Datos personales

sábado, 30 de junio de 2007

Reencarnación de Civilizaciones

Podemos decir que existe la reencarnación de civilizaciones, como existe la de individuos. Cada personalidad que encarna, busca mejorar aquellas habilidades que solo en el entorno físico tienen un desarrollo óptimo. Cada una tiene una responsabilidad para la civilización en la que tiene su existencia, ya que contribuye a formarla con sus pensamientos, emociones y acciones.
La personalidad aprende de sus éxitos y de sus fracasos. Pensamos que la historia física se inició con el hombre de las cavernas hasta llegar a la época presente. Sin embargo, hemos tenido otras civilizaciones científicas, algunas de las cuales se conocen en leyendas y otras totalmente desconocidas, todas ellas desaparecidas, en nuestros términos.
Pensamos que solo tenemos una oportunidad para resolver nuestros problemas y la alternativa de destruirnos con nuestra propia agresividad, por carencia de entendimiento y espiritualidad.
Así como se nos han dado muchas vidas para desarrollar y realizar nuestras habilidades, a la especie también se le ha permitido más de una línea de desarrollo histórico, que es la que actualmente conocemos. La estructura de la reencarnación no es más que una cara del cuadro total de probabilidades. Disponemos de todo el tiempo que se necesite para desarrollar los potenciales que debemos realizar, antes de dejar el ciclo de reencarnaciones. Muchos grupos de personas, en varios ciclos de reencarnaciones, se han encontrado con crisis sucesivas, han alcanzado el mismo punto de desarrollo nuestro, lo han superado o han destruido su civilización. En este último caso, se les ha dado otra oportunidad, teniendo conocimiento consciente de su fracaso y de sus causas. Dieron inicio a su nueva civilización con grupos primitivos que ya tenían cierto conocimiento íntimo de lo sucedido.
Otros grupos que resolvieron sus problemas, abandonaron el planeta físico y se ubicaron en otros del universo físico. Quienes lograron ese alto nivel de desarrollo eran seres maduros, espiritual y psíquicamente, capaces de utilizar energías de las cuales no tenemos un conocimiento práctico.
Para estos seres La Tierra es ahora su hogar legendario. Formaron nuevas razas y especies que ya no se acomodaban a nuestras condiciones atmosféricas. Continuaron con sus ciclos de reencarnación mientras habitaron en la realidad física. Muchos de ellos mutaron y abandonaron el ciclo de reencarnaciones. Evolucionaron espiritualmente hasta convertirse en las entidades mentales que siempre fueron. Descartaron la forma material. Este grupo de seres aún tienen gran interés en nuestro planeta, nos dan soporte y energía y los podemos considerar como dioses de la tierra.
En nuestro planeta estos seres estuvieron involucrados en tres civilizaciones, mucho antes de la época de la Atlántida, cuando el planeta ocupaba una posición diferente. Los polos también tenían una posición diferente. Estas civilizaciones eran muy avanzadas tecnológicamente y la segunda de ellas superó el nivel de nuestra actual civilización.
Utilizaban el sonido muy efectivamente para sanar, como fuente de poder para vehículos de locomoción, para transportar grandes cantidades de materia física y para la guerra.
Esta segunda civilización existió en áreas que ahora se conocen como África y Australia, pero con climas totalmente diferentes. Esta civilización se concentró en las áreas descritas y no intentó expandirse. Compartieron el planeta con grupos de gente primitiva, desorganizada y dispersa. No intentaron “civilizar” estos grupos e hicieron todo lo posible por impedir su progreso.
Los miembros de esta civilización eran una rama de la anterior que decidió abandonar el planeta y habitar otras áreas del universo físico.

viernes, 29 de junio de 2007

Cristo

La figura de Cristo representa, simbólicamente, nuestra idea de Dios y sus relaciones. Existieron tres personalidades que la historia mezcló y que colectivamente se conocieron como Cristo. Es por esta razón que existen tantas discrepancias en los registros históricos. Fueron tres hombres, porque en esa instancia de nuestro desarrollo, no habría sido posible aceptar una mujer.
Estas tres personalidades formaban parte de una Entidad. En esa época, no podríamos imaginarnos a Dios sino como un padre. Tampoco lo hubiéramos podido imaginar en términos distintos a los humanos. Estas tres personalidades protagonizaron un drama, con un alto significado simbólico, impulsado por una energía poderosa.
Los eventos, tal como fueron registrados, no ocurrieron históricamente. La crucifixión de Cristo fue un evento psíquico y no físico. En este drama se desarrollaron ideas de magnitud inimaginable. Los discípulos fueron fragmentos de personalidad creados por la Entidad de Cristo. Judas representó el traidor a sí mismo. Dramatizó aquella parte de la personalidad individual que se enfoca en la realidad física buscando, con codicia, sacar partido de los demás.
Cada uno de los doce apóstoles representaba cualidades de la personalidad que tiene cada individuo y Cristo representaba el ser interior. Cristo y los doce discípulos, en conjunto, representaban una personalidad terrenal – el ser interior y doce características principales – conectadas con el ego.
Este drama fue una parábola viviente hecha carne entre nosotros. Un drama cósmico escenificado en nuestro beneficio y elaborado en términos que pudiéramos entender. Las lecciones del drama fueron muy claras, porque todas las ideas que las sustentaban se personificaron. Se trató de un drama local de códigos morales, escenificado en una esquina de nuestro universo.
Las tres personalidades que en conjunto constituyeron a Cristo nacieron en nuestro planeta, encarnaron entre nosotros. Ninguno fue crucificado. Los doce discípulos fueron materializaciones de las energías combinadas de las tres personalidades. Fueron dotados con plena individualidad y su tarea fue manifestar en ellos mismos ciertas cualidades inherentes a todos los hombres.
Se han dado los mismos tipos de dramas de manera diferente, pero en el fondo, es el mismo drama. La personalidad de Cristo no ha aparecido en todos los sistemas de realidad, pero la idea de Dios se ha manifestado en cada sistema de una manera comprensible para quienes lo habitan. Este drama sigue existiendo y no pertenece sólo al pasado, aunque allí lo hemos situado. Fue un drama muy significativo y el espíritu de Cristo es legítimo. Se trata del drama probable de Dios que escogimos para percibir. Existieron otros dramas, percibidos por otros, pero no por nosotros; y hay otros dramas que existen ahora.
Otras religiones tuvieron su base en diferentes dramas, en los cuales las ideas se presentaron de una manera comprensible para varias culturas. Desafortunadamente, las diferencias entre los dramas a menudo causaron malentendidos y estos se usaron como excusas para guerras. Todos estos dramas también se han escenificado en el estado del sueño. Las figuras que personifican a Dios inicialmente se introdujeron al hombre en el estado del sueño y así se preparó el terreno. En visiones e inspiraciones el hombre supo que el drama de Cristo se presentaría, de tal manera que lo reconocería cuando ocurriera físicamente.

jueves, 28 de junio de 2007

Dios-Todo Lo Que Existe

Existen muchos sistemas probables de realidad, en los cuales los elementos físicos predominan. Todos nosotros existimos en otros sistemas no físicos. Nuestros pensamientos y emociones se manifiestan en muchas otras formas, distintas de las que conocemos en nuestro campo de existencia.
Solamente una porción de nuestra identidad total nos es familiar. Cuando tratamos el asunto de un ser supremo, nos imaginamos una personalidad masculina, con las mismas habilidades que poseemos, y haciendo énfasis en las cualidades que más admiramos. Este dios imaginario ha venido cambiando a través de los siglos, de acuerdo con las ideas cambiantes que hemos tenido sobre el hombre.
Hemos visto a Dios como un ser cruel y poderoso, cuando el hombre creyó que esas eran características muy deseables y necesarias, particularmente en las batallas por la supervivencia física. El hombre proyectó estas características sobre la idea de dios, porque las envidiaba y las temía. En otras palabras, el hombre creo un dios a su imagen y semejanza.
En una realidad multidimensional, los viejos conceptos de Dios no tienen sentido. El término ser supremo está distorsionado, pues estamos proyectando en él cualidades de naturaleza humana. Si nos dicen que Dios es una idea, no entenderíamos el significado, porque aún no comprendemos las dimensiones en las cuales una idea tiene su realidad, ni la energía que puede originar y propulsar. No creemos en las ideas de la misma manera como creemos en los objetos. Si nos dicen que Dios es una idea, interpretaremos esto como si Dios fuera algo menos que real, nebuloso, sin realidad, sin propósito.
Nuestra imagen física es la materialización de la idea que tenemos de nosotros mismos, dentro de las propiedades de la materia. Sin la idea de nosotros mismos, la imagen física no existiría. El poder inicial y la energía de esa idea mantiene nuestra imagen viva. Las ideas son algo mucho más importante de lo que nos damos cuenta. Si intentamos aceptar la idea de que nuestra existencia es multidimensional, que vivimos en medio de probabilidades infinitas, podremos tener una ligera visión de la realidad que existe detrás de la palabra “dios”, aunque es casi imposible captar el concepto de dios en palabras.
Dios, primero que todo, es un creador, no solamente del universo físico sino de una infinita variedad de existencias probables, mucho más numerosas que los elementos del universo físico, tan familiares para la ciencia. Dios no solamente envió un hijo para vivir y morir en un pequeño planeta. Dios es parte de todas las probabilidades.
Hemos oído historias y parábolas sobre orígenes del universo. Todas han sido intentos de transmitir conocimientos en los términos más simples. A menudo hemos encontrado respuestas para preguntas que literalmente no tienen significado fuera de nuestro sistema de realidad.
Digamos que no hubo un origen o principio, ni habrá un final para el universo. Como tenemos una idea tan distorsionada del tiempo, principios y fines parecen ser inseparables y eventos válidos. En la medida en que cambiemos el enfoque de nuestra atención, lejos de la realidad física, vamos a tener cierta evidencia de otras realidades. Si nuestra conciencia sigue apegada a las viejas ideas, será imposible entender lo que realmente pasa

miércoles, 27 de junio de 2007

La Evolución

Así como la vida de cada individuo surge de dimensiones escondidas, más allá de aquellas fácilmente accesibles en términos físicos; y así como extrae su energía y poder para actuar de fuentes inconscientes, de igual manera, el actual universo físico también lo hace. Este también tiene una fuente y obtiene su energía de otras más profundas realidades.
La historia, tal como la conocemos, representa apenas una sola luz sobre la cual nos enfocamos. Es tan intensa nuestra concentración sobre su destello, que cuando nos preguntamos sobre la naturaleza de la realidad, automáticamente dirigimos nuestra atención hacia este centelleante momento que llamamos realidad física. Cuando nos preguntamos sobre sus orígenes, sin pensarlo, hablamos de un creador de esa sola luz. Aunque es única, si por lo menos entendiéramos de qué se trata, comprenderíamos la verdadera naturaleza de la realidad.
La Historia, tal como la concebimos, apenas representa una muy delgada línea de probabilidades en la cual estamos inmersos. No representa la totalidad de la vida de la especie, ni es el catálogo completo de las actividades físicas, ni cuenta la historia de las criaturas físicas, ni sus civilizaciones, guerras, tecnologías y logros. La realidad es mucho más diversa, más rica e indescriptible de lo que realmente suponemos o comprendemos. La evolución, tal como la conocemos y tal como ha sido clasificada por la ciencia, apenas representa una línea probable de evolución, precisamente aquella en la que nos encontramos.
Existen muchos más desarrollos evolutivos, igualmente reales, que ocurrieron, están ocurriendo y ocurrirán en otros sistemas probables de la realidad física. Las diversas e infinitas posibilidades de desarrollo, nunca podrán aparecer en una estructura tan sencilla de la realidad.
Nuestro orgullo e inocencia nos lleva a imaginar que el sistema evolutivo que conocemos es exclusivo y que físicamente no existe ningún otro. Dentro de la realidad física que conocemos, hay indicios y señales sobre la naturaleza de otras realidades físicas. Latentes en nuestra forma física existen otros sentidos que no utilizamos y que podríamos hacer aparecer en nuestra probabilidad y no lo hacemos.
Ninguna línea evolutiva es una línea muerta. Si en nuestro sistema desaparece, emergerá en otro. Todas las probables manifestaciones de la vida y la conciencia tienen su día y crean las condiciones en las cuales puedan florecer. En nuestros términos, ese día es eterno.
Las líneas evolutivas de que hemos hablado, corresponden no solamente a nuestro planeta y sistema solar, sino que también son válidas para el universo que conocemos. Somos conscientes apenas de una porción de la existencia física.
No solamente somos criaturas corporales formando imágenes de carne y hueso e interactuando en un particular tipo de espacio-tiempo; también somos criaturas que surgen de una particular dimensión de probabilidades. Hemos nacido en dimensiones de realidad apropiadas para nuestro desarrollo y crecimiento.

martes, 26 de junio de 2007

El Nacimiento

Los átomos que componen el feto tienen su propia clase de conciencia. Esta existe antes de que la conciencia de la personalidad que va a reencarnar entre en el cuerpo. La conciencia de la materia está presente en todo tipo de materia: un feto, una roca, una hoja de hierba, una puntilla.
La manera como entra en el feto la nueva personalidad, la determinan sus inclinaciones, deseos y características, teniendo presentes algunas precauciones. No hay ninguna regla que diga que debe entrar en la forma en un preciso momento, bien sea el de la concepción, en los primeros meses del feto, o en el momento del nacimiento. El proceso es gradual, individual y determinado por experiencias en otras vidas. Depende especialmente de las características emocionales, no necesariamente de la última encarnación, sino de la tensión emocional que se haya presentado en un grupo de ellas.
Se presentan varios métodos de entrada. Si ya existe una relación muy fuerte entre los padres y el niño y si la personalidad está extremadamente ansiosa por reunirse con ellos de nuevo, entrará en el momento de la concepción. En este caso, una porción de su conciencia continuará operando en la realidad entre vidas. Al principio, el estado del útero será como en el estado del sueño, ya que la personalidad estará todavía en la situación entre vidas.
En estas circunstancias, casi siempre existe una muy fuerte conexión entre los padres y el niño. También se puede tratar de un deseo obsesivo de regresar a la realidad física, por parte de la personalidad que reencarna. El que esto ocurra, no es inconveniente en manera alguna. Significa que la personalidad se siente bien en la existencia física y que encuentra en ella una dimensión útil para el desarrollo de sus propias habilidades.
Algunas personalidades se apresuran a entrar en el momento de la concepción por motivos no tan nobles, como la codicia, o por un deseo obsesivo de resolver algunos problemas pendientes. Otras personalidades, que no han sentido mucho afecto por la realidad física, demoran su entrada en el cuerpo por algún tiempo y permanecen a cierta distancia de él.
Como en todos los casos las decisiones se han tomado anticipadamente, la personalidad que va a reencarnar sabe cuando será el momento de la concepción que ha estado esperando. Entonces puede entrar o no en ese momento, pero estará atraído irresistiblemente a ese punto y momento del espacio-tiempo. Es frecuente que antes de la concepción la personalidad visite el entorno de quienes serán sus padres.
En la existencia entre vidas, la personalidad puede ver imágenes de su futura existencia. No verá algunos eventos en particular, pero sí experimentará lo esencial de su nueva relación y recordará los retos que se ha impuesto. Los fantasmas del futuro son tan reales en los hogares como los del pasado.
El nacimiento produce un poderoso impacto en la personalidad que entra en la realidad física. La conciencia del cuerpo es fortalecida de inmediato en este momento y estará lista para actuar y reaccionar bajo nuevas condiciones controladas.
Antes de que la nueva personalidad entre en el cuerpo, el feto se siente parte del organismo de la madre. Este soporte desaparece en el momento del nacimiento. Si la personalidad aún no ha entrado en el cuerpo, lo debe hacer en ese momento para estabilizar el nuevo organismo.

lunes, 25 de junio de 2007

Las Relaciones en la Reencarnación

A través de las existencias en la reencarnación expandimos nuestra conciencia, ideas, percepciones y valores. Rompemos con las restricciones que nosotros mismos nos hemos impuesto, crecemos espiritualmente y aprendemos a liberarnos de dogmas y conceptos limitantes.
Cuando tenemos ideas muy rígidas sobre los conceptos del bien y el mal y sobre la naturaleza de la existencia, estas ideas nos pueden atar como un perro a un palo, dando vueltas a su alrededor en un radio muy pequeño. En tales casos, vamos a emplear cierta cantidad de existencias, batallando contra estas ideas, en medio de confusión, dudas y ansiedad.
Cuando sentimos odio hacia otra persona, ese odio nos atará a ella durante tantas vidas como sea necesario, hasta que desaparezca. Si nos concentramos intensamente en las injusticias que hemos sufrido, atraeremos hacia nosotros experiencias del mismo tipo, en esta y en una próxima existencia. Quienes no aprovechamos las oportunidades que se presentan en esta vida, tampoco lo haremos cuando termine. No podremos decir: cuando esta vida termine, revisaré mi experiencia y corregiré lo necesario. Estaremos haciendo lo mismo que un joven que dice: cuando llegue a viejo y me retire, haré uso de las habilidades que ahora no estoy aprovechando.
Es necesario saber que desde ahora estamos escribiendo el libreto para la próxima existencia. Los pensamientos que tenemos hoy, en cierta forma, son la materia prima para esa próxima existencia. Los éxitos y las habilidades de hoy, han sido elaborados en existencias pasadas. Nosotros mismos hicimos lo necesario para conseguirlo.
Si observamos las personas que están a nuestro alrededor, parientes, amigos, conocidos, socios, compañeros de trabajo, sabremos que clase de persona somos, ya que los atraemos y ellos nos atraen, por íntimas semejanzas.
Si examinamos nuestros pensamientos durante cinco minutos, varias veces al día y en un número de veces al mes, vamos a tener una muy buena idea de la clase de vida que estamos preparando para la próxima existencia. Si no nos satisface lo que descubrimos, es hora de ir cambiando nuestros actuales pensamientos y sentimientos.
Hemos nacido en medio de la familia actual por una razón. Las familias tienen propósitos inconscientes. Cada uno de sus miembros persigue sus propias metas, también de manera inconsciente. Los grupos familiares se establecen previamente en la existencia entre vidas. En ocasiones, algunos de sus miembros acuerdan imponerse ciertas metas o retos, en los cuales cada uno tiene su propio papel, que desarrollará en la existencia física.
El ser interior siempre estará consciente de los mecanismos empleados por estos grupos familiares. Quienes han estado unidos por fuertes lazos emocionales, seguirán con su relación durante varias existencias. Aparecerán nuevas relaciones con miembros de familias de las otras reencarnaciones.
Algunas veces los miembros de grupos militares, religiosos, deportivos, etc., en una próxima existencia, formarán grupos familiares para resolver viejos problemas de una manera distinta
La familia se debe considerar como un grupo de actividad psíquica, que tiene una identidad subjetiva, de la cual ninguno de sus miembros es consciente.

domingo, 24 de junio de 2007

El Estado de Transición

El Estado de Transición depende de las condiciones y circunstancias de cada individuo. Algunas personas tienen más dificultades que otras para entender su verdadera situación. Otras necesitan liberarse de algunos símbolos e ideas que van a impedir su desarrollo. Este período de transición puede ser corto o largo, dependiendo de si se necesita o no algún tipo de entrenamiento.
Los principales impedimentos que se encuentran en este período de transición, son algunas ideas erróneas que el individuo ha aceptado. Por ejemplo, la creencia en el cielo y el infierno, en determinadas circunstancias, puede ser desventajosa. Algunas personas se niegan a aceptar que siempre van a encontrar nuevas tareas, desarrollos y retos, que deben cumplir, en lugar de las situaciones convencionales que dice ofrecer el cielo.
Como decíamos antes, la creencia en un cielo puede hacer que la persona, por cierto tiempo, se encuentre en ese entorno, creado por ella misma. Más adelante comprenderá que su experiencia demanda nuevos desarrollos y que ese tipo de cielo es en realidad estéril y aburrido.
Otras personas tienen la creencia de que por sus pecados serán enviados al infierno y la fuerza de esa creencia hace que, por algún tiempo, encuentran esas condiciones infernales. Recordemos, sin embargo, que siempre habrá guías y maestros disponibles, que ayudarán a superar esas falsas creencias. Cuando se trata de condiciones infernales, las personas se van a dar cuenta más rápidamente de la verdadera situación. Sus propios temores hacen que la respuesta llegue pronto. En todos estos casos, es la misma persona la que crea su experiencia. Esa es la realidad básica e incontrovertible de todas las conciencias y de la existencia misma.
No existen lugares, ni situaciones, ni condiciones que una personalidad deba encontrar. Es el caso del suicida, para quien no existe un castigo específico, como se cree regularmente. Todos ellos son tratados como individuos. Los problemas que no enfrentó en su vida, los deberá enfrentar en la próxima y esto no le ocurre exclusivamente a los suicidas.
El suicida se procura su propia muerte, porque rechaza la existencia en términos distintos a los que el quiere para si mismo. En este caso, tendrá que aprender de una manera diferente.
Las condiciones conectadas con un acto de suicidio son importantes, como lo son la realidad íntima y la comprensión del individuo. Muchas enseñanzas filosóficas dicen que los suicidas van a encontrar un castigo especial y ese no es el caso. Sin embargo, si una persona termina con su vida, creyendo que el acto mismo aniquila su conciencia para siempre, se tratará de una idea falsa que impedirá su progreso y desarrollo e intensificará su sentimiento de culpa, cuando se entere de la verdadera situación. Entonces lo someterán a varios tipos de terapia. Por ejemplo, la persona es llevada de regreso a los eventos que tuvieron lugar antes de la decisión de suicidarse. En ese momento, se le permite cambiar la decisión y se le induce un efecto de amnesia, de tal manera que el acto del suicidio es olvidado. Más adelante, a la persona se le informa de lo que ocurrió, cuando ya esté en capacidad de entender y encarar la situación.
Otro impedimento para el progreso de las personas es una obsesiva preocupación por los asuntos terrenales. La personalidad insiste en enfocar su energía y sus habilidades perceptivas en la existencia física. Está obsesionado con los asuntos terrenales y estará merodeando su casa y alrededores.
Cuando una personalidad se identifica fuerte y exclusivamente con sus propias características sexuales, también impedirá su progreso, ya que rechaza los cambios sexuales que siempre se presentan en las realidades sujetas a la reencarnación.
Hemos descrito los impedimentos que se le presentan a las personalidades que están en el estado de transición, en la realidad cercana después de la muerte. Veamos ahora algunas excepciones.
La creencia en el cielo, cuando no es obsesiva, puede ser una estructura útil como base para que las personas acepten con facilidad las explicaciones que se le van a dar sobre su nueva situación.
La creencia en un Día del Juicio, también es una estructura apropiada, en muchos casos. Aunque no habrá ningún tipo de castigo relacionado, la persona está preparada para un cierto tipo de examen y evaluación espiritual.
Quienes ya tienen pleno conocimiento de que su realidad es creada por ellos mismos, tendrán mínimas dificultades. Quienes ya han aprendido y comprendido la manera como se opera conscientemente en el sueño, tendrán una gran ventaja. Creer en demonios es altamente desventajoso, en esta y en la siguiente realidad, después de la muerte.
La teología de los opuestos tiene muchas desventajas. Si la persona cree que el bien está compensado por el mal, estará atada a un sistema de realidad muy limitado, que tiene las semillas de grandes tormentos. El bien se torna sospechoso, porque el mal enseguida lo va a compensar.
La creencia en el bien, que no esté compensada por el mal, nos parecerá poco realista. Sin embargo, creer en el bien y no en el mal, es el mejor seguro que podemos tener en esta y en la otra vida.
Aunque puede confundir nuestro intelecto y nuestros sentidos físicos, creer en el bien sin creer en el mal, es mucho más realista. En nuestra experiencia física mantendremos el cuerpo más saludable, psicológicamente estaremos libres de temores y dificultades mentales y podremos desarrollar más fácilmente nuestras habilidades. Después de la muerte, nos liberaremos de la creencia en demonios, infiernos y castigos y estaremos mejor preparados para conocer la verdadera naturaleza de la realidad.

sábado, 23 de junio de 2007

Experiencias Opcionales

Disponemos de una gran variedad de experiencias opcionales, abiertas para nosotros en la realidad próxima, después de la muerte, de las cuales escogeremos la siguiente vida. Todas son posibles, pero algunas serán más o menos probables que otras, de acuerdo con el nivel de desarrollo. En líneas generales, existen unas pocas áreas principales en las que se enmarcan esas opciones, aunque pueden presentarse casos excepcionales y extraordinarios, en que se tomarán otras rutas.
Podemos decidirnos por una nueva reencarnación. Podemos también enfocarnos en la inmediata vida pasada, utilizándola como material en bruto para una nueva experiencia, introduciendo cambios en los eventos que vivimos y efectuando correctivos. Podemos entrar en otro sistema de probabilidad, muy diferente al de las existencias de reencarnación. En este caso, nos estaremos olvidando del sentido de continuidad que ofrece el tiempo.
Algunas personalidades prefieren una existencia organizada sobre la base de pasado, presente y futuro, dentro del esquema del tiempo, y entonces se decidirán por la reencarnación. Algunos pueden no encontrar atractivo en el sistema físico y lo abandonan del todo. Sin embargo, lo podrán hacer, si ya completaron el ciclo de reencarnaciones, pues, una vez que se ha escogido, se debe completar. Así que, esta última opción, únicamente existe para quienes ya han desarrollado suficientemente sus habilidades a través de las reencarnaciones. Quienes ya terminaron este ciclo, pueden escoger reentrar al sistema como maestros y, en tales casos, se les reconoce un más alto nivel de identidad.
Existe un estado intermedio de indecisión, un área de reposo, en el cual se presentan las comunicaciones con parientes que aún están en la realidad física. También es el nivel que visitan quienes están en esa realidad física, cuando proyectan su conciencia en el estado del sueño.
Antes de escoger la realidad en la cual tendremos nuestra próxima experiencia, debemos pasar por el período de auto examen, después del cual estará disponible “la historia completa”. Es cuando vamos a comprender la verdadera naturaleza de la Entidad y seremos aconsejados por otros que forman parte de esa Entidad, nuestra Entidad, que están más “avanzados” que nosotros. Vamos a conocer esos otros seres de las otras reencarnaciones. Encontraremos personalidades a quienes nos han unido lazos emocionales en otras vidas. Los lazos de afecto con estas personalidades pueden ser más fuertes que los que tuvimos con personas en la vida que acabamos de dejar.
En este mismo nivel, se darán todas las explicaciones necesarias para quienes están desorientados y para quienes no se han dado cuenta que murieron. Es el nivel desde el cual algunas personalidades perturbadas regresan a la realidad física, en medio de sueños o pesadillas.
Las ideas que tenemos sobre la reencarnación son muy distorsionadas. Pensamos en términos de una línea progresiva, en la cual el alma se va perfeccionando con cada vida sucesiva. En el mejor de los casos, esta es una burda simplificación. Existe una infinita variedad de opciones, dependiendo de cada uno. Algunas personalidades escogen ciertas características personales para una determinada vida, excluyendo muchas otras.
En una vida determinada, las capacidades del intelecto podrán ser muy altas y los poderes de la mente los máximos. La personalidad hará previamente un análisis completo de las ventajas y desventajas de esa opción. Para las experiencias en otra vida, este mismo individuo pudo haber escogido características de tipo emocional y las facultades del intelecto las dejó por fuera.
Cuando en una determinada vida, una personalidad decide no desarrollarse intelectualmente, tendrá la oportunidad de conocer el valor y el propósito de otras características.
Algunas personalidades escogen una vida en la que puedan desarrollarse y progresar de una manera fácil y balanceada. Desean que todas las características personales se trabajen a la vez. Generalmente regresan a la realidad física con las mismas personas que han conocido en otras encarnaciones. Los problemas los quieren resolver calmadamente y no de manera explosiva.
Les gusta moverse en la vida con un ritmo tranquilo.
Hay personalidades que reencarnan muy rápidamente, aun contra el consejo que se les ha dado, por muchas razones. Puede ser una decisión desafortunada, aparentemente, pues no se tuvo la oportunidad de hacer la planificación necesaria. Pero esa decisión, de alguna manera, le servirá para aprender ciertas lecciones con motivo del “error”. Aunque no existe una norma que rija el tiempo entre encarnaciones, no es usual que una personalidad espere, por ejemplo, tres siglos entre vidas, ya que va a ser muy difícil su orientación en el mundo físico y los lazos emocionales con la tierra se habrán debilitado.
Las relaciones con otras personalidades, en la próxima vida, deben planearse de antemano y esto implica comunicaciones telepáticas con las que van a estar involucradas. Es un tiempo de muchas proyecciones de la conciencia. Algunos son solitarios por naturaleza y reencarnan sin ningún sentimiento por los períodos históricos de la tierra. Otros escogerán regresar cuando lo hagan sus contemporáneos, en un particular período de tiempo, por lo que existen patrones grupales que involucran a muchas personas en ciclos de reencarnación.
Hay personalidades que se especializan en la existencia física y por lo tanto tienen una mayor comprensión de ella. Cuando esto ocurre, hay movimiento entre las distintas razas, lo que no ocurre con la mayoría. Se preocupan intensamente por los períodos históricos de la tierra. Muchos tienen vidas cortas, pero muy intensas y son quienes experimentan un mayor número de vidas terrenales. Como regresan en muchos períodos históricos, son los que finalmente ayudan en la formación del mundo que conocemos.
Todos somos viajeros desde mucho antes de iniciar el primer ciclo de reencarnaciones y no siempre tienen la misma trayectoria quienes entran al sistema físico. Este es un período de aprendizaje. Estamos aprendiendo a crearnos a nosotros mismos. Durante el ciclo de reencarnaciones, estamos enfocando nuestras habilidades en la existencia física, desarrollando cualidades y características humanas y abriendo nuevas dimensiones de actividad.
Cuando el ciclo de reencarnaciones se ha completado, tendremos conocimiento de todas nuestras vidas pasadas. Es cuando nos daremos cuenta de que somos seres multidimensionales, lo que significa que existimos en realidades físicas, sujetas a la reencarnación y en otras realidades probables. Para quienes han terminado el ciclo de reencarnaciones, las opciones disponibles son totalmente distintas a las de quienes aún están en él.
Existirá la opción y la oportunidad de ser maestros para quienes tienen la inclinación y las capacidades necesarias. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que se trata de enseñanzas multidimensionales, muy diferentes a las que conocemos, que demandarán entrenamiento riguroso.
El maestro deberá estar en capacidad de instruir a varias porciones de una Entidad al tiempo. Si, por ejemplo, una Entidad tiene reencarnaciones en tres períodos de tiempo diferentes, digamos, en el siglo diecinueve, el siglo veinte y el siglo veintiuno, el maestro deberá tener contacto y comunicación, simultáneamente, con las tres personalidades y en términos que cada una de ellas pueda entender.
La comunicación requiere un conocimiento completo de las costumbres, el pensamiento y el clima filosófico y científico de cada período. Además, el maestro necesitará explorar sus varios sistemas probables de realidad, para contactar también allí esas personalidades. El proceso de enseñanza necesariamente contribuye al desarrollo y habilidades del maestro.

viernes, 22 de junio de 2007

Experiencias Comunes a dos Realidades

Las experiencias en la realidad después de la muerte no parecerían tan extrañas e incomprensibles si nos diéramos cuenta que encontramos situaciones similares, como algo normal, en nuestra existencia presente.
En el estado de sueño, nos encontramos en la misma dimensión de existencia en la cual tendremos las experiencias después de la muerte. No recordamos la parte más importante de estas aventuras nocturnas y las que recordamos nos parecerán caóticas. Esto nos ocurre, porque en nuestro actual nivel de desarrollo, no estamos en capacidad de manipular conscientemente en más de un entorno. Mientras dormimos, también entramos en un nivel que tiene coherencia y propósitos creativos. En él llevamos a cabo muchas de las actividades que encontraremos después en la realidad próxima, después de la muerte. Lo que ocurre realmente, es que cambiamos nuestro enfoque de atención hacia una diferente dimensión de actividad, en la que ya hemos venido operando en forma continua. Tenemos una memoria para cuando estamos despiertos, con la cual recordamos los eventos del día, que nos proporciona un sentido de continuidad. De la misma manera, tenemos una memoria para los eventos que ocurren durante el sueño, que también nos ofrece un sentido de continuidad.
Una parte de nuestro ser es consciente de todos los eventos, encuentros y experiencias ocurridos durante el sueño. Los sueños no se pueden considerar como alucinaciones, en la misma medida en que la existencia física no es una alucinación. Nuestro ego para la vida en vigilia, es el soñador para el ego del sueño. Es el soñador que ese ego envió para las actividades de la vida en vigilia. Las actividades del ego de la vida en vigilia, son los sueños del ego del sueño. Cuando consideramos el ego del sueño, lo hacemos con prejuicio, pues damos por sentado que su realidad es ilusión y la del ego de la vida en vigilia es real.
La realidad del ego del sueño es más natural. Si no encontramos coherencia en los sueños, es porque nos hemos auto hipnotizado con la creencia de que no la tiene. Lo que hacemos es tratar de traducir las aventuras del sueño en términos físicos, al momento de despertar, y procuramos que coincidan con nuestras ideas distorsionadas sobre la naturaleza de la realidad.
Hasta cierto punto, lo que ocurre es natural, porque nos hemos enfocado en la vida diaria por una razón especial. Para nosotros es un reto. Sin embargo, dentro de esa estructura, también significa que debemos crecer, desarrollarnos y expandir los límites de nuestra conciencia. Es muy difícil aceptar que somos más efectivos y más creativos cuando estamos soñando que cuando estamos despiertos. También es mucho más difícil aceptar que el ego del sueño puede volar y desafiar el tiempo y el espacio. Es mucho más fácil pretender que tales experiencias son simbólicas y no literales y desarrollar teorías complicadas que explican porque soñamos volando.
El hecho simple es que cuando soñamos que estamos volando, muy a menudo lo hacemos.
En el estado de sueño, operamos bajo las mismas condiciones en que lo hace una conciencia que ya no está enfocada en la realidad física. Muchas de esas experiencias son precisamente aquellas que encontraremos después de la muerte: hablamos con amigos o parientes, volvemos a visitar el pasado, saludamos a antiguos condiscípulos, recorremos calles que existían hace 50 años, viajamos a través del espacio instantáneamente, nos encontramos con guías, recibimos instrucción, enseñamos a otros, ejecutamos trabajos, resolvemos problemas, alucinamos.

En la realidad física, existe un lapso entre la concepción de una idea y su construcción física. En la realidad del sueño, no existe ese lapso. La mejor forma de familiarizarnos de manera anticipada con la realidad que existe después de la muerte es estudiar, explorar y entender la naturaleza del ego que sueña. Esto no es fácil, pues requiere tiempo y energía.
La conciencia deja el cuerpo durante el sueño, pero la memoria del ego en vigilia no lo registra. Cuando soñamos, tenemos una memoria que registra a todas las personas con quienes nos hemos encontrado en el sueño, aunque a algunas de ellas no las conozcamos en nuestra existencia diaria. En el estado de sueño podemos tener experiencias permanentes, vividas por años, con personas que residen en otras partes del mundo y que son extrañas para nosotros en la existencia diaria.
Así como las actividades diarias tienen sentido y propósito, las aventuras del sueño también los tienen. En el estado del sueño, también estamos tratando de cumplir metas que nos hemos impuesto. Esta tarea la continuaremos en la existencia después de la muerte. La vitalidad, la fuerza, la vida y la creatividad de nuestra existencia física, tienen como fuente el estado del sueño. El ego de la vida en vigilia puede considerarse como una proyección del ego del sueño. El ego del sueño, tal como lo concebimos, es apenas una sombra de su propia realidad, ya que es un punto psicológico de referencia que tienen todas las porciones de nuestra identidad.Durante el sueño resolvemos nuestros problemas. Cuando estamos despiertos, difícilmente nos damos cuenta de los métodos para resolver problemas aprendidos en el sueño. Es en el sueño que establecemos nuestras metas, de la misma manera como en la realidad después de la muerte nos ponemos las metas para otra encarnación.
Cuando estamos razonablemente contentos con la realidad física, tendremos una mejor disposición para estudiar las realidades internas. Si vemos el mal por todas partes en nuestra realidad física y si creemos que este es más poderoso que el bien, definitivamente no estamos aún preparados para el estudio de esas íntimas experiencias. Si estamos deprimidos, tampoco estaremos listos para explorar las aventuras del sueño, ya que nuestro estado mental estará predispuesto para experiencias depresivas exclusivamente. Si nuestras ideas sobre el bien y el mal son demasiado rígidas, no tendremos el entendimiento necesario para manipular conscientemente en otras dimensiones. Necesitamos flexibilidad mental, psicológica y espiritual para abrirnos a nuevas ideas y nuevas experiencias.
Lo anterior significa que las experiencias siempre estarán de acuerdo con nuestras expectativas, cualquiera que sea el nivel en donde nos encontremos, en esta realidad o en la próxima, en el cuerpo físico o fuera del cuerpo, en el estado de vigilia o en el del sueño.

jueves, 21 de junio de 2007

Fantasmas y Apariciones

Vamos a tocar el tema de los fantasmas y las apariciones, fenómeno que a veces encontramos en el transcurso de la vida. Necesitamos recordar que nosotros mismos podemos presentarnos como una aparición a otras personas, particularmente cuando enviamos formas-pensamiento de nosotros mismos en el estado de sueño, o cuando de manera inconsciente viajamos en una proyección fuera del cuerpo.
Existen tantos tipos de fantasmas y apariciones como tipos de gente. Pueden darse cuenta o no de su situación, como nos pasa a nosotros. No están totalmente enfocados en la realidad física y esta es la principal característica que los distingue. Algunas apariciones son formas-pensamiento enviadas por personalidades que atraviesan por un estado de profunda ansiedad. Tienen el mismo comportamiento compulsivo que podemos observar en muchos casos de nuestra experiencia normal.
El mismo comportamiento compulsivo que hace que una persona se lave repetidamente las manos, es el que causa que una aparición regrese repetidamente a un mismo lugar.
Por distintas razones, tales personalidades no han aprendido a asimilar su propia experiencia. Las características de estas apariciones son las mismas de una personalidad perturbada, aunque hay excepciones. La conciencia de esa aparición no está presente. La personalidad debe estar en medio de una pesadilla, o de una serie de sueños recurrentes, en los cuales regresa al entorno físico. La personalidad está tratando de resolver problemas y en el proceso se producen descargas de energía. Estas apariciones son inofensivas. Solo la interpretación que hacemos de sus acciones puede causar dificultades. En medio de la vida, nosotros también aparecemos como fantasmas en otros niveles de la realidad, en donde son causa de comentarios y mitos, sin que nos demos cuenta de ello. En líneas generales, los fantasmas y apariciones tampoco se dan cuenta de los efectos que producen.
La combinación de pensamientos, emociones y deseos crean las formas y están hechos de energía. Las formas-pensamiento que enviamos de nosotros mismos, sin que nos demos cuenta, son muy distintos de la forma astral o proyección astral, que es un asunto mucho más complicado.
Podemos aparecer en forma astral en realidades que son comparativamente más avanzadas que la nuestra. Allí nos reconocen por nuestra desorientación. No sabemos como manipular en esa realidad. No conocemos las costumbres. Tengamos o no una forma física, si tenemos emociones y sentimientos, estos tomarán una forma y tendrán una realidad. Si pensamos con fuerte intensidad en un objeto, este aparecerá en alguna parte. Si con fuerte intensidad pensamos en un lugar determinado, una pseudo imagen nuestra se proyectará hacia ese lugar, bien sea que sea percibida o no y seamos conscientes o no en ella. Este fenómeno se aplica a quienes están en el sistema físico y a quienes lo han dejado.
Todas estas formas se llaman Construcciones Secundarias, porque la conciencia de la personalidad no está en ellas. Son proyecciones automáticas. Se llaman Construcciones Primarias, cuando la conciencia adopta una forma y conscientemente la proyecta hacia otro nivel de realidad. Este es un procedimiento bastante complicado y rara vez se usa con el propósito de una comunicación.
Algunos parientes y amigos que han muerto, nos visitan proyectando su forma desde su realidad hacia la nuestra, pero generalmente no los percibimos. Ellos no son más fantasmas cuando nos visitan que nosotros cuando los visitamos, normalmente durante el sueño. La conclusión que podemos sacar de estos temas es que ya estamos familiarizados con las condiciones que encontraremos después de la muerte. Lo que falta es que ese conocimiento sea consciente.

miércoles, 20 de junio de 2007

Experiencias en la próxima Realidad

De lo que hemos visto anteriormente, se desprende que no hay una sola experiencia después de la muerte, pues cada experiencia es diferente. Pero, en términos generales, podemos decir que hay ciertas dimensiones en las cuales estas experiencias se pueden enmarcar. Existe un escenario inicial para quienes todavía enfocan fuertemente su atención en la realidad física y para quienes necesitan un período de recuperación y descanso. En este nivel habrá hospitales y casas de reposo. Allí los pacientes aún no se darán cuenta de que algo anda mal con ellos.
En algunos casos, la idea de enfermedad es tan fuerte, que han organizado sus años terrenales alrededor de ese estado psicológico. Estas personas proyectan su condición enfermiza sobre el nuevo cuerpo, tal como lo hicieron sobre el anterior. A ellos se les dan diversos tratamientos de naturaleza psíquica y se les explica que la condición de su cuerpo se debe a la naturaleza de sus propias creencias.
Por otra parte, muchas personas no necesitan pasar por este período particular. Es necesario decir que estos hospitales y centros de reposo no son físicos, en nuestros términos. Se forman y mantienen “en masa” por los propios guías, quienes también desarrollan los planes necesarios. Se puede decir que todo esto corresponde a una alucinación, si es la descripción que mejor nos parece. Lo cierto es que, para quienes se encuentran en este escenario, los eventos son muy reales.
También existen centros de entrenamiento, en los cuales a cada cual se le explica la naturaleza de la realidad, de acuerdo con su habilidad para entenderla y percibirla. La situación se les explica en forma de parábolas familiares, inicialmente, hasta que gradualmente van entendiendo. Estos centros ofrecen ciertas clases en los que se da instrucción específica para quienes van a regresar a una vida física. Allí se les enseña la manera de convertir las emociones y los pensamientos en realidades físicas. Se les dice que no existe un lapso de tiempo entre la iniciación de tales emociones y pensamientos y su materialización, como si existe en la realidad física.
Algunas personas no necesitan pasar por estos períodos y escenarios, en razón de su progreso y desarrollo durante sus vidas pasadas. Están listos para iniciar programas más ambiciosos.
Algunas personas pueden pensar que, por no tener habilidades psíquicas propias, deben atravesar largos períodos de entrenamiento después de la muerte. Necesitamos afirmar que esas habilidades, cuando existen, no son necesariamente conscientes, ya que gran parte del entrenamiento ha podido ocurrir durante el sueño y por lo tanto ha sido un proceso inconsciente.
Otro escenario que se puede presentar es cuando una persona no quiere aceptar que está muerta y continúa enfocando su energía emocional en las personas que conoció en su vida. Puede presentarse el caso de una persona que está obsesionada con un proyecto particular que quedó trunco y que tratará de completar. Siempre habrá guías que ayudarán a comprender la situación, pero esas personas van a estar tan ensimismadas con la situación que no pondrán atención. Debemos resumir la situación diciendo que, para las personas que han muerto, continuar enfocadas en la realidad física impedirá su desarrollo futuro.
Cuando la conciencia deja el cuerpo y se ha alejado por cierto tiempo, la conexión se rompe. En las experiencias “fuera del cuerpo” la conexión continúa. Se puede dar el caso de una persona muerta que interprete equivocadamente la experiencia y trate de entrar en el cuerpo. Esto ocurre a menudo, cuando la personalidad se identifica a sí misma, exclusivamente, con la imagen física. Aunque no es común, tales personas intentan reactivar el organismo físico y entran en pánico al descubrir las verdaderas condiciones del cuerpo. Muchos han llorado encima de su cuerpo, tiempo después de que los dolientes se han ido. No se dan cuenta de que su forma, su nuevo cuerpo, está completo y perfecto, mientras el cuerpo físico ha estado enfermo y sus órganos sin posibilidad de reparación. Quienes no han identificado su conciencia con el cuerpo en forma total, encontrarán mucho más fácil dejarlo. Quienes han odiado su propio cuerpo, de manera extraña, se sentirán, en ese momento, más aferrados a él.
Es necesario recordar que cuando dejamos el cuerpo físico, inmediatamente nos encontraremos en otro más sutil. Este corresponde a la forma en que viajamos en las proyecciones fuera del cuerpo. Recordemos también que todos nosotros dejamos el cuerpo por algún tiempo, cada noche, durante el sueño. Esta nueva forma parece física, pero no la verán quienes aún están en un cuerpo físico. Con esta nueva forma podemos hacer lo que ahora hacemos en los sueños: volar, atravesar objetos físicos y movernos a voluntad de un sitio a otro con solo pensarlo. Si nos preguntamos qué estará haciendo en este momento una tía nuestra en el pueblito donde nos criamos, de inmediato nos encontraremos allá con ella. No podremos manipular objetos físicos, en líneas generales. No podremos levantar una taza o tirar un plato. Este nuevo cuerpo es nuestro instantáneamente. No será la única forma que tendremos, pues la podremos cambiar a voluntad. La nueva imagen realmente no es nueva, pues ha estado integrada al cuerpo físico desde siempre, pero no la percibimos. Después de la muerte será el único cuerpo que tendremos por cierto tiempo.
Más adelante aprenderemos a tener varias formas o imágenes. Por ejemplo, si nos imaginamos a nosotros mismos como el niño que fuimos, de inmediato tomaremos la forma del niño. Si en el momento de morir teníamos ochenta años pero pensamos en la juventud y vitalidad que teníamos a los veinte, nuestra forma cambiará de inmediato, para corresponder con esa nueva imagen íntima.
En esta nueva realidad utilizaremos la forma con la cual nos sintamos más confortables. Esa será la forma que utilizaremos en la comunicación con otras personas que hayamos conocido. Cuando queramos comunicarnos con alguien aún vivo, adaptaremos la forma que teníamos cuando esa persona nos conoció.
La realidad y entorno de esta próxima existencia no es necesariamente la misma de otros planetas. Esta realidad y entorno no necesita espacio, de ahí que la pregunta: “En que parte ocurre todo esto?”, no tiene sentido, en términos básicos. Esto forma parte de nuestra distorsionada interpretación de la naturaleza de la realidad. No hay un lugar o sitio específico donde ocurren estos hechos. Esta realidad y entorno existe en medio del mundo físico que conocemos, pero no los percibimos. Nuestros mecanismos de percepción no nos permiten sintonizarnos con estas frecuencias.
Estando en esta realidad próxima, en cierto grado, podemos percibir la realidad física. Sin embargo, existen campos de energía que las separan. Nuestro concepto de espacio está tan distorsionado que una explicación real es bastante difícil. Nuestros mecanismos de percepción nos dicen que los objetos son sólidos e insisten en que algo llamado espacio existe. Lo que nos dicen los sentidos físicos sobre la naturaleza de la materia y el espacio es totalmente erróneo, en cuanto a la realidad básica, pero acorde con los conceptos de la realidad tridimensional.
En las experiencias “fuera del cuerpo”, cuando estamos en esta realidad física, muchos de los problemas relacionados con el espacio que encontraremos, son los mismos que habrá en la realidad próxima después de la muerte. Cuando se presenten estos episodios, podremos apreciar la verdadera naturaleza del tiempo y el espacio. El espacio no existe en términos de distancia. Eso es una ilusión. Existen barreras, pero son mentales y psíquicas. Lo que realmente existe son intensidades de experiencias, que interpretamos como distancias en la realidad física.
Si nos encontramos, por ejemplo, en un centro de entrenamiento en la realidad próxima después de la muerte, teóricamente, podemos decir que este centro podría estar en el espacio que ocupa la sala de nuestra familia, que aún está en la realidad física. La distancia entre nosotros y nuestra familia no tiene nada que ver con el espacio, tal como lo concebimos. Sin embargo, estamos tan separados de la familia como de la luna. Si cambiamos nuestro enfoque de atención, del centro de entrenamiento a la sala en donde se encuentra la familia, teóricamente, la veremos. Aunque no existe distancia alguna en términos de kilómetros, si existe una “distancia” en términos psíquicos.

martes, 19 de junio de 2007

La Experiencia de la Muerte

Es un tema que nunca tocamos, pero, en momentos de reflexión, a veces nos preguntamos: Qué pasará en el momento de mi muerte? Es mucho más fácil hacer la pregunta que responderla. Básicamente, no existe un particular “momento” de la muerte, aún en el caso de un accidente súbito. Trataremos de encontrar una respuesta práctica para una pregunta práctica.
Lo que la pregunta realmente significa, para la mayoría de las personas, es lo siguiente: Qué sucederá cuando yo ya no esté vivo, en términos físicos?. Qué sentiré?. Aún seré yo mismo?. Las emociones que tuve en la vida, seguirán conmigo?. Existen el cielo y el infierno?. Me encontraré con Dios, con el demonio, con mis enemigos, con las personas que amé?. Principalmente, la pregunta significa: Cuando esté muerto, seguiré siendo quién soy ahora y recordaré a mis seres más queridos?.
Tratemos de responder las preguntas, haciendo primero algunas consideraciones prácticas relacionadas con la naturaleza de la vida y la muerte. No existe un específico, indivisible, separado, momento de la muerte. La vida es un estado de transición, de llegar a ser, y la muerte forma parte de ese proceso. En este momento estamos vivos, nuestra conciencia se conoce a sí misma y estamos en medio de un proceso permanente de muerte de las células del organismo.
Estamos vivos, mientras los átomos y moléculas de nuestro cuerpo están muriendo y renaciendo. Estamos vivos en medio de un proceso de pequeñas muertes. Partes de nuestra imagen desaparecen en cada momento y son reemplazadas, sin que le demos al asunto mayor importancia. Estamos vivos en medio de las numerosas muertes y renacimientos que ocurren en nuestro cuerpo físico. Si las células no murieran y si no fueran reemplazadas, nuestra imagen física no continuaría viviendo.
Ahora hablemos de nuestra conciencia, tal como la conocemos. Vamos a compararla con un cocuyo, que prende y apaga. Nos parece que la conciencia es continua, permanente, pero este no es el caso. La conciencia titila, prende y apaga, pero nunca se extingue. Su enfoque no es tan constante como suponemos. Mientras estamos vivos, en medio de una inmensa cantidad de pequeñas muertes, a menudo estamos “muertos”, sin que nos demos cuenta, en medio de la chispeante vida de nuestra conciencia. Aquí la palabra “muerto” significa “totalmente desenfocado de la realidad física”.
La conciencia a veces está viva, físicamente, orientada hacia la realidad física; y otras veces no lo está. Parece confuso, pero la realidad es que la conciencia tiene pulsaciones, como el cocuyo, sin que seamos conscientes de ello. Por un instante, nuestra conciencia está “viva”, enfocada en la realidad física y, en el siguiente instante, estará enfocada totalmente en otra parte, en otro sistema de realidad.
Como nuestro cuerpo, y todo el universo, está compuesto de átomos y moléculas, podemos decir que la totalidad de la estructura física existe de la misma manera, prende y apaga, con un ritmo parecido al de la respiración, pero infinitamente más rápido.
Entonces lo que llamamos muerte es simplemente la inserción de una pulsación un poco más larga, con una pausa en otra dimensión.
La muerte de tejidos físicos es apenas una parte del proceso de la vida, tal como la conocemos en nuestro sistema. De esos tejidos, nueva vida estará surgiendo permanentemente. La Conciencia-la conciencia humana-no depende de esos tejidos y ciertamente no habrá materia física que no surja de alguna porción de la conciencia. Cuando nuestra conciencia individual deja el cuerpo, la conciencia simple de átomos y moléculas permanece y no es aniquilada.
En nuestra situación actual, de manera arbitraria, nos consideramos dependientes de una determinada imagen física: nos identificamos con nuestro cuerpo. Durante toda nuestra vida, partes de ese cuerpo mueren y el cuerpo que tenemos en este momento no contiene ni una partícula de la materia física que tenía hace diez años. Nuestro cuerpo es totalmente distinto al que teníamos hace diez años. El cuerpo que teníamos hace diez años está muerto. Sin embargo, obviamente, no sentimos que lo estamos y los ojos con que miramos hoy están compuestos por materia totalmente nueva. Las pupilas que tenemos ahora, no existían hace diez años y nos parecerá que nada ha cambiado en nuestra visión. El proceso opera tan suavemente que no nos damos cuenta.
Las pulsaciones de que hablábamos antes, son de tan corta duración que nuestra conciencia salta sobre ellas graciosamente. Sin embargo, nuestra percepción física parece no dar el salto cuando el ritmo de esas pulsaciones es más largo. Es entonces cuando el proceso lo percibimos como la muerte. Volviendo a nuestras preguntas, lo que realmente queremos saber es qué pasa cuando nuestra conciencia se aleja de la realidad física y parece no disponer de una forma o imagen propia.
En términos prácticos, no existe una sola respuesta, ya que somos individuos y para cada uno habrá una respuesta distinta. Pero en líneas generales, podría haber una respuesta que servirá para cubrir los principales puntos de esta experiencia, aunque las distintas clases de muertes tienen mucho que ver con la experiencia que la conciencia misma desarrolla. También influye el nivel de desarrollo de la conciencia y los métodos característicos con los cuales maneja su experiencia.
Las ideas que tenemos en relación con la naturaleza de la realidad le ponen color a las experiencias, ya que las interpretaremos de acuerdo con nuestras creencias. La conciencia puede abandonar el cuerpo lentamente o rápidamente, de acuerdo con muchas variables. En muchos casos de senilidad, las principales partes de la personalidad ya han dejado el cuerpo y están enfrentando nuevas circunstancias. El temor a la muerte puede causar pánico psicológico en las personas y, como mecanismo de defensa, reducen su conciencia, entran en estado de coma y tomarán cierto tiempo en recuperarse.
La creencia en el fuego del infierno puede causar alucinaciones de condiciones infernales. La creencia en el cielo, puede resultar en una alucinación de condiciones celestiales. Siempre formamos nuestra propia realidad, de acuerdo a nuestras ideas y expectativas. Esa es la naturaleza de la conciencia, cualquiera que sea la realidad en que se encuentra. Sin embargo, estas alucinaciones son temporales.
La conciencia debe hacer uso de sus habilidades. El aburrimiento y el estancamiento que representa este tipo de cielo, no será satisfactorio para la conciencia. Encontrará maestros que explicarán las condiciones y circunstancias. La conciencia no estará sola, perdida en medio de alucinaciones.
No siempre nos daremos cuenta de inmediato de que estamos muertos, en términos físicos. Nos encontraremos en otra forma, con una imagen que nos parecerá física en cierto grado, a menos que intentemos manipular dentro del sistema físico con ella. Es entonces cuando la diferencia entre la nueva forma y el cuerpo físico será obvia. Si creemos firmemente que la conciencia es el producto de nuestro cuerpo físico, nos aferraremos desesperadamente a él. Es cuando vamos a encontrar algunas personalidades, una especie de guardia de honor, que estarán listos para prestarnos ayuda y asistencia.
Esta especie de guardia honoraria está integrada por personas “vivas” o “muertas”, desde nuestro punto de vista. Aquellas que han vivido en nuestro sistema de realidad, llevan a cabo estas actividades en una “experiencia fuera del cuerpo”, mientras su cuerpo físico duerme. Están familiarizados con la proyección de la conciencia y con las sensaciones involucradas y ayudarán en la orientación de quienes no regresarán a su cuerpo físico. Estas personas son de muy valiosa ayuda, porque aún están involucrados con la realidad física y por lo tanto tienen una más inmediata comprensión de los sentimientos y las emociones de la hora final.
Estas personas pueden tener o no memoria de estas actividades. Las experiencias con la proyección y movilidad de la conciencia son de mucha ayuda en la preparación de la experiencia de la muerte. En otras palabras, podemos experimentar de antemano el entorno que aparecerá después de la muerte y conocer las condiciones que encontraremos.
El entorno que encontraremos después de la muerte no es sombrío. Por el contrario, es mucho más agradable e intenso que el de nuestra realidad actual. Necesitamos aprender a operar en un nuevo entorno, con diferentes leyes. Estas son mucho menos limitantes que las del sistema físico en el que operamos ahora. En otras palabras, vamos a aprender a utilizar nuevas libertades.
La realidad y el entorno que encontraremos es un estado “intermedio”. Muchos continuarán con otras vidas en la realidad física. Algunos vivirán y desarrollarán sus habilidades en diferentes sistemas de realidad. Para los perezosos no hay mucha esperanza. La muerte no ofrece un eterno descanso. Podemos descansar por un tiempo, si lo deseamos. Después de la muerte, no solo debemos utilizar nuestras habilidades, sino que debemos encarar aquellas que no utilizamos en nuestra existencia previa.
Quienes tenemos fe en una vida después de la muerte, encontraremos que es mucho más fácil acostumbrarnos a las nuevas condiciones. Podemos encontrar parientes y amigos que fallecieron. Es una cuestión personal, como siempre. Podemos estar más interesados en encontrar personas que hemos conocido en otras vidas, distintas a las que estuvieron cerca de nosotros en la actual.
Nuestros verdaderos sentimientos, en relación con los parientes que han fallecido, serán perfectamente claros para ellos y para nosotros. Allí no existirá la hipocresía. No vamos a pretender que amamos a un pariente que hizo muy poco por ganar nuestro respeto o nuestro amor. La telepatía funciona sin ninguna distorsión. Nos daremos cuenta claramente de la verdadera relación que existe entre nosotros y los parientes y amigos que nos esperan allá.
Podemos darnos cuenta de que alguien, a quien considerábamos enemigo, en realidad merece nuestro respeto, aprecio o amor; entonces lo trataremos con base en la nueva evidencia. Nuestros motivos serán perfectamente claros. No seremos automáticamente sabios, si no lo fuimos antes. No podremos esconder nuestros sentimientos, emociones, o motivaciones.
Las oportunidades para el desarrollo y el crecimiento son inmensas y los métodos de aprendizaje a nuestra disposición muy efectivos. Haremos un examen de la existencia que acabamos de dejar y entenderemos que nuestras experiencias son el resultado de nuestros pensamientos y emociones y también entenderemos la manera como afectan a otras personas.
Después de terminado el examen de nuestra última existencia, conoceremos las otras más grandes porciones de nuestra identidad. Cuando comprendamos perfectamente el significado de la vida que acabamos de dejar, estaremos listos para el conocimiento consciente de las otras existencias.
Es cuando nos daremos cuenta de que lo que somos ahora incluye lo que hemos sido en otras vidas. Iniciaremos entonces los planes para nuestra próxima existencia física, si así lo deseamos. También podemos escoger entrar a otro nivel de realidad y enseguida regresar a una existencia física.
La conciencia puede dejar el cuerpo antes de la muerte física, por lo que decíamos que no hay un momento preciso en la que ella ocurre. La conciencia deja el organismo físico de varias maneras, de acuerdo con las condiciones. En algunos casos, el organismo está en capacidad de funcionar, hasta cierto grado, sin el liderazgo y organización de la conciencia. Por cierto tiempo, la conciencia de átomos, células y órganos continuará existiendo, después de que la conciencia principal se ha ido.
Cuando una persona tiene la certeza de que la muerte es el final de todo, se producirá en ella un olvido y falta de memoria total, aunque temporalmente. En otros casos, cuando las conciencias de estas personas dejan el cuerpo, se presentará en ellas un estado de asombro al darse cuenta de la nueva situación. Mirarán su propio cuerpo con asombro y curiosidad. La sala funeraria tendrá, en medio de los dolientes y amigos, un invitado de honor mirando la cara de su propio cuerpo con admiración.

En este punto se presentan muchas variables en el comportamiento, de acuerdo con la trayectoria de cada individuo, sus conocimientos y sus hábitos. El entorno en el cual la persona muerta se encuentra, usualmente estará cambiando. Puede tener alucinaciones tan reales como la experiencia física. Los pensamientos y las emociones forman esa realidad física y también forman la experiencia después de la muerte.
Esto no significa que esas experiencias no sean tan válidas como las de la vida física. Un individuo puede estar en diez diferentes entornos mientras parpadea y no tendrá idea de las razones de esa situación. Cambiará de una experiencia a la otra, sin darse cuenta de que son sus propios pensamientos los que lo están impulsando.
Esta situación se presenta inmediatamente después de la muerte, porque enseguida encontrará otras etapas. Algunos guías lo ayudarán, inicialmente formando parte de las alucinaciones, con el propósito de sacarlo de ellas, cuando han logrado, primero que todo, ganar su confianza. Los guías deben tener gran disciplina y entrenamiento. Pueden haber actuado durante muchas vidas, bajo la dirección de un maestro, en los estados de sueño.
Una parte muy importante de la experiencia después de la muerte, es el período de auto examen, en el cual cada personalidad estará en capacidad de observar su trayectoria, sus habilidades, sus puntos débiles y decidir si va a regresar o no a una existencia física.

lunes, 18 de junio de 2007

El Potencial del Alma III

Por medio de un fuerte enfoque emocional podemos crear una forma y proyectarla hacia otra persona que entonces la percibirá. Esto se puede hacer consciente o inconscientemente y la diferencia es importante. Esta forma es diferente a la llamada forma “astral”. El cuerpo físico es la materialización de la forma astral. Esta no abandona el cuerpo por mucho tiempo y es muy diferente a la forma proyectada en la playa, según la analogía descrita anteriormente. En este momento estamos enfocados no solamente en nuestro cuerpo físico sino también en una particular frecuencia de eventos que interpretamos como el tiempo.
Otros periódicos históricos existen, simultáneamente, en formas igualmente válidas y con seres que también han reencarnado, pero simplemente no estamos sintonizados con esas frecuencias.
Podemos estar enterados de lo que pasó en el pasado y tener historias, ya que de acuerdo con las reglas del juego que hemos aceptado, creemos que el pasado y no el futuro se puede percibir. Podríamos tener historias del futuro en el presente, si las reglas del juego fueran diferentes.
En otros niveles de la realidad, las reglas del juego son otras. Después de la muerte vamos a tener una mayor libertad en las percepciones, pues el futuro aparecerá tan claro como el pasado. La cosa se complica, sin embargo, pues no existe un único pasado, ni un único futuro. Aceptamos como reales ciertos eventos e ignoramos otros. Existen pasados probables que están fuera de nuestra comprensión. De esos pasados probables escogemos algunos eventos como los únicos posibles y no nos damos cuenta de que los hemos seleccionado de una infinita variedad de eventos.
Obviamente, también existen futuros probables y presentes probables. Estamos hablando en los términos específicos de nuestra realidad, ya que es necesario entender que las palabras “pasado”, “presente” y “futuro” no tienen un verdadero significado en cuanto a la realidad de la experiencia.
Somos parte de otros seres independientes de nosotros, que están enfocados en su propia realidad y tenemos con ellos una verdadera relación de simpatía. Por esta relación, no deberíamos estar limitados por nuestros mecanismos de percepción físicos. Podríamos compartir el conocimiento que estos seres independientes tienen. Podríamos aprender a retirar nuestro enfoque de la realidad física y aprender nuevos métodos de percepción, para así agrandar nuestros conceptos sobre la realidad y expandir nuestra experiencia.
Como creemos que la existencia física es la única válida, no se nos ocurre buscar otras realidades. La telepatía y la clarividencia nos dan señas de que existen otros tipos de percepción, pero estamos tan enfocados en nuestra realidad, que no nos damos cuenta de su existencia.

domingo, 17 de junio de 2007

El Potencial del Alma II

Existen realidades que tienen una validez relativamente mayor que la nuestra. Haciendo una analogía, un objeto físico nuestro, como una mesa, aparecerá como una especie de sombra comparada con una mesa en otro sistema. El nuestro, no es un sistema de realidad formado por la más intensa concentración de energía. Es simplemente el sistema en que estamos enfocados y es por eso que lo percibimos.
Otras porciones de nosotros, de las cuales no tenemos conocimiento consciente, habitan en lo que podríamos llamar un supersistema de realidad, en el cual las conciencias aprenden a manipular y percibir concentraciones de energía mucho más poderosas y a construir “formas” de una naturaleza diferente.
Nuestra idea de espacio está muy distorsionada, pues para nosotros espacio es aquello en lo que nada se percibe. Obviamente, ese espacio está lleno de toda clase de fenómenos que no hacen ninguna impresión sobre nuestros mecanismos de percepción. Ocasionalmente y de distintas maneras, nos podemos sintonizar, en cierto grado, con esas otras realidades, pero en la mayoría de los casos la experiencia se pierde porque no se registra físicamente.
Volvamos a considerar la forma que fue enviada a la playa. Aunque no estaba equipada con nuestros sentidos físicos, de alguna manera pudo percibir. Esa imagen la proyectamos sin saberlo, pero empleando leyes naturales aun desconocidas. La imagen se formó por un intenso deseo emocional. Esa imagen se rige por las leyes propias de su realidad y, en un grado inferior a la nuestra, tiene su propia conciencia.
Utilizando de nuevo una analogía, nosotros fuimos enviados por una Entidad que muy intensamente deseaba existir en forma física. Nosotros no somos títeres de esta Entidad, ya que seguimos nuestras propias líneas de desarrollo y, en cierta forma, contribuimos a su experiencia y ampliamos la naturaleza de su realidad. De la misma manera, aseguramos nuestro propio desarrollo y estamos en capacidad de aprovechar las habilidades de la Entidad.
Jamás seremos absorbidos por esa Entidad, que parece ser tan superior. Por el simple hecho de existir, nosotros también estamos enviando proyecciones de nuestra forma, como lo anotábamos antes. No existen límites para la realidad de las conciencias, ni de sus medios de materialización. Tampoco existe límite para el posible desarrollo de cada identidad. Nuestra personalidad actual, tal como la conocemos, es indeleble y después de la muerte continuará su crecimiento y desarrollo.
Los puntos de vista que hemos expresado no significan que debamos sentirnos perdidos, negados o insignificantes. Existe un número infinito de categorías, tipos y clases de formas, de las que hemos hablado. La energía proyectada por nuestra Entidad, la chispa de intensa identidad que dio como resultado nuestro nacimiento físico, en cierta manera, tiene similitudes con el tradicional concepto del alma, pero este solo contiene una parte de la historia. Mientras continuamos existiendo y desarrollándonos como individuos, nuestra Entidad o Alma Total posee un potencial tan amplio que nunca podrá expresarse completamente a través de una sola personalidad.

sábado, 16 de junio de 2007

El Potencial del Alma

Nos parece que solo tenemos una forma, la forma física que percibimos y ninguna otra. También nos parece que nuestra forma solo puede estar en un lugar en determinado tiempo. En realidad, tenemos otras formas que no percibimos y creamos constantemente variados tipos de formas, con distintos propósitos, aunque tampoco las percibimos físicamente.
Nuestro principal sentido de identidad está representado por nuestro cuerpo físico y es extremadamente difícil que nos imaginemos sin ese cuerpo físico, o fuera de él, o de alguna manera, desconectados de él. La forma es el resultado de energía concentrada, según patrones causados por imágenes emocionales y psíquicas. La intensidad de estas imágenes es lo que realmente importa. Si por ejemplo tenemos un fuerte y vívido deseo de estar en otro lugar, sin que nos demos cuenta conscientemente, una forma pseudo física, idéntica a la nuestra, aparecerá en el lugar. El fuerte deseo llevará impresa nuestra imagen y personalidad, aunque no nos demos cuenta de su aparición en el otro lugar.
Esta imagen mental generalmente no es vista por otros. Es posible que en el futuro estas imágenes puedan ser percibidas a través de instrumentos científicos. También pueden ser percibidas por quienes ya han desarrollado el uso de sus sentidos internos. Todos los actos mentales intensos, pensamientos o emociones, no solo formarán imágenes físicas o pseudo físicas sino que también llevarán la impresión de quién originalmente las concibió.
Existen muchas formas latentes o incipientes. Podemos pensar que son imágenes fantasmas o imágenes sutiles como sombras. Son imágenes que no han emergido completamente en la realidad física que conocemos. Si las pudiéramos ver, nos parecerían bastante reales.
Cada persona está enviando frecuentemente estas imágenes de si misma, con grados de materialización diferentes. Algunas formas pueden ser más o menos sutiles que otras. Estas formas no son meras proyecciones o imágenes planas, pues ellas tienen un efecto real sobre la atmósfera. Pueden a veces coexistir con los objetos físicos o sobrepuestas sobre ellos.
Si una persona tiene un deseo intenso de estar en una playa distante que conoció y en donde pasó momentos muy agradables, ese intenso deseo actúa como un núcleo de energía proyectado desde su propia mente y al cual le da su propia forma. La playa que ha imaginado con tal intenso deseo, atrae la forma y esta instantáneamente aparecerá en ella. Si el deseo de la persona tiene un altísimo grado de intensidad, el núcleo de energía será mayor, una porción de su propia conciencia acompañará la forma y por un momento, en donde se encuentre, percibirá el olor del aire salado de la playa y eventualmente verá el entorno en el cual se encuentra la imagen proyectada.
Nuestro espacio está lleno de estas incipientes formas que no tienen la estructura regular de la materia y por consiguiente no las vemos

viernes, 15 de junio de 2007

La eterna validez del Alma

Muchas personas se imaginan que el Alma es el ego inmortalizado, olvidando que éste, como lo conocemos, es apenas una parte de nuestro ser. Esta parte de la personalidad es la que quisiéramos proyectar hacia el infinito, hacia la inmortalidad. Como las dimensiones de nuestra realidad son poco comprendidas, nuestros conceptos sobre ella son limitados.
Cuando consideramos la “inmortalidad”, deseamos que sea nuestro ego el que evolucione, pero con la idea de que esta evolución no incluirá cambio alguno. Las religiones nos dicen que tenemos un alma y no nos preguntamos que es. La consideramos como algo que poseemos. La personalidad, tal como la conocemos, cambia constantemente y no siempre de la forma prevista.
Nuestro ego, la parte de la personalidad sujeta a la muerte, es mucho más milagroso de lo que nos damos cuenta y tiene muchas más habilidades de las que le asignamos. Aún no entendemos la verdadera naturaleza de la percepción, aún la que se refiere al ser mortal, y mucho menos entenderemos las percepciones del alma. El Alma percibe y crea.
Necesitamos recordar que somos un Alma ahora y por consiguiente ella está percibiendo ahora. Sus métodos de percepción son los mismos ahora que antes de nuestro nacimiento y serán los mismos después de la muerte. El Alma no cambiará sus métodos de percepción o sus características después de nuestra muerte física.
Podemos descubrir qué es el Alma ahora. No es algo que nos espera a la hora de la muerte, ni es algo que debemos salvar o redimir, ni es algo que podemos perder. Cuando empleamos el término “perder o salvar el alma” interpretamos mal su significado o lo distorsionamos, pues el Alma es nuestra parte verdaderamente indestructible.
Nuestra propia personalidad, tal como la conocemos, esa parte de nosotros que consideramos más preciosa y única, nunca será destruida y nunca se perderá. Es una porción de la Entidad, la cual se compone de un grupo de almas. No será absorbida o borrada, ni subyugada o separada por la Entidad. Nuestra individualidad, sea cual sea el concepto que se tiene de ella, continuará existiendo. Seguirá desarrollándose y creciendo.
Sería muy fácil y simple pensar que nuestra individualidad continuará existiendo y dejar la cosa así. Aunque esto significaría una parábola razonable, existen algunos riesgos en la misma simplicidad de la historia. La verdad es que las personalidades que somos ahora, las que hemos sido y las que seremos, en los términos en que interpretamos el tiempo, todas esas personalidades son manifestaciones de la Entidad.
Nuestra Entidad, la Entidad que somos, la Entidad de la que somos una parte, es un fenómeno más creativo y milagroso de lo que suponemos.

jueves, 14 de junio de 2007

Cómo los pensamientos forman la Materia

Cuando leemos las páginas de un libro, nos damos cuenta que la información que estamos recibiendo no es un atributo de las letras o las palabras mismas. Las líneas impresas no contienen información. Transmiten información. Entonces, donde está la información que se está transmitiendo, si no está en las páginas?
Nos podemos hacer la misma pregunta cuando leemos un periódico o cuando hablamos con otra persona. Las palabras transmiten información, sentimientos o pensamientos. Obviamente los pensamientos o los sentimientos y las palabras no son la misma cosa. Las letras que aparecen en la página son símbolos y nos hemos puesto de acuerdo sobre los distintos significados conectados con ellas. Sin pensarlo, damos por sentado que los símbolos, las letras, no corresponden a la realidad, no son la información o los pensamientos que intentan transmitir.
De la misma manera, podemos decir que los objetos son también símbolos que representan una realidad cuyo significado, los mismos objetos, como las letras o las palabras, transmiten. La verdadera información no está en los objetos, de la misma manera como los pensamientos no están en las letras y las palabras. Estas son métodos de expresión. Los objetos también son métodos de expresión en un tipo diferente de medio. Estamos acostumbrados a expresarnos directamente a través de las palabras. Podemos oírlas cuando nos expresamos. Sentimos como se mueven los músculos de la garganta y, si somos perspicaces, percibimos una buena cantidad de reacciones dentro de nuestro cuerpo, acciones todas que acompañan nuestro discurso.
Los objetos físicos son el resultado de otra clase de expresión. Creamos los objetos de la misma manera como creamos las palabras. No quiere decir que los creamos exclusivamente con las manos, manufacturándolos. Los objetos son subproductos naturales de la evolución, como son las palabras. Examinemos por un momento lo que sabemos de nuestro discurso. Oímos nuestras palabras y reconocemos que son las apropiadas y que ellas corresponden más o menos a los sentimientos que expresamos, pero ellas no son los sentimientos.
La familiaridad de nuestro discurso se empieza a desvanecer cuando nos damos cuenta que al iniciar una frase no sabemos exactamente como la vamos a terminar, ni como formamos las palabras. Conscientemente no sabemos como manipulamos una gran cantidad de símbolos y como escogemos precisamente los que necesitamos para expresar un pensamiento. Tampoco tenemos idea de porque pensamos. Tampoco sabemos como traducimos los símbolos de las páginas de un libro en pensamientos para luego guardarlos y hacerlos nuestros. De la misma manera como desconocemos los mecanismos para hablar, tampoco sabemos como realizamos otras tareas mucho más complicadas, como la constante creación de nuestro entorno físico, como un método de comunicación y de expresión.
Es desde este punto de vista que la naturaleza de la materia física puede entenderse. Solo comprendiendo la naturaleza de esta permanente transformación de pensamientos y deseos en objetos físicos que nos daremos cuenta de nuestra independencia de circunstancias, tiempo y entorno. Cuando sepamos que es un método de expresión, nos liberaremos del apego a las formas físicas y seremos conscientes de nuestra creatividad.

miércoles, 13 de junio de 2007

El Maestro Espiritual V

La siguiente es la descripción que hace un maestro espiritual de su realidad, su entorno y sus actividades. Quinta parte:
“He utilizado cierto tiempo haciendo énfasis en el hecho de que cada uno de nosotros forma su propio entorno, porque quiero que ustedes se den cuenta de que la responsabilidad por su vida y su entorno es exclusivamente suya. Si creen otra cosa, estarán limitados. Su entorno representa la suma total de su conocimiento y experiencia. Mientras crean que su entorno es objetivo e independiente de ustedes, en gran medida se sentirán impotentes para cambiarlo, para ver más allá de él o para imaginar otras alternativas que pueden ser menos aparentes. Para quienes tienen interés, existen varios métodos que les permitirían cambiar su entorno en forma benéfica y de manera drástica.
También he discutido la reencarnación en términos de entorno, porque muchas escuelas de pensamiento hacen demasiado énfasis en los efectos de existencias pasadas, afirmando que las circunstancias de la vida presente son el resultado de patrones rígidos determinados en ellas. Se sentirán relativamente incompetentes para manejar la realidad presente, modificar su entorno, afectar y cambiar su mundo, si sienten que están a merced de condiciones sobre las cuales no tienen control.
Las razones dadas para ese sometimiento importan poco a la larga, ya que las razones cambian con el tiempo y la cultura. Ustedes no están sentenciados por un pecado original, ni por eventos de la infancia o por experiencias de vidas pasadas. Sus vidas serían mucho menos plenas de lo que ustedes preferirían. Ni el pecado original, ni los síndromes de la infancia, ni eventos de vidas pasadas pueden afectar su mente. Estas tienen alguna influencia, como la tiene cualquier experiencia. Sin embargo, el tiempo no es cerrado sino abierto. Una vida no está enterrada en el pasado, desconectada del ser del presente o del ser del futuro.
Como lo anotábamos antes, las vidas como los dramas todas ocurren al tiempo. La creatividad y la conciencia no son logros lineales. En cada vida ustedes escogen y crean su propio escenario y entorno, escogen sus padres y escogen todos los incidentes que vienen con su experiencia. Son ustedes quienes escriben el libreto.
Como cualquier profesor olvidadizo, la mente consciente de cada uno lo olvida. Cuando en el libreto aparecen las dificultades, los retos y las tragedias, la mente consciente busca alguien o algo a quién echarle la culpa. Debo decirles ahora que ustedes mismos crean cada minuto de su experiencia y por consiguiente deben hacer uso de su responsabilidad creativa de manera consciente.
De vez en cuando observen el cuarto en que se encuentran. Las sillas, las mesas, el cielorraso y el piso les parecerán muy reales y sólidos, con una estructura permanente, mientras ustedes mismos se sienten muy vulnerables, atrapados en un momento entre el nacimiento y la extinción. Pueden sentirse celosos cuando piensan que el universo físico seguirá existiendo mucho tiempo después de que se hayan ido. Es tiempo de que se den cuenta de la validez eterna de su propia conciencia, en contraste con la no permanencia de los aspectos físicos de su entorno y de su universo, que ahora les parecen tan seguros”

martes, 12 de junio de 2007

El Maestro Espiritual IV

La siguiente es la descripción que hace un maestro espiritual de su realidad, su entorno y sus actividades. Cuarta Parte.
“La Conciencia Total puede adoptar varias formas y no siempre está dentro de una forma. No todas las formas son físicas y algunas personalidades nunca lo han sido. Han evolucionado a través de líneas diferentes y su estructura psicológica sería muy extraña para ustedes. Normalmente viajo a esas realidades.
La Conciencia debe hacerse latente. Si no es física, debe demostrar que está activa de otras maneras. En algunos sistemas, por ejemplo, forma patrones matemáticos y musicales altamente integrados, que funcionan como estímulos para otros sistemas universales. Como no estoy muy familiarizado con ellos, no es mucho lo que les puedo decir. Así como mi entorno no es una estructura permanente, tampoco lo es el de ustedes.
Los sentidos físicos que ustedes utilizan, en realidad, crean el entorno que ustedes perciben. Sus sentidos físicos obligan la percepción de una realidad tridimensional. Sin embargo, la Conciencia está equipada con perceptores internos, inherentes a todas las conciencias, sea cual sea su nivel de desarrollo.
Estos perceptores internos operan independientemente de aquellos que debe asumir la conciencia cuando adopta una forma especializada, tal como un cuerpo físico, con el fin de operar en ese particular sistema.
Cada uno de ustedes tiene sentidos internos y, hasta cierto grado, los usa constantemente, aunque no se da cuenta de ello conscientemente. Nosotros, en cambio, usamos los sentidos internos libre y conscientemente. Si ustedes pudieran hacer lo mismo, percibirían el entorno en el cual tengo mi existencia.
Ustedes verían una situación sin camuflaje, en la cual los eventos y las formas son libres y no adheridos al tiempo. Por ejemplo, cambiando su enfoque, podrían ver su cuarto, no como un conjunto de muebles, sino como una inmensa y permanente danza de las moléculas y partículas que componen los varios objetos. Podrían ver el brillo fosforescente y el aura de la estructura electromagnética que componen las moléculas mismas. Podrían condensar su conciencia hasta hacerla tan pequeña que le permita viajar dentro de una sola molécula y, desde su propio mundo, observar el universo del cuarto y la gigantesca galaxia de formas, parecidas a estrellas, en continuo movimiento”.

lunes, 11 de junio de 2007

El Maestro Espiritual III

La siguiente es la descripción que hace un Maestro Espiritual de su realidad, su entorno y sus actividades. Tercera Parte:
“Cada uno de ustedes es una porción de su propia Entidad y está desarrollándose hacia la misma existencia que yo conozco. En la niñez y en el estado de sueño, cada personalidad es consciente, en cierto grado, de la verdadera libertad que tiene su propia conciencia interior. Las habilidades de que hemos hablado, son característica inherentes a la conciencia total y a cada una de sus personalidades.
Mi ambiente y entorno cambian constantemente, como les he dicho, pero el ambiente y entorno de ustedes hace lo mismo. Ustedes utilizan la razón para negar percepciones intuitivas legítimas en tales casos. Por ejemplo, si una habitación de pronto parece como si fuera más pequeña y repleta, ustedes dan por un hecho que este cambio de dimensión es imaginario y que la habitación no ha cambiado, a pesar de sus sentimientos.
El hecho es que la habitación, bajo tales condiciones, habrá cambiado definitivamente y en muy amplios aspectos, aunque las dimensiones físicas tengan las mismas medidas. El impacto psicológico de la habitación habrá cambiado y sus efectos los sentirán otros, además de ustedes. Ustedes reaccionarán al estado alterado de la habitación, aún de manera física, aunque el ancho y el largo, medido en centímetros o metros, parezca no cambiar.
Decimos que parecen no cambiar, porque sus instrumentos para medir no indicarán ninguna alteración física. Los instrumentos dentro de la habitación se habrán alterado en el mismo grado.
Ustedes están cambiando constantemente la forma, el contorno y el significado de su cuerpo físico y de su más íntimo entorno, aunque hacen lo posible por ignorar esas alteraciones constantes. En cambio nosotros las aceptamos completamente, sabiendo que nuestra estabilidad interior nos permite la espontaneidad y la creatividad. Nos damos cuenta que la identidad espiritual y psicológica depende de cambios creativos.
En nuestro entorno el cambio tiene un amplio juego. La estructura del tiempo entre ustedes los induce a ideas equivocadas sobre la permanencia relativa de la materia física, cerrando los ojos ante las constantes alteraciones dentro de ella. Los sentidos físicos los confinan, lo mejor que pueden, hacia una percepción altamente formalizada. Solo utilizando la intuición y en los estados onírico y del sueño, pueden ustedes percibir la naturaleza cambiante de su conciencia y de todas las conciencias.
Uno de mis deberes es iluminarlos sobre estas materias. Debemos utilizar conceptos que por lo menos sean familiares para ustedes. Para el efecto, utilizamos porciones de nuestras propias personalidades con las cuales ustedes puedan tener alguna afinidad.
Nuestro entorno no tiene límites. En los términos que ustedes los conocen, no nos hace falta el espacio y el tiempo para operar. Este hecho, significa tremenda presión sobre la conciencia que no tenga la experiencia y desarrollo apropiados. No tenemos solamente un universo acogedor en donde habitar, sino que estamos a la expectativa de otros universos o sistemas de realidad que aparezcan en los confines de la conciencia que conocemos. Existen muchas más clases de conciencias que formas físicas, cada una con sus propios patrones de percepción y en medio de su sistema de camuflaje. Cada conciencia tiene íntimo conocimiento de la realidad que existe dentro de todos los camuflajes con que se presentan todas las realidades, sea cual sea su nombre”.

domingo, 10 de junio de 2007

El Maestro Espiritual II

La siguiente es la descripción que hace un Maestro Espiritual de su realidad, su entorno y sus actividades. Segunda Parte:
“Como sabemos que nuestra identidad no depende de la forma, no tememos cambiarla. Podemos adoptar la forma que queramos. No conocemos la muerte, en sus términos. Nuestra existencia nos lleva a muchas otras realidades e interactuamos en ellas. Seguimos las reglas que regulan la forma en esas realidades. Todos nosotros somos maestros y adaptamos nuestros métodos de tal manera que tengan sentido para personalidades con diferentes ideas sobre su realidad.
La conciencia no depende de la forma, aunque siempre busca crear la forma. No existimos en una estructura sujeta al tiempo como la de ustedes. Los minutos, las horas y los años ya no tienen para nosotros el significado y la fascinación que tienen para ustedes. Somos conscientes de la estructura y situación del tiempo en otros sistemas y lo debemos tener en cuenta en nuestras comunicaciones. De otra manera, lo que decimos no sería entendido.
No existen barreras reales que separen los sistemas de que hemos hablado. Lo que los separa son las diversas habilidades de las personalidades para percibir y manipular. Ustedes existen en medio de muchas realidades, pero no las perciben. Cuando un evento de esas otras realidades se introduce en su sistema tridimensional, no están en capacidad de interpretarlo, ya que aparece distorsionado por el simple hecho de entrar.
Nosotros no experimentamos su secuencia del tiempo. Viajamos utilizando diversas intensidades. Nuestro trabajo, desarrollo y experiencia tienen lugar dentro de lo que llamamos “punto del momento”. Aquí, dentro del punto del momento, el más pequeño pensamiento rinde sus frutos, la más ligera posibilidad es explorada, las probabilidades son ampliamente examinadas, el menor o mayor sentimiento es entendido. Aunque es difícil explicarlo, el “punto del momento” es la estructura dentro de la cual tenemos nuestra experiencia psicológica.
Cuando pienso en una determinada persona de su realidad tridimensional, experimento inmediatamente el pasado, el presente y el futuro de esa persona y las más fuertes y determinantes emociones y motivaciones que han orientado su vida. Puedo viajar a través de esas experiencias con esa persona, si así lo quiero. Nosotros podemos seguir una conciencia a través de todas sus formas en un instante.
Se necesita estudio, desarrollo y experiencia para que cada uno de nosotros aprenda a mantener su propia estabilidad ante estímulos tan constantes. Algunos se han perdido, olvidando quienes son, hasta que nuevamente toman conciencia de ellos mismos.
Nos podemos permitir el sueño y la relajación. Podemos experimentar un siglo integrados a un árbol o a alguna otra forma simple de vida, en otra realidad. Deleitamos nuestra conciencia con la alegría de una existencia sencilla. Podemos crear el bosque en que habitamos. Generalmente estamos muy activos con nuestras energías enfocadas en nuestro trabajo y en sus nuevos retos. Tenemos la capacidad de formar otras personalidades, utilizando nuestra propia energía. Estas personalidades, sin embargo, deben desarrollarse de acuerdo con sus propios méritos, utilizando las habilidades creativas inherentes a cada una. Son libres de seguir su propio camino. Esto no lo hacemos a la ligera”.

sábado, 9 de junio de 2007

El Maestro Espiritual I

La siguiente es la descripción que hace un Maestro Espiritual de su realidad, su entorno y sus actividades. Primera Parte:
“Mi realidad difiere en aspectos muy importantes de la que ustedes conocen, pero puedo asegurarles que es tan vívida, variada y vital como la existencia física. Es más placentera, aunque mis ideas sobre el placer han cambiado desde cuando alguna vez fui un ser físico. Es más provechosa y ofrece mayores oportunidades para logros creativos.
Mi actual existencia es la que tiene los mayores retos de todas las que he conocido, y he conocido muchas, físicas y no físicas. No existe solo una dimensión en la cual residen las conciencias no físicas, de la misma manera como en su realidad no existe un único país en el planeta o un solo planeta en su sistema solar.
Mi realidad y entorno no es el mismo que ustedes encontraran inmediatamente después de la muerte. Deben morir muchas veces antes de entrar en este particular plano de existencia.
A propósito de la muerte, puedo decirles que es mucho menos traumática que el nacimiento. A veces, cuando alguien muere, puede no darse cuenta del hecho; en cambio, el nacimiento siempre implica un fuerte y súbito reconocimiento de la situación. Es por eso que el temor a la muerte es innecesario y yo, que he muerto tantas veces, lo puedo afirmar.
Mi trabajo en esta realidad presenta muchos más retos de los que ustedes enfrentan.
Algo que deben saber es que la realidad objetiva no existe, aparte de la creada por la conciencia. La conciencia crea la forma y no lo contrario. Así que la realidad de mi existencia es creada por mí, y por otros como yo, y ella representa la manifestación de nuestro desarrollo. No utilizamos estructuras permanentes. No existe una ciudad o un pueblo en el cual vivimos. Esto no quiere decir que estamos en el espacio vacío. Nuestra concepción del espacio es muy diferente a la de ustedes y nosotros formamos todas las imágenes que deseamos tener a nuestro alrededor.
Estas imágenes son creadas por nuestros patrones mentales, de la misma manera como su realidad física es creada como una réplica perfecta de sus íntimos deseos y pensamientos. Ustedes piensan que los objetos existen independientemente de ustedes y no se dan cuenta de que son más bien manifestaciones de sus entes psicológicos y psíquicos. Sabemos que nosotros mismos formamos nuestra propia realidad, razón por la cual lo hacemos con plena satisfacción. Ustedes estarían muy desorientados en mi realidad y entorno, pues les parecerían carentes de coherencia.
Somos concientes de las leyes internas que gobiernan todas las “materializaciones”. Puedo tener la noche o el día, según prefiera, o cualquier período de su historia. Estas formas cambiantes de ninguna manera molestan a mis asociados, pues ellas les indican mi estado de ánimo, mis sentimientos y mis ideas en ese momento.
La permanencia y la estabilidad, básicamente, no tienen nada que ver con la forma sino con la integración de placer, propósito, logro e identidad. Viajo a otros niveles de existencia con el fin de cumplir con mis deberes de maestro y educador y uso para el efecto las ayudas y técnicas más convenientes dentro de esos sistemas.
Puedo enseñar la misma lección en muchas formas diferentes, de acuerdo con las habilidades y presunciones inherentes a cada sistema en el cual debo operar. Puedo utilizar una porción de mi identidad, de las muchas personalidades disponibles de mi Entidad, en las comunicaciones con los distintos sistemas.
La personalidad adoptada en un sistema puede no ser apropiada en otro sistema.
No todos los sistemas o realidades están orientados físicamente y algunos desconocen totalmente las formas físicas. El sexo, tal como ustedes lo conocen, puede no ser natural en algunos sistemas o realidades. Por esta razón, mi comunicación con estos sistemas no es a través de una personalidad masculina o femenina, aunque como tal haya vívido muchas existencias físicas.
En mi entorno hogareño puedo asumir la forma que quiera y ella puede variar de acuerdo con mis pensamientos. Ustedes forman su propia imagen física, a un nivel inconsciente, de la misma manera, pero con algunas diferencias importantes. Usualmente no se dan cuenta de que su cuerpo físico es creado por ustedes en cada momento, como resultado directo de su íntima concepción de lo que ustedes son. Tampoco se percatan de los importantes cambios químicos y electromagnéticos que alteran su cuerpo según el ritmo de sus propios pensamientos.
La habilidad para cambiar la forma es una característica propia de todas las conciencias. Nosotros podemos tomar varias formas al tiempo y ustedes también lo pueden hacer, pero generalmente no se dan cuenta, es un proceso inconsciente. Su forma física puede reposar dormida sobre la cama mientras su conciencia viaja como una forma onírica a sitios distantes. También pueden crear una forma-pensamiento propia, idéntica a la forma física, que puede aparecer en el cuarto de un amigo, sin que tengan conocimiento consciente del hecho. La conciencia no tiene limitaciones en cuanto a las formas que puede crear en un momento dado.
En términos prácticos, estamos más avanzados en este aspecto que ustedes, ya que cuando creamos tales formas lo hacemos con el más completo conocimiento. Comparto mi campo de existencia con otros que enfrentan los mismos retos y el mismo patrón de desarrollo. A algunos los he conocido y a otros no. Nuestra comunicación es telepática, pero también deben saber que la telepatía es la base de sus lenguajes, pues sin ella su simbolismo no tendría sentido. La comunicación telepática no significa que utilicemos palabras mentales. Lo hacemos por medio de lo que podríamos llamar imágenes termales y electromagnéticas, que tienen la capacidad de transmitir mucho más significado en una sola secuencia. La intensidad de la comunicación depende de la intensidad de la emoción con que se transmite.
Las emociones que sentimos son equivalentes a las de ustedes, pero no son de amor, odio o rabia. Los sentimientos de ustedes los podemos describir como materializaciones tridimensionales de eventos y experiencias psicológicas relacionados con los “sentidos internos”. Tenemos una mayor libertad para sentir y experimentar porque no tememos ser arrollados por sentimientos y emociones. Nuestra identidad no se siente amenazada por una fuerte emoción de otra. No pretendemos esconder nuestras emociones porque sabemos que, básicamente, es imposible y además indeseable. En su realidad, las emociones parecen ser problemáticas porque aún no han aprendido la manera de utilizarlas. Nosotros apenas ahora estamos conociendo su potencial completo y los poderes y creatividad conectados con ellas”.