Muchos individuos imaginan que el alma es un ego inmortalizado, olvidando que el ego, tal como lo conoces, es solo una pequeña parte del ser, una sección de la personalidad, que simplemente es proyectada adelante para siempre. Como las dimensiones de tu realidad son tan poco comprendidas, tus conceptos están obligados a ser limitados. Al considerar la “inmortalidad”, la humanidad parece esperar un subsiguiente desarrollo del ego y, sin embargo, tiene objeción a la idea de que tal desarrollo pueda involucrar cambio. La humanidad dice por medio de sus religiones que en realidad el hombre tiene un alma, sin preguntarse siquiera que es el alma y frecuentemente parece mirarla como un objeto de su posesión.
Las personalidades, aun como las conoces, cambian constantemente y no siempre de maneras que puedan anticiparse. De hecho, a menudo cambian de maneras impredecibles. Tu insistes en enfocar tu atención sobre las similitudes que son tejidas por medio de tu propio comportamiento; y sobre estas, construyes la teoría de que el ser sigue patrones que tu, en cambio, has transpuesto sobre ella. Estos patrones transpuestos te impiden ver el ser como realmente es. Por consiguiente, también proyectas este punto de vista distorsionado sobre tu concepción de la realidad del alma. Concibes el alma a la luz de concepciones erróneas que sostienes con respecto a tu ser mortal.
Aun el ser mortal es mucho más milagroso y maravilloso de lo que tu percibes y posee muchas más habilidades que las que le asignas. Todavía no comprendes la verdadera naturaleza de la percepción, aun en lo que le concierne al ser mortal, y por consiguiente difícilmente puedes comprender la percepción del alma. El alma, por encima de todo, percibe y crea. Recuerda nuevamente que tú eres una alma ahora y que esa alma dentro de ti está percibiendo ahora. Sus métodos de percepción son los mismos ahora a como eran antes de tu nacimiento físico y a como serán después de tu muerte física. Básicamente, la parte interna tuya, la sustancia del alma, no cambiará súbitamente sus métodos de percepción, ni sus características después de la muerte física.
Por lo tanto, puedes descubrir ahora lo que es el alma. No es algo que te está esperando al morir, ni es algo que debes salvar o redimir, y ella también es algo que no puedes perder. El término “perder o salvar tu alma” ha sido burdamente malinterpretado y distorsionado, ya que es la parte tuya que en realidad es indestructible.
Tu propia personalidad, tal como la conoces, la parte tuya que consideras más preciosa, la más única, tampoco será jamás destruida o perdida. Es una parte del alma. Ella no será absorbida, o borrada, o subyugada por el alma, ni nunca puede ser separada. No obstante, ella es solo un aspecto de tu alma. Tu individualidad, cualquiera que sea la forma como quieras pensar de ella, continua existiendo, en tus términos. Continua creciendo y desarrollándose, pero su crecimiento y desarrollo dependen mucho de su realización de que aunque es distinta e individual, no es más que una manifestación del alma. Hasta el grado en que se de cuenta de esto, aprende a desplegar su creatividad y a utilizar aquellas habilidades inherentes que se encuentran dentro de ella.
Desafortunadamente, seria mucho más simple decirte que tu individualidad continua existiendo y dejar la cosa así. Aunque esto haría una parábola bastante razonable, ella ha sido expresada antes de esa manera particular y existen peligros en la misma simplicidad de la historia. La verdad es que la personalidad que eres ahora, la personalidad que has sido y la que serás, en los términos en que entiendes el tiempo, todas estas personalidades son manifestaciones del alma, de tu alma.
Tu alma, el alma que tú eres, el alma de la que eres una parte, esa alma es un fenómeno mucho más creativo y milagroso de lo que previamente suponías. Cuando esto no es claramente entendido y cuando el concepto se diluye en aras de la simplicidad como lo hemos mencionado antes, la intensa vitalidad del alma no podrá ser jamás comprendida. Tu alma posee la sabiduría, la información y el conocimiento, que es parte de la experiencia de todas estas otras personalidades, y tú tienes dentro de tí acceso a esta información, pero solamente si te das cuenta de la verdadera naturaleza de tu realidad. Quiero enfatizar de nuevo que estas personalidades existen independientemente dentro del alma, son parte de ella y cada una de ellas es libre para crear y desarrollarse.
Las personalidades, aun como las conoces, cambian constantemente y no siempre de maneras que puedan anticiparse. De hecho, a menudo cambian de maneras impredecibles. Tu insistes en enfocar tu atención sobre las similitudes que son tejidas por medio de tu propio comportamiento; y sobre estas, construyes la teoría de que el ser sigue patrones que tu, en cambio, has transpuesto sobre ella. Estos patrones transpuestos te impiden ver el ser como realmente es. Por consiguiente, también proyectas este punto de vista distorsionado sobre tu concepción de la realidad del alma. Concibes el alma a la luz de concepciones erróneas que sostienes con respecto a tu ser mortal.
Aun el ser mortal es mucho más milagroso y maravilloso de lo que tu percibes y posee muchas más habilidades que las que le asignas. Todavía no comprendes la verdadera naturaleza de la percepción, aun en lo que le concierne al ser mortal, y por consiguiente difícilmente puedes comprender la percepción del alma. El alma, por encima de todo, percibe y crea. Recuerda nuevamente que tú eres una alma ahora y que esa alma dentro de ti está percibiendo ahora. Sus métodos de percepción son los mismos ahora a como eran antes de tu nacimiento físico y a como serán después de tu muerte física. Básicamente, la parte interna tuya, la sustancia del alma, no cambiará súbitamente sus métodos de percepción, ni sus características después de la muerte física.
Por lo tanto, puedes descubrir ahora lo que es el alma. No es algo que te está esperando al morir, ni es algo que debes salvar o redimir, y ella también es algo que no puedes perder. El término “perder o salvar tu alma” ha sido burdamente malinterpretado y distorsionado, ya que es la parte tuya que en realidad es indestructible.
Tu propia personalidad, tal como la conoces, la parte tuya que consideras más preciosa, la más única, tampoco será jamás destruida o perdida. Es una parte del alma. Ella no será absorbida, o borrada, o subyugada por el alma, ni nunca puede ser separada. No obstante, ella es solo un aspecto de tu alma. Tu individualidad, cualquiera que sea la forma como quieras pensar de ella, continua existiendo, en tus términos. Continua creciendo y desarrollándose, pero su crecimiento y desarrollo dependen mucho de su realización de que aunque es distinta e individual, no es más que una manifestación del alma. Hasta el grado en que se de cuenta de esto, aprende a desplegar su creatividad y a utilizar aquellas habilidades inherentes que se encuentran dentro de ella.
Desafortunadamente, seria mucho más simple decirte que tu individualidad continua existiendo y dejar la cosa así. Aunque esto haría una parábola bastante razonable, ella ha sido expresada antes de esa manera particular y existen peligros en la misma simplicidad de la historia. La verdad es que la personalidad que eres ahora, la personalidad que has sido y la que serás, en los términos en que entiendes el tiempo, todas estas personalidades son manifestaciones del alma, de tu alma.
Tu alma, el alma que tú eres, el alma de la que eres una parte, esa alma es un fenómeno mucho más creativo y milagroso de lo que previamente suponías. Cuando esto no es claramente entendido y cuando el concepto se diluye en aras de la simplicidad como lo hemos mencionado antes, la intensa vitalidad del alma no podrá ser jamás comprendida. Tu alma posee la sabiduría, la información y el conocimiento, que es parte de la experiencia de todas estas otras personalidades, y tú tienes dentro de tí acceso a esta información, pero solamente si te das cuenta de la verdadera naturaleza de tu realidad. Quiero enfatizar de nuevo que estas personalidades existen independientemente dentro del alma, son parte de ella y cada una de ellas es libre para crear y desarrollarse.
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