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martes, 31 de julio de 2007

Los "Espíritus" de la Naturaleza

Nuestra sociedad ha establecido una división tan artificial entre el conocimiento intuitivo y el conocimiento intelectual, que solamente le damos credibilidad a este último. Aún con todas sus fallas y distorsiones, las religiones han mantenido viva la idea de mundos invisibles, confirmando conceptos que ya son conocidos por las células. La mente consciente siempre ha sabido de la comprensión de las células. La realidad invisible dentro de la célula es lo que le da su estructura. La extraordinaria organización del cuerpo, en términos de su habilidad para aprender y su adaptabilidad, no podrá entenderse si no se tiene en cuenta la comprensión precognitiva de las células.
Es esta habilidad precognitiva la que dirige la célula a través de probabilidades. Es la que le permite mantener el conocimiento de su más grande propósito – la idea de sí misma - que siempre estará viva. En una escala diferente, todos los individuos y todas las especies tienen la misma versión idealizada de sí mismos.
Aunque no son percibidos por los sentidos físicos, existen fuerzas, o poderosos centros de energía, que estimulan los sentidos hacia la actividad. En ese sentido, existen “dioses del árbol”, “dioses del bosque” y “dioses del ser”, conectados con cada persona. Es la forma como se han representado los “ángeles”.
En alguna época existieron especies de aves muy inteligentes. Ellas no eran humanoides, es decir, gente con alas. Eran grandes aves que tenían la capacidad de emplear conceptos. Eran sociales, podían nadar bien y por cierto tiempo vivir en el agua. Tenían canciones de gran belleza y un vocabulario extenso. También tenían garras. Cuando el hombre habitaba las cavernas, veía estas aves a menudo, especialmente en los acantilados, cerca del agua. Muchas veces estas aves salvaban a los niños que caían. El hombre se familiarizó con sus vuelos en los acantilados y con el sonido de sus canciones. Las memorias de estas aves se convirtieron en las imágenes de los ángeles. En esos tiempos, existía una cooperación muy amplia, a escala global, entre todas las especies. El impulso interior hacia el desarrollo provenía de la comprensión innata de futuras probabilidades. Todas las especies vivas, incluyendo las plantas y la fauna, operaban en conjunto. Aquellas que cooperaron pudieron sobrevivir, pero ninguna de ellas pensaba en términos de supervivencia de su propia especie exclusivamente.
Existen diversos tipos de existencia, aún dentro de nuestro propio sistema, pero solo nos enfocamos en aquel al que estamos orientados. Existen “espíritus” de todas las cosas de la naturaleza. Desafortunadamente, cuando consideramos tales posibilidades, proyectamos nuestras propias ideas religiosas del bien y el mal sobre ellas.
Podemos desechar estos conceptos, considerándolos tontos o intelectualmente escandalosos. A veces, personificamos esos espíritus y proyectamos sobre ellos la idea de personalidades. Lo que debemos hacer es pensar en ellos como una clase diferente de especie, que está conectada con todas las cosas vivientes de la naturaleza. Ciertamente, tienen una realidad energética y ayudan en la conversión de la energía en elementos físicos.
Continuamente vemos a nuestro alrededor ciertas fuerzas físicas a las que no les damos mayor importancia. Por ejemplo, sentimos el viento y sus efectos, pero no lo podemos ver. El viento es invisible. De la misma manera, estas otras fuerzas son invisibles. En términos básicos, estas fuerzas no son más buenas o más malas que el viento Estamos acostumbrados a pensar que si algo es bueno, debe haber una fuerza contraria que es mala. En términos amplios, estas fuerzas son buenas y protectoras. Ellas nutren todas las cosas vivientes. Ellas son el impulso para lo que llamamos evolución. Se las puede considerar biológicas, en el sentido de que están compuestas de una masa de conocimiento celular, libre del tiempo, pero dirigiendo la actividad física en el tiempo y manteniendo el equilibrio físico. Existe una gran cooperación entre todas estas fuerzas. Un árbol en el bosque está enterado de su entorno y de su relación con él. Las fuerzas del árbol se mezclan con las fuerzas del suelo y con las fuerzas del bosque.
Como somos gente, personificamos todo lo que percibimos, lo convertimos en gente. Nos imaginamos que estos “espíritus” son gente pequeña, que tiene nuestras mismas características. En cambio, podemos decir que existen “especies de conciencia”, totalmente diferentes de la nuestra, a las que normalmente no percibimos. Están conectadas con la fauna y la flora y también con los animales y con nosotros. Podríamos llamarlas “dioses de la tierra”.

lunes, 30 de julio de 2007

Cristo y aspectos del Cristianismo

El Cristo histórico que conocemos, representaba físicamente las probabilidades humanas. Sus teorías y enseñanzas se han podido interpretar de muchas maneras. Ellas servían como semillas que el hombre podía sembrar según quisiera.
Por causa de Cristo, hubo una Inglaterra y una Revolución Industrial. Los aspectos masculinos de Cristo, fueron los que más enfatizó la civilización occidental. Algunas de las enseñanzas no siguieron la línea principal del pensamiento de Cristo y fueron olvidadas.
La iglesia ignoró el nacimiento de Cristo e hizo de su madre una virgen inmaculada, lo que significó que la conciencia de la especie olvidaría por mucho tiempo su relación con la naturaleza y sus aspectos femeninos. Nos referimos principalmente a la civilización occidental. Dios El Padre sería reconocido y la Madre Tierra olvidada. El hombre creería que en realidad tenía dominio sobre la tierra, como una especie separada de ella, ya que Dios El Padre se la había dado.
La conciencia del ego que estaba surgiendo, tendría sus razones religiosas para la dominación y el control. El Papa se convirtió en la personificación de Dios El Padre, pero este dios había dejado de ser el viejo Jehová Judío. Cristo había cambiado el concepto lo suficientemente para que Dios El Padre no pareciera tan caprichoso como Jehová.
Un cierto tipo de misericordia se presenta y la conciencia creciente del ego ya no podía abusar de la naturaleza. Las guerras religiosas y la ignorancia mantendrían controlada la población. La Iglesia Católica Romana tenía una reserva de ideas y conceptos religiosos, que sirvieron como banco de probabilidades del cual la raza se podía suplir. Las ideas religiosas sirvieron de base para la organización social que se necesitaba. Muchos monjes hicieron lo posible por mantener en secreto manuscritos y conocimientos. Quienes se aliaron con los principios religiosos, en su gran mayoría sobrevivieron, formaron comunidades y tuvieron descendientes que también estarían protegidos.
Las ideas psíquicas y religiosas, a pesar de muchos retrocesos, sirvieron como un sistema de organización para la especie. Esas ideas fueron mucho más importantes de lo que se cree en el desarrollo de la especie. Los conceptos religiosos mantuvieron unidas desde el principio a las tribus, les otorgó estructuras sociales, les aseguró la supervivencia física y les dio la protección necesaria para sus descendientes.
La democracia Norteamericana surge del nacimiento del Protestantismo. Lutero es tan responsable como George Washington por los Estados Unidos de América. En el pasado, existieron otras sociedades democráticas, pero en ellas la democracia aún se basaba en preceptos religiosos, aunque expresados de manera diferente. Es el caso de los Estados-Ciudades de Grecia. El Sagrado Imperio Romano unificó una civilización bajo una idea religiosa. Sin embargo, la verdadera hermandad humana solo puede expresarse permitiendo la libertad del pensamiento del hombre, bajo la bandera de la cooperación. Solo de esta manera se lograrán los objetivos de la especie y el desarrollo de la conciencia, latente desde el principio.
La evolución y la religión han estado más conectadas de lo que hemos pensado. Un desarrollo mas avanzado de nuestros conceptos, conducirá a la activación de algunas partes del cerebro que ahora no se utilizan, lo que permitirá una expansión de la conciencia y un mejoramiento en las condiciones psíquicas y biológicas de la especie.
Muchas de las especies que comparten nuestro planeta, llevan latentes dentro de si habilidades que ahora ya se están desarrollando. Los hombres y los animales se encontrarán de nuevo sobre la faz de la tierra, con su antiguo entendimiento en una nueva situación. Todos estamos cooperando con la naturaleza porque, lo sepamos o no conscientemente, formamos parte de ella.

domingo, 29 de julio de 2007

Las Unidades de Conciencia y el Tiempo

Las unidades de conciencia conocen bien los diferentes tipos de conciencia de las que forman parte. Por su naturaleza, tienen una clase especial de organización, comportamiento y experimentación, que excluye otras aproximaciones. Las unidades de conciencia, con su libertad natural dentro de la materia, están enteradas de todas esas organizaciones, de tal manera que las lecciones aprendidas por una especie se pueden transferir a otras.
Una especie, por ejemplo, puede desarrollar un particular experimento con la conciencia y el conocimiento adquirido darlo o transferirlo a otra, en la que aparecerá como “instinto”. En este caso, el conocimiento se utilizará como base para diferentes tipos de comportamiento, exploración o experimentación. La evolución no ha ocurrido, como lo pensamos, en una sola línea, o en una sola secuencia, del primate al hombre. Ninguna otra especie evolucionó de esa manera. Lo que realmente hubo fue desarrollos paralelos. La forma como percibimos el tiempo apenas nos muestra una tajada del ponqué completo.
Pensando en términos de tiempo consecutivo, la evolución no va del pasado hacia el futuro. La especie, de manera precognitiva, está enterada de los cambios que quiere hacer y desde el “futuro” modifica el “presente” estado de cromosomas y genes para obtener en el futuro probable los cambios específicos deseados. Por fuera del enfoque consciente, el tiempo se experimenta de una manera totalmente diferente y se manipula constantemente, de la misma manera como manipulamos la materia.
Las unidades de conciencia forman los átomos, las moléculas, las células y los órganos que constituyen el mundo. Los grandes cambios en la tierra y las alteraciones de las especies, son condiciones que se producen de acuerdo con patrones que involucran a todas las especies, o a grandes masas de tierra y agua, en un tiempo dado. En tales ocasiones, están involucradas grandes organizaciones de conciencias. Algunas veces la naturaleza utiliza información precognitiva para producir situaciones que suplen mejor sus propias necesidades. Es cuando se presentan cataclismos que tienen finalidad creativa, a pesar de las apariencias. La precognición biológica está firmemente establecida en cromosomas y genes y se refleja en las células.
La estructura corporal de todo cuerpo físico se mantiene como consecuencia de las habilidades precognitivas de las células. Estas mantienen la estructura posicionada en el tiempo, manipulándose ellas mismas en medio de probabilidades. Hay una comunicación constante entre la célula del presente y la célula que “era” en el pasado y la que “será” en el futuro. La comprensión de la célula va mas allá de la forma presente. La realidad, la realidad física de determinada célula, es el resultado de su propia existencia antes y después en el tiempo. De su conocimiento del pasado y del futuro, obtiene su estructura presente.
Se puede aplicar lo mismo para todas las especies. Nosotros existimos en el tiempo presente, porque nuestros seres existen antes y después en el tiempo. Esto es cierto desde el punto de vista celular y también en términos psíquicos. Los pensamientos y los sentimientos son tan reales como las células. Ellos forman organizaciones. Nuestros deseos salen de nosotros en el tiempo, en todas las direcciones. Como especie, nuestro presente forma nuestro futuro. En términos más profundos, el conocimiento precognitivo de las posibilidades del futuro, nos ayuda a formar el presente que convertirá el futuro probable en una realidad para nosotros.

sábado, 28 de julio de 2007

La Conciencia, Dioses y Mitos

Los cambios en la conciencia del hombre determinaron los cambios en los conceptos de Dios a través de los siglos.
Hace millones de años existieron innumerables especies que ahora nos parecerían especies mutantes. No existía una muy clara diferencia entre el hombre-animal y el animal-hombre. En cierta forma, la conciencia tenía una mayor movilidad, era menos centrada y más experimental. Esa mezcla primitiva, más tarde sería recordada con los mitos de dioses con forma animal. La variedad existía mucho antes de lo que dicen los paleontólogos. Existieron especies animales que utilizaron herramientas mucho antes que el hombre. La conciencia conocía todas las probabilidades de desarrollo a su disposición. Cada especie tenía, en su conciencia individual y colectiva, el signo de otras realidades probables. Esos signos eran biológicamente válidos, pues le permitían a las células tener conocimiento precognitivo sobre el cual se basaría el comportamiento posterior. Lo anterior tenía validez no solo individualmente, para las células que conocían sus patrones futuros, sino también para la especie en general, pues disponía del conocimiento inconsciente de su futuro desarrollo ideal.
Los patrones internos, inherentes a la conciencia de todas las especies, se convirtieron en conceptos, en imágenes, en proyecciones intuitivas, que tenían el propósito de orientar conscientemente. Los dioses sirvieron como estimulantes del desarrollo. Como los dioses parecían existir aparte del hombre, se encargaron de orientarlo hacia las más óptimas áreas de desarrollo. Las imágenes de dios cambiaron en la medida que la conciencia lo hizo. Los distintos conceptos de dios que ya desaparecieron, representaron áreas de desarrollo no escogidas, pero aún latentes. El tótem, por ejemplo, es un residuo de una era en la que había una mayor comunicación entre el hombre y los animales. En realidad, el hombre recurrió a los animales para aprender y de ellos adquirió el conocimiento de las plantas y algunos procedimientos medicinales correctivos.
Históricamente, nos parece que la conciencia de la humanidad nació de cierto tipo de conciencia de los animales. En esa era, existían muchos tipos de conciencia. Los animales escogieron desarrollar su propia conciencia y el hombre también escogió la suya. La conciencia de los animales es muy específica, y está tan posicionada en el momento presente, que el pasado y el futuro, básicamente, no tienen sentido para ellos. Su concentración específica se convirtió en un enfoque especial. En cambio, la conciencia del hombre perdió ese enfoque especial. El tótem pertenece a la era en la que los hombres y los animales se entendían, mucho antes de su separación. Las especies físicas que existieron y florecieron en esas épocas, se convirtieron en especies probables para nosotros, puesto que no se desarrollaron en nuestro sistema y se extinguieron.
La mitología describe otras especies que existieron sobre la tierra en formas diversas. Estas incluyen hadas, duendes y gigantes. La mitología describe la arqueología de la raza en términos psíquicos y físicos. Existieron especies de hombres grandes y pequeños, con diferentes conexiones conscientes con el resto de la naturaleza. Se trataba de un gran experimento para la producción de una especie que haría parte de la tierra y que a la vez sería consciente cocreador de ella. Existieron muchas consideraciones y experimentos relacionados con el tamaño, la capacidad cerebral, la estructura neurológica y con un tipo de conciencia que fuera lo suficientemente flexible con su entorno, teniendo el vigor para explorarlo y modificarlo.
La conciencia que emergía debía tener, por lo menos en forma latente, la capacidad de enterarse de las condiciones del mundo. Cuando el hombre no conocía más que una vida tribal, su cerebro ya tenía la capacidad de aprender todo lo que debía, ya que algún día sería responsable por la vida de su propio planeta.

viernes, 27 de julio de 2007

Una Nueva Conciencia

Cuando la conciencia del hombre este más segura de si misma, no necesitara que su enfoque sea tan limitado. Será entonces cuando se iniciara el verdadero florecimiento de la conciencia de la humanidad. El ego podrá expandirse y tener conciencia de otras realidades que antes había ignorado.
Hemos llegado a una situación en la que nuestra conciencia deberá darse cuenta de pasados y futuros probables, con miras a tener un presente mas sano, enriquecedor y creativo. La conciencia del ego deberá familiarizarse con sus raíces. Estamos en una situación en la que nuestra experiencia particular no se compadece con lo que nos ha dicho la sociedad, la iglesia, la ciencia, la arqueología y otras muchas disciplinas. El conocimiento inconsciente del hombre se ha venido convirtiendo en un conocimiento cada vez más consciente. Todo este proceso se lograra bajo la dirección de una mente del ego iluminada y expandida, que pueda organizar el conocimiento olvidado hasta ahora. Si no se logra de este modo, se hará a costa del intelecto y la razón, lo que conducirá a un renacimiento de la superstición y el caos y a una innecesaria confrontación entre la razón y el conocimiento intuitivo.
Si en este momento del desarrollo de la humanidad, sus instituciones intentan impedir el surgimiento del conocimiento inconsciente, este surgirá a pesar de esas instituciones y las aniquilara. Aparecerán cultos, uno detrás del otro, sin ninguna restricción por parte de la razón, ya que la razón habrá negado la existencia de ese creciente conocimiento inconsciente.
Si esto sucede, todas las viejas y nuevas denominaciones religiosas entraran en conflicto y emergerán toda clase de ideologías. Esto no debería suceder, ya que tan pronto la mente consciente aprende a enfocarse en términos físicos, necesita expandirse, aceptar las intuiciones y el conocimiento inconsciente y organizar estos principios creativos en patrones culturales.
La gran emoción del amor se ha utilizado muy pobremente, no obstante que ella representa el impulso biológico de nuestro ser. Las religiones, en gran medida, nos han enseñado a odiarnos a nosotros mismos y a odiar la existencia física. Nos han dicho que debemos amar a Dios y no nos han enseñado a experimentarlo en nosotros mismos.
De una u otra manera, las religiones han seguido la pauta del desarrollo de nuestra conciencia y de esta manera han cumplido sus propósitos y los nuestros. Las religiones siempre han reflejado, aunque de manera distorsionada, las mas grandes realidades internas de nuestro ser. En términos históricos, tal como los entendemos, la progresión de la religión nos da una imagen perfecta del desarrollo de la conciencia humana, de las diferencias entre pueblos y naciones y del crecimiento de las ideas del individuo.
Ha llegado el momento en que el ser individual debe tomar conciencia de una realidad mucho más amplia. Debe expandir su conciencia para incluir lo que previamente era conocimiento inconsciente. Para lograrlo, necesitamos entender que el hombre se debe mover mas allá de los conceptos de un dios, un ser, un cuerpo, un mundo, tal como entendemos estas ideas. En este momento, estamos en un punto crucial en el cual la raza puede tomar muchas direcciones. La especie esta en un tiempo de cambios. Existen potenciales dentro del mecanismo del cuerpo que no han sido utilizados. Una vez desarrollados, la raza se puede enriquecer inmensamente para llegar a niveles altos de desarrollo físico, espiritual y psíquico. Si estos cambios no se logran, la raza como tal no perdurara. Esto no significa que no vamos a perdurar como raza en otra realidad probable. Significa que, en términos de secuencia histórica, la raza no perdurara.

jueves, 26 de julio de 2007

El Desarrollo inicial del Hombre

Las unidades de conciencia están en todo lugar y tiempo a la vez. Poseen la mayor adaptabilidad y una innata y profunda propensión a organizaciones de todo tipo. Actúan individualmente, pero cada una tiene el conocimiento de las actividades que están desarrollando todas las otras unidades de conciencia.
Cuando se unen, las unidades de conciencia forman los sistemas de realidad en los cuales tienen su experiencia. En nuestro sistema de realidad, ellas están dentro del mundo fenomenal. Siempre se presentan bajo la apariencia particular de cada realidad. Se pueden mover adelante y atrás en el tiempo y tienen además otra clase de movilidad dentro de él.
La dirección del tiempo va no solamente hacia atrás y hacia delante, sino también hacia adentro y hacia afuera. Es esta última dirección del tiempo la que nos da un universo que parece ser permanente y producto de una creación. También es la que permite las condiciones necesarias para el establecimiento de una relativa separación de los universos. Es la que establece los límites y la que los hace únicos, mientras permite el intercambio de energía entre ellos.
La energía nunca se pierde. Parece desaparecer de un sistema y, cuando esto ocurre, emerge en otro. La dirección adentro y afuera del tiempo, que no percibimos, es en gran parte responsable de lo que consideramos el tiempo consecutivo.
Las unidades de conciencia son indestructibles. Pueden tomar cualquier forma y organizarse en cualquier tipo de comportamiento temporal. Pueden formar una realidad que depende de su propia forma y estructura. Cuando estas formas y estructuras desaparecen a través de un agujero negro, parecen aniquilarse y el tiempo parece alterarse drásticamente. Realmente, emergerán al otro lado, en otro universo.
En nuestro universo, está surgiendo permanentemente nueva energía, a través de fuentes infinitamente diminutas. Estas fuentes son las mismas unidades de conciencia. Ellas operan como diminutos pero muy potentes agujeros negros y blancos, tal como hoy los entienden los físicos.
Las unidades de conciencia sirven como fuentes o agujeros a través de los cuales la energía llega a nuestro sistema, o es atraída a él y, al hacerlo, lo forma. La experiencia del tiempo hacia delante y la aparición de la materia física en el espacio y el tiempo, y la aparición de todo el mundo fenomenal, es el resultado de este proceso. Las unidades de conciencia entran y salen de nuestro sistema constantemente
Las unidades de conciencia forman todos los sistemas simultáneamente. Forman nuestro sistema y, de su propia energía, ellas mismas se diversifican en formas físicas. Son conscientes de todas las variaciones probables de cada evento biológico.
Nunca hubo una línea directa de desarrollo, por ejemplo de los reptiles a los mamíferos o de los primates al hombre. El desarrollo se produjo en muchas direcciones con una infinita explosión de formas de vida. Existieron el animal-hombre y el hombre-animal, según nuestra concepción, que compartieron tiempo y espacio por muchos siglos. El nuestro es un sistema físico en el tiempo, en donde las células mueren y son reemplazadas. Sabiendo que son indestructibles, las unidades de conciencia dentro de ellas simplemente cambian la forma, reteniendo la identidad de todas las células que han sido. Mientras las células mueren físicamente, su inviolable naturaleza no es traicionada, simplemente ya no va a ser física. Este tipo de muerte es natural en nuestro sistema. La vida es cooperativa y sabe que existirá más allá de la forma.
La experiencia de nuestra especie incluye cierta clase de desarrollo de la conciencia que es vital. El tipo de conciencia del hombre se identifica muy fuertemente con el cuerpo. Esto ha sido necesario para enfocar la energía hacia la manipulación física. En gran medida, se aplica lo mismo a los animales. Mientras las células mueren gustosamente, las conciencias del hombre y del animal no lo hacen tan voluntariamente.
La célula es individual y se esfuerza por una correcta supervivencia. Sin embargo, su tiempo es limitado y la supervivencia del cuerpo depende de la sabiduría innata de las células. La célula debe morir para que el cuerpo sobreviva y solo muriendo puede continuar con su propio desarrollo. Por consiguiente, asegura su propia y más grande supervivencia. La célula sabe que morir es vivir.
La conciencia del hombre y, hasta cierto punto la de los animales, se identifica más específicamente con la forma. La conciencia del hombre parece no fluir hacia su cuerpo antes del nacimiento y fuera de él después de la muerte. Necesita olvidar que hay un tiempo de morir y que la muerte significa nueva vida.
Dentro del cuerpo, algunas células matan otras y, al hacerlo, la integridad vital del cuerpo se mantiene. Las células se prestan este servicio a si mismas. En el mundo exterior, algunos animales matan a otros. Hemos tenido por muchos siglos una situación en la que hombres y animales han sido cazadores y presas. En esas eras nebulosas, estas actividades se desarrollaban con la más profunda y sagrada comprensión. El animal sacrificado sabía que mas adelante miraría a través de los ojos de su verdugo, logrando una nueva y diferente clase de conciencia. El hombre entendía el gran sentido de armonía que existía, aun en el sacrificio de su presa, y sabía que, a su turno, el material físico de su cuerpo lo utilizaría la tierra para alimentar a los reinos animal y vegetal.

martes, 24 de julio de 2007

La Conciencia Primitiva del Hombre

La conciencia de la humanidad tuvo su experiencia inicial a través de líneas del tiempo específicas. A medida que se desarrolló, se utilizaron varios métodos de selectividad y discriminación biológicos y mentales. Cuando, en términos históricos, tomó conciencia de la memoria y recordó su pasado, era posible que confundiera el pasado con el presente. Memorias muy vívidas, fuera de contexto, pero con una validez neurológica inmediata, podían competir con el enfoque necesario en su presente.
Como el pasado es realmente tan inmediato, vivo y creativo como el presente, el hombre hizo ciertos ajustes, en varios niveles, que lo llevarían a distinguir y separar el pasado del presente. Mientras su particular tipo de conciencia se desarrollaba, empezó a intensificar su selectividad y a concentrarse específicamente en una pequeña área de actividad, mientras bloqueaba otras. Esto era necesario, porque la manipulación física de su existencia corporal requería una respuesta física instantánea a un estímulo presente inmediato.
Tal selectividad y especialización representaba un método pertinente, en la medida que la conciencia se familiarizaba con las experiencias terrenales. Los cazadores tenían que responder de inmediato a la situación presente. En términos de tiempo, el animal del presente debía matarse para la comida, no el animal del pasado. El animal del pasado existía tan seguramente como el que se percibía en el presente, solo que, en el contexto del hombre, la acción física tenía que ser dirigida a un área específica, ya que de ello dependía su supervivencia física.
En términos históricos, cuando el hombre empezó a experimentar con la memoria, hubo muchas instancias en las que la conciencia emergente del ego no distinguía claramente entre el pasado y el presente, tal como lo entendemos.
El pasado, en el presente, aparecía tan claramente, que el hombre no podía reaccionar adecuadamente a circunstancias de tiempo que el mismo había creado. El futuro estaba bloqueado, en términos prácticos, para poder preservar la libertad de acción y para alentar la exploración física, la curiosidad y la creatividad. Con la memoria, la proyección mental hacia el futuro era posible, de tal manera que el hombre podía planear sus actividades en el tiempo y prever los resultados probables. Las imágenes fantasmales de futuras probabilidades siempre actuaron como estímulos mentales para la exploración física en todas las áreas. Estas imágenes fantasmales proveían el estimulo para las experiencias mentales, espirituales y físicas. La raza estaba enfrentando la creación de un nuevo mundo de experiencias físicas. El ego se especializó en la expansión del espacio y su manipulación física.
En la actualidad, una persona se entera en cualquier momento de los eventos que ocurren al otro lado del mundo. Ninguna respuesta física parecerá adecuada o pertinente. La acción física corporal pierde la precisión en el tiempo. No se puede patear al enemigo que no vive en nuestro pueblo o país. Es un enemigo que ni siquiera conocemos personalmente. En ese sentido, la acción física inmediata en el tiempo, no es la misma que cuando el hombre enfrenta un enemigo, o un animal enfurecido, en una pelea.
En el pasado, de igual manera, el amor se podía expresar inmediatamente. En términos históricos, el hombre primitivo estaba en contacto íntimo con su familia, su clan, su tribu. Con la expansión del espacio, las personas amadas podían estar bastante lejos y la respuesta corporal no podía expresarse de inmediato, en un punto particular de contacto. Estos y otros desarrollos están iniciando cambios en el comportamiento del hombre y lo están inspirando hacia posteriores alteraciones de la conciencia.
El hombre ahora necesita un punto de vista más amplio sobre el pasado y el futuro, que le permita entenderse mejor con las ramificaciones del presente, tal como ha evolucionado a través de la experiencia.
En un mundo en el cual los individuos estaban confinados a un espacio, en una tribu o clan, la acción era inmediata. El entorno presentaba una estructura en la cual la conciencia aprendió a manejar el estimulo en forma directa. Aprendió la manera de enfocarse. La especialización significo que solo muy poca información podía manejarse a la vez. La formación de diferentes tribus le permitió al hombre comportarse de manera cooperativa en pequeños grupos. Esto significo que a quienes estaban fuera del grupo se les ignoraba de manera selectiva, considerándolos extraños.
En la medida que el ego se sintió mas seguro, se ampliaron las tendencias a la cooperación, lo que hizo posible el crecimiento de las naciones.
Mientras la supervivencia física alguna vez dependió de un enfoque muy preciso, mientras se aprendían las manipulaciones físicas, ahora el éxito de esa manipulación necesita una ampliación del enfoque y un nuevo despertar hacia la más amplia existencia del ser.

lunes, 23 de julio de 2007

El Cuerpo, nuestra Estación Base

El cuerpo es también un patrón. Mientras el material que lo compone cambia constantemente, el patrón mantiene su propia integridad. La forma es grabada en el espacio y en el tiempo, mientras el patrón existe fuera de esa estructura. El cuerpo es una proyección en el campo tridimensional.
La conciencia de las células dentro del cuerpo es eterna. La estructura física también está compuesta de elementos inmortales. La proyección en el tiempo y el espacio puede desaparecer y morir. La identidad principal continuará existiendo y la conciencia de los millones de células que formaron el cuerpo también seguirá existiendo.
Mientras la conciencia humana aun lo habite, el cuerpo viviente operará como un punto de enfoque intenso. El conjunto de conciencias dentro de él, en todos los niveles, tiene su propia red de comunicaciones. Esta red privada está conectada con todas las demás que son iguales. Existen niveles de interacción entre todos los cuerpos, en términos electromagnéticos y biológicos. La red de comunicación es de mucho más alcance. No solo las células responden a cada una de las otras, sino que su actividad masiva dispara la respuesta de centros de conciencia más altos.
La propia estructura del cuerpo establece patrones para todas las probabilidades que se pueden experimentar prácticamente. La realidad-fuente, de la cual todo surge, nunca se puede predeterminar, predestinar o establecer. El universo, en todos los términos posibles, estará siempre creándose.
Cuando la conciencia está siendo especificada, siempre se verá a si misma como el centro de su mundo. Todas las especificaciones de la conciencia y todas las apariciones fenomenales ocurren cuando las unidades básicas de conciencia emergen como Unidades Electromagnéticas de Energía, en las dimensiones de realidad que conocemos.
Nuestra conciencia normal está dentro de la materia del cuerpo y a través de él vemos el mundo. No hay nada que nos impida ver nuestro cuerpo desde un punto de vista fuera de él, a menos que hayamos aceptado que la conciencia está aprisionada dentro de la carne.
El cuerpo es un organismo que envía y recibe. Es nuestra estación base y el punto de enfoque de toda nuestra actividad. Solamente en el sueño vemos el mundo desde otra perspectiva.
En algunas aventuras, visitamos otras realidades probables, en las cuales tenemos una estructura corporal tan real como la propia. Nuestro conjunto psicológico consigue su complejidad maravillosa en razón de la fuente de otras existencias probables. Un ligero entendimiento de estas ideas nos ayudará a ver lo limitados que han sido los conceptos previos de la psicología.
El ser que somos y reconocemos lleva dentro de él indicios de las características probables que pueden realizarse dentro de nuestro sistema. El cuerpo está equipado para conseguir todos esos logros.
La mente consciente dirige nuestras acciones y sus ideas determinan el tipo de selectividad que usaremos. Es por esta razón que debemos tratar de expandir nuestras ideas conscientes, pues estaremos mejor preparados para escoger la línea de experiencia física que está disponible de todas las probables.

domingo, 22 de julio de 2007

Seres Probables

Cuando hablamos de seres probables, no nos referimos a una parte simbólica de la estructura de la personalidad, ni estamos usando la idea de probabilidades como una analogía.
La conciencia está compuesta de energía, con todo lo que eso implica. La mente puede considerarse como un conglomerado de partículas de energía, que tienen reglas y propiedades desconocidas para nosotros. Pensemos en el ser como el núcleo de un grupo de energías de la conciencia. De acuerdo con su intensidad, este núcleo atraerá ciertas masas de los patrones de energía disponibles para determinada entidad.
La entidad, al nacer, se compone de una variedad de seres con sus propios núcleos. La personalidad física tiene total libertad para extraer su energía del conjunto de ellos.
Dentro de la entidad, puede haber varios seres incipientes y alrededor de sus núcleos se puede formar la personalidad. En muchos casos, se forma una personalidad principal y los seres incipientes son atraídos hacia ella, en tal forma, que sus habilidades e intereses son subalternos, o permanecen latentes en gran medida. En algunas ocasiones, tienen tanta energía como la personalidad principal. Desde nuestro punto de vista, estas formas de energía parecen irreales. En términos de energía, la multiplicación de seres es un principio natural.
Existe un centro para cada ser que actúa como su núcleo. Este puede cambiar, pero será siempre el centro desde el cual la existencia física irradiará. Físicamente, el intento o el propósito forman el centro, sin importar su realidad en términos de energía.
Básicamente, no existen limitaciones para el ser y todas sus partes están conectadas. Los seres probables saben conscientemente de sus relaciones. Como ningún sistema es cerrado, existe un flujo de energía y una interacción entre ellos.
Veamos un ejemplo de probabilidades. Imaginemos un niño que a los 13 años presenta en su personalidad dos fuertes centros de energía, tan altamente cargados, que una sola persona no puede desarrollar los deseos y habilidades que ellos representan. Aparece una intersección que se divide en dos rutas a la edad de 13 años. Tenemos ahora una personalidad principal y un ser probable. A los 30, cada uno de los seres puede reconocer que la edad de 13 fue un punto de cambio y se pregunta que habría pasado su hubiera escogido tomar otra ruta. Nada de esto ha sido predeterminado. El ser probable puede haber dejado su realidad a la edad de 13 y reencontrarse con la personalidad principal a los 30. La personalidad principal cambia entonces de profesión, o se da cuenta que un talento especial, que había olvidado, lo esta desarrollando ahora con mucha facilidad.

sábado, 21 de julio de 2007

Unidades de Conciencia

Hemos venido hablando del alma, dioses, demonios, probabilidades y realidades alternativas, que indican opciones disponibles. Para una mejor comprensión, necesitamos expandir las ideas de la conciencia y cierta reorientación. Es muy importante tener presente la importancia del libre albedrío y la presencia de nuestra propia identidad, tal como la conocemos.
Todos los mundos probables existen ahora. Todas las variaciones en los aspectos de la realidad existen ahora. Estamos entrando y saliendo de probabilidades constantemente. Siempre estamos seleccionando y escogiendo opciones. Todas las células del cuerpo hacen exactamente lo mismo.
Generalmente pensamos en términos de un ego que identificamos con el cuerpo. Sabemos que la estructura celular de este cambia constantemente. El cuerpo, en todo momento, es un conglomerado de energía formado por una inmensa actividad probable.
La conciencia se expresa en todas las direcciones posibles y, al hacerlo, experimenta a Dios a través de su propio ser, interpretado según su propia realidad familiar. Todos nosotros creamos seres probables. Cada uno de ellos sigue su propia realidad y experimenta en su totalidad las dimensiones que le son inherentes.
Existen unidades de conciencia, de la misma manera como existen unidades de materia. No podemos pensar en unidades de conciencia como partículas. Existe una unidad básica de conciencia que no se puede dividir, como una vez se pensó del átomo. La unidad de conciencia no es física. Contiene dentro de sí misma propiedades infinitas de expansión, desarrollo y organización, manteniendo siempre su propia individualidad. Forma parte de organizaciones de conciencia y se mezcla con otras unidades sin que desaparezca su individualidad. Se trata de una energía consciente. Es la fuente de todas las conciencias y su actividad tiene una variedad infinita. La unidad básica de conciencia es totalmente impredecible. El Alma es el resultado de cierta organización de estas unidades de conciencia.
Las unidades de conciencia son la fuerza que le da vida a todos los universos físicos. Pueden aparecer en varios sitios a la vez, sin necesidad de ir a través del espacio, tal como lo interpretamos. Literalmente, pueden estar en todos los lugares a la vez y no serán reconocidas porque siempre aparecen como algo distinto. Se mueven a una velocidad mayor que la de la luz. Hay muchos millones de ellas en un átomo. Cada una está enterada de la realidad de todas las demás y las influencia. Se pueden mover adelante y atrás en el tiempo y en otras direcciones que no nos son familiares. Todos los universos posibles son creados por estas unidades. No tienen características humanas. Tienen sus propias inclinaciones y tendencias. Como, en términos más amplios, el pasado, el presente y el futuro existen a la vez, las unidades de conciencia emergen constantemente del futuro y del pasado.
Cuando las unidades de conciencia se aproximan a la estructura física, disminuyen su velocidad. Estas unidades de conciencia tienen su organización interna, de la cual surgen todas las formas físicas. Las unidades de conciencia forman la mente, alrededor de la cual se estructura el cerebro, al cual impregnan totalmente.
Las unidades de conciencia forman las Unidades Electromagnéticas de Energía, que constituyen el paso siguiente en la formación de la materia.

viernes, 20 de julio de 2007

La Hipnosis Natural

Nuestra realidad es el resultado de una alucinación, si así interpretamos lo que nos muestran los sentidos. Físicamente, nuestra existencia es percibida a través de los sentidos. En este contexto, la vida corporal se presenta como en un estado de trance, con el foco de atención centrado en los sentidos, aceptando la realidad de sus sensaciones. Esa experiencia, es la imagen que la realidad tiene para nosotros ahora. En otras palabras, la vida terrenal es una versión de la realidad, no de la realidad total, sino de una parte de ella. Es la manera como percibimos lo que es esa realidad. Con el propósito de explorar esa experiencia, dirigimos nuestra atención a ella utilizando todas nuestras habilidades. Hipnotizamos nuestros nervios y las células del cuerpo para que reaccionen como esperamos que lo hagan. Las creencias de la mente consciente son seguidas por todas las porciones de nuestro ser, hasta sus átomos y moléculas. Todos los grandes eventos de nuestra vida, la relación con otras personas, los más simples eventos dentro del cuerpo, se rigen por nuestras creencias conscientes.
Cuando estamos enfermos, podemos decir: “No quiero estar enfermo”.Si somos pobres, decimos:”No quiero ser pobre”.Si nadie nos quiere, decimos:”No quiero estar solo”. Sin embargo, por nuestras propias razones, empezamos a creer en la enfermedad más que en la salud, en la pobreza más que en la abundancia y en la soledad más que en el afecto.
Es posible que algunas de estas ideas provengan de nuestros padres. Sus efectos nos pueden haber rodeado, o hemos podido adquirir las creencias en una particular etapa de la vida. Todas estas creencias inadecuadas se pueden cambiar, si utilizamos el poder de la acción en el presente. Esto no quiere decir que todos debemos ser sanos, ricos y sabios. Quiere decir que quienes tienen en su vida efectos con los cuales no están satisfechos, los pueden cambiar. Las sugerencias que permanentemente nos damos a nosotros mismos, actúan como creencias que después se reflejan en nuestra experiencia. Algunos podemos ser mentalmente perezosos y no examinamos conscientemente la información que recibimos.
Muchas personas le asignan grandes poderes al hipnotizador. Cuando disponemos de la atención total de otra persona, actuamos como hipnotizadores en alto grado. Cuando enfocamos nuestra propia atención intensamente, actuamos como hipnotizador y sujeto, simultáneamente. Estamos dándonos sugestiones pos- hipnóticas todo el tiempo, especialmente cuando proyectamos las condiciones actuales hacia el futuro. El hecho simple es que todo esto corresponde a las funciones naturales de la mente, lo que nos lleva a desechar los aspectos “mágicos” de la hipnosis.
Veamos un ejercicio práctico y útil. Durante 5 o 10 minutos, utilicemos la hipnosis natural como un método para aceptar algunas nuevas creencias adecuadas. Durante ese tiempo, concentremos nuestra atención, tan vívidamente como sea posible, sobre una simple afirmación. Repitámosla una y otra vez, mientras nos enfocamos totalmente en ella por ese tiempo. Intentemos sentir la afirmación de la mejor manera, sin distracciones. La repetición verbal o mental es muy importante porque activa determinados patrones biológicos. No es necesario esforzarse demasiado. Durante este periodo de tiempo, es importante recordar que estamos utilizando el presente como el punto de poder para insertar las nuevas creencias y que ellas se materializaran realmente. Cuando se termine el ejercicio, es necesario no pensar más en él y sacarlo de la mente. Podemos experimentar con las distintas palabras del mensaje, hasta lograr las más apropiadas.
Si el ejercicio se hace adecuadamente, los resultados serán excelentes.

jueves, 19 de julio de 2007

La Conciencia Moral y los Simbolismos Bíblicos

La conciencia, tal como la interpretamos, es una guía muy poco confiable, pues corresponde a las expresiones de padres, madres, maestros, clérigos, etc., que ocurrieron tal vez en años muy distantes. Cada uno de ellos tenía sus propias ideas sobre lo correcto e incorrecto, para nosotros y para el mundo en general.
Todas estas personas podían, y aun pueden, estar equivocadas. Sin embargo, cuando éramos pequeños, los adultos nos parecían dioses. Sus palabras tenían demasiado peso, puesto que estábamos a merced de su apoyo y su soporte. En la niñez era necesario aceptar las creencias de otras personas, mientras la mente consciente podía formar las suyas. Aceptábamos sus conceptos por nuestras propias razones. Todas esas creencias representaban la fuente mental y espiritual de las ideas y la materia prima con la cual debíamos trabajar. En la adolescencia, algunas creencias podían ser fácilmente abandonadas o modificadas. Otras creencias podían permanecer, con algunos cambios ligeros. Las creencias pueden modificarse para que estén acordes con una nueva imagen, mientras el patrón general permanece igual.
Consideremos la idea del “pecado original”, las formas que puede adquirir dentro el cuerpo de conceptos y la manera como pueden afectar el comportamiento y la experiencia. El concepto mismo existía mucho antes de la iniciación del Cristianismo y se relató en distintas formas a través de los siglos y en todas las civilizaciones. Es una historia que representa, simbólicamente, el nacimiento de la mente consciente y de la responsabilidad individual de la especie en general. También significa la separación del ser que percibe, evalúa y juzga, del objeto percibido. Representa, además, el nacimiento del ego individual. Este es la nueva conciencia viéndose a sí misma única y separada del “árbol de la vida”, considerándose en capacidad de examinar sus “frutos” y, por primera vez, observándose diferente de otros, como la “serpiente”, que se arrastra por la superficie de la tierra. El hombre se convirtió en una criatura de distinciones y al hacerlo se desprendió, a propósito, del cuerpo del planeta. Una íntima parte suya añoraba el estado que abandonó, en el cual todas las cosas se le daban, en donde no eran necesarios juicios y distinciones y en donde todas las responsabilidades estaban preestablecidas biológicamente. Se vio a si mismo levantándose por encima de la “serpiente”, símbolo del conocimiento inconsciente. Con el nacimiento de la conciencia, llegó la responsabilidad consciente por los frutos del planeta. El hombre se convirtió en protector.
La serpiente es el símbolo del más profundo conocimiento dentro de la creación. Eva, y no Adán, fue quién primero comió la manzana, porque ella representaba los elementos intuitivos de la raza, descritos en la historia como femeninos. Solo después pudo el ego, representado por Adán, lograr su nuevo nacimiento
El “Árbol del Conocimiento” ofreció sus frutos, y los conceptos del bien y el mal, ya que esta era la primera vez que había opciones disponibles y libre albedrío.
Existieron otras historias, algunas de las cuales no han llegado hasta nosotros. En una de ellas, Adán y Eva fueron creados juntos y en un sueño se produjo la separación entre hombre y mujer. En la leyenda que conocemos, Adán apareció primero. La mujer, creada de su costilla, simboliza el surgimiento de las fuerzas intuitivas, pues, sin ese desarrollo, la especie no hubiera logrado su propia conciencia.
El Bien y el Mal representan simplemente el surgimiento de las opciones, inicialmente en términos de supervivencia, cuando anteriormente solamente el instinto proveía todo lo necesario. En términos más profundos, existe otro significado que refleja todas las divisiones aparentes que ocurren cuando Dios separa porciones de si mismo, repartiendo su omnipotencia en nuevos patrones del ser que recuerdan su fuente y miran atrás con nostalgia, mientras se regocijan con la individualidad única que ahora han adquirido.
La historia de “La caída”, “La Rebelión de los Ángeles” y de su líder Satanás, que se convirtió en el diablo, se refieren al mismo fenómeno, en un nivel diferente. Satanás representa la parte de Dios que se separó de si mismo y se volvió terrenal con sus criaturas, ofreciéndoles el libre albedrío y las opciones que previamente no estaban disponibles.
De ahí los elementos majestuosos y el poder atribuidos a Satanás Sus características terrenales a menudo aparecen en forma animal, ya que el también estaba conectado con los atributos intuitivos terrenales, de los cuales surgiría la conciencia humana.
En términos biológicos simples, ahora tenemos una especie que ya no depende solo del instinto, que tiene el deseo natural por la supervivencia y una mente capaz de tomar decisiones y hacer distinciones.
Este nuevo tipo de conciencia trajo con ella el reflejo abierto de la memoria, en el cual la alegría y el dolor se podrían recordar y la realidad de la propia muerte se hizo más inmediata que la de los animales.
Simultáneamente, el nacimiento de la imaginación le dio inicio a las más grandes posibilidades, al tiempo que puso sobre la criatura biológica mayores preocupaciones, pues debía reaccionar, no solo a situaciones objetivas reales, sino también a las imaginarias. Al mismo tiempo, los miembros de la especie debían enfrentarse a las situaciones del entorno natural, como ya lo hacían los otros animales. La imaginación fue de gran ayuda, porque la criatura podía anticiparse al comportamiento de las otras criaturas. Los conceptos del bien y el mal y la libertad de opciones, significaron gran ayuda para la especie. El animal malo fue el predador natural.
En la medida en que la mente se desarrolló, la especie pudo legar a sus descendientes la sabiduría y las normas de los mayores. Esto también ocurre en la sociedad moderna, cuando cada hijo hereda las creencias de sus padres sobre la naturaleza de la realidad.
Las ideas de lo correcto e incorrecto son guías que deben ser interpretadas individualmente. Por la conexión con la supervivencia, al niño de antes se le inculcó que el animal predador era “malo” porque podía matar. La aceptación de las creencias tenía importancia biológica, pero a medida que la mente consciente alcanzaba la madurez, era natural que cuestionara esas creencias, evaluándolas en relación con su propio entorno.

miércoles, 18 de julio de 2007

El Sentimiento de Culpa Natural

El sentimiento de culpa natural corresponde a la manifestación inconsciente del sentido de justicia e integridad de los animales: “No matarás, sino por la necesidad del mantenimiento físico”.
La culpa natural no tiene nada que ver con algo como sexo o adulterio. Se refiere a asuntos íntimos, aplicables a los seres humanos, que no tienen significado para los animales en la estructura de su experiencia. En otras palabras, corresponde a la traducción de un lenguaje biológico al nuestro y se podría definir así: No violarás.
Una mentira, puede ser o no una violación. Un acto sexual, puede ser o no una violación. Una expedición científica, puede ser o no una violación. No asistir a misa el domingo, no es una violación. Tener pensamientos agresivos, no es una violación. Ejercer violencia a nuestro cuerpo, o a otra persona, es una violación. Ejercer violencia contra el espíritu de otra persona, es una violación. Jurar, no es una violación. Si creemos que es una violación, en nuestra mente se convertirá en una. Matar otro ser humano, es una violación. Matar para proteger nuestra propia vida de la agresión de otra persona, por medio de un contacto inmediato, es una violación. Haya o no una justificación aparente, la violación existe.
Creemos que la defensa propia, por medios físicos, es la única manera de afrontar la situación y por tal razón diremos: “Si soy atacado por otra persona, alguien me viene a decir que no puedo contraatacar a quién tiene la intención obvia de destruirme?”.
Podemos defendernos del ataque de varias maneras, que no incluyen matar. En primer lugar, no estaríamos en esa hipotética situación, si no nos hubieran atraído a ella pensamientos violentos. Una vez involucrados en la situación, y de acuerdo con las circunstancias, hay varios métodos que se pueden emplear. Como consideramos la agresividad sinónimo de violencia, no entendemos que un poderoso comando mental o hablado por la paz puede salvarnos la vida.
La culpa natural está muy conectada con la memoria y surgió a la par con la experiencia humana del pasado, el presente y el futuro. La culpa natural tenía como propósito ser una medida preventiva. Necesitaba de un sofisticado sistema de memoria con el cual nuevas situaciones y experiencias pudieran ser juzgadas, comparándolas con otras pasadas, permitiéndonos evaluarlas en un momento de reflexión.
Cualquiera acción previa, que nos produjo un sentimiento de culpa natural, debería ser evitada en el futuro. Es por esto por lo que la culpa natural necesita la memoria y no tiene ninguna conexión con el castigo, tal como lo interpretamos. Cualquier violación contra la naturaleza nos producirá un sentimiento de culpa que evitará que una situación igual se presente en el futuro. Estaremos en capacidad de recordar acciones pasadas y juzgarlas en relación con situaciones presentes.

martes, 17 de julio de 2007

La Salud y las Creencias

Para estar saludables, debemos creer en la salud. Un buen médico es aquel que puede cambiar creencias de su paciente. Le cambiará la idea de enfermedad por una de salud. Puede utilizar las drogas o los métodos que quiera, pero no tendrán eficacia, a menos que se produzca un cambio de creencia.
El hombre se convirtió en un experto en rótulos, mapas complejos y en categorizar las distintas enfermedades, muy eficientemente. Estudió el tejido muerto, para descubrir la clase de enfermedad que lo mató. Los médicos empezaron a considerar al hombre como un transportador de enfermedades que, en cierta forma, ellos mismos descubrieron, y por lo tanto crearon, por medio de algunos procedimientos médicos.
Los viejos chamanes acostumbraban tratar más directamente con el paciente. Comprendían la naturaleza de las creencias y la importancia de la sugestión. Adoptaron muchas de sus técnicas valorando la importancia del choque psicológico, según el cual al paciente se le lava el cerebro, sacándosele la enfermedad que creía tener.
La profesión médica actual está muy limitada por sus propias creencias. A menudo operan dentro de una estructura en la que la mala salud y le enfermedad son aceptadas como normales y los conceptos que las sustentan son fortalecidos.
El médico y el paciente se necesitan mutuamente. Detrás de todo esto, existe un patrón de creencias en el cual el paciente le asigna al médico el poder del conocimiento y la sabiduría, que según sus propias creencias el mismo no tiene. El paciente quiere creer que el médico es omnipotente.
El médico, por su parte, le asigna al paciente, y proyecta sobre él, sus propios sentimientos de impotencia, contra los cuales combate. En la interacción, el paciente trata de complacer al médico y, en el mejor de los casos, cambia algunos de sus síntomas por otros. El médico y el paciente comparten la creencia absoluta en la mala salud y la enfermedad.
En algunas ocasiones, cuando el médico describe los síntomas de la enfermedad, el paciente procura acomodarse a ellos.
No queremos decir que la profesión médica no sea útil y benéfica, sino que en el sistema de valores en que opera, mucha de su influencia positiva le es negada. Como se les tiene en muy alta estima, a las sugerencias de los médicos se les da gran atención. La situación emocional del paciente es tal, que rápidamente acepta las afirmaciones que el médico le hace, en circunstancias tan críticas.
Pensamos que ponerle nombres a las enfermedades es una práctica inconveniente, que en gran medida niega la movilidad innata y la calidad siempre cambiante de la mente, expresada en el cuerpo. El médico nos dice que tenemos tal enfermedad. No se sabe como, de donde provino, o porque nos atacó a nosotros o a alguno de nuestros órganos. Generalmente nos dicen que nuestras emociones, creencias, o sistema de valores, no tienen nada que ver con esa infortunada circunstancia. El paciente se siente relativamente impotente y a merced de cualquier virus extraviado que aparezca.
La verdad es que nosotros mismos escogemos el tipo de enfermedad, de acuerdo con la naturaleza de nuestras creencias. Permaneceremos inmunes a las enfermedades mientras creamos que lo somos.
Nuestro cuerpo tiene su propia conciencia llena de energía y vitalidad. Automáticamente, el mismo corrige sus desequilibrios, pero nuestras creencias conscientes también afectan la conciencia del cuerpo.

lunes, 16 de julio de 2007

Creamos nuestra propia Realidad

Nuestra experiencia en el mundo físico surge de nuestra psique interior. Entonces percibimos esa experiencia. Cuando se cambia el estado de la mente, automáticamente se cambian las circunstancias físicas. No existe ninguna otra forma de cambiar los eventos físicos. Imaginemos una dimensión interna, dentro de nosotros mismos, en la cual creamos una forma psíquica en miniatura, que corresponde a las condiciones exteriores que enfrentamos. Esto es exactamente lo que hacemos. Los pensamientos, sentimientos e imágenes mentales, los podemos llamar eventos externos incipientes, porque de una u otra manera, cada uno de ellos se materializará en la realidad física.
Estamos cambiando continuamente las condiciones aparentemente inmodificables de nuestra vida, a través de las actitudes diversas que tengamos sobre ellas. No existe nada en nuestra experiencia externa que no se haya originado dentro de nosotros mismos.
No existen condiciones, eventos o circunstancias que nos lleguen sin que los hayamos aceptado o atraído con nuestros pensamientos, actitudes o emociones. Esto se aplica en todas las áreas de la vida. Se nos ha dado el más precioso regalo: crear nuestra propia realidad.
En la existencia actual, estamos aprendiendo a manejar la energía inextinguible que tenemos a disposición. La condición del mundo y la situación de cada individuo que lo habita, se medirá por el nivel de progreso del hombre en la forma de materializar su propia realidad.
La creatividad fluye a través nuestro tan suavemente como la respiración. De ella surgen todas las áreas de nuestra experiencia. Los sentimientos son realidades electromagnéticas que afectan esa experiencia. Ellos se agrupan, por medio de mutua atracción, formando áreas de eventos y circunstancias que finalmente se convierten en materia, como objetos, o en eventos en el tiempo.
Algunos pensamientos y sentimientos se transforman en estructuras a las que llamamos objetos. Estos existen en un medio que llamamos espacio. Otros se transforman en estructuras psicológicas que llamamos eventos, que parecen existir en un medio que llamamos tiempo. Espacio y Tiempo son presunciones básicas, según las cuales aceptamos y asumimos que nuestra realidad está basada en una serie de momentos y en una dimensión de espacio.
La duración de un evento u objeto en el espacio y en el tiempo está determinada por la intensidad de los pensamientos o emociones que les dieron vida. Duración en el espacio no es lo mismo que duración en el tiempo, aunque así parezca. Un evento, o un objeto, que existe brevemente en el espacio, puede tener una duración mucho mayor en el tiempo. Pueden tener una mayor importancia e intensidad existiendo en nuestra memoria, mucho después de que haya desaparecido en el espacio. Este evento u objeto no solamente existe simbólicamente en nuestra mente o en nuestra memoria, sino que va a continuar existiendo como un evento en el tiempo. Su realidad en el espacio no desaparecerá mientras exista en la mente o en la memoria. Veamos un ejemplo: A una niña se le ha prohibido jugar con una muñeca. La orden es desobedecida. La niña, voluntaria o involuntariamente rompe la muñeca y finalmente la bota. La muñeca existirá en el tiempo hasta cuando la niña, o la mujer, la recuerden. Si la muñeca permaneció en algún sitio y se la recuerda muy intensamente, el espacio en el cual estuvo conservará la impresión de la muñeca, aunque otros objetos se coloquen allí. Reaccionamos no solamente a lo que es visible para nuestros ojos físicos en el espacio, o lo que está directamente al frente nuestro en el tiempo, sino también a los objetos y eventos cuya realidad aún está con nosotros, aunque hayan desaparecido.
Básicamente, creamos nuestra experiencia a través de nuestras creencias acerca de nosotros mismos y la naturaleza de la realidad. Otra manera de expresarlo es: creamos nuestra experiencia a través de nuestras expectativas.

domingo, 15 de julio de 2007

El Cuadro Viviente del Mundo

El cuadro viviente del mundo nace dentro de la mente. El mundo, tal como lo vemos, es como una pintura tridimensional en la que cada individuo participa. Cada color, cada línea que aparece en ella, primero se ha pintado en la mente y enseguida se materializa exteriormente.
Los artistas mismos son parte de la pintura, aparecen en ella. No existe ningún efecto en el mundo exterior que no surja de una fuente interna. No existe ningún movimiento que no ocurra primero en la mente.
Nuestra herencia es la gran creatividad de la conciencia, pero ella no pertenece exclusivamente a la humanidad. Todos los seres vivos la poseen y el mundo viviente se compone de la cooperación espontánea que existe entre lo más pequeño y lo más grande, lo más bajo y lo más alto, entre átomos y moléculas.
En esta aventura cooperan los insectos, los pájaros, todos los animales, para formar el entorno natural. Esto es tan normal e inevitable como cuando con el aliento impregnamos un espejo. Todas las conciencias crean el mundo y este es el producto natural de la conciencia.
Podemos decir que el cuerpo de la tierra tiene su propia alma, o mente. Usando esta analogía, podemos decir que las montañas y los océanos, los valles y los ríos, todos los fenómenos naturales, emergen del alma de la tierra, de la misma manera como todos los eventos y todos los objetos manufacturados, surgen de la mente o del alma de la humanidad.
El mundo interior de cada ser humano está conectado con el mundo interior de la tierra. El espíritu se convierte en la carne. Una parte del alma individual está íntimamente conectada con el alma de la tierra.
La más pequeña hoja de hierba, la más pequeña flor, tiene conciencia de esta conexión y, sin usar la razón, comprende su posición, su originalidad y su fuente de vitalidad. Los átomos y moléculas que componen todos los objetos, bien sea el cuerpo de una persona, una mesa, una piedra, una rana, saben del gran impulso creativo de su propia existencia.
Cada ser humano surge de las antiguas y siempre nuevas fuentes de su propia alma.
Una parte de nuestro conocimiento es consciente y está disponible instantáneamente y otra parte es inconsciente. Siempre sabemos lo que estamos haciendo, aunque no sea de manera consciente. Nuestros ojos saben que ven, aunque no se pueden ver a sí mismos, excepto a través de la reflexión. De la misma manera, el mundo, tal como lo vemos, es una reflexión de lo que somos. No se trata de una reflexión en el espejo, sino de una reflexión en la realidad tridimensional. Proyectamos nuestros pensamientos, sentimientos y expectativas hacia afuera, para enseguida percibirlos como la realidad externa. Cuando pensamos que otros nos están observando, en realidad somos nosotros mismos los que nos observamos, desde el punto de vista de nuestras propias proyecciones.
Somos el cuadro viviente de nosotros mismos. Proyectamos lo que pensamos que somos hacia la realidad de la carne. Nuestros sentimientos, nuestros pensamientos conscientes e inconscientes, en conjunto, alteran y forman nuestra imagen física. Es algo que parece fácil de entender. Lo que es menos fácil de entender es que esos pensamientos y sentimientos también forman nuestra experiencia exterior y que las cosas que nos pasan, aparentemente sin nuestra aprobación, nosotros mismos las iniciamos en nuestro entorno mental y psíquico.
No es casualidad que nuestro cuerpo sea delgado o robusto, bajo o alto, sano o enfermo. Estas características son primero mentales y las proyectamos afuera sobre nuestra imagen. No nacimos ayer, nuestra alma no nació ayer, sino mucho antes de los anales del tiempo, tal como lo entendemos. Las características que teníamos al nacer, obedecen a una razón. El Ser Interior las escogió. Ese Ser Interior también puede cambiar algunas de ellas ahora. Cuando nacemos ya tenemos una historia. Nuestra individualidad siempre está latente en nuestra alma y la historia que nos corresponde está escrita como memoria inconsciente dentro de nuestra mente y en forma codificada en nuestros genes y cromosomas.

sábado, 14 de julio de 2007

Cambiar el Mundo Personal

Si tenemos mala salud, lo podremos remediar. Si nuestras relaciones personales no son satisfactorias, las podremos cambiar, para bien. Si somos pobres, nos podremos encontrar rodeados de abundancia. Bien sea que lo sepamos o no, hemos seguido el camino actual, utilizando muchos recursos, por razones o fines que en un momento dado tuvieron sentido para nosotros. Podemos pensar que no es posible que nosotros mismos escogiéramos este camino y decir: “La mala salud no tiene ningún sentido para mi”, o “La ruptura de la relación con mi pareja sería lo último que estaría buscando”, o”No he estado buscando la pobreza, después de trabajar tan duro”.
Si nacimos pobres, o enfermos, tendremos la impresión de que estas circunstancias nos fueron impuestas. Ciertamente, no lo fueron, y esas circunstancias se pueden cambiar, para bien. Se requiere esfuerzo y determinación. Quiere decir que no somos impotentes para cambiar los eventos y que cada uno de nosotros tiene el control de su experiencia personal, sea cual sea la posición, nivel, circunstancia o condición física.
Lo que vemos y sentimos es lo que esperamos ver y sentir. El mundo, tal como lo conocemos, es el reflejo de nuestras expectativas. Ese mundo, tal como lo conoce la humanidad, es la materialización en masa de las expectativas individuales. Así como los hijos provienen de nuestras propias entrañas, el mundo es nuestra creación conjunta.
La existencia de pensamientos negativos no se puede minimizar, pero tampoco la habilidad que tenemos para manejarlos. Ellos están bajo nuestro control. No podemos reprimirlos o ignorarlos. Necesitamos aprender a reconocerlos dentro de nuestra experiencia, determinar cuales de ellos hemos acogido y cuales parecen estar fuera de nuestro control.
Es necesario emplear concentración y esfuerzo, ya que son retos que nos proporcionarán una expansión vital y muy benéficas alteraciones de la conciencia.
Como lo hemos expresado, básicamente somos espíritus y en el momento estamos experimentando una existencia física. Somos creadores que convierten sus expectativas en formas y eventos físicos. El mundo nos sirve como punto de referencia. La apariencia exterior es una réplica del deseo interior. Podemos cambiar nuestro mundo personal. Ahora lo cambiamos sin saberlo. Todo lo que tenemos que hacer es utilizar esa habilidad conscientemente, examinar la naturaleza de nuestros pensamientos y sentimientos y proyectar aquellos con los cuales estamos de acuerdo. Ellos se convierten en los eventos con los que siempre nos hemos familiarizado íntimamente.
Necesitamos entender las características de la realidad para poder resolver nuestros problemas. Ellos son inherentes a la naturaleza de la existencia humana. La materia se forma por aquellas cualidades internas que le dan vitalidad. Su estructura proviene de las expectativas. La materia se puede cambiar completamente por la activación de facultades creativas inherentes a todas las conciencias.

viernes, 13 de julio de 2007

La Manufactura de la Realidad Personal

La experiencia es el producto de la mente, del espíritu, de los pensamientos y sentimientos conscientes e inconscientes. Todos ellos, en conjunto, forman la realidad que conocemos. Por esto, no estamos a merced de una realidad que existe por fuera de nosotros mismos, o de una realidad que nos ha sido impuesta. Estamos tan íntimamente ligados con los eventos físicos que componen nuestra experiencia en la vida, que a menudo no distinguimos entre los hechos materiales que nos ocurren y los pensamientos, expectativas y deseos que los crean.
Si se presentan características negativas fuertes en nuestros pensamientos más íntimos y si ellos crean barreras para el logro de una vida más plena, intentaremos mirar a través de las barreras y no encontraremos nada. Mientras no reconozcamos esas características negativas, seguirán siendo impedimentos. Inclusive estos tienen una razón. Si ellos son nuestros, nos corresponde reconocerlos y descubrir las circunstancias que motivan su existencia.
Nuestros pensamientos conscientes nos dan pautas para descubrir esos impedimentos. No estamos tan familiarizados con nuestros pensamientos como lo imaginamos. Ellos se nos escapan como agua entre los dedos.
Si examinamos nuestros pensamientos conscientes, ellos nos dirán mucho acerca del estado de nuestra mente, de nuestras expectativas e intenciones y nos conducirán a una confrontación directa con los retos y los problemas. Si estudiamos nuestros pensamientos, ellos nos dirán hacia donde vamos. Ellos indican claramente la naturaleza de los eventos físicos. Lo que existe en la realidad física, existe primero como pensamientos y sentimientos. No existe otra norma.
Tenemos una mente consciente por una buena razón. No estamos a merced de directrices inconscientes, a menos que conscientemente las aceptemos. Nuestros sentimientos y expectativas presentes nos servirán siempre para evaluar nuestro progreso. Si no nos gusta la experiencia que estamos viviendo, debemos cambiar la naturaleza de nuestros pensamientos y expectativas conscientes. Es necesario cambiar el tipo de mensajes que estamos enviando, por medio de esos pensamientos, a nuestro cuerpo y a nuestros amigos y relacionados.
Cada pensamiento tiene una consecuencia. El mismo tipo de pensamiento, repetido habitualmente, puede tener un efecto más o menos permanente. Si nos gusta el efecto, difícilmente examinamos el pensamiento. Si encontramos dificultades, nos preguntamos que anduvo mal. Algunas veces culpamos a otros, a nuestra trayectoria, a una vida pasada, si creemos en la reencarnación. Responsabilizamos a Dios o al demonio, o simplemente decimos “Esa es la vida”, y aceptamos la experiencia negativa como la carga que necesariamente debemos sobrellevar.
Eventualmente, podemos medio entender la naturaleza de la realidad y nos podemos decir: “Creo que yo mismo causé los efectos negativos, pero no los puedo reversar”. Si ese es el caso, a pesar de lo que hayamos pensado hasta ahora, aún no creemos que nosotros mismos somos los creadores de nuestra experiencia. Tan pronto como reconozcamos este hecho, empezaremos de inmediato a modificar las condiciones que causan nuestra insatisfacción.
Nadie nos obliga a pensar de una manera en particular. Hemos aprendido a mirar las cosas con pesimismo. Creemos que ser pesimista es más realista que ser optimista. También podemos pensar que el dolor ennoblece, que es un signo de espiritualidad, una cualidad que nos diferencia, una distinción de santos y poetas. No hay nada más alejado de la verdad. Todas las conciencias tienen el impulso para utilizar sus habilidades en forma total, expandir sus capacidades y aventurarse más allá de las barreras aparentes de su experiencia.
Al hombre se le ha dado una mente consciente para dirigir la naturaleza y la forma de sus creaciones. Solo cuando no utiliza sus funciones, va a encontrar experiencias negativas. Cuando la conciencia no asume la responsabilidad que le corresponde, se va a encontrar a merced de eventos que parecen estar fuera de su control

jueves, 12 de julio de 2007

La Otra Historia de Cristo

En su época, existieron Cristos probables y personajes que se autoproclamaron El Mesías. En ese mismo territorio, aparecieron cierto número de hombres que respondían al clima psíquico del momento, hombres que sintieron la atracción y la responsabilidad del héroe religioso.
Algunos de ellos estaban demasiado impregnados y atormentados por el fervor del momento, lo que les impidió sobresalir. La cultura de la época los utilizó. Ellos no pudieron emplear las distintas culturas como campo propicio para las nuevas ideas. Se perdieron en la historia de los tiempos.
Algunos de ellos siguieron el mismo patrón tomado por Cristo, ejecutaron algunos eventos psíquicos y curaciones, tuvieron su grupo de seguidores, pero no fueron capaces de enfocar la atención psíquica que era necesaria.
La historia de Cristo tiene que verse desde el enfoque de las probabilidades, pues fueron muchos los individuos involucrados con esa personalidad y muchas las versiones que han llegado a nuestro tiempo. Se presentaron hechos físicos y hechos psíquicos, en la historia que conocemos. Unos ocurrieron realmente en el mundo físico y otros no. Se presentaron eventos psíquicos que también influyeron en esa historia.
Veamos una versión probable de la historia de Cristo:
Cristo, el Cristo Histórico, no fue crucificado. El no tenía la intención de morir de esa manera. Sin embargo, un grupo de sus seguidores creía que él debía cumplir las profecías y dentro de ellas estaba la crucifixión. Existió una conspiración, en la cual Cristo no tomó parte y en la cual Judas representó un papel. Era necesario convertir a Cristo en un mártir. Seleccionaron un hombre drogado, de ahí la necesidad de ayudarlo a cargar la cruz, y se le dijo que el era Cristo. Era uno de tantos alucinados de la época, que creyó que él y no el Cristo Histórico, era quién debía cumplir con las profecías. María asistió al calvario por compasión con el hombre que creía ser su hijo. El grupo responsable de la conspiración quería hacer aparecer a una parte de los judíos como los causantes de la crucifixión y nunca se imaginaron que todo el pueblo judío sería culpado.
Se encontró la tumba vacía, porque este mismo grupo sacó el cuerpo. María Magdalena vio a Cristo inmediatamente después. Como era un gran psíquico, hizo aparecer las heridas en su propio cuerpo. Se apareció también a sus seguidores, físicamente y también en el estado fuera del cuerpo. Intentó explicarles lo que había sucedido y cual era su posición, pero quienes no estaban al tanto de la conspiración no lo entendieron e interpretaron mal sus afirmaciones.
Pedro lo negó tres veces, diciendo que no lo conocía, porque se dio cuenta que la persona involucrada no era su maestro. Judas sabía de la conspiración, temía que Cristo fuera capturado y se encargó de señalar a las autoridades al hombre conocido como un autoproclamado Mesías, para salvar la vida de su maestro.
Simbólicamente, la idea de la crucifixión incorporaba dilemas y significados de la mente humana, por lo que se convirtió en una realidad mucho más grande que los eventos reales que ocurrieron en ese tiempo. Sólo las personas alucinadas encuentran necesario el auto sacrificio. Solo las personas apegadas a ideas de crimen y castigo podrían estar atraídas a este tipo de drama religioso, encontrando en él ecos profundos de sus propios sentimientos subjetivos.
Cristo sabía en forma clarividente que estos eventos ocurrirían y de los dramas probables que resultarían. El hombre involucrado no pudo ser convencido de su decisión subjetiva. El debía sacrificarse para hacer realidad las viejas profecías judías.

miércoles, 11 de julio de 2007

La Nueva Era

En el nivel humano se producirá una metamorfosis, cuando las habilidades del hombre se acepten y se desarrollen totalmente. El resultado será una diferente clase de existencia. Muchos de nuestros problemas actuales son el resultado de la ignorancia espiritual. En el futuro, ningún hombre despreciará a un individuo de otra raza, cuando el mismo sepa que en sus existencias pasadas ha sido miembro de esa raza. No se considerará un sexo superior al otro, ni un nivel en la sociedad superior a otro, pues también habrá tenido experiencias pasadas en el sexo opuesto y en los distintos niveles de la sociedad. Tendrá una conciencia sin límites que sentirá la conexión con otros seres vivientes. Se conocerá la continuidad de la conciencia. Como consecuencia de todo esto, se producirá un cambio en las estructuras sociales y gubernamentales, ya que ellas se sustentan en las creencias corrientes de la época.
La personalidad humana cosechará beneficios que ahora nos parecerían increíbles. Una conciencia sin límites significará una mayor libertad. Desde el nacimiento, a los niños se les enseñará que la identidad no depende del cuerpo y que el tiempo, tal como lo concebimos, es una ilusión. Los niños estarán conscientes de muchas de sus existencias pasadas y estarán en capacidad de identificarse con las personas mayores de edad, en las que ellos se convertirán posteriormente.
Muchas de las lecciones que “llegan con la edad” estarán disponibles para los jóvenes y los viejos no perderán la elasticidad espiritual de su juventud. Por algún tiempo, las encarnaciones del futuro permanecerán desconocidas, por razones prácticas.
En la medida que estos cambios se vayan produciendo, se activarán nuevas áreas en el cerebro para realizarlos físicamente. En el cerebro se encontrarán sectores que registran memorias de existencias pasadas. Todas estas alteraciones corresponden a cambios espirituales, en los cuales el significado de la religión estará por fuera de los límites organizacionales. Se convertirán en parte de la existencia individual, en donde la estructura psíquica y no la física será el fundamento de la civilización.
La experiencia humana se expandirá de tal manera, que nos parecerá que la especie ya no es la misma. No quiere decir que no habrá problemas. Quiere decir que el hombre tendrá a su disposición mayores recursos. Significa también una estructura social mucho más plena y diversa. Hombres y mujeres se relacionarán con sus hijos, no solamente como las personas que son, sino como las personas que fueron. Las relaciones familiares presentarán los mayores cambios. Las relaciones emocionales en la familia serán mucho más amplias, lo que ahora es casi imposible. La mente consciente estará mejor enterada del material inconsciente.
Toda la información anterior sirve para darnos cuenta que la mayoría de nuestros problemas tiene por causa la ignorancia espiritual y que nuestras limitaciones también son limitaciones espirituales

martes, 10 de julio de 2007

La Tercera Personalidad de Cristo

La tercera personalidad de Cristo fue conocida en su época como Pablo y era una de las tres personalidades que forman la Entidad de Cristo. Era una persona que poseía un poder y una energía superiores y grandes habilidades como organizador. Sin embargo, fueron los errores que cometió, sin proponérselo, los que perpetuaron peligrosas distorsiones en el Cristianismo. La misión encomendada a Pablo fue la de establecer una estructura de ideas y no de regulaciones; una estructura de hombres y no de grupos. Ahí estuvo su equivocación. Por esa razón regresará en nuestro futuro como la personalidad de Cristo.
Las características de Pablo parecían muy diferentes del Cristo histórico. Se convirtió al Cristianismo en una experiencia personal muy intensa, un hecho que significaba imprimir en él aspectos personales y no organizacionales.
Todas las personalidades tienen libre albedrío y enfrentan sus propios retos. Fue lo que hizo Pablo. Las “distorsiones” organizacionales en las que incurrió eran quizá necesarias por la manera como se entendían los eventos en aquella estructura histórica. En esa época, cumplieron un propósito, pero su regreso tiene como finalidad destruir esas distorsiones.
Pablo no creó esas distorsiones porque quiso, impulsándolas hacia la realidad histórica. Lo hizo porque se vio forzado a admitir ciertos hechos: en ese mundo, en esa época, era necesario el poder terrenal para sostener las ideas Cristianas en medio de innumerables teorías y religiones y en medio de guerras entre grupos humanos. Su misión era formar una estructura física, aunque sabía y temía que esa estructura podría estrangular las ideas, pero no veía otra manera.
Pablo intentó negar quién realmente era hasta el momento de la conversión. De forma alegórica, representaba la facción guerrera del ser que lucha contra su propio conocimiento y que a la vez intenta orientarse hacia la realidad física. Fue de un extremo al otro, primero en contra de Cristo y luego a su favor. Intentó ocultar la vehemencia y el fuego interior que siempre estuvieron presentes.
Pablo fue la personalidad que debió actuar y manipular en la realidad física, por lo que las características correspondientes eran muy fuertes en él. Cuando el Cristo histórico “murió”, a Pablo le tocó implementar las ideas espirituales en términos físicos para realizarlas. Al hacerlo, sembró las semillas de una organización que las desvirtuaría.
Cristo y Juan cumplieron su misión y quedaron satisfechos por lo que habían hecho. Solo Pablo no quedó satisfecho y es alrededor de esta personalidad que se formará la del futuro Cristo.
La Entidad de la cual forman parte estas tres personalidades, la Entidad de Cristo, conocía todos estos hechos. Las tres personalidades terrenales no estaban tan enteradas, pero en períodos de trance y exaltación se enteraron de gran parte de los hechos.
En el Siglo XXI se presentarán importantes cambios en la naturaleza interior del hombre. Se liberará de muchas limitaciones que han impedido su progreso espiritual. Se iniciará una nueva era. No tendremos un cielo en la tierra, pero sí un mundo más sano y más justo. Un mundo en donde el hombre tendrá el conocimiento para una mejor relación con el planeta y una mayor libertad en relación al tiempo. Aprenderá a comunicarse directamente con Dios y no por medio de estructuras temporales.

lunes, 9 de julio de 2007

La "Segunda Venida"

Las ideas sobre el bien y el mal, dioses y demonios, salvación y condenación, corresponden a símbolos de valores religiosos más profundos. Valores cósmicos que no pueden traducirse en términos físicos.
Estas ideas se convierten en los principales temas de todos los dramas religiosos. Los actores “regresan” una y otra vez, representando distintos papeles. En cualquiera de los dramas religiosos históricos, los actores han podido aparecer antes. El profeta de hoy puede ser el traidor en el drama pasado. Se trata de entidades psíquicas reales. Podemos decir que su realidad se sustenta no solo en el núcleo de su propia identidad sino que está además reforzada por los pensamientos y sentimientos proyectados por la audiencia terrenal, para la que el drama se escenificó.
La identificación psíquica y psicológica es de gran importancia aquí, ya que es el fondo verdadero de los dramas. Podemos decir que el hombre se ha identificado con los dioses que ha creado. El hombre aún no entiende la inmensa calidad de su inventiva y de su poder creativo. Podemos decir que los dioses crean al hombre y este crea los dioses y estaremos más cerca de la verdad. Sin embargo, necesitamos ser muy cuidadosos en las definiciones, pues debemos preguntarnos primero en que se diferencian los dioses de los hombres. Los atributos que le asignamos a los dioses son aquellos inherentes al hombre mismo, magnificados. El hombre cree que los dioses viven eternamente. Los hombres viven eternamente, pero lo han olvidado, y la característica solo se la atribuyen a los dioses
Más allá de los dramas religiosos terrenales y de las historias de dioses y hombres encontramos realidades espirituales. Detrás de los actores en esos dramas están entidades más poderosas que son mucho más que actores en un drama. Detrás de la figura del bien y el mal existe un valor espiritual mucho más profundo. Es por esto que todas las religiones intentan llegar a la verdad y en gran medida temen que esta siempre los elude.
El ser interior solo, en reposo y en meditación, puede tener a veces una idea limitada de las realidades internas, que no pueden expresarse físicamente.
El actor principal en un drama religioso histórico puede estar consciente o no de la manera como ha recibido la información de estas realidades internas. El Jesús histórico sabía quién era. También sabía que el mismo era una de las tres personalidades que formaban una Entidad. Sabía que, en gran medida, compartía la memoria de las otras dos personalidades.
Una de estas tres personalidades es la que regresará y su existencia ha sido profetizada como la “Segunda Venida” en el evangelio de Mateo. Estas profecías se presentaron en términos de la cultura de ese tiempo y contienen distorsiones deplorables, ya que Cristo no regresará al final del mundo, ni regresará para premiar a los justos y enviar a los pecadores a una condena eterna. Iniciará un nuevo drama religioso, con cierta continuidad histórica. Como ya ocurrió antes, no será reconocido como quién realmente es. Tampoco habrá una proclamación gloriosa, ni una reverencia mundial.
Regresará para reorganizar el Cristianismo, que para esa época estará en un estado de total confusión. Establecerá un nuevo sistema de pensar, en un momento en que el mundo lo necesitará desesperadamente. Para ese tiempo, todas las religiones se encontrarán en medio de una crisis severa. Regresará para socavar las organizaciones religiosas, no para unirlas o fortalecerlas. Su mensaje será el del individuo en relación con Dios. Establecerá métodos para que cada persona pueda lograr un estado de íntimo contacto con su propia Entidad. La Entidad, en cierto grado, será mediador ante Dios.
La tercera personalidad de Cristo será conocida como un gran psíquico. Le enseñará a la humanidad a usar los sentidos internos, lo que hará posible la verdadera espiritualidad.

domingo, 8 de julio de 2007

El Significado de la Religión

Existen realizaciones internas que siempre están presentes en el ser interior. Cada personalidad tiene un íntimo conocimiento del significado de la existencia. El conocimiento de la existencia multidimensional no solo esta en el trasfondo de nuestra actividad consciente actual, sino que cada hombre sabe, íntimamente, que su vida consciente depende de una más grande dimensión de realidad. Esta más grande dimensión no puede materializarse en el sistema tridimensional. Sin embargo, el conocimiento de ella fluye desde lo más profundo de nuestro ser, transformando todo lo que toca.
Este fluir llena ciertos elementos del mundo físico con un brillo y una intensidad desconocida. Aquellas personalidades que son tocadas por este fluir, se transforman en algo más de lo que eran. Este conocimiento íntimo intenta encontrar un lugar para sí mismo dentro del paisaje, traduciéndose en términos físicos. Cada hombre posee este conocimiento íntimo dentro de su ser y de alguna manera procura confirmarlo en el mundo físico.
El mundo exterior es un reflejo del mundo interior, aunque no tan perfecto. El conocimiento interior puede compararse con un libro que describe la tierra hogareña y que el viajero lleva en su excursión a un país extraño. Todos los hombres nacen añorando convertir estas verdades en verdades propias para sí mismos, aunque se dan cuenta de la gran diferencia que existe entre ellas y el entorno en el cual viven.
Cada individuo lleva a cabo un drama interno. Es un drama psíquico que finalmente se proyecta con gran fuerza sobre el campo de la historia. El nacimiento de los grandes eventos religiosos surge del drama religioso interior. Este drama es un fenómeno psicológico, en cierta manera, ya que cada ser orientado hacia la realidad física se siente lanzado en solitario hacia un ambiente extraño, no sabiendo su origen, ni su destino y mucho menos la razón para su propia existencia.
Este es el dilema del ego, especialmente en sus primeras etapas. Mira externamente buscando respuestas, pues esa es su naturaleza: manipular dentro de la realidad física. Siente también una intensa conexión, que no comprende, con otras porciones de su propio ser, que no están bajo su control. Sabe que existe un ser interior que posee el conocimiento en el cual se basa su propia existencia. A medida que se desarrolla, continúa buscando confirmación externa de este íntimo conocimiento. El ser interior sostiene y respalda al ego. Conforma sus verdades en datos orientados físicamente, datos que el ego pueda entender, y los proyecta hacia la realidad física. Cuando el ego los ve materializados, le va a ser más fácil aceptarlos.
En ocasiones nos encontramos con eventos en los que algunos hombres son tocados por una gran iluminación, que los distingue de las grandes masas humanas, y que están revestidos de gran poder. Existen también períodos históricos mucho más brillantes que otros. Periodos en que aparecen profetas, genios y reyes con características más que humanas.
Estas personalidades han sido escogidas por otras para manifestar exteriormente las verdades íntimas que todos conocen intuitivamente. Estas personalidades reciben sus poderes y habilidades, más que terrenales, de sus semejantes y en seguida las exhiben para que todo el mundo las vea. Ellos representan el papel del bendito ser interior que no puede operar en la realidad física. La personalidad así tocada se convierte en lo que verdaderamente es. Emerge como el héroe eterno, en un drama religioso externo, de la misma manera como el ser interior es el héroe eterno del drama religioso interno.
Cuando esta personalidad aparece en la historia, es reconocida intuitivamente, ya que el camino se ha preparado y en muchos casos las profecías han anunciado su llegada.
Estas personalidades no aparecen por casualidad. No se han escogido al azar. Son personalidades que han asumido la responsabilidad por este rol. Después de su nacimiento, tienen conocimiento, en varios grados, de su destino y ciertas experiencias precipitan su memoria total. Hacen las veces de representantes de Dios. Puesto que todos nosotros también hacemos parte de Dios, todos representamos el mismo papel.

Buenos Propósitos

Pensemos que hoy es el primer día del resto de nuestra vida y pongamos en práctica algunos propósitos y resoluciones que la cambiarán, para bien.

Me aprobaré a mí mismo, mis características, mis habilidades, mis gustos y disgustos, mis inclinaciones, dándome cuenta de que ellas constituyen mi individualidad única. Se me han dado por alguna razón.
Apruebo y me regocijo por mis logros y seré tan riguroso en enumerarlos y recordarlos como también lo seré en recordar y enumerar mis fracasos.
Recordaré la estructura creativa de la existencia en la cual tengo mi ser. Recordaré que la dimensión espiritual, a la cual realmente pertenezco, es la fuente de posibilidades, potenciales y milagros y que las puertas para una existencia creativa siempre están abiertas.
Comprenderé que el futuro es probabilidad. En términos de la existencia ordinaria, no existe nada allí ahora. Es territorio virgen que voy a sembrar con mis sentimientos y pensamientos presentes. Lo que sembraré serán logros y éxitos y recordaré que nada puede existir en el futuro que yo no quiera encontrar allá.

sábado, 7 de julio de 2007

Ejercicio para la Meditación

Pretenda que está en un sitio iluminado, que bien puede ser el cuarto en donde está sentado. Cierre los ojos y pretenda que la iluminación se ha ido, que todo lo que había a su alrededor desapareció y que está solo.
Todo está oscuro. Esté tranquilo. Imagine, tan vívidamente como sea posible, la existencia de sentidos internos. Por ahora, pretenda que ellos corresponden a sus sentidos físicos. Saque de su mente todos los pensamientos y preocupaciones. Sea receptivo. Sutilmente escuche, no los sonidos físicos, sino los sonidos que le llegan de sus sentidos internos.
Pueden empezar a aparecer imágenes. Acéptelas como si provinieran de sus sentidos físicos. Pretenda que existe un mundo interior, que se le revelará en la medida que aprenda a percibir con estos sentidos internos.
Pretenda que ha estado ciego para este mundo interior toda su vida y que lentamente está empezando a ver en medio de él. No lo juzgue por las imágenes sin sentido que percibirá al principio, o por los sonidos que oirá inicialmente, ya que estará utilizando sus sentidos internos de manera imperfecta.
Haga este ejercicio simple por unos momentos antes de dormir o descansar. Puede también hacerlo en el transcurso de un día ordinario, cuando ejecuta una tarea que no le demanda toda su atención.
Estará simplemente aprendiendo a enfocarse en una nueva dimensión, obteniendo imágenes muy rápidas de un entorno extraño. Debe recordar que estará percibiendo solo imágenes muy sutiles y rápidas. Simplemente acéptelas, sin intentar juzgarlas o interpretarlas en este momento.
Diez minutos diarios son suficientes.

viernes, 6 de julio de 2007

Actividades de los Voceros

En líneas generales, quién llega a ser un Vocero, siempre será Vocero, según nuestros términos. En algunas encarnaciones, las habilidades correspondientes las usará tan poderosamente, que todos los otros aspectos de su personalidad permanecerán desapercibidos. En otras oportunidades, las habilidades se usarán tímidamente. Todos los Voceros tienen la capacidad de proyectar sus pensamientos y sentimientos de una manera muy vívida. Se pueden mover de la realidad interna a la externa con facilidad. Saben como usar el simbolismo. En el nivel inconsciente, son altamente creativos, pues constantemente forman estructuras psíquicas por debajo de la conciencia normal, que pueden ser utilizadas por ellos mismos y por otros en los estados de trance y de sueño. A menudo se aparecen a otros en el sueño y les enseñan a manipular en la realidad interna. Forman imágenes con las cuales el soñador se familiariza, que le sirven como puentes o salidas hacia otro tipo de conciencias diferentes a las nuestras.
Los Voceros fueron quienes originaron simbolismos como los dioses del Olimpo y el cruce del Río Stys. Los simbolismos y las estructuras de la religión deben existir no solo en el mundo físico sino también en el inconsciente. Los Voceros desarrollan sus actividades tanto en el estado de sueño como cuando están despiertos. Gran parte de la información pertinente es memorizada durante el sueño y transmitida de la misma manera. La información se ilustra con eventos ocurridos en el sueño y eventos ocurridos en viajes a otras realidades.
Las imágenes convencionales del Dios Cristiano y de los santos las pueden utilizar los Voceros vívidamente. La religión de los egipcios se basó principalmente en las enseñanzas de los Voceros. Sin embargo, cuando se transmitieron a la gente, se presentaron distorsiones que determinaron su posterior decaimiento.
A través de los años los Voceros les han enseñado a las personas en estado de sueño a manipular en ese y en otros entornos. Les han enseñado a traer esa información a la conciencia normal, de manera que pueda ser utilizada por la personalidad en su realidad física. Algunas personas logran recordar estas actividades del sueño, pero las pueden interpretar mal, de acuerdo con sus creencias.
Un Vocero, en el estado de sueño, puede acudir en ayuda de un individuo que está teniendo dificultades en una realidad interna, en el estado de sueño. Esto es lo que ha dado base para la idea de los Ángeles Guardianes. Un buen Vocero es efectivo en todas las realidades, ya que está en capacidad de crear estructuras dentro de la realidad física y dentro de las otras realidades internas no físicas. Muchos artistas, poetas y músicos son Voceros. Se encargan de traducir una realidad en los términos de otra y forman estructuras psíquicas que pueden ser percibidas por más de una realidad.
Los Voceros nos ayudan en la formación de los sueños, que son en realidad producciones artísticas multidimensionales, es decir, sueños que existen en más de una realidad.
La misión de los Voceros es ayudarnos a entender esta existencia multidimensional y traerla a nuestra atención consciente. Solo cuando sintamos o percibamos intuitivamente las profundidades de nuestra experiencia, estaremos en capacidad de tener una idea de la naturaleza de Dios o Todo lo que Existe. Cuando conozcamos mejor la manera como nuestra conciencia opera en la vida física, podremos observar como ella manipula en otras menos familiares. Las realidades probables son solamente probables porque no somos conscientes de ellas.

miércoles, 4 de julio de 2007

Los Voceros

Los métodos secretos detrás de todas las religiones tenían el propósito de conducir al hombre al reino de comprensión que existe más allá de los símbolos y las historias. Llevarlo a una comprensión íntima de las realidades dentro y fuera del mundo físico. Existen manuscritos aún no descubiertos, procedentes de monasterios especialmente españoles, que hablan de grupos encubiertos dentro de las órdenes religiosas que mantuvieron vivos estos secretos, mientras otros monjes se dedicaban a copiar viejos manuscritos en latín.
También existieron tribus en África y Australia que nunca aprendieron a escribir y que conocían estos secretos. Aparecieron hombres llamados Voceros que los memorizaron y los expandieron hacia Europa, inclusive a los territorios nórdicos, antes de la época de Cristo. El mundo estaba mucho más maduro para el advenimiento del cristianismo de lo que se supone, por la labor de estos grupos. Las ideas ya se habían sembrado en Europa.
Algunos conceptos importantes se perdieron. Las enseñanzas de los Voceros hacían énfasis en métodos prácticos de la vida. Reglas que se podían entender, pero las razones que las sustentaron fueron olvidadas.
Los Druidas obtuvieron buena parte de sus conceptos de los Voceros. También lo hicieron los Egipcios. Los Voceros aparecieron mucho antes que cualquiera de las religiones que conocemos y su religión surgió espontáneamente en muchas áreas, extendiéndose desde el corazón de África y Australia. Existió un grupo separado en el área en donde más tarde habitaron los Aztecas.
Algunos grupos de los Voceros perduraron a través de varios siglos. Como habían sido muy bien entrenados, los mensajes conservaron su autenticidad. Creían que no era conveniente escribir estos mensajes. Utilizaban símbolos naturales de la tierra y entendían claramente las razones que los sustentaban. Existieron como líderes en la Edad de Piedra y sus habilidades les ayudaron a los hombres de las cavernas a sobrevivir. Como no había comunicación física entre los distintos grupos de Voceros, algunos no sabían de la existencia de otros. Sus mensajes eran puros y sin distorsiones y muchos de quienes los escucharon los convirtieron en cuentos y parábolas. Gran parte de las escrituras Judías contienen vestigios de los mensajes de los Voceros, pero con algunas distorsiones.
Este conocimiento interior siempre ha estado disponible, pero debe manifestarse en la realidad física. Los Voceros fueron los primeros en hacerlo conocer. En ocasiones, solo uno o dos Voceros estuvieron vivos en varios siglos. Otras veces, hubo muchos. Ellos sabían que el mundo surgía de su realidad interior y así lo expresaron. Sabían que los objetos aparentemente sólidos que los rodeaban estaban formados por conciencias minúsculas. Sabían que con su propia creatividad convertían las ideas en materia y que esta tenía conciencia y estaba viva. Sabían de la íntima y natural conexión entre ellos y su entorno y que lo podían alterar con sus propias acciones.

martes, 3 de julio de 2007

El Bien y el Mal - Simbolismos Religiosos

El desarrollo y progreso del alma generalmente se expresa en términos de dirección. Progresar se supone que es ascender. El dogma cristiano habla de la ascensión de Cristo, indicando un ascenso vertical hacia el cielo. Por otra parte, el horror del castigo religioso, el infierno, se sitúa en el fondo de todas las cosas.
Pensamos que el desarrollo tiene una sola línea de dirección. La idea de evolución, en su significado popular, promulgó la teoría según la cual, en una progresión gradual y dirección única, el hombre surgió del simio.
El mensaje relacionado con la realidad interna se promulgó en términos que el hombre de la época de Cristo pudiera comprender. El desarrollo se manifiesta en todas las direcciones. El alma no asciende una serie de escalones, cada uno representando un punto de desarrollo nuevo y más alto. El alma permanece al centro de sí misma, explorando y extendiendo sus capacidades en todas las direcciones a la vez. El sistema probable de realidad nos muestra la verdadera naturaleza del alma y nos lleva a cambiar las ideas religiosas corrientes. La naturaleza del bien y el mal es un punto muy importante.
Expresémoslo de la manera más simple posible, aunque difícil de entender en la actualidad: el mal no existe. Obviamente estamos enfrentando permanentemente los que parecen ser efectos malos. Se ha dicho que si hay un dios, debe haber un demonio, y que si existe el bien, también existirá el mal. Es como decir que si una manzana tiene una parte superior, también debe tener una inferior, sin comprender el hecho de que ambas son parte de la manzana.
Regresemos a los hechos fundamentales: Nosotros mismos creamos la realidad con nuestros pensamientos, sentimientos y actos mentales. Algunos de los anteriores son materializados físicamente y otros en sistemas probables. Se nos presenta una serie infinita de opciones, algunas favorables y otras no favorables. Debemos comprender que cada acto mental corresponde a una realidad por la cual somos responsables. Esa es la razón por la cual estamos en este sistema de realidad. Mientras creamos que existe un demonio, crearemos uno, lo suficientemente real para nosotros. Como este demonio ha recibido la energía de todos los que creen en él, tendrá cierto tipo de conciencia propia, pero no tendrá poder ni realidad para quienes no creen en él, ya que no le dan energía con su creencia. En otras palabras, es una alucinación. Como lo anotábamos anteriormente, quienes creen en un infierno y piensan que deben estar en él por sus creencias, lo van a experimentar realmente, aunque no en términos de eternidad. El alma no es ignorante por siempre.
Quienes tienen estas creencias, no tienen la confianza necesaria en la naturaleza de su conciencia y de su alma, porque no se concentran en el poder del bien sino en el poder del mal, y con temor. La alucinación se crea por la creencia y el temor. La idea del demonio no es más que la proyección masiva de ciertos temores producida por mucha gente.
Algunas religiones antiguas entendieron la naturaleza alucinante del demonio. En la época de los egipcios, estas ideas prevalecieron, especialmente entre las masas. En ese tiempo, les quedaba muy difícil entender el concepto de dios sin el concepto del demonio.
Las tormentas son eventos naturales muy creativos, aunque también pueden causar destrucción. El hombre solamente veía la destrucción. Algunos comprendían intuitivamente que sus efectos eran creativos, a pesar de las apariencias, pero difícilmente podían convencer a los demás.
El contraste entre la luz y la oscuridad presenta el mismo cuadro. El bien era visto como la luz, ya que el hombre se sentía más seguro en el día. En consecuencia, al mal se le asignaba la noche.
No existen demonios esperando para llevarnos al infierno, a no ser que nosotros mismos los creemos, en cuyo caso el poder reside en nosotros y no en el supuesto demonio.