y también estará respondiendo por ti.
En términos de la psicología, tal como la entiendes, el alma podría considerarse como una identidad primordial que es en si misma un “gestalt” de muchas otras conciencias individuales, un ser ilimitado que está en capacidad de expresarse en muchas maneras y formas, manteniendo todavía su propia identidad, su propia calidad de “Yo soy”, aun mientras está enterada de que su calidad de “Yo soy” puede ser parte de otro “Yo soy”.
Estoy seguro que esto te parecerá inconcebible, pero el hecho es que ésta calidad de “Yo soy” es retenida, aunque puede, hablando figurativamente, mezclarse con otros campos de energía y viajar a través de ellos. En otras palabras, existe un intercambio entre las almas o entidades y un sin fin de posibilidades de desarrollo y expansión. Para decirlo de nuevo, el alma no es un sistema cerrado.
Es solo porque tu existencia actual está tan sumamente enfocada en una área estrecha, que pones limites tan severos sobre tus definiciones y el ser, y enseguida los proyectas sobre tus conceptos del alma. Te preocupas por tu identidad física y limitas la extensión de tus percepciones por temor a no poder manejar más reteniendo aun tu individualidad.
El alma no está asustada por su identidad. Está muy segura de sí misma y siempre busca. No teme ser abrumada por la experiencia o la percepción. Si tuvieras una más completa comprensión de la naturaleza de la identidad, no le temerías a la telepatía, por ejemplo, ya que detrás de esta inquietud está la preocupación de que tu identidad será arrasada por las sugerencias o pensamientos de otros.
Ningún sistema psicológico es cerrado, ninguna conciencia es cerrada, a pesar de las apariencias en contrario dentro de tu propio sistema. El alma es viajera, como se ha dicho frecuentemente, pero también es la creadora de toda experiencia y de todos los destinos, en tus términos. Crea mundos a medida que va, por así decirlo.
Esta es la verdadera naturaleza del ser psicológico del cual formas parte. Como lo mencionamos antes, más adelante te daré algunas sugerencias prácticas que te permitirán reconocer algunas de tus propias habilidades más profundas y utilizarlas para tu propio desarrollo, placer y educación.
La conciencia básicamente no está construida sobre aquellos preceptos del bien y el mal que actualmente te preocupan. Por inferencia, tampoco lo está el alma. Esto no quiere decir que en tu sistema y en algunos otros sistemas estos problemas no existan y que el bien no sea preferible al mal. Significa simplemente que el alma sabe que el bien y el mal no son más que diferentes manifestaciones de una realidad mucho más grande.
Quiero hacer énfasis de nuevo en que mientras todo esto suena difícil al decirlo, se convertirá en algo mucho más claro intuitivamente cuando aprendas a experimentar lo que eres, ya que si no puedes viajar dentro de tu cuerpo físico para encontrar tu identidad, si puedes viajar a través de tu ser psicológico.
Existen muchas más maravillas a percibir a través de esta exploración interior de las que puedas creer, solo cuando empieces tal viaje por ti mismo. Tú eres una alma. Tú eres una particular manifestación de un alma y es pura tontería pensar que debes permanecer ignorante de la naturaleza de tu propio ser. Puedes no estar en capacidad de poner tu conocimiento claramente en palabras, pero esto de ninguna manera negará el valor o la validez de la experiencia que será tuya una vez que empieces a mirar dentro de ti. A esto lo puedes llamar exploración espiritual, psicológica o psíquica, según prefieras. No estarás intentando encontrar tu alma, ya que en este aspecto no hay nada que encontrar. El alma no está perdida y tú no estás perdido. Las palabras que utilices no hacen la diferencia, pero tu intención sí.
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